“Se necesita urgentemente reformar la OMC para impedir que el poder sustituya a las normas en las relaciones comerciales mundiales”, dijo la DGA González, y añadió que “el costo de la fragmentación económica resultante sería enorme y podría representar el 5% o más del PIB mundial a largo plazo si la economía mundial se dividiera en dos bloques autónomos”.

“Los pequeños y medianos países en desarrollo serían los más afectados, ya que sus perspectivas de crecimiento y desarrollo impulsadas por el comercio se reducirían drásticamente”, señaló.

La DGA González dijo que la resiliencia económica requería diversificación, no desvinculación. “Necesitamos una mayor transparencia y vigilancia para determinar la concentración de las relaciones comerciales; debemos reforzar el diálogo sobre políticas para llegar a soluciones coordinadas, y debemos seguir abriendo y facilitando el comercio para incorporar otras fuentes de suministro a la economía mundial”, dijo.

“También debemos esforzarnos por aprovechar plenamente el mercado mundial en favor de una acción climática eficaz y ambiciosa”, dijo la DGA González, y añadió que “hay muchas maneras de hacerlo, desde reducir los obstáculos al comercio que aumentan el costo del acceso a las tecnologías verdes hasta garantizar que los ajustes en frontera de las emisiones de carbono y otras medidas climáticas no supongan una desventaja competitiva para las exportaciones de bienes y servicios verdes de los países en desarrollo”.

La DGA González afirmó que ayudar a los países en desarrollo a aprovechar las nuevas fuentes de crecimiento del comercio, en particular el comercio de servicios prestados por medios digitales, es esencial para integrar a las pequeñas empresas y a las empresas propiedad de mujeres que se encuentran al margen de la economía mundial.

“Los países pueden y deben utilizar todos los instrumentos disponibles en el marco de la OMC para consolidar sus propias reformas encaminadas a mejorar su entorno empresarial y de inversión”, declaró, y añadió que “al hacerlo, contribuyen a atraer la inversión necesaria para desarrollar la infraestructura digital, colmar las brechas digitales, mejorar las competencias digitales y el espíritu empresarial, y aprovechar todas las ventajas del comercio digital”.

“La reforma de la OMC conlleva la actualización de todas las funciones básicas de la OMC: transparencia y vigilancia, negociación y solución de diferencias”, dijo la DGA González, y añadió que “contar con un sistema de solución de diferencias plenamente operativo es una de las máximas prioridades, habida cuenta de su papel singular para garantizar que las normas de la OMC sean aplicadas de manera coherente por todos los Miembros de la OMC, independientemente de su tamaño”.

“Ya se han puesto en marcha algunos elementos de la reforma de la OMC”, añadió. “Pero debemos acelerar el ritmo para lograr que el comercio actúe cada vez más como una fuerza positiva en los años y decenios venideros”.

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