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  • Noticia: La recuperación después de la COVID-19 no debe dejar a nadie atrás
  • Ayuda para el Comercio: balance 2021

  

Bienvenidos, Dr. Tedros, Kristalina, Angel, David e Isabelle, y muchas gracias.

Este acto de balance llega en un momento crítico.

Durante las décadas anteriores a la aparición de este nuevo coronavirus, el comercio mundial abierto contribuyó a sacar de la pobreza a más de 1.000 millones de personas.

Gracias a las corrientes transfronterizas de bienes, servicios e ideas, los países en desarrollo han podido acelerar el crecimiento y crear mejores puestos de trabajo.

Por primera vez en 200 años, los países en desarrollo han comenzado a reducir la disparidad existente con los países más ricos.

Sin embargo, ya entonces estaba claro que muchos países y personas no podían aprovechar las oportunidades que brindaba el comercio porque carecían de las capacidades necesarias desde el punto de vista de la oferta para hacerlo. Por eso se creó la iniciativa de Ayuda para el Comercio en 2005.

Hoy en día, la pandemia está revirtiendo las mejoras en materia de desarrollo que tanto costó conseguir, y agrava los problemas a que se enfrentan los más vulnerables.

El Banco Mundial ha advertido de que más de 150 millones de personas podrían caer en la pobreza extrema, lo que pondría fin a 30 años de tendencia a la baja de esa cifra. Asia Meridional y África serán probablemente las regiones que más se vean afectadas en términos de aumento de la pobreza e inseguridad alimentaria.

La pandemia ha provocado la mayor caída del comercio mundial de que se tiene constancia. En el segundo trimestre de 2020, el valor del comercio mundial de mercancías cayó un 21% en relación con el año anterior. El comercio de mercancías se ha recuperado a continuación, aunque sin alcanzar los niveles anteriores a la crisis.

El comercio de servicios ha registrado peores resultados, lastrado por los viajes y el turismo, que en el tercer trimestre todavía registraban niveles más de dos tercios inferiores a los niveles anteriores a la pandemia. Sin embargo, algunos sectores de servicios se han beneficiado de la situación: gracias a las actividades en línea de los trabajadores y las empresas, el comercio de servicios informáticos ha aumentado un 9%.

La crisis está exacerbando todo tipo de desigualdades, que abarcan desde los roles de género en los hogares y la sociedad, hasta la resiliencia económica de los países.

Los países menos adelantados (PMA) han sido los más afectados por la caída del comercio y los que menos se han beneficiado de la recuperación. Las cifras preliminares indican que las exportaciones de servicios de los PMA cayeron un 55% interanual en el segundo trimestre, lo que representa casi el doble de la cifra registrada en el resto del mundo. En los tres primeros trimestres de 2020, las exportaciones de bienes y servicios de los PMA descendieron un 19%, frente al 15% del resto del mundo.

Muchos países de renta baja y media están en vías de una débil recuperación. Kristalina ha advertido de una 'gran divergencia' en la que las economías avanzadas y un puñado de mercados emergentes se recuperan de la crisis provocada por la COVID, mientras que la mayoría de los países en desarrollo se queda a la zaga. Esto condenaría a millones de personas más a la pobreza extrema en los próximos años.

Nuestro desafío, esta semana y en los años venideros, es velar por que esto no ocurra. La recuperación posterior a la COVID no debe dejar a nadie, ni a ningún país, atrás.

El primer paso hacia este objetivo debe ser el rápido despliegue de la vacuna, a escala mundial, que ponga fin a la pandemia. Para ello es necesario aumentar la fabricación en todo el mundo, sin olvidar los mercados emergentes y los países de ingresos bajos con acceso a la tecnología y los conocimientos técnicos, mientras nos ocupamos de las cuestiones de los derechos de propiedad intelectual y las flexibilidades necesarias que incentivan también la investigación y el desarrollo. Este enfoque sería el mejor estímulo mundial que se podría obtener. Reducir la brecha de financiación en lo que respecta al Acelerador del acceso a las herramientas contra la COVID-19 es una prioridad urgente.

Debemos acelerar la producción de vacunas, en particular en los países en desarrollo, aprovechando al máximo, como he dicho, la capacidad de fabricación existente y creando nuevas capacidades de producción para luchar contra la siguiente pandemia. Los países dependen unos de otros para obtener los ingredientes y los componentes necesarios para fabricar, distribuir y administrar vacunas. Necesitamos más cooperación comercial para abordar los estrangulamientos en el suministro, reducir los obstáculos reglamentarios, facilitar el comercio y financiar la compra de vacunas. Por eso quisiera que la OMC trabajara con los Miembros, el sector, la sociedad civil y otras partes interesadas para evaluar qué medidas inmediatas pueden tomarse para impulsar la producción de vacunas. Esto nos ayudará también a prepararnos ante futuras crisis sanitarias.

Sin embargo, las vacunas por sí solas no evitarán la divergencia mencionada por Kristalina.

Mantener la apertura de los mercados mundiales es esencial para una recuperación fuerte y sostenida. La obtención de resultados en la OMC este año, en particular en la Duodécima Conferencia Ministerial, conferiría mayor certeza y previsibilidad al comercio.

La Ayuda para el Comercio seguirá siendo esencial. No debe permitirse que la financiación del comercio desaparezca.

Una enseñanza importante extraída el año pasado es que el comercio hizo que el suministro de material médico fundamental fuera más resiliente. En el primer semestre de 2020, las exportaciones de equipos de protección individual aumentaron un 50%. El comercio de mascarillas textiles se sextuplicó con creces. Sin embargo, se puede mejorar la resiliencia haciendo que las cadenas de suministro de material médico estén más diversificadas geográficamente, lo que representa una oportunidad para la inversión orientada a la exportación en muchos países de ingresos bajos y medios.

Este programa en favor del empleo y la diversificación está vinculado a numerosas cuestiones que son objeto de estudio en la OMC, como el comercio electrónico, la facilitación de las inversiones, las mujeres en el comercio, las microempresas y las pequeñas y medianas empresas, y la "ecologización" del comercio. De hecho, los países en desarrollo necesitarán inversión y ayuda para adaptarse al cambio climático, crear infraestructuras resilientes al cambio climático y desarrollar economías más ecológicas y diversificadas.

En las sesiones de esta semana se examinarán todas estas cuestiones en detalle, desde la facilitación del comercio en los países sin litoral, hasta la creación de capacidad de producción farmacéutica en los países en desarrollo y menos adelantados.

Permítanme concluir diciendo que soy consciente de que la asistencia al desarrollo es objeto de recortes presupuestarios. Es comprensible. Pero deberíamos recordar que las organizaciones y los Miembros que han colaborado en la iniciativa de Ayuda para el Comercio han tenido una gran repercusión en la vida de las personas. Hemos recopilado algunos de esos efectos positivos en nuestra publicación “Strengthening the Capacity of Africa to Trade”, (Fortalecimiento de la capacidad comercial de África), publicada ayer.

Trabajar juntos, ahora, para invertir en la recuperación de los interlocutores comerciales no es solamente lo que se debe hacer. Reconstruir una economía mundial más verde, equitativa y próspera es una cuestión de interés económico para todos los países. No podemos permitirnos no hacerlo.

Muchas gracias.

 

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