DIRECTORA GENERAL NGOZI OKONJO-IWEALA

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La Directora General hizo uso de la palabra en Washington en la cena anual de la Fundación del Consejo Nacional de Comercio Exterior, en la que recibió el prestigioso World Trade Award de la organización. El galardón, que antes recibieron Nelson Mandela, Kofi Annan y el antiguo Representante de los Estados Unidos para las Cuestiones Comerciales Internacionales, Mike Froman, se otorga cada año para destacar la excepcional contribución del galardonado a la promoción de la apertura del comercio.

En su discurso, la Dra. Okonjo-Iweala reconoció que la pandemia de COVID-19 seguida de la guerra en Ucrania habían perturbado el comercio, puesto a prueba las cadenas de suministro mundiales y llevado a muchas empresas a replantearse la estructura del comercio y las opciones de suministro. Además señaló que algunas voces incluso habían empezado a cuestionar el propio multilateralismo, sugiriendo que el comercio se llevase a cabo en dos o tres bloques competidores, incluso antagónicos.

“Esto es totalmente comprensible habida cuenta de los tiempos tensos e inciertos que estamos viviendo, pero creo que no debemos sacar conclusiones erróneas de estas tensiones. El sistema multilateral de comercio es un bien público mundial creado hace más de 77 años que se ha ido desarrollando con el tiempo. No es un sistema perfecto, pero en vez de abandonarlo, deberíamos invertir en él y fortalecerlo. Debemos reformar la OMC sobre la que se asienta este sistema y modernizar sus normas para que puedan responder a los desafíos del siglo XXI”, explicó la Directora General.

La investigación llevada a cabo por los economistas de la OMC sugería que la división de la economía mundial en dos bloques comerciales reduciría drásticamente la especialización y la difusión de la tecnología y supondría una disminución del 5% del PIB mundial a largo plazo. Sin embargo, dijo que las pérdidas serían aún mayores si se tenía en cuenta la reducción de las economías de escala, los costos de transición y la asignación poco metódica de los recursos.

El comercio había sido un instrumento de vital importancia para luchar contra la pandemia, dado que las exportaciones de productos médicos — incluidos los insumos necesarios para la producción de las vacunas — aumentaron un 16% en 2020, incluso cuando el comercio mundial se contrajo un 8%, dijo la Directora General. También recordó a los presentes el acuerdo logrado en diciembre por 67 Miembros de la OMC sobre la reglamentación nacional en el ámbito de los servicios, que reduciría los costos para los proveedores de servicios en 150.000 millones de dólares EE.UU. anuales. Señaló que este acuerdo también era el primer acuerdo de la OMC que recogía disposiciones en materia de no discriminación que protegían a las mujeres.

La Directora General reconoció que el mundo había cambiado y que la OMC y el sistema multilateral de comercio necesitaban reformas. Esas reformas debían incluir nuevas normas sobre el comercio digital, la integración de las mujeres y las pequeñas empresas en el sistema de comercio, y la modernización de las normas sobre subvenciones en la agricultura, la industria y los servicios. Añadió que también debía “reformarse por completo” el sistema de solución de diferencias y que la OMC debía contribuir a resolver los problemas mundiales del cambio climático, responder a futuras pandemias y hacer frente a la crisis alimentaria que se avecinaba.

“Este programa de la OMC coincide en gran medida con los objetivos establecidos en nuestro Acuerdo de Marrakech por el que se estableció la OMC: utilizar el comercio para elevar el nivel de vida, crear empleo y promover el desarrollo sostenible,” dijo la Directora General.

La próxima Conferencia Ministerial (del 12 al 15 de junio) brindaría la oportunidad de definir un proceso de reforma de la OMC que se podría acometer más adelante ese año con miras a conseguir resultados para la próxima Conferencia Ministerial.

La perturbación de las cadenas de suministro mundiales había suscitado interrogantes acerca de dónde debía basarse la producción y el suministro. La Directora General dijo que, si bien era inevitable cierta relocalización, “deslocalización cercana” (nearshoring) o “deslocalización entre aliados” (friend-shoring), la solución no consistía en replegarse.

“Retirarse del comercio hará que los países sean más vulnerables, y no menos, a las perturbaciones de la producción consecuencia de desastres naturales, malas cosechas o brotes de enfermedades. Esto no tiene nada que ver con la gestión del riesgo en una época de crisis climática y pandemias”, dijo.

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