DISCURSOS — DG NGOZI OKONJO-IWEALA

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Una cosa que ha surgido de los debates de hoy es que solo trabajando juntos más allá de las fronteras han podido los científicos elaborar vacunas seguras y eficaces en un tiempo récord. Y solo trabajando juntos, más allá de las fronteras, podremos resolver los problemas [de escasez de vacunas y de acceso equitativo] que hoy hemos abordado. Se trata de un problema de los bienes comunes de la humanidad, y tenemos que resolverlo juntos.

Nuestro objetivo hoy era contribuir a los esfuerzos encaminados a aumentar la producción de vacunas y a ampliar el acceso, empezando por lo inmediato.

Más concretamente, teníamos tres objetivos:

El primero era identificar los obstáculos, en particular los relacionados con el comercio, para aumentar la producción y para distribuir y administrar equitativamente las vacunas, y hemos examinado cómo podría contribuir la OMC a esas soluciones.

El segundo objetivo era reunir a personas capaces de incrementar y ampliar la fabricación, a personas que están en condiciones de compartir tecnología y saber hacer, y a personas que están dispuestas a financiar una capacidad de fabricación adicional.

Y el tercero, reflexionar sobre el camino a seguir, incluso en lo que respecta a la exención de disposiciones del Acuerdo sobre los ADPIC y a los incentivos a la investigación y el desarrollo, para poder obtener las tecnologías médicas que necesitamos, y para que ningún país se quede atrás. Si hay una frase que todo el mundo repite estos días es que nadie estará a salvo hasta que todos lo estemos.

La hemos escuchado en boca de Gobiernos y de fabricantes de vacunas de países desarrollados, en desarrollo y menos adelantados, así como de otras partes implicadas de organizaciones internacionales, de la sociedad civil y de instituciones de financiación del desarrollo.

Y hemos escuchado buenas noticias: que los suministros se aceleran y que las empresas están aprendiendo con la práctica, que ha habido aumentos de la productividad importantes, y que aún hay más capacidad. También hemos escuchado que existe una voluntad de financiar las inversiones en la fabricación de vacunas tanto a corto como a largo plazo, y que hay ideas y energía para hacer las cosas de manera diferente.

Sin embargo, muchos han dicho que hay que hacer más. Realmente, la situación no es habitual, por lo que tal vez tengamos que adoptar soluciones inhabituales para resolver los problemas que tenemos ante nosotros.

En los debates de hoy han aparecido numerosos puntos de acuerdo. Estamos de acuerdo en que no es aceptable que las personas y los países tengan que esperar indefinidamente las vacunas. No queremos repetir experiencias del pasado.

Hemos llegado a un consenso sobre la urgente necesidad de ampliar la producción y de vacunar a todo el mundo, porque cada día que dura la escasez, aumenta la posibilidad de que aparezcan nuevas variantes peligrosas y crece el número de muertes evitables. Muchas instituciones, entre ellas el FMI, el Banco Mundial y la OMC, pueden cuantificar, y lo han hecho, el impacto económico de esas demoras.

Se ha convenido en que es preciso ampliar la capacidad de producción, en particular en los países en desarrollo y menos adelantados y en los mercados emergentes. Y en que la distribución de vacunas tiene que ser más eficaz y más equitativa.

Se ha dicho que el comercio transfronterizo abierto de materias primas y otros insumos es esencial para mantener y ampliar la producción, y que es necesario mantener las cadenas de suministro de esos insumos.

También ha habido amplia coincidencia en que la innovación, la investigación y el desarrollo serán vitales para hacer frente a las variantes de la COVID-19 y en otras crisis sanitarias.

Hemos mantenido intercambios útiles sobre cuestiones que suscitan puntos de vista diferentes, como la forma futura de las cadenas de suministro de vacunas, la función apropiada de las medidas de protección de la propiedad intelectual, o las cuestiones de transparencia de los contratos relativos a las vacunas, que muchos han señalado como un factor importante para una fijación de precios y una distribución adecuadas y un componente fundamental del acceso y la equidad.

Las preocupaciones expresadas por algunos acerca de las operaciones transfronterizas de la cadena de suministro, como las restricciones a la exportación y la escasez de personal cualificado, han reforzado mi opinión — y la de los Miembros, espero — de que la OMC debe y puede desempeñar un papel central en la respuesta a esta crisis.

Se han puesto encima de la mesa algunos puntos de vista acerca del Acuerdo sobre los ADPIC y de si las flexibilidades existentes son suficientes para atender las necesidades de los países en desarrollo. Estos se hacían eco de los debates sobre la propuesta de exención que tienen lugar actualmente en el Consejo de los ADPIC, y quiero reiterar que el debate de hoy es una forma de contribuir a esa discusión.

Estoy de acuerdo con la opinión de que la OMC es un foro lógico para encontrar una forma de avanzar en estas cuestiones, y espero que las ideas planteadas aquí contribuyan a que se llegue a una convergencia en el Consejo de los ADPIC sobre unos resultados significativos que puedan contribuir a los objetivos que tenemos.

Espero que el debate de hoy, el hecho de escucharnos los unos a los otros, de constatar que todos compartimos un objetivo común, y de que tal vez no estemos tan distanciados, dé lugar a una voluntad de llegar a un punto medio y de encontrar algo que sea aceptable para todos.

En general, los participantes han opinado que el aumento de la capacidad de fabricación de vacunas es un proceso complejo. Exige inversiones importantes a largo plazo y modelos empresariales sostenibles. Se basa en líneas de suministro internacional abiertas para los ingredientes y el equipo. Se ha dicho que la escasez de una sola pieza, los filtros, puede detener las operaciones en una planta de producción. La fabricación de vacunas requiere colaboración, y el movimiento de mano de obra cualificada, para facilitar la transferencia de tecnología y saber hacer.

La seguridad es una consideración primordial, y la calidad es la otra faceta de la seguridad. Esto exige una capacidad reglamentaria eficaz y un estricto cumplimiento, hasta el nivel de la fábrica. De hecho, se ha dicho que este es un gran riesgo que las empresas incluyen como factor a tener en cuenta a la hora de adoptar decisiones sobre dónde producir, y cómo producir. Espero que hoy hayan recibido muestras de aliento suficientes, para que podamos avanzar a la movilización de las capacidades existentes en los mercados emergentes y en los países en desarrollo mencionados repetidamente hoy, lo que podría realmente contribuir a acabar con la escasez que se ha evocado.

La transformación de la capacidad de producir vacunas contra la COVID-19 no se limita únicamente al espacio físico. Se ha dicho varias veces que requiere la transferencia de tecnología y saber hacer, así como inversión y apoyo para la garantía de la calidad.

También hemos conocido la forma en que se han aplicado las disposiciones en materia de licencias, incluido un ejemplo de la forma en que se ha llevado a cabo la transferencia de conocimientos en solo seis meses. Se han hecho asimismo llamamientos a favor de un apoyo para la creación de capital humano y para reforzar la cooperación en materia de reglamentación.

Algunos participantes han propuesto una actividad de enlace más activa para conectar a las empresas que tienen capacidad de inversión con las que tienen potencial para ampliar la capacidad de producción, incluso a corto plazo.

También se han mencionado los esfuerzos que se están realizando para crear nuevas capacidades de fabricación, y las lecciones que pueden extraerse de ello.

Además, hemos empezado a ver los aspectos de la colaboración que necesitamos para hacer que las cosas sucedan. Muchas organizaciones internacionales han mostrado su disposición a colaborar para llevar a buen término iniciativas como el despliegue de conocimientos técnicos especializados, la ayuda para la creación de capacidad y el control de la calidad, y la inversión directa en la producción.

Pienso que los intercambios de hoy nos han permitido comprender mejor los retos a los que nos enfrentamos para ampliar la producción de vacunas, y que la colaboración es el único camino a seguir.

En las próximas semanas y meses, esperamos medidas de seguimiento concretas. Estas cuestiones no son fáciles, pero la voluntad política y el compromiso del sector privado de que hoy se ha hecho gala parecen indicar que es posible.

A medida que avancemos, espero:

  • De los Miembros de la OMC:
    • Que tomen medidas para reducir aún más las restricciones a la exportación y los obstáculos relacionados con la cadena de suministro, y que colaboren con otras organizaciones para facilitar la logística y los procedimientos aduaneros. Vigilamos estos aspectos en el marco de nuestra labor ordinaria, y seguiremos haciéndolo para incrementar los suministros y mantener unas cadenas de suministro sólidas. Se ha subrayado el comercio como un factor decisivo de la producción; corresponde a los Miembros de la OMC actuar.
    • Que hagan avanzar las negociaciones en el Consejo de los ADPIC sobre la propuesta de exención y los incentivos a la investigación y la innovación. Espero que las ideas que hemos escuchado y el diálogo abierto que hemos mantenido nos acerquen más a un acuerdo. 
  • De los fabricantes de vacunas:
    • Que adopten medidas concretas para ampliar la fabricación de vacunas, ya sea transformando a corto plazo las capacidades existentes, aprovechando cualquier aumento de la productividad que pueda obtenerse de las instalaciones actuales, así como medidas en materia de inversión.
    • Que aumenten la tecnología y la transferencia de saber hacer, que muchos participantes destacaron que serían necesarias para que funcione la producción adicional.
    • Necesitamos transparencia en los acuerdos contractuales y en la fijación de precios de los productos. Esperamos continuar este diálogo y contribuir a la vigilancia de las medidas adoptadas en esta dirección.
  • De las organizaciones internacionales y las instituciones financieras:
    • Hemos tomado nota de su disposición a financiar, tanto la capacidad existente como la nueva, de su disposición a trabajar en la creación de capacidad para cuestiones de reglamentación, no solo relativas a las vacunas, sino también a los tratamientos y las pruebas de diagnóstico, que son igualmente importantes.

Estoy convencida de que hemos encontrado una buena base para una acción concreta, y para continuar el debate que hemos mantenido hoy.

Este no debería ser un acto aislado, debemos seguir hablando unos con otros y asegurarnos de que podemos lograr resultados.

Espero que, además de una acción concreta para aumentar la capacidad, este debate nos haya dado los elementos de un marco sobre comercio y salud que podamos confeccionar en la OMC y someter a los Ministros en la Duodécima Conferencia Ministerial a mediados de diciembre. Ese marco debería establecer una preparación relacionada con el comercio para hacer frente a esta pandemia, y a la próxima.

 

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