DIRECTORA GENERAL ADJUNTA ANGELA ELLARD

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Sr. Presidente, Excelentísimos Señores Parlamentarios, Sr. Lim Hock Chuan, Embajador Ong Keng Yong,
Señoras y Señores,
buenas tardes desde Ginebra:

Agradezco a la Escuela Rajaratnam de Estudios Internacionales que haya organizado este taller en colaboración con la OMC. Este es el duodécimo taller que organizamos para parlamentarios, y agradecemos contar con su colaboración para dar a conocer la OMC y su misión. 

Me habría gustado poder estar con ustedes en Singapur en persona. Tengo recuerdos muy gratos de la primera conferencia ministerial de la OMC, celebrada en Singapur hace casi 25 años, a la que asistí junto con un grupo entusiasmado de miembros del Congreso de los Estados Unidos en calidad de Consejera Comercial Principal a fin de ver a la OMC en acción. 

Todos los días, cuando camino por el borde del lago de Ginebra para venir al trabajo, paso delante de una exposición de viñetas políticas que tratan las tres crisis de nuestro tiempo: la pandemia de COVID-19, el medio ambiente y el cambio climático, y la guerra en Ucrania. Estas tres crisis impregnan el programa de la OMC.

En poco más de un mes, la OMC celebrará su Duodécima Conferencia Ministerial, la CM12. Esta conferencia no será como las anteriores, puesto que la guerra ha oscurecido las perspectivas del comercio mundial: estimamos que el volumen del comercio mundial de mercancías solo aumentará un 3% este año, frente al 4,7% que predijimos en octubre del año pasado, y estas previsiones podrían revisarse aún más a la baja.

La guerra también ha provocado un repunte de los precios de la energía y los alimentos y despierta temores en cuanto a la seguridad alimentaria mucho más allá de las fronteras de Ucrania. Las comunidades vulnerables de Asia, África y Oriente Medio pueden sufrir hambrunas, disturbios y migraciones masivas. Junto con otras organizaciones internacionales, estamos trabajando para reducir esos riesgos mediante iniciativas centradas en desalentar las restricciones a la exportación, mantener las cadenas de suministro abiertas y facilitar el comercio de productos agropecuarios.

En el clima geopolítico actual, resulta difícil negociar y lograr un consenso, pero eso no significa que no podamos hacerlo, y ciertamente no significa que debamos dejar de trabajar. Necesitamos una participación activa de los Miembros y una cierta flexibilidad para lograr resultados respecto de varias cuestiones importantes y definir la senda que emprenderemos después de la CM12. Me gustaría destacar algunas de estas cuestiones.

En primer lugar, no podemos olvidar que la guerra se desencadenó justo después de la pandemia, lo que agravó aún más la crisis económica existente. Si bien la situación sanitaria ha mejorado en muchas partes del mundo, todavía no estamos completamente fuera de peligro. En algunos países sigue habiendo una pronunciada desigualdad en la distribución de las vacunas, y debemos pensar en cómo podemos prepararnos para futuras pandemias. 

En la OMC hemos estado trabajando intensamente en dos frentes. En primer lugar, estamos trabajando con los Miembros para elaborar respuestas comerciales prácticas relacionadas con la liberalización del comercio, las restricciones a la exportación, la transparencia, la transferencia de tecnología y otras cuestiones.  Asimismo, hemos ayudado a países y empresas a detectar y eliminar obstáculos en las cadenas de suministro.

En segundo lugar, los Miembros han mantenido profundos debates sobre el papel de los derechos de propiedad intelectual en lo que respecta a las vacunas contra la COVID-19. La propuesta que están examinando los Miembros es el resultado de los debates que han mantenido los principales actores.  El propósito de esta propuesta es apoyar a los países en desarrollo vulnerables para que puedan producir vacunas con fines específicos, y al mismo tiempo seguir fomentando la innovación. Necesitamos el consenso de los Miembros para que esta pase a formar parte del conjunto de normas de la OMC.

También estamos tratando de llegar a un acuerdo en las negociaciones multilaterales relativas a las subvenciones a la pesca. Desde el punto de vista ambiental, económico y humanitario, es indispensable concluir estas negociaciones, que llevan 20 años. Hay varias cuestiones que aún no se han resuelto, como las flexibilidades que podrían adoptarse en favor de los países en desarrollo. Estamos cerca de llegar a un acuerdo, y esta semana las negociaciones han cobrado un nuevo impulso.  Los Miembros deben actuar con flexibilidad y pragmatismo para alcanzar un resultado. Nuestros océanos, y las comunidades que dependen de ellos, no pueden esperar más.

Al mismo tiempo, debemos reactivar las tres funciones de la OMC, a saber, las negociaciones, la vigilancia y la solución de diferencias.  Ello mejorará la capacidad de la OMC para satisfacer las necesidades de nuestros Miembros. Asimismo, mostrará que todavía es posible trabajar en el marco de normas e instituciones y que, de hecho, esta opción es mucho mejor que la alternativa.

Una esfera que suscita gran interés es el efecto de las subvenciones en la economía mundial. Recientemente publicamos un documento, junto con el FMI, el Banco Mundial y la OCDE, en el que se ponen de relieve los conocimientos actuales sobre las subvenciones, se señalan las lagunas existentes y se esbozan las esferas en las que podría trabajarse en un futuro.

En este punto de inflexión en la historia, el multilateralismo y el orden internacional basado en normas tienen un valor especialmente elevado. En lugar de retirarse del ámbito multilateral, los países deben volver a colaborar con las instituciones internacionales para hacerlas más fuertes y más resilientes y que estas estén mejor preparadas para hacer frente a los acuciantes desafíos del mundo actual. La fragmentación puede resultar costosa. Nuestros economistas estiman que, si la economía mundial se dividiera en dos bloques comerciales, el PIB mundial podría llegar a reducirse cerca de un 5%.

Concluiré con un llamamiento. Si valoran la labor de la OMC, ayúdennos a demostrar que esta es pertinente y que merece la pena emplear esfuerzos en mejorarla. No podemos dar a la OMC por sentada si queremos que sea el punto de referencia del estado de derecho económico que tanto necesitamos. Les ruego que hablen con sus ministros y sus homólogos y nos ayuden a lograr resultados equilibrados sobre las cuestiones que he esbozado.

Este podría ser un momento tan trascendental como el Bretton Woods. No desaprovechemos la oportunidad.

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