WTO NOTICIAS: DISCURSOS — DG PASCAL LAMY

Problemas mundiales, soluciones mundiales: Hacia una mejor gobernanza mundial

> Foro Público de la OMC 2009
> Discursos: Pascal Lamy

Señoras y señores,

Bienvenidos al Foro Público de la OMC de 2009.

Es siempre un placer ver la gran cantidad de gente que congrega este Foro Público. Una asistencia tan numerosa denota la importancia de la función y el mandato de la OMC. Revela también las grandes expectativas que tienen ustedes puestas en la Organización, y a las que la OMC debe ciertamente esforzarse por responder.

Esto muestra asimismo que la OMC predica la transparencia y la apertura no sólo los domingos, sino también los lunes. De hecho, incluso un domingo, hace algunas semanas, recibimos al público aquí por primera vez. Además, no cabe duda de que los resultados del referéndum de ayer sobre la ampliación de la sede de la OMC en Ginebra nos alentarán a acercarnos aún más a ustedes.

Como he dicho en muchas ocasiones, esta Organización tiene que responder a las necesidades y aspiraciones de ustedes, y realmente espero que este Foro permita a toda la familia de la OMC, tanto a los Miembros como a la Secretaría, “estar más al día”, por así decirlo. En otras palabras, que les permita comprender mejor sus preocupaciones y sus expectativas sobre cómo en la OMC podemos hacer las cosas mejor en el futuro.

El Foro de este año está dedicado al tema “una mejor gobernanza mundial”, tema que se eligió principalmente en vista de la crisis financiera, económica y social que nos aqueja desde el año pasado. No cabe duda de que el mundo ha atravesado un período muy difícil en 2008 y a comienzos del presente año, con el colapso financiero y las graves consecuencias que ha tenido para la gente en todo el mundo. Muchos han perdido sus trabajos, sus casas, y sus ahorros y, por lo tanto, todos sus medios de subsistencia. Es indudable que, no hemos salido de esta crisis todavía.

El crecimiento económico mundial, medido por la producción mundial de bienes y servicios, se ralentizó bruscamente en 2008 y a comienzos de 2009. La contracción de la demanda llevó a una desaceleración de la producción y del comercio internacional. Se prevé que el comercio mundial de mercancías disminuya un 10 por ciento este año y que la inversión extranjera directa, que disminuyó un 15 por ciento el año pasado, siga bajando.

La OMC respondió rápidamente a la crisis alertando a los gobiernos contra la aplicación de políticas de egoísmo nacional que se habían utilizado en el pasado en situaciones similares y habían resultado totalmente inadecuadas. Advirtió contra el proteccionismo estableciendo un mecanismo de vigilancia de las restricciones comerciales inmediatamente después del estallido de la crisis financiera. Una especie de “radar” de la OMC.

Lo que muestra hasta ahora nuestro “radar” es un proteccionismo “de baja intensidad”; en otras palabras, un gran número de medidas cuya intensidad ha sido limitada por el momento. Pero no hay que bajar la guardia. El creciente desempleo seguirá dando lugar a inevitables presiones proteccionistas.

Señoras y señores, hay que resistir a la tentación de dar una respuesta “local” a la crisis financiera. De hecho, yo diría que esta respuesta debería seguir siendo “mundial”, por la sencilla razón de que muchos consumidores han perdido poder adquisitivo y necesitan bienes y servicios más baratos y más competitivos, en vez de bienes y servicios más caros producidos detrás de un muro arancelario nacional.

El comercio internacional ayuda a bajar el coste de los bienes y los servicios para el consumidor final. Por esta razón es también de vital importancia que concluyamos la Ronda de Doha de negociaciones comerciales. De hecho, si toda la comunidad de naciones que integran la OMC decidiera aumentar el nivel de los aranceles aplicados hasta los topes permitidos en el marco de la OMC, el promedio mundial de los aranceles actuales se multiplicaría por dos.

En otras palabras, si se utilizara enteramente el margen de políticas que prevé la OMC, la situación de los exportadores empeoraría un 100 por ciento. La Ronda de Doha de negociaciones comerciales no sólo abriría nuevos mercados para los exportadores, sino que reduciría en parte el margen de maniobra, existente, con el que podría haber un retroceso a nivel mundial.

Esto explica por qué esta cuestión ocupa un lugar tan prioritario en el programa del G 20 desde el año pasado, y en Pittsburg la semana pasada. Aproveché la oportunidad de la semana pasada para informar a los dirigentes del G 20 sobre la situación del comercio internacional. Expliqué que se necesitaban y serían de hecho bienvenidas las señales políticas en las que se expresara la voluntad de resistir al proteccionismo y concluir la Ronda de Doha en 2010. Pero mientras no se traduzcan en compromisos concretos, las declaraciones por sí solas no darán resultados. Los dirigentes han acordado que sus negociadores emprendan los programas de trabajo que hemos establecido para los tres próximos meses. Luego evaluarán nuestra capacidad colectiva para lograr el objetivo de 2010. Ahora les incumbe a ellos llevar los propósitos a la práctica.

Permítanme que a continuación pase a hablar de la financiación del comercio. Como saben ustedes, parte de la contracción experimentada por el comercio mundial en 2008 y 2009 se ha debido a la escasez de financiación del comercio. En respuesta a la crisis financiera, las entidades dedicadas a financiar el comercio retiraron sus créditos a la exportación, ante el elevado número de contratos comerciales impagados.

La OMC no se ha quedado cruzada de brazos en respuesta al problema, sino que ha movilizado a la comunidad de la financiación del comercio y a los líderes mundiales, alertándolos de la espiral descendente en el comercio mundial a la que esta situación estaba llevando. En la actualidad, la financiación del comercio está empezando a recuperarse. Espero que pronto se restablezcan los niveles anteriores de financiación del comercio, en especial allí donde es más necesario, esto es, en el caso de las pequeñas empresas y los países menos adelantados.

Señoras y señores, aunque la crisis financiera sea una grave preocupación para todos nosotros, no debemos olvidar que no es el único problema global que requiere respuesta por nuestra parte. Hay muchos asuntos que debemos abordar a nivel internacional, y que requieren toda nuestra atención. Me refiero al cambio climático, la crisis alimentaria y las pandemias mundiales.

Es fundamental que la comunidad internacional “selle un acuerdo climático” en la Cumbre de Copenhague a finales de año. Como he dicho anteriormente en muchas ocasiones, sólo un acuerdo climático “global” que sea equitativo podrá atajar de verdad la crisis climática; un acuerdo que establezca claramente los compromisos de todas y cada una de las partes. La actuación unilateral de unos pocos no conseguirá detener el cambio climático. No podemos bajar la guardia ni perder de vista la magnitud del problema al que nos enfrentamos. Ese problema representa ni más ni menos que nuestra capacidad de sobrevivir en el futuro.

Los resultados de la Conferencia Mundial sobre el Clima celebrada recientemente aquí en Ginebra, que ha dado prioridad al desarrollo de los “servicios climáticos” (como los servicios de predicción e investigación del clima) me han dado esperanzas. Confío en que los Miembros de la OMC estén a la altura del desafío que ha planteado la Conferencia y respondan acelerando la apertura del mercado para los productos y servicios relacionados con el medio ambiente y el clima a través de la Ronda de Doha. Se trata de una contribución muy concreta de la comunidad comercial al establecimiento de un acuerdo climático mundial, que desde luego esperamos que surja de la Cumbre de Copenhague de finales de año.

Señoras y señores, la crisis alimentaria no es menos grave que ninguna otra crisis. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, hoy día son más que nunca las personas que pasan hambre. No podemos tolerar que esta situación siga así. El comercio, y concretamente la Ronda de Doha, pueden formar parte de la respuesta, aunque no constituyan toda la respuesta, ya que ésta también dependerá en gran medida de las políticas complementarias en materia de crédito, nutrición y desarrollo agrícola.

El comercio es la correa de transmisión que permite a los alimentos pasar de la tierra de allí donde sobran a allí donde hacen más falta. Debemos engrasar esa correa de transmisión, y mejorar los cimientos que le sirven de base a través de la Ronda de Doha. La Ronda reducirá las subvenciones de los países ricos y rebajará los muros arancelarios tanto de los países desarrollados como de los países en desarrollo, lo cual facilitará a los pobres el acceso a los alimentos.

Por último, permítanme decir un par de palabras sobre las pandemias mundiales, como el virus H1N1 que ha surgido este año, u otras cepas de la gripe que surgieron en años pasados. La globalización y nuestro mayor grado de interconexión actual han hecho que las pandemias globales sean más probables que nunca. Por consiguiente, es fundamental que reforcemos normas internacionales como las establecidas por la Organización Mundial de la Salud o la Organización Mundial de Sanidad Animal, y que nos dejemos guiar en la medida de lo posible por los conocimientos científicos. La OMC anima a sus Miembros a que cumplan las normas internacionales, y seguirá animándolos a que lo hagan, pues no sólo facilitan el comercio, sino la puesta en común de la información científica y un control reglamentario adecuado.

Muchos de los temas que he planteado figuran en el programa del Foro Público de este año. Mi objetivo, por supuesto, no era sino abrirles el apetito para lo que está por venir.

Hablando en serio, espero que durante los próximos tres días compartan con nosotros sus ideas sobre todos y cada uno de los temas que he planteado, y a muchos otros. Hagamos que el Foro Público sea para todos nosotros una experiencia de aprendizaje, un “acercamiento”.

Gracias por su atención.

 

FOTOGRAFÍAS 

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fotos: OMC/Jay Louvion y Didier Casagrande

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