Lo que está ocurriendo en la OMC

NOTICIAS:  COMUNICADOS DE PRENSA 1995

PRESS/35
12 de diciembre de 1995

No hay alternativas a las nuevas iniciativas en materia de liberalizaci�n del comercio el Director General rinde homenaje al papel cumplido por el GATT

“La creciente mundializaci�n de la econom�a mediante el incremento del comercio es un fen�meno perdurable. Sin embargo, si deseamos gozar de los beneficios derivados de un aumento sustancial del comercio, se deben estimular el proceso de mundializaci�n y la creciente interdependencia de los pa�ses por medio de nuevas iniciativas en materia de comercio y de liberalizaci�n econ�mica. De ello depende el aumento del empleo, el desarrollo, las mejoras en materia de bienestar social, la educaci�n, la salud y la protecci�n del medio ambiente. No existe otra alternativa real.”
Este fue el mensaje expresado hoy por el Sr. Renato Ruggiero, Director General de la OMC, en un discurso pronunciado en el �ltimo per�odo anual de sesiones de las Partes Contratantes del GATT, celebrado en Ginebra.

El Sr. Ruggiero hizo hincapi� en la contribuci�n aportada por el GATT al desarrollo de la econom�a mundial durante sus 48 a�os de vida, antes de ser sustituido por la OMC. El texto integral del discurso es el siguiente:

“Est� fuera de discusi�n el hecho de que la prosperidad econ�mica y el desarrollo alcanzados desde el final de la segunda guerra mundial se debieron en gran medida a los logros tranquilos y persistentes del GATT. El contrato del GATT fue firmado inicialmente en 1947 por 23 pa�ses y posteriormente se convirti� en un sistema multilateral de amplio alcance que abarcaba m�s del 90 por ciento del comercio mundial. Los miembros del GATT llegaron a ser 128 pa�ses, la mayor�a de los cuales son, por supuesto, pa�ses en desarrollo. Fue un �xito memorable. La amplitud de ese �xito se puede valorar si se tienen en cuenta algunas cifras hist�ricas.

Al observar todo el per�odo transcurrido entre 1820 y 1992, se advierte que la poblaci�n mundial se multiplic� por cinco, el PIB mundial aument� 40 veces, y el comercio mundial se multiplic� al menos por 540. Quienes consideran que el comercio y la interdependencia mundial que �ste aporta no revisten importancia deben examinar estas cifras con la m�xima atenci�n, sobre todo en los per�odos en los que el crecimiento del comercio fue m�s notable. Se destacan dos per�odos. El primero se extiende entre los a�os 1820 y 1870 -un per�odo especialmente liberal para las pol�ticas comerciales en todo el mundo-, en el que la media del incremento anual del volumen de las exportaciones mundiales fue del 4,2 por ciento. El segundo per�odo, que numerosos observadores denominan la "edad dorada", fue precisamente el per�odo transcurrido entre 1950 y 1970, en el que las sucesivas rondas de negociaciones comerciales del GATT derribaron progresivamente los aranceles elevados y las restricciones cuantitativas de los a�os del per�odo interb�lico. Durante esos a�os, las exportaciones mundiales de mercanc�as aumentaron una media del 7 por ciento anual. S�lo en estos �ltimos a�os del decenio de 1990, una vez concluida la Ronda Uruguay y asegurados los compromisos de una mayor apertura de los mercados y nuevas reglas y disciplinas, han aparecido algunos signos de un nuevo crecimiento del comercio que se acerca al de la "edad dorada”.

La creciente mundializaci�n de la econom�a mediante el incremento del comercio es un fen�meno perdurable. Sin embargo, si deseamos gozar de los beneficios derivados de un aumento sustancial del comercio, se deben estimular el proceso de mundializaci�n y la creciente interdependencia de los pa�ses por medio de nuevas iniciativas en materia de comercio y de liberalizaci�n econ�mica. De ello depende el aumento del empleo, el desarrollo, las mejoras en materia de bienestar social, la educaci�n, la salud y la protecci�n del medio ambiente. No existe otra alternativa real.

La funci�n del GATT, de integrar a los pa�ses en desarrollo en un sistema multilateral de comercio abierto tambi�n ha tenido consecuencias decisivas. La creciente participaci�n de los pa�ses en desarrollo en el sistema de comercio del GATT y el apoyo pragm�tico prestado a esos pa�ses mediante la aplicaci�n flexible de ciertas reglas ayud� a los pa�ses en desarrollo a ampliar y diversificar su comercio. Hoy puede decirse que un gran n�mero de estos pa�ses se han convertido ya en socios plenos del sistema, como se desprende de su activa participaci�n en la Ronda Uruguay. La tarea de ayudar a una mayor integraci�n de los pa�ses menos adelantados constituye uno de los retos que tiene ante s� la OMC. De igual modo, la plena integraci�n de pa�ses con econom�as en transici�n en el sistema de comercio es un objetivo que debe alcanzarse a fin de fortalecer la interdependencia econ�mica, como base para lograr una mayor prosperidad, as� como la paz mundial.

Cuando se examinan los logros alcanzados por el GATT durante los �ltimos 50 a�os, no debemos olvidar el papel decisivo que desempe�aron en la gesti�n del sistema los cuatro Directores Generales que me precedieron. La constante dedicaci�n prestada a la Organizaci�n por ellos y por la Secretar�a fueron factores decisivos para que el GATT pudiera alcanzar logros hist�ricos durante su existencia.

Dentro de pocos d�as el GATT dejar� de existir y pasar� a ocupar su lugar en la historia. Por lo tanto, tambi�n es el momento de mirar hacia el futuro. Acabamos de terminar un per�odo de casi 10 a�os de negociaciones extremadamente dif�ciles y complicadas, con el objeto de asegurar la transici�n desde el sistema de comercio m�s limitado del GATT hacia un sistema m�s amplio y m�s ambicioso en el marco de la OMC.

Estas negociaciones fueron esenciales para asegurar la salud futura de la econom�a mundial y del sistema de comercio. La mundializaci�n de la econom�a producida durante el �ltimo decenio ha creado mayor confianza que nunca en un sistema abierto de comercio multilateral. El libre comercio se ha convertido en la columna vertebral de la prosperidad y el desarrollo econ�micos en todo el mundo. En parte como resultado de esto, se ha producido un cambio en los mecanismos de las pol�ticas comerciales, pasando de las medidas aplicadas en la frontera a las medidas de pol�tica interna, lo que ha afectado considerablemente a las relaciones comerciales. La Ronda Uruguay trat� de establecer un nuevo equilibrio de derechos y obligaciones entre los pa�ses comerciantes como resultado de este fen�meno. Estamos avanzando gradualmente hacia un mercado mundial, y con ese objeto necesitamos un sistema mundial de normas que regulen las relaciones de los interlocutores comerciales en ese mercado.

Por consiguiente, los retos que tenemos ante nosotros son enormes. El abandono de la mundializaci�n de la econom�a llevar�a a la depresi�n y por �ltimo al caos. Por lo tanto, no tenemos otra opci�n que la de avanzar. No obstante, mientras avanzamos debemos estar seguros de preservar en la mayor medida posible el esp�ritu y la tradici�n del GATT, que han sido la clave de su �xito. Hemos dedicado el presente a�o a poner en marcha la maquinaria de la OMC. Debemos asegurar su funcionamiento eficiente en el futuro, preservando el pragmatismo y la flexibilidad que caracterizaron la gesti�n que hizo el GATT de las relaciones comerciales entre sus asociados.

En el pasado reciente he tenido oportunidad de expresar algunas opiniones acerca de la perspectiva que deber�amos adoptar ante la OMC y el futuro. No me propongo hablar extensamente acerca del futuro. No obstante, deseo insistir en la importancia fundamental que reviste este per�odo de transici�n del GATT a la OMC.

Casi exactamente dentro de un a�o nos reuniremos en Singapur para la Conferencia Ministerial de la OMC. Esto representar� un punto significativo en la l�nea continua de progreso en materia de liberalizaci�n del comercio, cuyo impulso llevar� al sistema multilateral hasta el pr�ximo siglo. Por lo tanto, al mirar hacia el futuro debemos no s�lo pensar en Singapur, sino tambi�n en lo que vendr� despu�s de Singapur.

Desde esta perspectiva, tenemos por delante cinco tareas principales:

  1. asegurar la aplicaci�n adecuada de los resultados de la Ronda Uruguay;
  2. emprender la labor preliminar acerca de las nuevas cuestiones que se plantear�n o que ya se han planteado como consecuencia de la creciente complejidad de las relaciones econ�micas y comerciales en el plano mundial;
  3. asegurar, en la aplicaci�n del programa de la OMC, que los progresos registrados en el sistema multilateral y en los aspectos regionales sean compatibles con los principios y objetivos del multilateralismo;
  4. fortalecer la dimensi�n pol�tica de la OMC como punto central en la gesti�n de las relaciones comerciales mundiales entre sus Miembros;
  5. divulgar m�s ampliamente en la poblaci�n las inmensas oportunidades que ofrece un sistema de comercio abierto y basado en normas para la prosperidad y el crecimiento mundiales.

Nuestra capacidad de hacer frente a estos retos se ve considerablemente aumentada por el hecho de que, a diferencia del GATT, que concentraba sus esfuerzos de negociaci�n en rondas multilaterales de negociaciones, la OMC proporciona un foro de negociaci�n permanente. Debe tener la posibilidad de proseguir las negociaciones en ciertos sectores, al mismo tiempo que prepara las negociaciones en otros sectores. Esto no puede lograrse s�lo mediante los esfuerzos de los expertos, pues requiere una constante atenci�n pol�tica de los gobiernos y un di�logo permanente entre los Miembros a nivel pol�tico. Por lo tanto, en los pr�ximos a�os ser� fundamental afirmar el papel pol�tico de la OMC, como foro para la formulaci�n de pol�ticas entre sus Miembros, en sus relaciones comerciales. Quienes ocupan el centro del sistema de comercio mundial deben garantizar que la OMC desempe�e este papel. Al mismo tiempo, deben hacerse todos los esfuerzos posibles para ayudar a los que est�n en la periferia del sistema -los pa�ses menos adelantados y los pa�ses de regiones tales como �frica- para que se integren m�s plenamente y aprovechen los beneficios que el sistema ofrece.

Si tenemos �xito, se�or Presidente, habremos basado nuestra tarea en el legado del GATT y habremos contribuido decisivamente a lograr un futuro de mayor prosperidad econ�mica y paz mundial”.