COMERCIO E INVERSIONES

Más información

  

Excelentísimos señores, 
Distinguidos panelistas, 
Señoras y señores:

Buenos días.  Me complace enormemente unirme a ustedes hoy, y aplaudo los esfuerzos de la UNCTAD por organizar este Foro Mundial de Inversiones de alto nivel, así como por coorganizar con la OMC esta sesión sobre “El vínculo entre inversión, comercio y desarrollo”.  Se trata de la tercera vez que celebramos esta sesión conjuntamente. 

Quiero empezar reafirmando que el comercio y la inversión han sido clave para impulsar el crecimiento económico y la lucha contra la pobreza en muchas partes del mundo a lo largo de los últimos 30 años.  En particular, la participación en las cadenas de valor mundiales ha sido un vector de diversificación económica, creación de empleo y desarrollo.  Con la terciarización y la digitalización, las cadenas de valor mundiales han hecho que las corrientes comerciales y de inversión estén cada vez más interconectadas y se refuercen entre sí. Son las “dos caras de la misma moneda”. 

La necesidad imperiosa de recuperarse de la pandemia de COVID-19 ha hecho que este doble papel de las corrientes comerciales y de inversión sea más importante que nunca. La pandemia ha perturbado profundamente todos los ámbitos de nuestra vida social y económica. Ha sido una especie de “prueba de resistencia” a gran escala para el comercio y la inversión mundiales en particular, que ha causado conmociones sin precedentes a las cadenas de valor mundiales.  En 2020, el valor del comercio mundial de mercancías y servicios disminuyó un 9,6%.  La inversión mundial resultó mucho más afectada: las corrientes de IED disminuyeron aún más, un 35%.  Los proyectos de nueva planta en los países en desarrollo, que son fundamentales para el desarrollo industrial y de la infraestructura, disminuyeron un 42% en 2020. 

La economía mundial hiperconectada de hoy en día ha hecho que el mundo sea más vulnerable a las conmociones, pero también ha hecho que sea más resiliente frente a ellas. El sistema multilateral de comercio ha resistido una vez más el paso del tiempo mejor de lo que muchos esperaban, ya que sus principios y normas fundamentales han ayudado a impedir que el mundo caiga de lleno en el proteccionismo.

Concretamente, la realidad muestra que, aunque la pandemia provocó tensiones en las cadenas de valor mundiales, y aunque hay problemas como la escasez de semiconductores y los retrasos en los puertos, no se ha producido una interrupción total. La caída del comercio mundial de mercancías y servicios durante la pandemia ha sido significativamente menor que la registrada durante la crisis financiera mundial de 2008-2009.  Las mercancías han seguido fluyendo a través de las fronteras, ya que muchas economías han empezado a recuperarse gradualmente, aunque de manera desigual. El comercio de servicios en sectores como los relacionados con los viajes y el esparcimiento, los servicios prestados a las empresas, los servicios financieros y los servicios de telecomunicaciones, registró un crecimiento del 6% en 2021 gracias a su capacidad de trasladarse al entorno de Internet. Las corrientes de inversión extranjera directa se recuperaron menos rápidamente que las corrientes comerciales, en gran medida porque a los inversores les afecta más la incertidumbre.

Con el avance tecnológico y las olas de digitalización, el vínculo entre el comercio y las inversiones se ha reforzado aún más. Ambos funcionan como dos motores que impulsan la recuperación económica mundial frente a la pandemia. En particular, son cruciales para los países en desarrollo y los países menos adelantados, que tienen mercados internos pequeños y una capacidad limitada para estimular la recuperación mediante paquetes de estímulo presupuestario. Son vitales para hacer realidad el muy necesario cambio a una economía más sostenible, más verde y digital, para reconstruir mejor y mejorar la resiliencia. Se trata de un imperativo apremiante ante las cada vez más frecuentes y más intensas catástrofes de origen natural o causadas por el hombre.

En lo que respecta al comercio, es fundamental el papel facilitador de los sectores de servicios. Los servicios y el comercio de servicios son el elemento que aglutina las cadenas de valor mundiales y representan un insumo que añade más valor a las exportaciones de esas cadenas de valor. En lo que respecta a las inversiones, la estructura de la IED se ha desplazado hacia cadenas de suministro más resilientes y diversificadas, y destacan también los enormes paquetes de inversiones para la recuperación, en particular en las esferas de la transición energética, las tecnologías verdes, la infraestructura digital y física y la salud. Por lo tanto, el apoyo a las manufacturas, los servicios, la digitalización y la sostenibilidad ambiental tiene carácter prioritario, y es necesario darle más importancia en los programas nacionales de política de desarrollo.

Al mismo tiempo, la expansión del comercio y la inversión y el fortalecimiento de la resiliencia económica requerirán más cooperación en materia de comercio e inversión a nivel multilateral, plurilateral y regional. Es fundamental que haya un entorno transparente, previsible y propicio para las empresas para que prospere el comercio y la inversión. Junto a los acuerdos de la OMC vigentes, las actuales “iniciativas relativas a las Declaraciones Conjuntas” sobre la Reglamentación Nacional en la esfera de los Servicios, el Comercio Electrónico y la Facilitación de las Inversiones para el Desarrollo tienen por objeto reducir los costos del comercio y las inversiones y aumentar la transparencia y la previsibilidad de los reglamentos y procedimientos administrativos nacionales. Diversos estudios elaborados recientemente por la OMC han demostrado que existe una correlación positiva entre la reducción de los trámites burocráticos y la mejora de los resultados económicos y los beneficios.

Permítanme explicar brevemente las negociaciones relativas al Acuerdo sobre la Facilitación de las Inversiones para el Desarrollo.

La iniciativa tiene por objeto mejorar el entorno general de las inversiones y las empresas, haciendo que sea más fácil para los inversores invertir, llevar a cabo sus actividades cotidianas y expandirse.  Desde el principio, los participantes han excluido expresamente de las negociaciones el acceso a los mercados, la protección de las inversiones y la solución de diferencias entre los inversores y los Estados. Se han incorporado el trato especial y diferenciado y la asistencia técnica y la creación de capacidad como pilares fundamentales del Acuerdo para beneficiar a los miembros en desarrollo y menos adelantados en su aplicación.

Actualmente participan en las negociaciones más de 100 Miembros de la OMC de todas las regiones y todos los niveles de desarrollo. Los Miembros que participan en la iniciativa pretenden lograr un resultado concreto para la próxima Conferencia Ministerial de la OMC, que se celebrará en Ginebra en poco más de un mes. En última instancia, la facilitación de las inversiones redunda en beneficio de todos.

Permítanme concluir con dos breves observaciones.

  • en primer lugar, solo podremos superar la pandemia actual y salir reforzados de ella con más cooperación, más transparencia y más creación de capacidad;
  • en segundo lugar, solo podremos reducir el déficit de financiación para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible si facilitamos el comercio y la inversión para que prosperen conjuntamente y se expandan de manera sostenible. 

Tanto la OMC como la UNCTAD tienen un papel decisivo a este respecto.  Por consiguiente, me complace enormemente ver hoy que nuestras dos organizaciones están dispuestas a reforzar y profundizar nuestra cooperación para alcanzar esos objetivos comunes.

Gracias por su atención.

Compartir

Compartir


Si tiene problemas para visualizar esta página,
sírvase ponerse en contacto con [email protected], y proporcionar detalles sobre el sistema operativo y el navegador que está utilizando.