DIRECTOR GENERAL ADJUNTO JEAN-MARIE PAUGAM

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Me complace sumarme a ustedes, en nombre de la Organización Mundial del Comercio, para esta sesión ministerial.

Junto con la FAO, el Programa Mundial de Alimentos, el Banco Mundial y el FMI, la OMC cumplirá su papel en el esfuerzo mundial por hacer frente a la crisis de la seguridad alimentaria.

¿Dónde nos encontramos ahora?

La respuesta internacional inmediata a la amenaza de una crisis alimentaria devastadora, impulsada principalmente por las consecuencias del conflicto en la región del Mar Negro, ha sido bastante eficaz hasta ahora.   

Como organismos internacionales, mantenemos un contacto constante a nivel de los dirigentes para coordinar nuestras acciones. Esta coordinación tiene lugar en el marco del Grupo de Respuesta a la Crisis Global del Secretario General de las Naciones Unidas o directamente entre los organismos económicos, que se han reunido recientemente en paralelo a la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Varios de nuestros Miembros también han estado colaborando con nosotros para coordinar sus iniciativas de respuesta. Entre ellas figuran la Misión de Resiliencia Alimentaria y Agrícola (iniciativa FARM), la Alianza Mundial para la Seguridad Alimentaria (GAFS) y la iniciativa alemana en el marco del G7, que quieren colaborar con nosotros en el frente del comercio y en el de la producción.   

Durante nuestra reciente Conferencia Ministerial, nuestros Miembros convinieron en una Declaración sobre la Respuesta de Emergencia a la Inseguridad Alimentaria, en la que resolvieron no imponer prohibiciones o restricciones a la exportación de manera incompatible con las disposiciones de la OMC pertinentes. Esto incluía el comercio de abonos y otros insumos agrícolas.

En una decisión histórica conexa, nuestros Miembros también acordaron no imponer prohibiciones ni restricciones a la exportación de productos alimenticios adquiridos con fines humanitarios no comerciales por el PMA.

Asimismo, se comprometieron a establecer un programa de trabajo específico para atender de manera expeditiva las necesidades comerciales de los países menos adelantados (PMA) y los países importadores netos de productos alimenticios.

En este contexto, los Miembros comenzaron a examinar las disposiciones pertinentes de nuestras normas que tratan del comercio y la ayuda financiera para facilitar el suministro de alimentos en los países. Estamos siguiendo de cerca las iniciativas de la FAO y el FMI sobre servicios financieros para ayudar a los Gobiernos a responder a las perturbaciones inflacionistas en su balanza de pagos.

Uno de los logros importantes de este verano ha sido la Iniciativa de Granos del Mar Negro, promovida por las Naciones Unidas, que indudablemente ha contribuido a aliviar la crisis. En alrededor de 230 viajes desde puertos ucranianos se han logrado exportar 5 millones de toneladas de cereales y otros productos alimenticios, de las que aproximadamente el 30% ha ido destinado a países de ingresos bajos y medianos bajos.

Las conversaciones informales que hemos mantenido con los operadores del sector privado, los comerciantes y los expedidores nos han dado la certeza de que esta Iniciativa funciona satisfactoriamente.  Debemos asegurarnos de que continúe y de que beneficie a los países importadores de alimentos más pobres y vulnerables. 

Todo esto está contribuyendo a aliviar las tensiones, y el índice de precios de los alimentos de la FAO está disminuyendo aun cuando se mantenga en torno a un 8% más alto que el año pasado.

¿Cómo salir de esta tormenta? En la OMC, centraremos nuestros esfuerzos en dos prioridades.

Nuestra primera prioridad es mantener la transparencia y apertura de los mercados. Seguiremos vigilando la corriente de medidas introducidas en respuesta a la crisis, es decir, las restricciones a la exportación y las medidas de facilitación de las importaciones. Por ahora, la situación sigue siendo tensa pero no está fuera de control. Desde el inicio de la guerra, hemos registrado 61 medidas de restricción del comercio de alimentos y piensos, y 7 sobre abonos, pero 15 de ellas se han eliminado gradualmente.  Paralelamente, 25 países han introducido 46 medidas de facilitación de las importaciones. Esta no es la situación ideal, pero tampoco está fuera de control. Es más favorable que en la crisis alimentaria de 2008.  

Hay dos esferas importantes de preocupación en las que vamos a centrarnos:

  • La primera es la mejora de las notificaciones de nuestros Miembros; no todos ellos las han presentado en tiempo real. Esto tiene que mejorar, ya que la transparencia es fundamental para limitar la especulación y el aumento de los precios.
  • La segunda es centrarse con detalle en las medidas comerciales que afectan a los abonos. Si bien la crisis actual tiene más que ver con la accesibilidad de los alimentos que con su disponibilidad, el comercio de abonos es esencial para prevenir una crisis de disponibilidad el próximo año debido a una producción insuficiente.

Nuestra segunda prioridad es reanudar las negociaciones de la OMC para lograr un sistema alimentario internacional equitativo y eficiente.  Lo haremos en dos frentes.

  • El primer frente son nuestras negociaciones sobre las subvenciones a la pesca. Hemos alcanzado un acuerdo histórico que prohíbe las subvenciones a la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada y las que facilitan la pesca en alta mar.
    Estimados Ministros, en nombre de la Directora General de la OMC, insto a todos nuestros Miembros a que procedan con rapidez a la ratificación de este Acuerdo para que pueda entrar en vigor y a que apoyen la segunda ronda de negociaciones. Este proceder marcará una importante diferencia en la seguridad alimentaria relacionada con la pesca.
  • El segundo frente es nuestro programa de reformas relacionadas con el comercio de productos agropecuarios. Estas negociaciones han estado estancadas durante décadas. En las dos últimas Conferencias Ministeriales no hubo ningún resultado. Tenemos que reanudarlas teniendo en cuenta los desafíos actuales. Es esencial un nuevo enfoque para salir del punto muerto, especialmente habida cuenta de que el cambio climático y la seguridad alimentaria han pasado a ser fundamentales para la producción y el comercio de productos agropecuarios.

Estimados Ministros, Excelencias, señoras y señores, confío en que, con su apoyo, podamos aprovechar el impulso adquirido en nuestra Duodécima Conferencia Ministerial, y ayudar a los Gobiernos a elegir correctamente. Podemos salir de esta tormenta, pero tenemos que caminar juntos. Cuenten con que la OMC asumirá su parte de la carga.

A lo largo del próximo año, trabajaremos con nuestros Miembros para negociar reformas de la política comercial agropecuaria, y la seguridad alimentaria será una prioridad. Estamos decididos a luchar contra la crisis mundial de la seguridad alimentaria. Esta es una oportunidad de colaborar para que las restricciones a la exportación dejen de aumentar. Asimismo, queremos reforzar las normas existentes para garantizar que esas restricciones al menos se notifiquen y no cojan desprevenidos a los países importadores de alimentos.  

Gracias por su atención.

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