DISCURSOS — DG NGOZI OKONJO-IWEALA

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Buenas tardes. Bienvenidos a este diálogo sobre el comercio al servicio del clima.

Agradezco especialmente a nuestros coanfitriones, John Denton y la Cámara de Comercio internacional, su excelente colaboración en esta serie de diálogos. Quiero dar también las gracias a mi equipo: Hoe Lim, Director de la División de Comercio y Medio Ambiente. Me complace que mis amigos Mari Pangestu y el Ministro Tom de Bruijn hayan podido acompañarnos. 

Este es el quinto diálogo comercial de la OMC con la comunidad empresarial y ya el segundo del año en curso. Estos diálogos son una plataforma muy valiosa para que la OMC escuche el punto de vista de las empresas y demás colectivos interesados, así como para colaborar con el objetivo de seguir avanzando.

Nos reunimos en un momento crítico. La CP26 comenzará dentro de pocos días y necesitamos ampliar nuestras aspiraciones para hacer frente a la crisis climática. Debemos actuar ya en todos los sectores económicos y en todos los países para orientar la economía mundial hacia una vía de desarrollo con bajas emisiones de carbono.

Nuestra conversación de hoy tiene que ser resolutiva y dar lugar a la adopción de medidas al menos en tres esferas, a saber:  

  • recurrir a la política comercial para apoyar las contribuciones determinadas a nivel nacional en el marco del Acuerdo de París;
  • integrar las soluciones comerciales en las estrategias de adaptación y en las cadenas de suministro resistentes al cambio climático; y
  • asegurar una transición justa a medida que el comercio y las cadenas de suministro se ajustan a las estrategias de reducción de las emisiones netas de dióxido de carbono a cero.

Para iniciar el debate, quisiera plantear cuatro formas de lograr esos progresos.

En primer lugar, trabajemos para promover el comercio de bienes, servicios y tecnología necesarios para un futuro con bajas emisiones de carbono. Eso acelerará la transición a una energía limpia y asequible para todos.

Los aranceles medios aplicados a las mercancías necesarias para las energías renovables y las bombas de calor siguen comprendidos entre el 10% y el 14%. Y, en muchos casos, las medidas no arancelarias también obstaculizan el despliegue de tecnologías de energía limpia. Entre ellas figuran las subvenciones ineficientes a los combustibles fósiles, que favorecen las tecnologías contaminantes y retrasan la transición hacia los sistemas de energía sostenibles. Las condiciones aplicadas tampoco son uniformes. Los aranceles y los obstáculos no arancelarios a las mercancías limpias son a menudo más elevados que los aplicados a las mercancías sucias.

La vía comercial consistiría en reducir los aranceles y los obstáculos no arancelarios que dificultan la expansión, la asequibilidad y la difusión de los bienes y servicios necesarios para la transición hacia las energías limpias.

En segundo lugar, necesitamos una mayor transparencia, diálogo y cooperación en lo que respecta a las medidas de reducción de las emisiones de carbono relacionadas con el comercio.

Desde 2009, más de 100 Miembros de la OMC han notificado formalmente más de 4.500 medidas comerciales relacionadas con el cambio climático, desde los impuestos directos hasta la reglamentación, los programas de ayuda y las condiciones de licitación pública. Los países en desarrollo representan el 42% de todas las medidas notificadas. Es gratificante observar que los Miembros intervienen de forma tan activa.

Durante el proceso de aplicación de medidas de lucha contra el cambio climático, tendremos que fomentar la transparencia, el diálogo y la cooperación. Las empresas necesitan previsibilidad.  Tomemos el caso de los precios del carbono. Los países avanzan a distintas velocidades para descarbonizar sus economías. Ya existe un mosaico de más de 60 sistemas de fijación de precios del carbono en todo el mundo. Los precios varían desde menos de USD 1 por tonelada de CO2 hasta más de USD 130.

Debido a la preocupación por la fuga de carbono, se han adoptado planes de medidas de ajuste de las emisiones de carbono en frontera para garantizar que los productos importados estén sujetos a los mismos costos de carbono que la producción nacional. La fragmentación y las posibles fricciones comerciales son motivo de preocupación.

La cuestión es que a todos nosotros y a las empresas nos conviene adoptar un precio mundial del carbono. Contemos con la participación de los académicos y demás expertos según sea necesario para trabajar en las metodologías. Hago aquí un llamamiento a una mayor cooperación y a la adopción de soluciones comunes para conseguirlo. Tenemos que mantener este diálogo en la OMC y colaborar con otras organizaciones internacionales que se ocupan de esta cuestión.

En tercer lugar, necesitamos aumentar la capacidad de resiliencia de las cadenas de suministro internacionales frente a un entorno cambiante. 

El cambio climático aumenta la frecuencia y la intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos. Por ejemplo, los huracanes extremos ya perturban las cadenas de suministro y las predicciones indican que la situación empeorará. 

Pero podemos hacer algo al respecto. El Centro Mundial de Adaptación estima que la inversión en infraestructuras más resilientes frente al cambio climático tiene una relación costo-beneficio de 1 a 4 aproximadamente. 

El comercio abierto es en sí un poderoso instrumento de adaptación que contribuye a atenuar los efectos negativos del cambio climático. Por ejemplo, en un estudio reciente se estima que la eliminación gradual de los aranceles agrícolas y la aplicación de otras medidas de facilitación del comercio podrían reducir hasta en un 64% los efectos del cambio climático en la desnutrición para 2050, salvando a 35 millones de personas de la hambruna causada por el cambio climático.

También se constata la importancia de mantener abiertas las cadenas de suministro en la crisis de la COVID-19.

Estas enseñanzas pueden sernos de gran ayuda.

Podemos recurrir a la facilitación del comercio y a otras políticas comerciales para reforzar la respuesta de los países y su resiliencia frente a las catástrofes naturales relacionadas con el clima.

Podemos identificar las dificultades y oportunidades para fortalecer la resiliencia de las cadenas de suministro, eliminar las obstrucciones y velar por la moderación en el uso de las restricciones a la exportación y otras políticas comerciales restrictivas.

En cuarto lugar, nos incumbe la responsabilidad fundamental de asegurar una transición justa e inclusiva en todo este proceso. Hemos de apoyar las medidas para combatir el cambio climático que guardan relación con el comercio en los países en desarrollo.

La financiación de la acción climática será esencial para apoyar la transición a una economía con bajas emisiones de carbono. Tendrá que provenir de medios de financiación públicos y privados. El reto es inmenso, pues se espera que la financiación anual de las medidas contra el cambio climático supere la cifra de USD 1 billón en los años venideros. Los 100.000 millones prometidos anteriormente suscitan grandes expectativas en la CP26. En este sentido, la iniciativa de Ayuda para el Comercio de la OMC puede ayudar a movilizar fondos para infraestructuras verdes y apoyar al sector privado de los países en desarrollo en su proceso de adaptación al cambio climático. En 2018, la ayuda para el comercio centrada en el cambio climático ascendió a USD 15.000 millones, lo que representa un tercio (el 33%) de la ayuda para el comercio global.

Aun así, esto no satisface las necesidades que se plantean. Por lo tanto, es importante que forjemos mayores sinergias entre las necesidades de ayuda para el comercio y los programas de financiación para la lucha contra el cambio climático. Espero que tengamos ocasión de debatir estas cuestiones en la CP26. Existe una oportunidad que no se ha aprovechado plenamente.

Creo que estas vías pueden ayudarnos a desarrollar un comercio significativo para la agenda climática. Espero con interés sus opiniones y sugerencias para fortalecer y mejorar estas vías.

Permítanme concluir instando a todos ustedes a aprovechar al máximo este diálogo. Sus aportaciones son necesarias para entender cuál es la mejor forma en que el comercio y la OMC pueden apoyar los esfuerzos por elevar las aspiraciones en materia de mitigación del cambio climático y de adaptación a sus consecuencias, y contribuir así a una transición justa.

Les deseo a todos un debate fructífero. Muchas gracias.

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