WTO NOTICIAS: DISCURSOS DG PASCAL LAMY
Conferencia Internacional de Seguimiento
sobre la Financiación para el Desarrollo encargada de examinar la
aplicación del Consenso de Monterrey
Doha, Qatar
Excelentísimos señores,
Señoras y señores,
Se podría decir que la Organización Mundial del Comercio ha sido el
mejor organismo de promoción de la ciudad de Doha y del Estado de Qatar.
No ha sido necesario gastarse en publicidad grandes sumas de dinero en
Al Jazeera, la CNN o la BBC. La nueva ronda de conversaciones mundiales
sobre el comercio, iniciada en esta misma ciudad hace aproximadamente
siete años, se denominó Ronda de Doha para el Desarrollo. Los nombres de
Doha y la OMC están ahora estrechamente vinculados.
Por consiguiente, no es de extrañar que ustedes trabajen intensamente,
junto con muchos otros Miembros de la OMC, con el fin de asegurar que el
nombre de Doha se asocie a un resultado satisfactorio, que permita
satisfacer la aspiración de los países en desarrollo de alcanzar un
nivel de vida más elevado mediante un sistema de comercio más abierto y
justo.
El lanzamiento de la Ronda de Doha se basó en la convicción común de que
el comercio puede ser un motor del desarrollo y de que para hacerlo
realidad era necesario un sistema mundial de comercio basado en normas
más abierto, más transparente, más equitativo y más sensible a las
dificultades de sus Miembros más pobres.
Lo que hizo la OMC fue simplemente trasladar a su esfera de actividad
las aspiraciones recogidas en los Objetivos de Desarrollo del Milenio de
las Naciones Unidas, adoptados en 2000. Los dirigentes mundiales
reconocieron su responsabilidad colectiva con respecto al
establecimiento de los cimientos de un mundo más pacífico, próspero y
justo y se comprometieron a mantener una mayor cooperación para hacer
frente a los desafíos económicos mundiales, de los que forma parte el
comercio.
Por lo tanto, concluir la Ronda de Doha para el Desarrollo es alcanzar
los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
Aunque el comercio puede ser un factor catalizador, durante el último
decenio se ha abierto paso a una nueva idea. Para que el comercio
contribuya plenamente al desarrollo sostenible, al crecimiento y a la
creación de puestos de trabajo, tiene que ir acompañado de recursos
financieros que permitan hacer frente a las limitaciones
infraestructurales y de la oferta. Tiene necesidad de la Ayuda para el
Comercio. Ayuda y comercio son mellizos. Hacer que el comercio sea
posible y hacer del comercio una realidad son dos acciones estrechamente
vinculadas.
Todos hemos sido testigos del viejo debate en torno al “comercio sin
ayuda”, que después se convirtió en “ayuda sin comercio”. La Declaración
del Milenio de las Naciones Unidas ha establecido un nuevo consenso: sí
a un sistema mundial de comercio más abierto y justo, pero también a la
financiación para el desarrollo de los Miembros de nuestra familia
mundial cuyos recursos son limitados. Es el comercio para el desarrollo,
y debe ser la Ayuda para el Comercio.
Desde 2005 venimos trabajando en estrecha colaboración con nuestros
asociados en las Naciones Unidas, el Banco Mundial, los bancos
regionales de desarrollo, la OCDE, el FMI, las comunidades económicas
regionales y los gobiernos nacionales con el fin de movilizar los
recursos y el apoyo político que hagan posible un paquete amplio de
medidas de Ayuda para el Comercio que complemente los resultados de la
Ronda de Doha para el Desarrollo.
En 2007 nos reunimos todos en Ginebra para celebrar la primera
conferencia mundial sobre la Ayuda para el Comercio. De esta reunión
surgió una visión más clara de las necesidades y prioridades a escala
nacional y regional, y se inició un proceso para desarrollar proyectos
sobre el terreno.
En 2008 hemos conocido progresos en la ejecución de proyectos de
creación de capacidad comercial sobre el terreno. Los principales
asociados para el desarrollo, por ejemplo, el Banco Mundial, el Banco
Interamericano de Desarrollo, el Banco Islámico de Desarrollo y muchos
otros han establecido programas de Ayuda para el Comercio, y las piezas
han empezado a encajar. El PNUD y muchos organismos de las Naciones
Unidas están ayudando a los países en desarrollo a incorporar el
comercio en sus estrategias de desarrollo. Y hemos trabajado también
para mejorar la supervisión y evaluación de esos proyectos con el fin de
medir los progresos realizados y el efecto multiplicador de esos
proyectos sobre el terreno.
Toda esta labor se incorporará al segundo Examen Global de la Ayuda para
el Comercio, que la Organización Mundial del Comercio organizará en
junio de 2009.
Sin embargo, esto no será posible si no se movilizan recursos, si no hay
corrientes de financiación, si no se cumplen las promesas. Y ese es el
motivo por el que esta Conferencia llega en el momento adecuado para
recordarnos que, pese a encontrarnos en una situación económica sombría,
debemos seguir atribuyendo la máxima importancia a nuestros esfuerzos de
solidaridad mundial.
La Ayuda para el Comercio es importante, pero la mayor recompensa es el
éxito de la Ronda de Doha para el Desarrollo.
De esta forma, se podrá abordar el problema de las distorsiones del
comercio de productos agropecuarios, provocadas por las subvenciones
injustas a la agricultura, que reviste una importancia vital para muchos
países en desarrollo. No debemos olvidar que más de dos terceras partes
de los pobres del mundo viven en zonas rurales. Y no debemos olvidar a
los productores africanos de algodón, que tienen en la OMC su única
oportunidad de someter a disciplinas las subvenciones que los Estados
Unidos y la Unión Europea otorgan a sus productores.
Se reducirán los aranceles y los obstáculos en la industria, las
tecnologías limpias y los servicios y, por ende, se crearán nuevas
oportunidades comerciales, en particular en los sectores de interés para
los países en desarrollo. Se cumplirá la promesa de conceder acceso
libre de derechos y contingentes para las exportaciones de los países
más pobres del mundo.
Se facilitará el comercio reduciendo los trámites aduaneros, que
representan una carga enorme para los comerciantes pequeños y medianos.
Por primera vez, se impondrán disciplinas a las subvenciones a la pesca,
que están contribuyendo al agotamiento de nuestros océanos. Y podría
seguir dando ejemplos.
Tras siete años de negociaciones ininterrumpidas, muchos de esos
elementos ya están sobre la mesa, aunque no se materializarán a menos
que lleguemos a un acuerdo sobre todo el paquete, y hasta que llegue ese
momento, los posibles beneficios de la Ronda siguen en suspenso.
Todo buen negociador desearía maximizar los resultados, un 2 por ciento
más por aquí, y un 5 por ciento más por allá. Pero la pregunta que
debemos hacernos hoy es la siguiente: ¿merecerá esto la pena si tenemos
que esperar tres, cuatro o cinco años? Ya lo dice el refrán: “Más vale
pájaro en mano que ciento volando”.
En los últimos meses hemos sido testigos de fluctuaciones sin
precedentes en los precios del petróleo y los productos básicos. Hemos
asistido a una grave crisis alimentaria. Y, por si esto fuera poco, nos
enfrentamos a una de las peores crisis financieras desde el decenio de
1930. Nos encontramos ante desafíos de política de una envergadura no
conocida desde que finalizó la Segunda Guerra Mundial.
Una diferencia fundamental entre la crisis económica en curso y las
anteriores es que, en la actualidad, el mundo está más globalizado. Hoy
en día viajamos todos en el mismo barco, los países grandes y los
pequeños, los ricos y los pobres, los fuertes y los débiles. Somos
también cada vez más los que pensamos que únicamente las soluciones
multilaterales pueden resolver esos problemas.
Hace unos días, durante una visita a Camboya, me enteré de que la
mayoría de sus empresas de productos textiles y prendas de vestir que
exportan a los mercados de los países ricos no tienen contratos más allá
de febrero de 2009. Se trata de un sector que emplea en la actualidad a
300.000 personas. Podemos imaginarnos el efecto que tendría en la
economía de Camboya la perdida de todos esos puestos de trabajo.
Pero también aumentan las dificultades a la hora de cumplir los
contratos existentes, debido a la falta de la financiación para el
comercio en condiciones asequibles. Alrededor del 90 por ciento del
comercio internacional se financia con créditos a corto plazo, por lo
que la congelación de ese canal de financiación tendría repercusiones
graves en los países en desarrollo. Recientemente, se reunieron en la
OMC instituciones regionales y entidades financieras, junto con
organismos de crédito a la exportación, a fin de abordar ese problema.
Estamos empezando a tener respuestas, como el reciente anuncio del Banco
Mundial de que triplicará el tope de sus garantías para la financiación
del comercio, y algunas medidas de la OCDE y de los organismos de
crédito a la exportación. Esta cuestión debe seguir ocupando un lugar
preeminente en nuestra lista de prioridades para amortiguar el efecto de
la actual crisis financiera en los países en desarrollo.
En la actual situación económica, puede haber una tendencia a abrazar
políticas de repliegue que colocan los intereses nacionales por encima
de la cooperación internacional. En tiempos duros, es demasiado fácil
para los políticos culpar al extranjero de los males de su país,
expulsar a los productos extranjeros del mercado y recortar
drásticamente los presupuestos de ayuda exterior.
La reunión de la comunidad de las Naciones Unidas de este fin de semana
en Doha puede servir para transmitir un firme mensaje al mundo:
estamos unidos a la hora de hacer frente a los desafíos mundiales;
nos esforzaremos por encontrar soluciones multilaterales;
evitaremos respuestas unilaterales y egoístas;
mantendremos nuestro compromiso de ayudar a aquellos de nosotros que son
más pobres y débiles.
Este fin de semana, Doha debe enviar una señal de urgencia sobre el
cumplimiento de los compromisos en materia de comercio y de ayuda. No
existe un lugar mejor que Doha, donde todo empezó, para reafirmar su
decisión de asegurar que el desarrollo ocupe un lugar central en el
sistema de comercio mundial.
Excelentísimos señores, señoras y señores, les ruego que mantengan vivas
las promesas de Doha.
Gracias por su atención.
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