WTO NOTICIAS: DISCURSOS — DG PASCAL LAMY

Reunión de alto nivel sobre el algodón de múltiples colectivos interesados organizada por la UNCTAD

 

Secretario General
Ministros
Señoras y señores
Estimados amigos

Cuando me estaba preparando para esta reunión, me topé con la entrada de la enciclopedia Columbia correspondiente al algodón. Dice que el algodón se ha hilado, tejido y teñido desde la Prehistoria. Con él se vestían en la antigüedad en la India, Egipto y China. Su uso se extendió a los países mediterráneos. Los comerciantes árabes lo trajeron a Italia y a España. Viajó a Inglaterra. Los comerciantes británicos consideraron que era más barato importar el algodón desde América. Los países africanos lo produjeron y lo comerciaron con Inglaterra. En pocas palabras: el algodón es un producto objeto de comercio internacional, y el comercio ha hecho mucho para extender su uso en todo el globo.

Pero si estamos hoy aquí es porque el algodón se ha convertido en la prueba decisiva del compromiso de hacer de la Ronda de Doha de negociaciones comerciales internacionales que tiene lugar en la OMC una verdadera Ronda para el desarrollo.

Me complace especialmente intervenir en este debate en el que participan, en particular, todos los Ministros de los Cuatro del Algodón, pero también Ministros de otros países productores de algodón que están interesados en el resultado del actual programa de trabajo sobre el algodón.

Nos reunimos hoy en un entorno económico mundial en deterioro, que empeora cada día y amenaza con deshacer los logros económicos y de desarrollo de los últimos años.

Nos reunimos en un momento en que el sector del algodón a nivel mundial enfrenta los mayores retos de toda la década.

Según el informe más reciente del CCIA, la producción mundial de algodón descenderá un 6 por ciento en el período 2008-2009 situándose en los 24,7 millones de toneladas; por primera vez en cinco campañas la producción mundial caerá por debajo de los 25 millones de toneladas. Añádase a esto el descenso previsto en el poder adquisitivo de los consumidores de las economías desarrolladas, las condiciones rigurosas de los créditos y la incertidumbre general, que empujarán los precios del algodón a niveles aún más bajos, y comenzarán ustedes a apreciar la magnitud de los retos que nos esperan.

Parte de la solución reside en las dos esferas de trabajo en las que hemos centrado nuestros esfuerzos. Se trata de las políticas comerciales y de la asistencia para el desarrollo.

Con respecto al ámbito de las políticas comerciales, el camino que hemos de recorrer está muy claro. Los países desarrollados, en particular los Estados Unidos y las CE, tienen que recortar las subvenciones causantes de distorsión del comercio que otorgan a sus productores de algodón. El acceso a los mercados para el algodón deberá mejorarse. Las subvenciones a la exportación de algodón deben eliminarse. Pero, como todos sabemos, esto sólo puede suceder en el marco de la conclusión satisfactoria de la Ronda de Doha.

En julio, los Ministros de comercio reunidos en la OMC en Ginebra no lograron forjar un consenso sobre las modalidades para la agricultura y para los productos industriales y, por tanto, se perdió una oportunidad de concluir los compromisos relativos específicamente al algodón. Muchos de ustedes me han manifestado su decepción por el hecho de que el algodón no fuera objeto de negociaciones serias pese a los 10 días de intervención ministerial. Comparto plenamente esa decepción.

Desde entonces, he mantenido amplias consultas sobre esta cuestión con ambas partes, es decir, con los productores de algodón afectados por los actuales programas de subvenciones y en particular con los Estados Unidos y las CE, acerca de la necesidad de llevar a término esta cuestión. Estas consultas han tenido lugar a todos los niveles, desde el nivel técnico aquí en Ginebra hasta el nivel político más elevado posible en las capitales, incluso recientemente con el Presidente de Burkina Faso.

En todas esas consultas, ha habido unanimidad en que sin un acuerdo sobre el algodón no puede haber modalidades para la agricultura y los productos industriales, y en que sin modalidades no podremos abrir la vía que conduce a la conclusión de la Ronda.

Ahora bien, la buena noticia es que esta opinión la comparten tanto los Estados Unidos como las CE. Ambos han reafirmado insistentemente su compromiso con respecto a un acuerdo sobre el algodón que aborde sustancialmente las preocupaciones de los productores de algodón. Como prueba de ello, y en las últimas semanas, se han mantenido importantes consultas de carácter técnico que, en mi opinión, podrían acercarnos a un acuerdo aceptable para ambas partes.

Evidentemente, esto no quiere decir que se haya hecho todo el trabajo, que ahora deberíamos cruzarnos de brazos y esperar a que se establezcan las modalidades. Esas consultas tienen que continuar hasta que tengamos un acuerdo entre las manos.

El fin de semana pasado participé en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Financiación del Desarrollo celebrada en Qatar (Doha). El mensaje que transmití a la Conferencia fue sencillo. Los beneficios en materia de desarrollo de la presente Ronda no se materializarán automáticamente con la conclusión de la misma. Para que esos beneficios puedan obtenerse plenamente, los países desarrollados y los donantes multilaterales tienen que poner en aplicación sus compromisos de ayuda. Y los países en desarrollo tienen que asegurarse de que el comercio se incorpore debidamente en sus estrategias de desarrollo.

Los Miembros de la OMC comparten este parecer y, por ello, desde 2004 nos hemos centrado en el seguimiento de la corriente de asistencia para el desarrollo en el sector del algodón.

En este sentido, la tendencia ha sido positiva. Los compromisos alcanzan actualmente la cifra de 551 millones de dólares EE.UU. El desembolso efectivo de estos compromisos también ha aumentado, situándose en 109 millones, lo que supone un aumento del 186 por ciento con respecto a los 38 millones registrados en 2007; no obstante, es preciso hacer más para mejorar esta tendencia.

En cuanto al ámbito de la asistencia para el desarrollo de la infraestructura en relación con el algodón, el valor total de los compromisos ha superado los 2.000 millones de dólares EE.UU.

Como saben, estos compromisos incluyen ayuda para fortalecer la competitividad de los productos de algodón, creación de capacidad para los cultivadores de algodón, sistemas integrados de control de plagas y programas de diversificación, por nombrar sólo algunos aspectos.

Para mí es importante subrayar que los compromisos de asistencia para el desarrollo que acabo de señalar sólo lograrán sus objetivos si son apoyados por un proceso de reforma general de las políticas destinado a lograr mayor eficiencia en la productividad de este sector.

Quisiera concluir resaltando que ha llegado el momento de cumplir la promesa de establecer un sistema mundial de comercio más justo para el algodón. Un acuerdo sobre las modalidades para la agricultura y los productos industriales podría enviar una señal positiva del compromiso de la familia del comercio mundial de encarar esta cuestión que afecta a nuestros Miembros más pobres y débiles. Por su parte, los donantes tienen que cumplir sus compromisos de prestar asistencia para el desarrollo. Lo uno sin lo otro no producirá los resultados que buscamos.

Muchas gracias por su atención.

> Si tiene problemas para visualizar esta página,
sírvase ponerse en contacto con [email protected], y proporcionar detalles sobre el sistema operativo y el navegador que está utilizando.