WTO NOTICIAS: DISCURSOS — DG PASCAL LAMY

Comité para el Desarrollo del Banco Mundial

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Quisiera empezar con una buena noticia: se espera que en 2010 el comercio mundial de bienes y servicios se recupere un 9,5 por ciento en términos reales. Se trata de un regreso al crecimiento, bienvenido tras la contracción sin precedentes del 12 por ciento del comercio mundial registrada el pasado año. La OMC ha demostrado su utilidad como póliza de seguros contra las presiones proteccionistas. La contracción del comercio habría sido catastrófica si hubiéramos caído en el tipo de proteccionismo que se produjo en los años treinta. El sistema de normas comerciales de la OMC ha demostrado su valor como bien público mundial.

Lo fundamental ahora es afianzar la recuperación, algo a lo que el comercio puede contribuir en gran medida. Dado que la deuda soberana alcanza proporciones alarmantes, el comercio constituye una fuente sostenible de crecimiento y desarrollo que no genera deuda. Esa es la razón por la que debemos enfilar la recta final de la Ronda de Doha para el Desarrollo. A los Miembros de la OMC no les interesa retrasar por más tiempo su conclusión. También sigo convencido de la necesidad de aumentar y mejorar la Ayuda para el Comercio, para que los países en desarrollo, en especial los PMA [países menos adelantados], se beneficien de la apertura del comercio generada por el sistema multilateral de comercio. Eso es precisamente lo que todos acordamos para cumplir el Objetivo de Desarrollo del Milenio Nº 8.

Se prevé que en 2010 la tasa de crecimiento de las exportaciones de los países en desarrollo alcance alrededor del 11 por ciento, superando la de las economías desarrolladas (aproximadamente un 7 por ciento). El comercio Sur-Sur seguirá aumentando. No obstante, el crecimiento del comercio no siempre ha sido uniforme y muchos países siguen sin poder beneficiarse de su integración en la economía mundial, sobre todo debido a las limitaciones a que se enfrentan en términos de capacidad de oferta y de infraestructura comercial.

Por eso es tan importante seguir impulsando la Ayuda para el Comercio. Desde que pusimos en marcha esta iniciativa en 2005, la comunidad internacional ha respondido de manera impresionante a la petición de más Ayuda para el Comercio. El Banco Mundial también ha desempeñado un papel esencial. Entre 2002 y 2008 el Grupo del Banco Mundial duplicó con creces los fondos destinados a actividades relacionadas con el comercio, hasta sobrepasar los 20.000 millones de dólares EE.UU. Las estimaciones preliminares de la OCDE indican que las corrientes de Ayuda para el Comercio ascendieron a 41.000 millones de dólares en 2008, lo que representa un aumento de más del 62 por ciento respecto del período de referencia 2002-2005.

Este aumento de los recursos se ha logrado sin que la AOD [asistencia oficial para el desarrollo] asignada a los sectores sociales se vea afectada y, lo que es más importante, gracias a la incorporación del comercio a las estrategias de desarrollo de los países en desarrollo. Para cuando se realice el próximo Examen Global de la Ayuda para el Comercio el próximo año, deberíamos poder determinar también la contribución de este proceso al crecimiento económico y la reducción de la pobreza, que se debe en gran medida a las propias operaciones de crédito del Banco.

En septiembre la comunidad internacional se reunirá en la Cumbre sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio, y con ese motivo se podrá examinar el papel positivo que desempeña el comercio y el robustecimiento de la capacidad productiva de los países pobres que les ha ayudado a resistir la crisis y sacar a su población de la pobreza. En esa ocasión, tenemos que comprometernos a seguir impulsando la Ayuda para el Comercio más allá de 2010. Este sería el peor momento para privar a los países pobres de una fuente de crecimiento.

Aún no estamos fuera de peligro. Persisten graves riesgos para los países de bajos ingresos, entre ellos, en particular, el de su exclusión de los mercados de financiación del comercio. Por ello, debemos asegurarnos de que los bancos de desarrollo, incluido el Banco Mundial, cuenten con los recursos necesarios para evitar que esos riesgos se materialicen, algo a lo que evidentemente contribuiría mucho la recapitalización de esos bancos y la decimosexta reposición de los recursos de la AIF [Asociación Internacional de Fomento].

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