DISCURSOS — DG NGOZI OKONJO-IWEALA

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Excmo. Sr. António Costa, Primer Ministro de Portugal

Excmo. Sr. Uhuru Kenyatta, Presidente de Kenya

Excmo. Sr. Iván Duque Márquez, Presidente de Colombia

Excelencias,

Señoras y señores:

Es un placer estar aquí en la bella Cascaes. Quiero dar las gracias a nuestros coanfitriones, Kenya y Portugal. Es un honor estar aquí junto a los dos dirigentes y acompañar a otros responsables e interesados, también del sector privado, que protagonizarán la construcción de un futuro azul sostenible.

Actualmente, los medios de vida de más de 3.000 millones de personas dependen de la biodiversidad marina y costera. La rapidez con que comencemos a gestionar correctamente esos recursos, y las decisiones que todos tomemos ahora, afectarán de manera muy importante a las personas y al planeta en los próximos decenios. Este momento requiere una cooperación y una solidaridad mundiales.

Permítanme señalar tres puntos.

1. Una economía azul global y sostenible requiere un conjunto sólido de normas, reglamentaciones y políticas. En 2015 los dirigentes mundiales encomendaron a la comunidad internacional la consecución de los ODS, entre los que se incluye el ODS 14, relativo a la gestión sostenible los océanos y la pesca. Actualmente nos encontramos en una carrera contra el reloj para cumplir la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y los correspondientes ODS. Tengo el agrado de informarlos de que en la Duodécima Conferencia Ministerial de la OMC, recientemente celebrada, los Miembros acordaron poner fin a las subvenciones a la pesca más perjudiciales.

El Paquete de Ginebra, adoptado en la CM12, es la expresión del mejor multilateralismo — nuestros 164 Miembros, desde Ucrania y Rusia hasta los Estados Unidos, China, la UE, la India, el Japón y los numerosos PEID y PMA y otros países en desarrollo — han cruzado las divisorias geopolíticas para llegar a acuerdos que harán más sanos nuestros océanos y aumentarán nuestra capacidad de responder a la pandemia de COVID y a la crisis alimentaria, tan agravada por la guerra en Ucrania. El Paquete demuestra que, con el nivel adecuado de compromiso y liderazgo, el multilateralismo puede funcionar.

El nuevo acuerdo sobre subvenciones a la pesca — el primero de la OMC que tiene como elemento central un objetivo primordialmente ambiental — responde a la meta 14.6 de los ODS.  Después de más de 20 años de negociaciones, los Miembros ha acordado poner freno a las ayudas públicas que contribuyen al agotamiento de los recursos marinos, cuyo volumen estimado es de 22.000 millones de dólares EE.UU. anuales. El acuerdo prohíbe las subvenciones que contribuyen a la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada, así como la pesca en las zonas no reguladas de alta mar y en poblaciones de peces sobreexplotadas.

Se ha establecido un nuevo Fondo para prestar asistencia técnica — en asociación con organizaciones como la FAO, el FIDA (y el Banco Mundial) — y crear capacidad en los países en desarrollo, ayudándolos a aplicar las nuevas normas y mejorar su ordenación pesquera. Ya hemos recibido promesas sustanciales de los países donantes, y se esperan más aún.

El acuerdo abre una segunda ronda de negociaciones para añadir nuevas normas en relación con las ayudas que contribuyen a la sobrecapacidad y la sobrepesca.

En un momento en que la inseguridad alimentaria figura entre nuestras mayores preocupaciones, el nuevo acuerdo reforzará la economía azul en países donde los medios de vida y la nutrición dependen de la pesca y del uso sostenible de los recursos marinos.

El acuerdo también puede liberar miles de millones de dólares de fondos públicos que ahora podrán utilizarse como financiación azul para desarrollar nuevas actividades y sectores económicos, como el turismo de naturaleza, la pesca y la acuicultura sostenibles, el transporte marítimo o las actividades de los puertos marítimos verdes. Los recursos que antes contribuían a vaciar nuestros océanos podrán canalizarse hacia industrias emergentes, como la biotecnología marina, la energía renovable o la exploración de los fondos marinos.

Mi mensaje a los inversores es: promuevan inversiones, créditos y seguros para proyectos que ayuden a cumplir el ODS 14, así como otros ODS que contribuyen a una mejor gobernanza de los océanos. Esas inversiones tendrán un efecto más amplio y duradero si se diversifican en distintos sectores y revierten también en las mipymes.  Las asociaciones entre los sectores público y privado tendrán que apoyarse en principios de sostenibilidad y en una divulgación completa de las cuestiones ambientales, sociales y de gobernanza para garantizar la transparencia. El objetivo es asegurarse de que los beneficios y la salud de los océanos avancen a la par.

2. El océano nos concierne a todos. Su productividad y su salud afectan a todos, directa o indirectamente. Aportar financiación y reducir el riesgo en los sectores con una perspectiva de largo plazo y de manera previsible y sostenible puede contribuir a la construcción de la economía azul. 

Una triple crisis planetaria amenaza las aguas de nuestros océanos. El cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación marina tienen efectos devastadores.

Las estimaciones indican que el empeoramiento de la salud de los océanos causado por el clima podría costar anualmente a la economía mundial 428.000 millones de dólares EE.UU. en 2050 ¡y casi 2 billones de dólares EE.UU. cada año al final de este siglo!

La contaminación marina ha convertido los océanos en un vertedero.  La “gran isla de basura del Pacífico”, con una superficie del tamaño de Mongolia, es el símbolo de un problema mundial que exige actuar.   

Necesitamos soluciones limpias, respetuosas del clima y los océanos, para las generaciones actuales y venideras.

La buena noticia es que la inversión en la economía azul es sumamente rentable y, al mismo tiempo, beneficiosa para las personas y el medio ambiente.

Un estudio del Banco Mundial (“The Ocean Economy in Mauritius: Making it Happen, Making it Last”, 2017) indica que, duplicando la proporción actual de su economía oceánica, del 12% al 25% en 2025, Mauricio puede crear miles de empleos y lograr una sostenibilidad más duradera invirtiendo USD 580.000 al año.

El valor anual de la economía oceánica se estima en 2,5 billones de dólares EE.UU., equivalente al de la séptima mayor economía del mundo.  Los océanos contribuyen a la seguridad alimentaria, el empleo, el comercio y la prosperidad. Los medios de vida de más de 3.000 millones de personas dependen directa o indirectamente de los océanos.

El comercio puede ayudarnos a lograr una reconstrucción más “azul”.

Sin embargo, sigue siendo necesaria financiación de diferentes fuentes para aumentar eficientemente las inversiones en economías azules ambiciosas e innovadoras.

Un buen punto de partida es preguntarnos qué sectores, qué actividades y qué servicios necesitan inversiones para fortalecer la economía oceánica.

¿Es en la infraestructura donde debemos centrarnos? ¿Es necesario reactivar el sector de transporte marítimo? ¿Cuál es la mejor manera de proporcionar financiación y tecnología a los países en desarrollo? ¿Cómo ayudamos a los próximos dirigentes oceánicos de todo el mundo a adquirir las aptitudes, los conocimientos y el aprendizaje que necesitarán? ¿Cuál es la mejor manera de diseñar planes de ordenación marítima sólidos para que los inversores puedan comprender mejor qué es y qué no es factible a fin de obtener rendimientos sostenibles?

Varios PEID están mostrando el camino hacia la economía azul, por ejemplo Seychelles con sus bonos azules y sus canjes de deuda a cambio de la protección de su plataforma continental.

3. No hay economía azul sin economía verde. Será esencial una mayor coordinación y cooperación internacional, así como hacer frente desde el primer momento a los desafíos mundiales comunes, como el cambio climático, la adaptación y la resiliencia. El comercio puede ayudar a potenciar las nuevas empresas “azules”, especialmente en los PEID o los países de ingreso bajo.

En la OMC, los Miembros analizan la manera de lograr un triple beneficio: para el comercio, el medio ambiente y desarrollo.

Los Miembros han iniciado en la Organización una labor sin precedentes materia de contaminación producida por los plásticos y comercio de plásticos ambientalmente sostenible, que contribuirá a las actuales negociaciones de las Naciones Unidas relativas a un tratado internacional sobre los plásticos. Dentro del sistema de las Naciones Unidas, estamos colaborando con el PNUMA y otras organizaciones.

Los Miembros están examinando cómo puede el comercio ser un instrumento para acelerar el avance hacia una economía más circular.

Reducir los obstáculos al comercio de bienes y servicios ambientales puede hacer que disminuyan los costos y facilitar la difusión de las mejores prácticas y las tecnologías más avanzadas, incluidas las necesarias para la conservación de los océanos. Entre esos bienes y servicios pueden incluirse el ecoturismo, los sistemas de alerta meteorológica, las tecnologías de descontaminación, la energía renovable o la inteligencia artificial para la biología marina.

Gracias a la Ayuda para el Comercio, empresas dedicadas, por ejemplo, al cultivo de algas sin abonos, pueden ampliar sus actividades a nuevos mercados, y soluciones de economía circular para la acuicultura pueden reducir los residuos.

Todas estas medidas apoyan la mitigación del cambio climático y la adaptación a sus consecuencias.

Prepararse para el futuro es esencial. Para recordarlo no es necesario remontarse muy atrás: basta con pensar en la pandemia de COVID-19.

Los océanos tienen una enorme capacidad de recuperación y regeneración. Pero tenemos que darles margen para utilizarla. La OMC ha dado un importante primer paso con el acuerdo sobre subvenciones a la pesca.

Confiamos en colaborar con ustedes para hacer del sueño azul una realidad.

Gracias por su atención.

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