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La publicación señala que la tecnología comercial, como la inteligencia artificial, la cadena de bloques y la tecnología de registro distribuido, y el Internet de las cosas ofrecen la posibilidad de facilitar el comercio aumentando la eficiencia, reduciendo los costos y generando una mayor resiliencia en las cadenas de suministro. No obstante, es necesaria la coordinación de políticas a nivel internacional, en particular la elaboración de normas explícitas a través de acuerdos comerciales, para proporcionar seguridad jurídica en relación con diversas cuestiones emergentes en el ámbito digital.

“La publicación que presentamos hoy se basa en amplias consultas con expertos del sector privado y es un excelente ejemplo de colaboración entre los sectores público y privado”, dijo la Directora General de la OMC, Ngozi Okonjo-Iweala, en la presentación del informe. “En la publicación se definen los cinco elementos fundamentales de la digitalización del comercio y se analiza la forma en que podría sacarse provecho de los acuerdos comerciales para seguir desarrollando esos elementos.”

“Las tecnologías avanzadas pueden hacer que el comercio sea más eficiente y más inclusivo, pero para que esto suceda es necesario que las políticas evolucionen a la par de los desarrollos tecnológicos”, añadió la Directora General. “Esperamos que esta publicación contribuya a suscitar la reflexión y a impulsar la adopción de medidas para aprovechar el potencial de la tecnología comercial en beneficio de todos.”

“Las nuevas tecnologías siempre han sido importantes para impulsar el comercio”, señaló Børge Brende, Presidente del Foro Económico Mundial (WEF). “Disponemos de tecnologías para la transferencia transfronteriza de datos, para las firmas electrónicas y para los documentos, pero el informe muestra que no existen marcos jurídicos. ”

“La tecnología puede ser parte de la solución y el comercio puede realmente ser un catalizador en este sentido”, añadió. “Necesitamos acuerdos comerciales que permitan que la tecnología cumpla una función constructiva.”

El informe de la OMC y del WEF señala que, desde 2010, los acuerdos comerciales regionales han incorporado cada vez más disposiciones sobre el comercio electrónico y el comercio digital. Algunos acuerdos recientes, como el Tratado entre Estados Unidos, México y Canadá, abarcan actualmente una gama más amplia de cuestiones relacionadas con el comercio electrónico, incluido un capítulo sobre el comercio electrónico y el comercio digital. Los Gobiernos han establecido también acuerdos que se ocupan exclusivamente del comercio digital y abordan una amplia gama de cuestiones relacionadas con ese tipo de comercio, como el Acuerdo de Economía Digital entre Singapur y Australia (SADEA) y el Acuerdo de Asociación sobre Economía Digital (DEPA) entre Chile, Nueva Zelandia y Singapur.

Además, más de 85 Miembros de la OMC, que representan más del 90% del comercio mundial, participan en la Iniciativa Conjunta sobre el Comercio Electrónico, que está actualmente en curso y en cuyo marco se procura negociar nuevas normas sobre comercio y comercio electrónico.

El informe señala que, a pesar de todos estos esfuerzos, “sigue habiendo políticas no exploradas y muchas oportunidades desaprovechadas”, por ejemplo en relación con la conectividad, el intercambio de datos y las firmas electrónicas. Otras cuestiones, como los documentos transmisibles electrónicos, la automatización de contratos, los tókenes digitales, la interoperabilidad de los modelos de datos y la identidad digital de las personas jurídicas y físicas y de los bienes físicos y digitales, ya sea no se tratan en los acuerdos comerciales o se abordan solo en unos pocos acuerdos suscritos recientemente.

“Estas nuevas fronteras en materia de políticas pueden contribuir a que el comercio funcione con más eficiencia y eficacia en beneficio de todos”, añade el informe.

Otros desafíos que hay que afrontar son la reducción de la “brecha digital” y el desarrollo de la infraestructura de comunicaciones y de las tecnologías inalámbricas para propiciar la conectividad interrumpida de las tecnologías avanzadas, como la inteligencia artificial, la cadena de bloques, la tecnología de registro distribuido y el Internet de las cosas.

La publicación concluye que una de las razones por las que el universo de la política comercial está, en gran medida, poco preparado para la tecnología comercial es que las tecnologías plantean cuestiones de política de las que se ocupan distintos ministerios y organismos de reglamentación y colectivos interesados que, tradicionalmente, no abordan cuestiones comerciales (por ejemplo, las autoridades antimonopolio y los organismos encargados de la gobernanza de datos, la ciberseguridad, la proteción de la privacidad, el cumplimiento de las leyes, la responsabilidad de las plataformas o la tributación digital).

Para abordar esta cuestión, las comunidades comercial y tecnológica tienen que aplicar un enfoque más ágil y flexible de la política de tecnología comercial que incorpore los principios de previsión, apertura, proporcionalidad y equidad, al tiempo que adoptan también normas matizadas que tienen debidamente en cuenta los riesgos y permiten afrontar los desafíos que se plantean. La publicación también insta a la cooperación internacional en materia de reglamentación para asegurar la coherencia de las políticas y evitar la fragmentación, así como para fortalecer las asociaciones entre los sectores público y privado.

El informe “The promise of TradeTech: Policy approaches to harness trade digitalization” puede consultarse aquí. La transmisión por Internet de la presentación de la publicación se puede ver aquí.

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