WTO NOTICIAS: DISCURSOS — DG PASCAL LAMY


> Discursos: Pascal Lamy

  

Es para mí un gran placer estar hoy aquí en Munich para hablar con la Federación Mundial de Industrias de Artículos Deportivos.  Me complace aún más porque, como corredor que soy, como ciclista y como amante de los deportes, tengo desde hace mucho un “interés personal” en su industria.  Un interés que, en vista del cargo que actualmente ocupo, pienso que debo hacer público inmediatamente.

Creo que la industria de ustedes es una fuerza para el bien en el mundo.  No sólo porque sus productos apoyan unas actividades que promueven el esparcimiento y la buena salud, sino también porque el deporte es un elemento fundamental de nuestra trama social y política —un factor esencial que contribuye a unas relaciones armoniosas, tanto en el plano nacional como en el internacional—.

El comercio internacional es importante para la industria deportiva y quisiera centrar mis observaciones en tres elementos clave del comercio.

El primero es la creciente importancia económica del comercio y la forma en que están evolucionando las estructuras del comercio.

El segundo es el papel que desempeña la cooperación internacional en materia de política comercial para salvaguardar y promover las oportunidades comerciales, en particular la situación relativa a la Ronda de Doha.

Y el tercero es una breve reflexión acerca de la relación entre la industria y el sistema comercial.

Con el transcurso del tiempo, el comercio internacional ha crecido con mucha más rapidez que la producción, aumentando constantemente la interdependencia entre las naciones.  Desde 1950, el volumen del comercio mundial se ha multiplicado con creces por 27.  Ese crecimiento ha sido tres veces superior al del PIB mundial, que, en el mismo período, se ha multiplicado por ocho.  A medida que un volumen siempre creciente de la actividad económica ha pasado a depender del comercio en todo el planeta, la calidad de la cooperación comercial internacional ha adquirido lógicamente una importancia cada vez mayor para contribuir al bienestar, la prosperidad y el crecimiento económicos.

Las estructuras del comercio han experimentado también un profundo cambio en los últimos 10 años, estimulado en parte por la apertura de los mercados, pero principalmente por los rápidos progresos registrados en el desarrollo de los transportes, las comunicaciones y las tecnologías de la información.  Los países en desarrollo, especialmente en Asia, han surgido como grandes protagonistas al aprovechar la globalización para “alcanzar” al Occidente industrializado.  La participación de los países en desarrollo en el comercio mundial ha crecido de una tercera parte a más de la mitad en tan sólo 15 años.  Además, la creciente importancia del comercio entre los propios países en desarrollo es impresionante.  En 1990, menos de la tercera parte de los intercambios comerciales de los países en desarrollo tenían lugar con otros países en desarrollo;  hoy, más de la mitad de su comercio es Sur-Sur.

Otro cambio significativo en el panorama del comercio internacional es la proliferación de cadenas de producción mundialmente integradas —de hecho, fábricas mundiales— a medida que las empresas sitúan distintas fases del proceso de producción en los mercados más eficientes en relación con los costos.  El iPod, por ejemplo, lleva microcircuitos japoneses, diseño estadounidense, pantallas planas coreanas y se monta en China.  Así pues lo que llamamos “Fabricado en China” está realmente montado en China.  Pero una parte del valor comercial del producto también proviene de los numerosos países que precedieron a su montaje en China en la cadena de producción mundial.  De hecho, según investigadores estadounidenses, menos del 10 por ciento del valor añadido en un iPod procede realmente de China.

La industria de equipamiento deportivo es otro ejemplo típico de la nueva estructura de producción mundial en red.  Por ejemplo, el boceto de un zapato deportivo se diseña y concibe en un laboratorio de investigación en los Estados Unidos, pero se fabrica en factorías ubicadas en China, Viet Nam o Indonesia, con materias primas como cuero, caucho y plástico que proceden de los países asiáticos vecinos.  El lugar en que ustedes ubican las distintas etapas de sus actividades, desde la creación hasta la producción, la comercialización y la distribución, se decide con el objetivo de maximizar la eficiencia y optimizar su cadena de valor añadido.  Todo ello sugiere que la etiqueta “Fabricado en China” o “Fabricado en Viet Nam” en el talón de un zapato deportivo debería decir en realidad “Fabricado en el Mundo”.  Esta nueva realidad mundial también nos obliga a reexaminar la cuestión de cómo analizar y medir el “comercio internacional”.

Actualmente, las corrientes del comercio internacional se computan atribuyendo el valor comercial íntegro de un producto al último país de origen.  Pero dado el importante volumen de comercio en el que intervienen actualmente empresas extranjeras que operan en jurisdicciones nacionales —y el elevado número de componentes que tantas veces van y vienen de un lado a otro de la misma frontera— ese método da lugar a sesgos estadísticos.  Lo que se necesita ahora es un nuevo enfoque de las estadísticas comerciales que mida el valor añadido en cada etapa de la cadena de producción.  Así se garantizaría que las interacciones internacionales derivadas de la globalización quedasen debidamente registradas, y que pudiese evaluarse como corresponde el empleo conexo.  Un sistema de esa índole exigiría la creación de puentes estadísticos adecuados entre distintos sistemas de cuentas nacionales.

Con la creciente participación de los países en desarrollo en el comercio mundial, las cuestiones de desarrollo adquieren cada vez mayor importancia para el sistema multilateral de comercio.  La Ronda de Doha pone el desarrollo económico en el centro neurálgico de su programa.  De muchas formas, la Ronda marca la transición entre la antigua gobernanza del viejo orden comercial mundial y la nueva gobernanza del orden comercial mundial actual.  Al abarcar temas comerciales clásicos, como la reducción de los aranceles de importación y las subvenciones, así como nuevos capítulos innovadores sobre la facilitación del comercio y la reducción de las subvenciones al sector pesquero, la Ronda de Doha es un punto de inflexión del sistema multilateral de comercio.

La conclusión de la Ronda de Doha sigue siendo una prioridad fundamental.  Pero hoy en día, con la participación de 153 Miembros y el programa de negociaciones más ambicioso que hemos tenido hasta ahora, la tarea se ha vuelto más larga y difícil.  Las primeras rondas del GATT, que se centraban en la reducción de aranceles entre un pequeño grupo de países, podían solucionarse en cuestión de meses.  Pero con un número creciente de cuestiones y de participantes, y un sistema de solución de diferencias más eficaz y activo, las rondas comerciales se han hecho inevitablemente más prolongadas y difíciles de concluir.  La Ronda Kennedy, en la que participaron 60 países, duró tres años.  La Ronda de Tokio, en la que se abordaron los obstáculos no arancelarios y en la que participaron 102 países, duró seis años, el doble de la ronda anterior.  Y la Ronda Uruguay, por la que se estableció la OMC y en la que participaron 133 países, se convirtió en una maratón de negociaciones que se prolongó durante ocho años.  Por eso, la duración de la Ronda de Doha no debería causar sorpresa.

La Ronda de Doha está resultando tan difícil porque en ella se abordan cuestiones problemáticas que no pueden solucionarse en ningún otro foro.  Evidentemente, la actual proliferación de acuerdos comerciales preferenciales de carácter bilateral y regional no puede sustituir a una normativa mundial ni a la gobernanza coherente de un mundo que se globaliza rápidamente.  Tampoco el impacto económico de los acuerdos regionales puede acercarse siquiera al de un acuerdo de liberalización del comercio entre 153 países.  Los acuerdos bilaterales y regionales pueden ser un complemento del sistema multilateral, pero nunca serán una alternativa.

Pese a las dificultades, ya se ha avanzado mucho y nos estamos acercando a la meta.  En una reciente reunión de ministros de comercio percibí una determinación inequívoca de acelerar aún más las conversaciones para aprovechar la oportunidad que ofrece 2011.  Esto exige una dedicación más intensa, negociaciones a todos los niveles, y el compromiso de tratar de lograr la ratificación nacional cuando se llegue a un acuerdo, a fin de concluir el partido final de la competición.

Así pues, la voluntad política reviste la máxima importancia para concluir la Ronda.  Pero no debe olvidarse el papel de la industria, que es una parte interesada importante del sistema multilateral de comercio.  La OMC es el foro que, al establecer las normas y resolver las diferencias de conformidad con esas normas, vela por que el comercio internacional pueda desarrollarse sin problemas.  Gracias a ello, las industrias pueden aprovechar oportunidades comerciales en todo el mundo.  De hecho, el sistema multilateral de comercio sirve al sector empresarial mundial desde hace más de 60 años.  La relación entre la OMC y la comunidad empresarial —e incluyo en ella a los sindicatos— tiene que basarse en el apoyo recíproco.  Al fin y al cabo, es la comunidad empresarial la protagonista del comercio internacional en la práctica.  Las negociaciones de la Ronda de Doha se encuentran ahora en una etapa crucial y necesitamos el apoyo de la comunidad empresarial —que tienen un interés importante en el proceso— para aprovechar el momento.  En lo que concierne a la industria del equipamiento deportivo, tenemos una propuesta sobre la mesa que pide la eliminación de los aranceles en este sector, lo que asciende a más de 500 millones de dólares EE.UU.  Pido a su industria, así como a la comunidad empresarial en general, que presionen a sus gobiernos para concluir la Ronda de Doha este año.

Aunque la OMC es una organización intergubernamental, los usuarios finales o beneficiarios de las disciplinas comerciales son los productores, los comerciantes y los consumidores.  He ahí la razón de que necesitemos entender mejor cómo operan ustedes y cuáles son sus ideas y sus preocupaciones en relación con el actual sistema comercial internacional.  Ustedes tienen que decirnos con qué obstáculos al comercio tropiezan.  Y, a su vez, ustedes tienen que saber más sobre lo que estamos haciendo y la forma en que las normas comerciales afectan a sus operaciones cotidianas.  Recuerden que las normas comerciales no se refieren únicamente a los aranceles;  también se ocupan de los obstáculos técnicos al comercio, las normas de seguridad e inocuidad y las normas antidumping, por citar sólo algunas.

Durante los tres últimos días, hemos acogido en Ginebra un Foro Mundial sobre Estadísticas de Comercio.  Se trata de un acto conjunto organizado por la División de Estadística de las Naciones Unidas, Eurostat, la OMC y la UNCTAD.  El tema del foro fue “Midiendo el comercio global — ¿Tenemos los números correctos?”.  La respuesta que dieron casi todos los participantes fue la misma:  No, hoy en día no tenemos los números correctos sobre el comercio internacional.  O al menos las cifras no reflejan la imagen real del comercio internacional en un mundo globalizado.  Según los investigadores, una de las causas principales de esta deficiencia es la falta de datos suficientes a nivel de las empresas.  Creo que es mucho lo que podemos hacer juntos al respecto, para relacionar más estrechamente las necesidades empresariales con el establecimiento de normas sobre el comercio internacional.  Permítannos saber más sobre ustedes para que podamos ayudarles más y mejor.

La economía mundial está experimentando cambios fundamentales, y las estructuras del comercio mundial también están evolucionando con el curso del tiempo.  Hoy en día, el comercio internacional está íntimamente ligado a las cadenas mundiales de producción y a la inversión extranjera directa.  Las empresas multinacionales desempeñan un papel fundamental en las actividades comerciales internacionales.  Las pequeñas y medianas empresas también están penetrando en el escenario comercial mundial.  Las estadísticas comerciales, las normas comerciales y las negociaciones comerciales tienen que ajustarse a ese nuevo escenario mundial.  Muchos piensan en la OMC que tenemos que explorar nuevas cuestiones —como comercio e inversión, comercio y competencia, y normas— para poder fomentar aún más las oportunidades empresariales en todo el mundo.  Pero antes tenemos que salvaguardar y promover las oportunidades comerciales con la conclusión de la Ronda actual.  Y para ello necesitamos el apoyo de las empresas y los trabajadores.  Creo que ambos tienen un gran interés en presionar para la conclusión de la Ronda de Doha, porque una reducción de los obstáculos al comercio y unas normas comerciales más fuertes, más claras y más transparentes darán un impulso al comercio.  Y por tanto a la eficiencia, al crecimiento, al desarrollo y a la reducción de la pobreza.  Todos compartimos el mismo objetivo -el de un futuro más próspero para el mundo-.  Y la conclusión satisfactoria de la Ronda de Doha ayudará en ese empeño.  La línea de meta está a la vista.  Y el apoyo de ustedes podría ayudarnos a que la bandera a cuadros confirme nuestro triunfo.

Muchas gracias por su atención.

 

 

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