WTO NOTICIAS: DISCURSOS — DG PASCAL LAMY
Conferencia sobre los desafíos que afronta el sistema mundial de comercio
Buenos días.
Permítanme darles la bienvenida a esta conferencia inaugural del
programa “Pensar en el Futuro del Comercio Internacional”, proyecto
cuatrienal de investigación desarrollado por el Centro de Integración
Comercial y Económica del Instituto de Altos Estudios Internacionales y
del Desarrollo. La Secretaría se complace en participar en la
organización de la presente reunión y darle acogida en la OMC. Esta
conferencia inaugural consta de cinco sesiones temáticas que se
celebrarán a lo largo del próximo día y medio.
Quiero felicitar a quienes reflexionan y escriben acerca del sistema
multilateral de comercio y su futuro por su trabajo. Aunque, a juzgar
por las docenas de estudios y conferencias sobre el modo de reformar la
OMC, no estoy seguro de que mis palabras de aliento sean absolutamente
necesarias.
Buscar la forma de “arreglar” la OMC se ha convertido en una actividad
muy popular. Esto no lo digo completamente en serio. Soy plenamente
consciente de los formidables desafíos a los que se enfrenta el sistema
multilateral de comercio y de nuestro común interés por darles
respuesta.
Al pensar en la OMC y su futuro, creo que es posible hacer una
distinción útil entre dos líneas de preocupación. En primer lugar, está
el desafío de dar solución a los problemas que se avecinan, la realidad
cambiante de la economía internacional y los nuevos imperativos en
cuanto al establecimiento de normas entre las naciones. Estas son, si
ustedes quieren, las fuerzas exógenas o externas a las que hemos de
hacer frente para que la institución siga siendo fuerte y válida. Se
trata de elementos cuya presencia está fuera de nuestro control, pero
sobre los que podemos ejercer una influencia constructiva si gestionamos
la cooperación internacional con eficacia.
El segundo centro de interés es la OMC como institución y la forma en
que desempeña su actividad, es decir, el conjunto de procesos y
procedimientos que constituyen nuestro método de trabajo.
No tengo la menor duda de que la OMC, al igual que cualquier otra
Organización, puede mejorar en muchos aspectos. Sin embargo, no hemos
dejado de evolucionar como Organización. Hemos modificado de manera
significativa, aunque con frecuencia gradual, muchos aspectos de
nuestras actividades. Y es probable que ese proceso continúe mientras
los gobiernos consideren que la institución es útil.
A mi modo de ver, el logro de una adaptación satisfactoria en una
institución como ésta requiere una evolución progresiva. Los partidarios
de introducir reformas drásticas y volver a empezar de cero dan a veces
la impresión de estar más entusiasmados con la elegancia de sus audaces
e innovadores diseños que con las posibilidades de aplicar sus
propuestas en la práctica. Como dije en mi declaración a los Miembros de
la OMC el pasado abril, cuando presenté mi candidatura para un nuevo
mandato como Director General de la OMC, y cito textualmente, “En
conclusión, la OMC no está necesitada de cambios radicales. No hace
falta ninguna reorganización profunda del sistema; se trata más bien de
una larga lista de medidas concretas para reforzar el sistema comercial
mundial.”.
Compruebo con satisfacción que, en esta conferencia, se presta atención
a algunos de los desafíos externos a los que se enfrentará el sistema
multilateral de comercio en el futuro y también a consideraciones
relacionadas con la forma en que la OMC desempeña su actividad.
He mirado rápidamente la documentación de antecedentes que los
organizadores han preparado para las cinco mesas redondas y he podido
ver que ustedes no son revolucionarios en ciernes. Más bien, son
partidarios de avanzar gradualmente, lo que añade interés y valor a sus
iniciativas y aumenta la probabilidad de que las autoridades presten
atención a su discurso.
En la primera mesa redonda de la presente conferencia se plantea la
cuestión muy pertinente de por qué los gobiernos eligen marcos
diferentes para la cooperación internacional sobre cuestiones
comerciales. Es una pregunta que viene formulándose desde hace mucho
tiempo, desde que los acuerdos comerciales preferenciales empezaron a
multiplicarse. No todo ha sido negativo, pero debemos pensar en reforzar
las sinergias y evitar las divisiones que puede generar la superposición
de múltiples acuerdos comerciales. Para ello es necesario exponer con
claridad las ventajas que conlleva el centralismo de un enfoque global
de las relaciones comerciales en un mundo cada vez más complejo e
interdependiente.
En la segunda mesa redonda se examina un conjunto de cuestiones
emergentes relacionadas con la función de los productos alimenticios y
agrícolas y los recursos naturales en la economía mundial. Estas
cuestiones no son exactamente nuevas, pero plantean problemas cada vez
más acuciantes para la aplicación eficaz de las disciplinas
internacionales. Son diversas cuestiones específicas que abarcan desde
el alcance y contenido de las normas comerciales hasta la función de las
normas en el comercio de productos agropecuarios.
En la tercera sesión se aborda una cuestión emergente fundamental: la
cooperación internacional en lo que respecta al cambio climático. Esta
cuestión ocupa actualmente el centro de los debates sobre la cooperación
internacional, y la búsqueda de soluciones viables pondrá a prueba la
imaginación y el espíritu de cooperación de los gobiernos. El comercio
forma parte de la cuestión, pero, en mi opinión, no es el elemento
determinante de las medidas que deban tomarse ahora.
En la cuarta sesión se examina la forma en que la OMC puede contribuir a
preservar la apertura del comercio en una época de crisis económica como
la presente. Sin duda, la OMC tiene una función que desempeñar, pero es
necesario que comprendamos con claridad en qué consiste esa función,
tanto para poner freno al proteccionismo como para ayudar a superar la
crisis. La OMC puede ser mayor que la suma de sus partes, pero no puede
trabajar eficazmente sin la voluntad y lucidez de esas partes, es decir,
de los gobiernos que son sus Miembros.
Por último, en la quinta sesión se examina el proceso de adopción de
decisiones de la OMC. Esta Organización se ha basado en gran medida en
la toma de decisiones por consenso y, sin duda, seguirá funcionando así.
No obstante, en el documento se analizan otras formas de tomar
decisiones que podrían tener ventajas para el funcionamiento eficaz del
sistema de comercio, siempre que las posibles y controladas desviaciones
del consenso respeten plenamente los derechos de todos los Miembros. Es
una cuestión difícil y, personalmente, creo que corresponde a quienes
proponen alternativas al consenso demostrar las ventajas de esas
alternativas.
Tengo interés por conocer cómo se desarrollan las deliberaciones del
próximo día y medio, y me complace comprobar que se ha invitado a
participar en ellas a diversos funcionarios, expertos y empresarios.
Sin embargo, antes de acabar, quiero insistir en un importante aspecto.
No podemos hablar de cambios y desafíos del futuro sin tener plenamente
en cuenta el presente. No podemos limitarnos a mirar hacia el futuro y
dejar de lado lo que tenemos hoy ante nosotros. La viabilidad del
sistema multilateral de comercio, el orden y la previsibilidad en que se
apoya ese sistema y las perspectivas económicas de los países de todo el
mundo dependen de nuestra capacidad para rematar la tarea que iniciamos
en los últimos meses de 2001: la Ronda de Doha. Hemos estado cerca y
creo que seguimos lo bastante cerca, y suficientemente de acuerdo, para
poder concluir. Pero aún tendremos que hacer importantes esfuerzos y
acortar las diferencias que todavía existen.
Ninguna de las dificultades que se han planteado y superado en la
presente Ronda, y ninguna de las pocas dificultades que aún están
pendientes de solución son, en mi opinión, de carácter estructural. En
realidad, todo se reduce a los típicos problemas de política interna.
Confío en la voluntad de los Miembros de la OMC, y sobre todo estoy
convencido de que no podemos permitirnos el lujo de dejar que las
negociaciones languidezcan indefinidamente, razón por la que los
dirigentes han señalado a sus negociadores el objetivo de 2010.
Esa es la realidad: debemos finalizar el programa actual para tener
algún viso de credibilidad en la formulación del programa futuro, y
creo, al igual que ustedes, que hemos de hacerlo lo antes posible.
Espero que no pierdan de vista esta idea cuando hablen sobre el futuro.
Muchas gracias.
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