WTO NOTICIAS: DISCURSOS — DG PASCAL LAMY

“Mantener el comercio abierto: Resistir al asilacionsimo” — Seúl (Corea)


> Discursos: Pascal Lamy

Me es grato volver a estar aquí en Seúl. Estar de nuevo con ustedes en un momento en que todos necesitamos reflexionar intensamente sobre el modo de superar la crisis, comenzando por recordar lo que nos enseña el pasado.

El comercio exterior ha contribuido al éxito económico de Corea

Hace sólo 50 años Corea era uno de los países más pobres del mundo, con un PIB per cápita inferior a los de Senegal o Bolivia. Ante la escasez de tierra cultivable y recursos naturales, el Gobierno surcoreano emprendió un programa de crecimiento impulsado por el comercio, como vía hacia el desarrollo y la mitigación de la pobreza. Los resultados son poco menos que asombrosos. En los últimos 50 años Corea del Sur, un país empobrecido que luchaba por sobrevivir, se ha erigido en el primer constructor naval del mundo, el quinto mayor productor mundial de automóviles, y el sexto mayor productor mundial de acero.

En los últimos 20 años sólo ha habido cuatro en las que las importaciones surcoreanas han aumentado menos de un 10 por ciento. Hoy, Corea del Sur es el 11º mayor exportador del mundo y el 13º mayor importador. El éxito internacional de Corea no se ha limitado al comercio de bienes. En el sector de los servicios, que da empleo al 63 por ciento de la población activa, se ha observado también un notable éxito de las exportaciones. Huelga decir que el comercio ha a contribuido de forma muy importante a la expansión económica de Corea del Sur.

El papel indispensable del sistema multilateral de comercio

La eclosión económica de Corea se debe a la excelente formación, la productividad y la capacidad de innovación de sus recursos humanos, así como a la aplicación de políticas gubernamentales adecuadas. Pero el éxito comercial internacional del país también se ha apoyado en un sistema mundial de comercio que ha venido abriendo mercados en el marco de un sistema de normas convenidas internacionalmente. Esas normas han ofrecido a los exportadores e importadores surcoreanos un marco transparente y previsible en el que comerciar.

Incluso en los momentos difíciles, el sistema mundial de comercio supervisado por la Organización Mundial del Comercio ha sido para Corea una póliza de seguros que garantizaba que los mercados exteriores seguirían abiertos a sus exportaciones.

En 1998 la crisis financiera asiática golpeó a Corea del Sur y a buena parte de los países ribereños del Pacífico. El PIB se contrajo casi un 7 por ciento. Pero ese mismo año las exportaciones aumentaron un 15 por ciento, en 1999 casi un 20 por ciento y en 2000 otro tanto. Gracias a ello, Corea del Sur consiguió salir de la recesión y logró un crecimiento del 10 por ciento sólo un año después de la recesión más profunda que nunca había conocido.

La economía mundial en dificultades

Actualmente estamos viviendo la peor recesión económica desde la segunda guerra mundial. Ningún país es inmune a esta crisis. El comercio se contrae, el crecimiento se desacelera, y el desempleo aumenta.

En esta región, se estima que la economía de Corea se contraerá un 2 por ciento y se perderán 200.000 empleos. La economía del Japón ha sufrido un descenso del 3 por ciento en el PIB en el último trimestre de 2008, lo que equivale a una disminución interanual del 13 por ciento: la mayor desde 1974. Un informe del Gobierno chino indica que aproximadamente 20 millones de trabajadores migrantes han perdido su empleo desde el pasado mes de septiembre. Estuve en Camboya a finales de noviembre y me enteré de que el 60 por ciento de las empresas de textiles y vestido, que dan empleo a 300.000 personas en ese país, no tenían pedidos para después de ese mes, a causa de la contracción de la demanda en el mercado estadounidense. Muchos países del mundo atraviesan dificultades similares.

El futuro es incierto y aún es pronto para juzgar si la recesión ha tocado fondo o sólo está comenzando. Pero una cosa es clara: la profundidad y el alcance de la crisis dependerán de la capacidad de los distintos países de sumarse a una acción conjunta mundial y volver a inyectar confianza en nuestros sistemas económico y social.

Restablecer la confianza y luchar contra el proteccionismo

La confianza es primordial en tiempos de crisis. ¿Pero de dónde vendrá la confianza?

Debe venir de la convicción de que el sistema financiero se ha saneado y vuelve a funcionar. Para ello hay que centrarse en sanear los balances de los bancos. Esto es urgente, aunque haya que vencer la resistencia de sus accionistas. Mientras no lo hagamos, no se podrá vislumbrar un punto de inflexión.

Debe venir de la convicción de que se está intentando seriamente suplir las carencias de las normas financieras internacionales para evitar que vuelvan a producirse accidentes de este tipo.

Debe venir de la convicción de que los distintos paquetes de medidas de estímulo están estrechamente vinculados entre sí, en un esfuerzo conjunto mundial.

Debe venir de la convicción de que en las respuestas políticas se atiende a los más débiles y los más pobres de nuestros países y nuestros continentes.

Debe venir de la convicción de que los dirigentes de las grandes economías pueden trabajar unidos, en total coordinación, y que confían en acordar soluciones comunes.

La confianza debe venir, en fin, de la convicción de que el entorno del comercio mundial no se está deteriorando, de que se ha puesto freno a las presiones aislacionistas.

Los dirigentes mundiales son responsables colectivamente de dar confianza a la población, no sólo a la de sus propios países, sino a la de todo el mundo.

Es alentador que los dirigentes mundiales hayan visto los riesgos potenciales. El pasado mes de noviembre, los dirigentes del G 20, en la cumbre celebrada en Washington, subrayaron la importancia vital de rechazar el proteccionismo y no volver atrás en tiempos de incertidumbre financiera. Los dirigentes de economías que representan el 90 por ciento del PIB mundial, entre ellos el Presidente Lee, acordaron abstenerse de erigir nuevos obstáculos a la inversión o el comercio, o imponer nuevas restricciones a las exportaciones, en los próximos 12 meses. También instaron a la rápida conclusión de la Ronda de Doha de la OMC.

Idénticos llamamientos hicieron siete grandes economías industrializadas del mundo en la reunión celebrada en Roma hace dos semanas.

La próxima cumbre del G 20, que tendrá lugar en Londres, pondrá a prueba la capacidad de las grandes economías de trabajar unidas, codo con codo, para buscar soluciones que salven a la economía mundial de una recesión más profunda. Será una prueba de su voluntad política: de la capacidad de transformar su voluntad política en actos. También se pondrá a prueba la capacidad de los mecanismos mundiales actuales de hacer frente a los desafíos mundiales.

Cómo deben responder las políticas al proteccionismo

Corea sabe lo importante que es mantener la apertura del comercio para el crecimiento y el desarrollo económicos. Por eso Seúl es un buen lugar para hablar de lo que puede hacer la comunidad internacional frente a las tendencias aislacionistas.

La primera respuesta es completar las negociaciones de la Ronda de Doha de la OMC lo antes posible. La Ronda de Doha es la mejor póliza de seguros contra el proteccionismo. Los aranceles que se aplican al comercio actualmente podrían multiplicarse por dos si se elevaran hasta los tipos máximos consolidados vigentes. Conforme a la propuesta que se está negociando actualmente en la Ronda de Doha, los tipos máximos consolidados en la OMC se reducirían a la mitad. Lo mismo sucedería con las subvenciones a la agricultura de los países ricos, cuya cuantía máxima se reduciría entre un 70 y un 80 por ciento conforme al acuerdo que se negocia actualmente. La negociación de la Ronda de Doha es un viaje largo y difícil. Aún no hemos llegado al destino final, pero no estamos lejos de él. Es comprensible que el último tramo resulte difícil, pero merece todo nuestro esfuerzo.

En segundo lugar, los Gobiernos deben resistir la tentación de aumentar los obstáculos al comercio, que actualmente aparecen en muy diversas “formas”. A veces consisten en elevar los aranceles, en aplicar obstáculos no arancelarios, en abusar de medidas comerciales correctivas, como las medidas antidumping, en distribuir paquetes de subvenciones, o en imponer la compra de productos nacionales. Rechazar estas medidas no es una cuestión de ideología. Hoy, por hoy rechazar las presiones aislacionistas es velar por el propio interés. ¿Hay quien crea que puede protegerse sin que los demás hagan lo mismo? Las políticas de “egoísmo nacional” conllevan el riesgo de suscitar las represalias de los demás países y dar lugar a una reducción del volumen global de comercio que destruiría actividad productiva y empleos en todo el mundo.

Quisiera citar a Confucio, quien hace 2.500 años dijo a sus alumnos lo siguiente: “己所不欲,勿施于人ji suo bu yu, wu shu yu ren”. La ética de la reciprocidad: trata a los demás como quieras que te traten.

La OMC, con sus exámenes de las políticas comerciales, puede hacer una contribución útil ayudando a los Miembros de la OMC a resistir los impulsos aislacionistas gracias a los exámenes entre homólogos. Por ello, hemos establecido un mecanismo de vigilancia específico con el fin de seguir, examinar y debatir la evolución de la política comercial durante la crisis.

En tercer lugar, hemos de garantizar la disponibilidad de una financiación asequible para las importaciones y las exportaciones. El comercio ha disminuido a causa de la caída de la demanda, pero también por falta de financiación para el comercio. En una reunión con proveedores de financiación para el comercio organizada por la OMC el pasado mes de noviembre, el déficit de crédito para el comercio se estimó en 25.000 millones de dólares EE.UU. La respuesta se centró inicialmente en prestar garantías para el crédito al comercio.

En efecto, la CFI del Banco Mundial anunció que triplicaría la cuantía máxima de sus garantías para la financiación del comercio. Los bancos regionales de desarrollo, entre ellos el Banco Asiático de Desarrollo, se sumaron a este esfuerzo. Aun así, tres meses después el problema persiste y la falta de liquidez continúa.

La OMC está trabajando con el Banco Mundial y con el FMI para crear un fondo de liquidez y hacer frente a esta limitación. Espero que los países que tienen capacidad de hacerlo contribuyan a esta iniciativa, que debe ponerse en marcha sin dilación.

Por último, la comunidad internacional no debe olvidar sus promesas de ayuda a los países más pobres, en particular ahora que la crisis también les está golpeando con dureza. Corea ha contribuido con generosidad a la Ayuda para el Comercio, y estoy convencido de que seguirá haciéndolo en los años venideros.

Observaciones finales

El mundo está cambiando. Vivimos en una era de nuevas tecnologías e innovación y disfrutamos de comunicaciones más rápidas y de menores costos de transporte. Los métodos de producción global también han cambiado, dado que la mayoría de las manufacturas ya no se fabrican en un solo país.

La situación geopolítica del mundo también está cambiando. En los últimos 30 años hemos presenciado el ascenso de Asia, tanto en lo económico como en lo político.

Encaramos, además, otras cuestiones globales: ya se trate del calentamiento global, la carestía de la energía, el suministro mundial de alimentos, la proliferación de armas nucleares, o incluso la seguridad en el espacio ultraterrestre. Ninguna de ellas puede ser resuelta por un solo país o un pequeño grupo de países. Necesitamos esfuerzos colectivos de todos los países.

Hoy, la crisis económica es otro punto de esta larga lista. Para afrontar este desafío, el comercio puede ser una parte de la solución. Pero para que sea así hemos de actuar conjuntamente con el fin de resistir al aislacionismo. Es una responsabilidad colectiva de todos los países, grandes y pequeños, fuertes y débiles. Mantener un entorno mundial de comercio justo y transparente es esencial para la recuperación económica. La conclusión de las negociaciones de la Ronda de Doha es un fruto que está a nuestro alcance. Es el aliciente más asequible de que disponen los países que no pueden permitirse costosos planes de rescate. Puede lograrse, debe lograrse y estoy convencido de que se logrará.

Corea, que es uno de los principales interlocutores comerciales mundiales y que organizará la cumbre del G 20 el próximo año, puede cumplir un papel importante en este proceso, y sé por experiencia que puedo contar con su apoyo.

Muchas gracias por su atención.

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