WTO NOTICIAS: DISCURSOS — DG PASCAL LAMY

La crisis financiera mundial, Doha y los países menos adelantados

En un discurso pronunciado el 20 de noviembre en una conferencia ministerial organizada conjuntamente por la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial y la OMC, el Director General Pascal Lamy dijo que era esencial mitigar los efectos que el deterioro del entorno económico mundial tenía en los países en desarrollo. Éstas fueron sus palabras:

Siem Reap, Camboya

 

Excelentísimo Señor Primer Ministro de Camboya,
Excelentísimos Señores Ministros:

Nuestra reunión tiene lugar en un momento trascendental de la economía mundial. Asistimos a una crisis financiera sin precedentes cuyo epicentro se sitúa en los Estados Unidos, pero cuyos efectos se extienden ya a la economía real de todo el mundo.

Quiero expresar mi reconocimiento a mi buen amigo Kandeh Yumkella por haber pedido a la OMC que participara en la organización de esta conferencia. Como he dicho en anteriores ocasiones, la OMC y la ONUDI son dos caras de la misma moneda. Por consiguiente, la cooperación estrecha entre ambas no debería sorprender a nadie; es algo que cabía esperar.

El tema de esta Conferencia —Ayuda para el Comercio: Programa Industrial para los PMA— se ha elegido oportunamente, ya que la capacidad de los países menos adelantados (PMA) para salir del paso durante la crisis dependerá, en definitiva, de sus posibilidades, y también de su capacidad de producción y exportación en la economía real. En ese contexto, la Ayuda para el Comercio puede y debe desempeñar una función esencial de asistencia a los PMA para que sigan utilizando el comercio como motor de desarrollo y reducción de la pobreza.

La actual crisis financiera tendrá, sin duda, efectos profundos y, posiblemente, duraderos en los PMA, cuya favorable evolución económica de los últimos tiempos ha dependido en gran medida de factores externos. En primer lugar, es probable que las exportaciones de los PMA —principalmente de petróleo, minerales, productos agropecuarios, textiles y prendas de vestir, así como el turismo— experimenten una reducción sustancial a medida que decae la demanda mundial. En segundo lugar, también es probable que se reduzcan las fuentes externas de financiación, tales como inversiones extranjeras directas o remesas de fondos, que representan una contribución sustancial para las economías de los PMA. También es importante tener en cuenta que la actual crisis financiera se ha producido inmediatamente después de la crisis de los precios de los alimentos y los combustibles, que recientemente afectó a la mayoría de los PMA de distintas formas, pero todas ellas negativas.

Como resultado, las perspectivas de crecimiento a medio plazo son desalentadoras para los PMA. Es probable que los PMA, que, como grupo, registraron en 2005 y 2006 tasas de crecimiento por encima del 7 por ciento y superiores al promedio mundial, sufran una desaceleración durante el presente año. Se prevé que el crecimiento descienda en el África subsahariana del 6,8 por ciento en 2007 al 5,5 por ciento en 2008, y al 5,1 por ciento en 2009. Asimismo, se estima que el promedio de las tasas de crecimiento de los países en desarrollo asiáticos descienda del 10 por ciento en 2007 al 8,3 por ciento en 2008, y al 7,1 por ciento en 2009.

Hay un verdadero peligro de retroceso de los avances realizados para reducir la pobreza en los PMA. Por ello es decisivo y urgente examinar fórmulas para mitigar los efectos del empeoramiento del entorno económico mundial en los países en desarrollo, en particular en los PMA.

El mundo está ahora más globalizado que durante las pasadas crisis económicas. Prevalece la intensa sensación de que todos estamos en el mismo barco y debemos remar juntos y acompasadamente para mantenernos a flote. También hay un consenso creciente en la consideración de las soluciones multilaterales como único medio de hacer frente a los problemas que aquejan actualmente a la economía mundial e impedir que las reacciones súbitas y desordenadas de los mercados lleven a la adopción de políticas proteccionistas y autárquicas, que afectarían grave y desproporcionadamente a los más pobres.

¿Qué aportación puede hacer la OMC en estos tiempos turbulentos? El sistema multilateral de comercio es ante todo una “póliza de seguro” contra el proteccionismo. Si invierte en este sistema, en su fortalecimiento y su vigor, lo que hace la comunidad internacional es, en realidad, invertir en una póliza de seguro contra el deterioro de las condiciones del mercado, por ejemplo contra el proteccionismo. Porque si el mundo decide tomar un rumbo proteccionista, los más vulnerables serán nuevamente los que más sufran, ya que no les quedarán medios de los que valerse, especialmente tras las presiones iniciales de una desaceleración económica general. En otras palabras, la póliza de seguro de la OMC es aún más indispensable para los pobres en esta coyuntura.

Una importante cuestión a la que también estamos siguiendo de cerca, debido a su potencial efecto negativo en los países en desarrollo, es la disponibilidad y asequibilidad de la financiación de las importaciones y las exportaciones. En la reunión con representantes de bancos privados, instituciones financieras internacionales y organismos de crédito a la exportación, que presidí la semana pasada, se confirmó que el mercado de financiación del comercio ha sufrido un grave deterioro durante los seis últimos meses, y en particular desde septiembre. Se señalaron dos causas fundamentales. Una de ellas es la falta de liquidez para financiar los créditos al comercio. Otra es la reevaluación general de los riesgos resultantes tanto de la crisis financiera como de la desaceleración de la economía mundial, y hemos llegado a un punto en el que ambos ciclos interactúan entre sí. Los comerciantes y los bancos de las economías de mercados emergentes son los que sufren esos problemas de forma más acusada.

Tras la celebración de esa reunión se han adoptado algunas medidas para dar respuesta a la situación. El Banco Mundial ha anunciado que triplicará hasta alcanzar los 3.000 millones de dólares, el tope de las garantías para la financiación del comercio que se ofrecen en el marco del programa de facilitación de la financiación del comercio de la CFI. He aquí un ejemplo de Ayuda para el Comercio. La Unión de Berna, que reagrupa a los organismos de crédito a la exportación, también nos ha informado de que esos organismos han intervenido en los últimos meses de forma mucho más activa. Colectivamente han incrementado sus operaciones, que se han acelerado desde el verano, en más del 30 por ciento durante los 12 últimos meses. El mensaje que se recibe de otros bancos regionales de desarrollo es que también ellos podrían hacer mucho más para responder en los mercados si sus Juntas Ejecutivas aumentaran también sus topes para ese tipo de actividades de financiación. Por consiguiente, es importante que todos pongamos empeño en asegurar que, durante las próximas semanas, se conceda prioridad a la financiación del comercio como una especie de cuerda de salvamento de la actividad económica en muchos de sus países.

En cuanto a las negociaciones de la Ronda de Doha, todos hemos visto el fuerte impulso político que le dieron los líderes reunidos el pasado fin de semana en Washington, al impartir instrucciones a sus negociadores para que logren adoptar “modalidades” sobre la agricultura y la industria no más tarde del final del año.

Los PMA tienen mucho que ganar en esas negociaciones, tanto en relación con la agricultura como con la industria o los servicios. El consenso alcanzado en la Conferencia Ministerial de la OMC celebrada en Hong Kong en diciembre de 2005 a fin de otorgar acceso a los mercados libre de derechos y de contingentes para al menos el 97 por ciento de líneas arancelarias correspondientes a productos originarios de los PMA ofrece a esos países una importante oportunidad para aumentar sus exportaciones. Las nocivas subvenciones agrícolas de los países desarrollados quedarán sujetas a estrictas disciplinas, y las más perjudiciales de esas subvenciones se recortarán hasta el 80 por ciento. Estas medidas son particularmente importantes para el sector del algodón, del que dependen las economías de muchos PMA.

También hemos avanzado en la definición de modalidades específicas para los PMA en el comercio de servicios.

Existe también la esfera de la facilitación del comercio, que tiene potencial para reducir el costo del comercio mediante la agilización y la simplificación de los procedimientos aduaneros. Para muchos de ustedes, que viven en países sin litoral, es una buena noticia.

Tras siete años de intensas negociaciones, sólo quedan sobre la mesa unos pocos de los numerosos elementos del paquete final de la Ronda de Doha para el Desarrollo. Pero esos elementos no se concretarán si no finalizamos las actuales negociaciones. Y para finalizarlas será indispensable cruzar el umbral de lo que, en nuestra jerga, llamamos “modalidades”. Por eso es importante el mensaje transmitido por los líderes del G-20 el pasado fin de semana.

Sin embargo, aunque la Ronda de Doha para el Desarrollo puede generar nuevas oportunidades comerciales, éstas no bastarán a los PMA para aprovechar plenamente las ventajas del sistema multilateral de comercio. Necesitamos la Ayuda para el Comercio como complemento sólido que ayude a convertir el potencial de la Ronda de Doha en realidad. El Marco Integrado, que es una iniciativa específica de la Ayuda para el Comercio destinada a los PMA, constituye un medio muy concreto de ayudar a los países más pobres a crear capacidad comercial.

Existe una poderosa sinergia entre la Ronda de Doha y el programa de Ayuda para el Comercio: por una parte, la mejora del acceso a los mercados y la adopción de normas comerciales más justas; por otra, el incremento de la ayuda internacional para la creación de capacidad relacionada con el comercio.

El primer Examen Global de la Ayuda para el Comercio, realizado el pasado año, nos permitió vislumbrar el extraordinario potencial que tiene la Ayuda para el Comercio para promover la creación de capacidad de producción en los países en desarrollo y menos adelantados y ayudarlos a lograr avances reales en su actuación comercial. Ese primer Examen Global permitió también comprobar lo acertado de la decisión de trasladar el programa de trabajo de la Ayuda para el Comercio al siguiente nivel, pasando de un ejercicio general de sensibilización a un esfuerzo concentrado de los funcionarios de los Estados Miembros responsables del comercio, las finanzas y el desarrollo y sus organismos internacionales, tales como la ONUDI, a fin de colaborar en la realización de proyectos de creación de capacidad relacionada con el comercio. Es necesario que pasemos de la fase inicial de evaluación de las necesidades y preparación a la fase final de financiación y ejecución, en la que empezaremos a hacer realidad los efectos que buscamos en el comercio y el desarrollo.

Este año hemos fijado dos objetivos principales para seguir desarrollando la iniciativa de Ayuda para el Comercio. El primero consiste en tratar de aplicar proyectos sobre el terreno de creación de capacidad relacionada con el comercio, tanto a nivel nacional como subregional. Esa labor se incorporará al siguiente Examen Global, previsto para mediados de 2009, en el que se prestará especial atención a las repercusiones de los proyectos de Ayuda para el Comercio en los objetivos de desarrollo de los países interesados. Estamos seleccionando estudios de casos prácticos de todas las regiones del mundo con la ayuda de nuestros colegas de los bancos regionales de desarrollo y las comunidades económicas regionales, que tienen conocimientos prácticos en materia de diseño y financiación de proyectos.

El segundo objetivo, estrechamente vinculado al anterior, consiste en mejorar la vigilancia y la evaluación de la Ayuda para el Comercio. Mañana por la mañana dedicaremos una sesión a esa cuestión. Debemos elaborar algunos indicadores básicos que proporcionen referencias sólidas para que ustedes puedan medir los progresos realizados año tras año y, al mismo tiempo, aprovechar la riqueza y diversidad del programa de trabajo de la Ayuda para el Comercio en cada una de sus dimensiones nacional, regional y mundial.

En ese contexto, los PMA están mucho mejor situados y, a decir verdad, muy por delante de los demás países, para aprovechar las ventajas de la iniciativa de Ayuda para el Comercio, debido a la labor llevada a cabo en el Marco Integrado mejorado. A través de sus estudios de diagnóstico sobre la integración comercial y sus matrices de acción, el Marco Integrado mejorado proporciona a los PMA un mecanismo para avanzar en la aplicación de sus estrategias de Ayuda para el Comercio.

El Marco Integrado, puesto en marcha hace un decenio, se ha reformado para mejorar su mecanismo de prestación, que ahora está firmemente anclado en los principios de apropiación por los países de las actividades y de cooperación. Ha llevado mucho tiempo llegar a la situación actual, pero podemos afirmar sin temor a equivocarnos que todos los elementos institucionales necesarios —políticas, recursos humanos y fondos— están ya listos para que los PMA puedan beneficiarse de un Marco Integrado plenamente operacional y mejorado y, a través de él, de la Ayuda para el Comercio.

La Secretaría Ejecutiva del Marco Integrado entró en funcionamiento a comienzos del mes pasado, al ocupar su cargo Dorothy Tembo, la nueva Directora Ejecutiva que hoy nos acompaña.

Para terminar, permítanme decir que durante las próximas semanas tendremos una oportunidad irrepetible de avanzar en ambos frentes. Los Miembros de la OMC tienen a su alcance la adopción de las modalidades para la agricultura y la industria, que constituyen un peldaño hacia la conclusión de la Ronda de Doha para el Desarrollo. Y, dentro de poco más de una semana, la comunidad internacional celebrará en Doha (Qatar) una reunión sobre la financiación del desarrollo. Es necesario que la comunidad internacional tenga presentes los intereses de sus miembros más pobres y débiles y cumpla las promesas de mayor y mejor ayuda para el desarrollo. Espero que el mensaje de Qatar esté en consonancia con la determinación mostrada por los líderes del G-20 de mantener su compromiso con la ayuda para el desarrollo, a pesar de las difíciles circunstancias económicas y presupuestarias del momento. Y creo que debemos reconocer la firme posición adoptada por Ban Ki Moon, Secretario General de las Naciones Unidas, en relación con esta cuestión.

La comunidad internacional debe cumplir su función, tanto respecto de la ayuda como del comercio. En la inestabilidad económica actual, lo que ayer era necesario, hoy es indispensable.

Gracias por su atención.

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