DIRECTOR GENERAL ADJUNTO XIANGCHEN ZHANG

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Sr. Malcom Johnson, Vicesecretario General de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT);
Sr. Nikhil Seth, Director Ejecutivo del Instituto de las Naciones Unidas para la Formación Profesional y la Investigación;
Sr. Joshua Setipa, Director Gerente del Banco de Tecnología de las Naciones Unidas para los Países Menos Adelantados,
buenas tardes.

Es un placer estar hoy aquí para participar en este debate sobre el papel de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) en la paz.

¿Qué es el Programa de Comercio para la Paz de la OMC?

La iniciativa de la OMC sobre el Comercio para la Paz se puso en marcha en 2017, aunque sus orígenes se remontan a la creación del sistema multilateral de comercio en 1948 mediante el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT). El GATT pretendía funcionar como mecanismo para mantener la paz y la estabilidad mundiales después de las dos guerras mundiales y, en 1995, se transformó en la Organización Mundial del Comercio (OMC).

La OMC es el único organismo mundial cuyas normas, que se aplican a 164 Estados y territorios aduaneros y abarcan más del 98% del comercio mundial, regulan las corrientes comerciales del mundo. Sirve de foro para la negociación de acuerdos encaminados a reducir los obstáculos al comercio internacional y a asegurar condiciones de igualdad para todos, y con ello contribuye al crecimiento económico y al desarrollo. La OMC también ofrece un marco jurídico e institucional para la aplicación y la vigilancia de esos acuerdos, así como para la solución de las diferencias que puedan surgir de su interpretación y aplicación.

Los vínculos entre el comercio y la paz, que en su día eran un elemento central del sistema multilateral de comercio, con el tiempo fueron perdiendo relevancia en la OMC. Sin embargo, en 2017 un grupo de países menos adelantados (PMA) frágiles y afectados por conflictos que se encontraban en proceso de adhesión — Comoras, Santo Tomé y Príncipe, Somalia, Sudán del Sur y Timor-Leste — se unieron a otros PMA que se habían adherido recientemente — Afganistán, Liberia y Yemen — y reavivaron el afán por utilizar la integración económica como vía hacia una paz sostenible.

Juntos, estos países crearon el Grupo g7+ sobre Adhesiones a la OMC durante la Undécima Conferencia Ministerial de la OMC celebrada en Buenos Aires y, aprovechando sus esfuerzos, se puso en marcha la iniciativa de Comercio para la Paz. Desde entonces se han venido organizando un gran número de actividades de divulgación para crear conciencia sobre el nexo entre el comercio y la paz. Hemos observado que las comunidades del comercio y la paz tendían a trabajar de manera aislada y a no comunicarse entre sí. Sin embargo, tenemos la firme convicción de que es importante poner de relieve la interconexión entre el comercio y la paz.

Por este motivo, en diciembre del año pasado decidimos poner en marcha la primera edición de la Semana del Comercio para la Paz, que fue determinante para el futuro del Comercio para la Paz. De hecho, tras la celebración de la primera Semana del Comercio para la Paz, la iniciativa se amplió y pasó a ser un programa con cuatro pilares fundamentales: i) participación política y asociaciones; ii) actividades de divulgación y diálogo; iii) investigación; y iv) formación y creación de capacidad.

En el marco del pilar relativo a la participación política y las asociaciones, establecimos una Red de Comercio para la Paz y organizamos la primera reunión del Grupo en julio de 2021 con objeto de reunir a representantes de las comunidades del comercio y la paz. En el marco del pilar de actividades de divulgación y diálogo, pusimos en marcha el Pódcast sobre Comercio para la Paz — presentado por el Sr. Axel M. Addy, ex Ministro de Comercio e Industria y Negociador Jefe para la adhesión de Liberia a la OMC — y se han emitido 13 episodios hasta la fecha.

En el pilar de investigación, estamos elaborando un Libro Blanco sobre el Comercio y la Paz. Con objeto de mejorar la labor de investigación, en julio de este año creamos también un Centro de Investigaciones y Conocimientos con asociados clave, y hemos lanzado una convocatoria para la presentación de trabajos sobre el Comercio para la Paz que posteriormente pasarán a formar parte de una publicación de investigación. Sobre la base de nuestras constataciones, nuestra intención es elaborar recursos en el futuro que se empleen para la formación y la creación de capacidad.

En todas estas esferas, hemos concentrado nuestros esfuerzos en tender puentes entre las comunidades del comercio y la paz y en crear asociaciones duraderas entre ellas para facilitar una investigación coordinada y promover acciones que favorezcan una paz sostenible.

Siempre estamos buscando nuevas asociaciones y voces diversas para impulsar la misión de utilizar el comercio en favor de la paz y garantizar que nuestra labor siga siendo pertinente, inclusiva y acorde al contexto. En ese espíritu, les invito a todos a que nos acompañen en la segunda edición de la Semana del Comercio para la Paz, que tendrá lugar del 15 al 19 de noviembre y se centrará en el comercio y la seguridad en Eurasia.

Desde el punto de vista del comercio, ¿cómo pueden contribuir las TIC a la paz?

La OMC es consciente desde 1998 de las nuevas y crecientes oportunidades comerciales que ofrece el comercio electrónico mundial y, en consecuencia, los Miembros han adoptado una Declaración sobre el Comercio Electrónico Mundial y un programa de trabajo sobre el comercio electrónico. El programa se revisa constantemente para asegurarse de que abarca cuestiones de actualidad, como la repercusión de la pandemia de COVID-19 en el comercio electrónico y las dificultades específicas a las que se enfrentan los PMA. En enero de 2019 también se iniciaron negociaciones sobre los aspectos del comercio electrónico relacionados con el comercio, que se encuentran actualmente en curso y se centran, entre otras, en las siguientes cuestiones: posibilitación del comercio electrónico, apertura y comercio electrónico, confianza y comercio electrónico, cuestiones transversales, telecomunicaciones y acceso a los mercados.

Un sistema multilateral de comercio basado en normas, canalizado a través de la OMC, proporciona recursos esenciales para fomentar la capacidad y propicia la innovación. El proceso de adhesión a la Organización requiere reformas institucionales en aras de la coherencia de las políticas y reglamentos en materia de transparencia, con el apoyo de la Secretaría de la OMC y de los principales asociados para el desarrollo. La adhesión suele traer consigo resultados positivos, como un entorno empresarial más favorable y más facilidades para crear una empresa, lo que también contribuye notablemente a atraer inversiones extranjeras directas, que son un importante motor del crecimiento económico. El entorno creado a raíz del proceso de adhesión, combinado con la colaboración internacional por vía bilateral o multilateral a través de instituciones internacionales, puede utilizarse para combatir y reducir la brecha tecnológica entre muchos países, principalmente entre los PMA y los Estados frágiles y afectados por conflictos y las economías más desarrolladas.

Hemos visto en nuestros tiempos que la participación en la cadena de valor mundial favorece la difusión de conocimientos, en especial gracias a la cooperación en materia de investigación y desarrollo. Un ejemplo excelente es el caso del exitoso modelo de crecimiento económico de Corea del Sur después de la Guerra de Corea, comúnmente conocido como “el Milagro del Río Han”. La apertura de Corea del Sur a la integración comercial y la participación en la cadena de valor mundial posibilitó la transferencia de tecnología y, en última instancia, impulsó el crecimiento económico y la modernización industrial, lo que cambió el perfil del país de fabricante a innovador. El éxito puede atribuirse, en primer lugar, a reformas normativas e institucionales adecuadas que crearon un entorno empresarial sólido y, en segundo lugar, a la interacción con actores mundiales, que ayudó a desarrollar la infraestructura y el capital humano necesarios.

El ejemplo de Corea del Sur nos enseña que la transferencia de tecnología y el desarrollo que promueve el comercio no solo ayudan a reconstruir una economía después de un conflicto, sino que también contribuyen a colmar las diferencias de capacidad para que el desarrollo de una nación sea equitativo y sostenible y no deje a nadie atrás.

La OMC reconoce el carácter intersectorial del comercio, la tecnología y la paz y ha colaborado activamente con diferentes actores. Uno de ellos es el Banco de Tecnología de las Naciones Unidas, con el que nos asociamos durante la primera edición de la Semana del Comercio para la Paz y para el último episodio del pódcast con nuestro defensor del comercio para la paz, Joshua Setipa. El Sr. Setipa destacó que “donde hay un crecimiento económico inclusivo, hay también estabilidad... y paz”, y nos invitó a todos a imaginar el grado de innovación que se alcanzaría si hubiera una paz sostenible, condiciones de igualdad y acceso a financiación en un país.

En resumen, las TIC facilitadas por el comercio propician una paz que va más allá de la no violencia; una paz que promueve una mejora de las condiciones de vida y nos acerca a la consecución de los ODS. Aunque el nexo entre el comercio, las esferas facilitadas por el comercio (como el desarrollo tecnológico) y la paz sigue siendo una esfera incipiente, estamos decididos a ayudar a los Gobiernos a sacar el máximo partido a las TIC para fomentar la prosperidad y la paz en los países.

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