WTO NOTICIAS: DISCURSOS — DG PASCAL LAMY


> Discursos: Pascal Lamy

  

Señor Sun Haiming, Presidente del SIFT,
Señor Yexing Guo, Vicepresidente del SIFT,
Profesor Zhang Lei, titular de la Cátedra OMC,
Distinguidos invitados,
Profesores,
Señoras y Señores:

Me da la mayor satisfacción encontrarme aquí, en la sede del Instituto de Comercio Exterior de Shanghai, al inaugurarse una Cátedra OMC en esta augusta institución.

No podría imaginar un lugar más apropiado para una celebración de esta clase. En menos de una década de participación como Miembro en la OMC, China ha dejado verdaderamente su huella como participante fundamental y constructivo en la dirección de la OMC. China aporta a ese papel sus inmensos conocimientos y su competencia, y muchos de sus interlocutores comerciales se inspiran en su ejemplo.

Concebimos el Programa de Cátedras OMC en 2009, cuando la crisis económica mundial se encontraba en su peor momento. Y no hay ninguna coincidencia en ello. La crisis era por cierto una manifestación de los problemas mundiales que están poniendo a prueba la capacidad del sistema internacional de hacerles frente. La crisis puso de relieve la función decisiva de la cooperación mundial y la gestión conjunta para restablecer el crecimiento y el empleo. China ha desempeñado un papel esencial en el mantenimiento de la actividad económica durante este período arduo, y no cabe duda de que sin su contribución habríamos sufrido en todo el mundo una contracción económica aún más grave.

Los efectos negativos de la crisis en la economía mundial, en lo que respecta a la producción y el empleo, son innegables. Esta ha sido la primera crisis de carácter verdaderamente mundial; una crisis que ha afectado profundamente al comercio internacional. De hecho, el colapso de la demanda que resultó de la crisis financiera provocó una contracción del comercio que el año pasado se situó alrededor del 12 por ciento, más aguda que la del decenio de 1930. Pero ahora el comercio se está restableciendo aceleradamente, y una vez más lo debemos en medida nada desdeñable al persistente dinamismo de China y otros países. La Secretaría de la OMC ha previsto un crecimiento real del comercio mundial situado alrededor del 10 por ciento; pero a menos que se produzcan efectos económicos negativos imprevistos en el segundo semestre de 2010, esa estimación hasta puede resultar baja.

Muchos de nosotros confiamos en que los incipientes indicios de recuperación que surgen en algunos de los países más gravemente afectados por la crisis económica no dejarán de concretarse, y la economía mundial podrá continuar por una senda de crecimiento razonablemente firme y estable. Aunque ningún país se ha visto totalmente al abrigo de los efectos desfavorables de la contracción económica, son los países en desarrollo más vulnerables, sobre todo los menos adelantados, los que los han padecido más agudamente.

La comunidad internacional se ha empeñado en minimizar las consecuencias de la crisis de formas muy diversas. Nos hemos esforzado por mantener las corrientes de intercambios comerciales movilizando esfuerzos para asegurar que los exportadores siguieran disponiendo de una financiación adecuada. Es esa financiación lo que lubrica los engranajes del comercio, y en algunas partes del mundo llegó a ser insuficiente y onerosa.

También hemos prestado nuestro apoyo a la lucha contra las tentaciones proteccionistas del tipo que forzosamente asedia a los gobiernos en tiempo de crisis económica. Hemos procurado hacerlo asegurando la transparencia de las medidas adoptadas en respuesta ante la crisis. Creo que, aunque los resultados no sean perfectos, hemos contribuido a mantener a raya los brotes importantes de proteccionismo. Esos esfuerzos serán más importantes todavía si se manifiestan fallas en la recuperación, o los altos niveles de desocupación persisten durante demasiado tiempo.

En algunos países, incluida China, los paquetes de medidas de estímulo han sido fundamentales para evitar un mayor deterioro de la producción y allanar el camino de la recuperación, incluso al costo de dar gran volumen a los déficit públicos. Muchos países en desarrollo no han podido aplicar paquetes de medidas de rescate de sectores afectados, ni de medidas de estímulo, o no han podido ampliar las redes de seguridad social para amparar a quienes han perdido su empleo. Por consiguiente, la mayoría de los países del mundo, tanto desarrollados como en desarrollo, tiene una urgente necesidad de nuevas fuentes de crecimiento: motores de un crecimiento sostenible. Aquí es donde el comercio puede asumir un papel protagónico, tanto a la larga como a corto y mediano plazo. Hay aquí, por cierto, una lección que podemos extraer del notable éxito de las exportaciones de China.

Podemos concebir el comercio como un paquete de medidas de estímulo con que cuentan los países tanto desarrollados como en desarrollo. Tiene que formar parte del esfuerzo de recuperación económica para que el crecimiento pueda ser sostenible. Como ya indiqué, nuestra previsión actual para el año 2010 indica un crecimiento del comercio de aproximadamente un 10 por ciento: 11 por ciento para los países en desarrollo y 7 por ciento para los desarrollados. El aspecto que presentan las cosas en la economía mundial a esta altura permite pensar que esas cifras resulten bajas. Habremos de reexaminar la previsión en un par de meses.

He oído hace poco un argumento según el cual sería absurdo suponer que durante la recuperación todos podrían incrementar sus exportaciones. Lo lamento: ¡por supuesto que todos pueden aumentar sus exportaciones si también crece la importación! De ese modo se hace más eficiente la asignación general de los recursos, lo que significa crecimiento para todos. Es por ello que el aumento del comercio puede ser un estímulo de bajo costo.

Un medio particularmente eficaz de avanzar en esa dirección sería completar la Ronda de Doha para el Desarrollo. Hemos trabajado en la ronda multilateral de negociaciones comerciales desde 2001: de hecho, el año en que China se incorporó en la OMC. Ya se trate de generar posibilidades de acceso a los mercados para los bienes y servicios mediante la reducción de los obstáculos al comercio, o de crear condiciones equitativas respecto de las subvenciones que lo distorsionan en la agricultura o en la pesca o de dar previsibilidad y transparencia a los intercambios, o de facilitar el comercio reduciendo sus trabas burocráticas, la Ronda de Doha ofrece oportunidades que la comunidad mundial no puede darse el lujo de perder.

Permítanme pasar ahora al tema que nos congrega específicamente esta mañana. Hemos venido acumulando experiencia con el curso de los años sobre la forma de mejorar la colaboración con los gobiernos en la esfera de la cooperación técnica. Esa cooperación tiene por objeto primordial mejorar la capacidad de los países de participar útilmente en el comercio internacional, y hemos aprendido a apreciar más la contribución de las instituciones académicas como asociadas en esos empeños.

Las instituciones académicas nos han ayudado a crear conciencia sobre los problemas del comercio en el plano nacional y entre los jóvenes funcionarios encargados de temas comerciales, preparando así el futuro y sentando una base firme de técnicas y conocimientos para la adopción eficaz de las decisiones. El papel de las instituciones académicas es esencial para la creación de capacidad en los países mediante programas académicos y de formación nacionales. Por ello, hemos puesto en marcha programas de apoyo académico para la creación de capacidad.

Con el apoyo de los Miembros de la OMC, la Secretaría ha ido desarrollando progresivamente un conjunto de programas encaminados a contribuir al desarrollo y fortalecer la capacidad de las instituciones académicas en la esfera de la política comercial, el derecho comercial y los temas relacionados con la OMC. Estas actividades regionales o nacionales procuran familiarizar a los académicos con el funcionamiento del sistema multilateral de comercio y las particularidades de los Acuerdos de la OMC. También ayudan en el análisis y la discusión de los temas y los problemas que interesan a quienes actúan en la realidad del comercio. Estos programas, a la vez, crean puentes entre los especialistas de todo el mundo, y entre ellos y la Secretaría de la OMC.

Procuramos poner estas actividades en manos de instituciones asociadas y programas de apoyo que tengan una perspectiva de largo plazo, sean sostenibles y generen un efecto multiplicador. En definitiva, la Secretaría de la OMC reconoce que sólo puede aportar una contribución mínima, puesto que dispone de recursos muy limitados. Las universidades y centros de investigación nacionales, como el Instituto de Comercio Exterior de Shanghai, son el único modo de que la población en general pueda acceder a la enseñanza universitaria y de que los funcionarios encargados de las cuestiones comerciales reciban una formación especializada adecuada.

En 2009 pusimos en marcha el Programa de Cátedras OMC, que tiene por objeto respaldar a las instituciones académicas y a los investigadores asociados de los países en desarrollo en la preparación de cursos, la enseñanza, la investigación y las actividades de divulgación. Se han asignado 14 Cátedras mediante concurso. Aunque prestamos apoyo directo a instituciones académicas de países en desarrollo, la participación en el Programa de Cátedras OMC estará cada vez más abierta también a investigadores e instituciones académicas de países desarrollados. Nuestro objetivo es crear una red de instituciones académicas y de investigación para compartir conocimientos y experiencias.

El Programa de Cátedras OMC otorga apoyo financiero a las instituciones beneficiarias durante cuatro años y facilita la interacción continua entre esas instituciones y sus homólogos y otros centros de reflexión de todo el mundo. Facilitará a los estudiantes y demás interesados una compresión más profunda de los problemas de política comercial, divulgará investigaciones e informaciones, fomentará el análisis sobre el comercio internacional y la cooperación comercial y proporcionará contribuciones analíticas para la formulación y aplicación de la política comercial.

Durante 2009 también hemos puesto en marcha un Premio OMC de Ensayo para Jóvenes Economistas. Queremos promover la investigación sobre temas relacionados con la OMC entre los economistas jóvenes y afianzar la relación entre la OMC y el mundo académico. Desearía aprovechar esta oportunidad para alentar a muchos estudiantes aquí presentes a que participen presentando los frutos de sus trabajos de investigación.

Deseo felicitar al Presidente del Instituto, Sr. Sun Haiming, al Vicepresidente, Sr. Yexing Guo, y al titular del Cátedra, Profesor Zhang Lei, y agradecerles los esfuerzos que dedican a este programa. Tengan todos la certeza de que podrán contar con nuestro apoyo toda vez que lo necesiten.

Muchas gracias

 

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