WTO NOTICIAS: DISCURSOS — DG PASCAL LAMY

14ª Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno del COMESA, Lozitha (Swazilandia), 31 de agosto — 1º de septiembre de 2010


> Discursos: Pascal Lamy

  

Su Majestad Mswati III,
Sr. Presidente,
Excelentísimos Señores, Jefes de Estado y de Gobierno,
distinguidos invitados, señoras y señores:

Ante todo, permítanme expresar, en nombre de la Organización Mundial del Comercio y en el mío propio, nuestro más sincero agradecimiento a Su Majestad Mswati III, Rey de Swazilandia, así como al Secretario General del COMESA, Sr. Sindiso Ngwenya, por habernos invitado a participar en esta cumbre tan importante.

Deseo en primer lugar rendir homenaje a vuestros esfuerzos conjuntos por hacer realidad vuestra visión común de construir “una comunidad económica regional plenamente integrada y competitiva a nivel internacional; una comunidad en la que reine la prosperidad económica, reflejada en el alto nivel de vida de sus miembros y en su estabilidad política y social; una comunidad en la cual los bienes, los servicios, el capital y la mano de obra se desplacen libremente a través de las fronteras nacionales”.

El lanzamiento de la unión aduanera del COMESA en junio de 2009 fue un paso positivo en esa dirección y confirmó vuestra determinación colectiva de asegurar que la plena integración de la región del COMESA estuviera sustentada por un régimen comercial sólido.

No obstante, hay quienes siguen poniendo en tela de juicio la relación entre el sistema multilateral de comercio y el proceso de integración regional.

La realidad nos muestra que el sistema multilateral de comercio y las iniciativas de integración comercial regional, como el COMESA, tienen en común un objetivo primordial: convertir el comercio en un motor del desarrollo. En ambos casos, el modelo básico de desarrollo es el crecimiento impulsado por las exportaciones. Por su naturaleza misma, tanto el sistema multilateral de comercio como las iniciativas comerciales regionales se proponen alcanzar este objetivo a través de las economías de escala, creando mercados más grandes mediante la apertura del comercio y la reducción de las distorsiones comerciales. La OMC lo hace a escala mundial, en tanto que los acuerdos comerciales regionales complementan su acción a nivel regional.

Los Miembros de la OMC son profundamente conscientes de la importancia de la integración regional como componente clave del sistema multilateral de comercio. De hecho, paralelamente con su participación en la OMC, la mayoría de los Miembros también son parte activa en numerosos acuerdos comerciales regionales.

Además, los Miembros de la OMC en general coinciden en que la consecución del desarrollo es un objetivo que justifica la participación de los países en desarrollo en un proceso de liberalización progresiva asimétrica con determinados interlocutores en el marco de acuerdos comerciales regionales sin otorgar los mismos beneficios a terceros. Esta es la razón por la que las normas de la OMC incluyen excepciones al principio básico de la no discriminación, puesto que así se fomenta la integración regional.

Al examinar más de cerca el programa de integración comercial regional africano se pone de manifiesto que su finalidad es llevar a la práctica la hipótesis fundamental del desarrollo basado en la creación de comercio mediante la ampliación de los mercados, lo cual genera economías de escala, estimula la competencia y la eficiencia y promueve cambios en las políticas estructurales.

Asimismo, la profundización de la integración regional en el continente africano brinda una importante oportunidad para ensayar en África la aplicación de normas más abiertas en materia de integración comercial, que le permiten escalonar los compromisos en diversas esferas en relación con el comercio no sólo de bienes sino también de servicios (como en el caso del COMESA). Una expectativa lógica sería que, en el futuro, fuera más fácil para los países miembros del COMESA asumir esas obligaciones en el sistema multilateral de comercio.

El lanzamiento de la unión aduanera del COMESA en junio del año pasado, sumado a la iniciativa del COMESA, la SADC y la CAO, anunciada en octubre de 2008, de colaborar entre sí para establecer una zona de libre comercio tripartita, son nuevos pasos hacia la armonización de los acuerdos comerciales regionales en África Oriental y Meridional y un avance importante hacia el cumplimiento del programa de la Comunidad Económica Africana.

Sr. Presidente, en la región del COMESA, se han alcanzado hitos importantes en la marcha hacia la meta final. Entre ellos cabe destacar los extraordinarios progresos realizados para eliminar los obstáculos al comercio entre los países miembros del COMESA, que han generado un crecimiento sustancial en la región. El comercio interior del COMESA se ha quintuplicado: entre 2000 y 2009 aumentó de 3.000 millones de dólares a 15.000 millones de dólares. El crecimiento de ese comercio no sólo es un importante objetivo para la región sino para todo el continente africano.

Lo cierto es que hoy, en comparación con otras regiones en desarrollo, los países africanos comercian menos entre sí que con el resto del mundo. Un ejemplo es la región de la ASEAN, en la que el comercio intrarregional representa el 25 por ciento del total del comercio de la Asociación, en comparación con el comercio intraafricano, que actualmente es de aproximadamente el 10 por ciento. La abrupta contracción de la demanda de exportaciones procedentes de África, causada recientemente por la recesión en los países desarrollados, pone de manifiesto que África sigue siendo vulnerable a las perturbaciones externas.

La crisis ha sido, para todos nosotros, un recordatorio de los desafíos que aún falta encarar para lograr un crecimiento económico sostenido en África.

Por su parte, el sistema multilateral de comercio demostró el año pasado su valía como póliza de seguro contra las presiones proteccionistas en las principales economías, presiones creadas por la preocupación que suscitaban a nivel interno la pérdida de empleos y la disminución de la actividad económica. Lo cierto es que, sin las normas del comercio multilateral, África, debido a que su crecimiento es impulsado por el comercio, se habría visto gravemente afectada por algunas de las medidas restrictivas del comercio que se proponían, como las restricciones a la importación y las subvenciones a la producción nacional, entre otras.

Si bien lograron impedir que se propagara el proteccionismo, las actuales normas del comercio multilateral siguen favoreciendo a los países desarrollados y reflejan, en algunos casos, los antiguos modelos comerciales de la época colonial.

¿Cuáles son estos desequilibrios? Mencionaré un ejemplo: si se analiza con detenimiento la estructura de los aranceles industriales de hoy, sea en los países desarrollados o en los emergentes se observará que sigue habiendo peculiaridades, como crestas arancelarias o progresividad arancelaria. Esto significa que, muy a menudo, los aranceles a la importación más elevados en los países más ricos son los que se imponen a productos respecto de los cuales, como por coincidencia, los países más pobres gozan de una ventaja competitiva. Básicamente, estos desequilibrios tienen su origen en factores políticos y económicos de otras épocas pero que en algunos casos persisten en la actualidad. Aunque en el mercado mundial de hoy hay muchos nuevos actores, nuevos productos y nuevas estructuras de exportación e importación, las relaciones comerciales siguen afectadas por las secuelas del pasado, por un legado de modalidades de producción y corrientes comerciales determinadas durante el tiempo de las colonias. Es preciso corregir estos desequilibrios.

La única forma de encarar estos desequilibrios y lograr condiciones igualitarias de participación en el comercio mundial es concluir las negociaciones de la Ronda de Doha en la OMC. Por su naturaleza, los acuerdos comerciales bilaterales no resolverán estas cuestiones, que continúan distorsionando el comercio mundial, especialmente en los sectores en que hay ventajas comparativas. Así sucede, por ejemplo, con las actuales subvenciones internas que distorsionan el comercio en el sector del algodón o en ciertos sectores de la producción de alimentos, que siguen socavando la competitividad de África.

También es importante reconocer que, si bien la conclusión de la Ronda de Doha traerá aparejado para vuestra región un considerable aumento del acceso a los mercados en los ámbitos de la agricultura, los productos industriales y el comercio de servicios, la posibilidad de optimizar esos aumentos dependerá en gran medida de vuestra capacidad para comerciar. Esto significa que la superación de todos los obstáculos al comercio, incluidos los no arancelarios, la eliminación de las limitaciones a la capacidad productiva y la creación de la infraestructura económica necesaria deben seguir teniendo prioridad. Para lograr todos estos objetivos se necesitarán ingentes recursos.

Reconociendo esta realidad, en 2005 pusimos en marcha la iniciativa Ayuda para el Comercio, en estrecha cooperación con nuestros interlocutores multilaterales, bilaterales y regionales, con el fin de movilizar en forma dinámica mayores recursos y canalizarlos hacia la financiación de la infraestructura económica y la capacidad productiva en los países en desarrollo.

Los objetivos de esta iniciativa, acordados por los Miembros de la OMC, son los siguientes:

  • permitir a los países en desarrollo, en particular los PMA [países menos adelantados], utilizar de forma más efectiva el comercio para promover su crecimiento, su desarrollo y la reducción de la pobreza y alcanzar sus objetivos de desarrollo, incluidos los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM);

  • ayudar a los países en desarrollo, en particular los PMA, a crear capacidad de oferta y servicios de infraestructura relacionados con el comercio para facilitar su acceso a los mercados y aumentar sus exportaciones; facilitar las medidas de reforma y liberalización del comercio, ayudar a aplicarlas y a adaptarse a ellas;

  • prestar asistencia para la integración regional;

  • prestar asistencia para la integración sin problemas en el sistema mundial de comercio; prestar asistencia para la aplicación de los acuerdos comerciales.

Desde 2007 hemos celebrado dos Conferencias de Examen Global de la Ayuda para el Comercio a fin de evaluar los progresos hechos en ese sentido. Mucho me complace señalar que los países en desarrollo están asignando prioridad al comercio en términos más claros en sus estrategias de desarrollo, que los donantes están ofreciendo más y mejor ayuda para el comercio y que se están incorporando nuevos asociados en la cooperación Sur-Sur.

Además, el examen también ha puesto de relieve el hecho de que se presta más ayuda para el comercio sin desviar recursos destinados a otras prioridades del desarrollo, como la salud, la educación o el medio ambiente. Ya están en marcha los preparativos para el Tercer Examen Global de la Ayuda para el Comercio, que tendrá lugar el año próximo y que se concentrará en la forma de evaluar las repercusiones de las actividades de la Ayuda para el Comercio.

Deseo aprovechar esta oportunidad para rendir homenaje al Secretario General del COMESA por su liderazgo, que aseguró que esta región fuese la primera en formular una estrategia regional de Ayuda para el Comercio y en determinar los proyectos regionales que se financiarían en el marco de esta iniciativa. Uno de esos proyectos es el del corredor Norte-Sur, que está recibiendo un considerable apoyo de interlocutores bilaterales y regionales.

También deseo expresar mi reconocimiento al Presidente del Banco Africano de Desarrollo, el Presidente de la Comisión de la Unión Africana y el Secretario General Ejecutivo de la CEPA, que han velado por que África defina sus prioridades en materia de Ayuda para el Comercio en consonancia con los objetivos generales del programa de la Comunidad Económica Africana.

Sr. Presidente, el tema de esta cumbre, “La utilización de la ciencia y la tecnología para el desarrollo” no es sólo pertinente sino también oportuno. Dentro de unas tres semanas nos reuniremos con vuestros colegas de todo el mundo en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York para examinar los progresos logrados en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) de las Naciones Unidas.

No está de más insistir en la importancia que revisten la ciencia y la tecnología a la hora de encarar las prioridades de la región del COMESA en materia de desarrollo. La ciencia y la tecnología son una cuestión multidimensional que influye a todos los sectores de nuestras sociedades, tienen importancia crucia, se trate de mejorar los servicios de salud y hacerlos más eficaces, mejorar el acceso a los servicios básicos, como telecomunicaciones y la información, aumentar el rendimiento de los cultivos, mejorar la competitividad del comercio o encarar nuevos desafíos como el cambio climático.

Entre otros beneficios, la conclusión de la Ronda de Doha permitirá mejorar el acceso a los mercados para los productos y servicios tecnológicos, lo que se traducirá en un mayor acceso a tecnologías asequibles y condiciones más favorables para la inversión en esos sectores.

Mientras tanto, seguiremos colaborando estrechamente con la secretaría del COMESA para prestar asistencia técnica relacionada con el comercio y asegurar que los miembros del COMESA cuenten con las herramientas necesarias para reforzar su capacidad comercial.

En conclusión, además de los argumentos estrictamente relacionados con el comercio y el crecimiento, puedo afirmar, basándome en mi propia experiencia en Europa, que estoy plenamente convencido de que la integración del comercio regional es también un elemento crítico de otros consideraciones fundamentales, como la paz y la estabilidad política que, de manera indirecta, convergen en este objetivo. Tengo la certeza de que esta región está bien encaminada para transformarse en el motor del crecimiento y la estabilidad del continente africano.

Muchas gracias.

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