WTO NOTICIAS: DISCURSOS — DG PASCAL LAMY

Johannesburgo, 10 de febrero de 2006

“Concluir la Ronda de Doha de la OMC: la hoja de ruta para después de Hong Kong”

Instituto Sudafricano de Asuntos Internacionales

Es un placer estar de vuelta en Sudáfrica y particularmente en este instituto. La última vez que estuve aquí fue en mayo de 2005, cuando todavía era candidato a Director General de la OMC. Ustedes me apoyaron mucho, pero olvidaron decirme lo que significaba lanzarse a ocupar este cargo apenas cinco meses antes de la Conferencia Ministerial de la OMC en Hong Kong, China. Habrán notado que desde entonces he perdido algo de pelo y me han salido más arrugas.

Desde mi última visita ha habido novedades positivas en la esfera del comercio. Las exportaciones sudafricanas de mercancías y servicios han aumentado casi un 15 por ciento, el PIB cerca del 5 por ciento y en enero de 2006 el índice de confianza de las empresas se situaba en un nivel récord. Además, Sudáfrica ha estado aplicando un programa de comercio bilateral muy agresivo, ha concluido acuerdos marco con el Mercosur y la AELC, ha iniciado negociaciones con China y la India además de otros acuerdos de cooperación comercial bilateral en el continente africano y el Oriente Medio. Lo anterior señala el mayor compromiso del gobierno de utilizar el comercio como motor del crecimiento económico y el desarrollo.

Permítanme ahora pasar al tema de hoy. Como ustedes saben, nunca se pretendió que Hong Kong fuera el punto final de las negociaciones de la OMC en el marco del Programa de Doha para el Desarrollo que iniciamos en diciembre de 2001. Pero naturalmente, a menos de un año de la conclusión de la Ronda, Hong Kong era importante para dar el impulso necesario a la fase final.

Antes de la Conferencia de Hong Kong decidimos reajustar el nivel de nuestras expectativas sobre lo que realmente podríamos lograr en la Conferencia. Los motivos fueron muy claros. No había la suficiente convergencia en las posiciones de los Miembros en esferas clave de las negociaciones y, por lo tanto, todo intento de imponer un consenso habría fracasado.

Antes de Hong Kong, algunos Miembros decían que no podían avanzar más en materia de acceso a los mercados para los productos agrícolas a menos que notaran un avance correspondiente en el acceso a los mercados para los productos industriales, los servicios o las indicaciones geográficas. Sin embargo, otros Miembros sostenían que sólo podrían hacer ofertas mejoradas en materia de productos industriales que condujeran a reducciones de los tipos aplicados si hubiera mejoras en las ofertas de acceso a los mercados para los productos agrícolas y en las reducciones de las subvenciones agrícolas. Además había también otros que decían que sólo podrían debatir sobre los productos industriales si hubiera un grado suficiente de precisión en cuanto a los productos especiales y el mecanismo de salvaguardia especial para los productos agrícolas.

Pero aun cuando tuvimos que reajustar nuestras expectativas para Hong Kong, todos los Miembros acordaron conservar el nivel global de ambición de la Ronda y en particular su componente de desarrollo. Es claro que el desarrollo no es un apartado aislado en esta negociación, sino más bien un componente que encontramos en todas y cada una de las esferas de negociación, ya sea en la agricultura, en los servicios, la facilitación del comercio, los aranceles industriales o la ayuda para el comercio, para mencionar algunas.

Entonces, ¿qué sucedió en Hong Kong? Hicimos progresos, es cierto que moderados, pero todos dirigidos a los países en desarrollo y esas son buenas noticias. Permítanme darles algunos ejemplos.

En materia de agricultura fijamos una fecha, 2013, para la eliminación de las subvenciones a la exportación, una exigencia clave para las negociaciones planteada por Sudáfrica y otros países en desarrollo, y para 2010 ya se habrá eliminado una parte sustancial de ellas. También acordamos alcanzar “recortes efectivos” de la ayuda interna causante de distorsión del comercio. Habrá tres bandas, en las que la Unión Europea, los Estados Unidos y el Japón harán los recortes más grandes. Además abordamos dos exigencias clave presentadas por un grupo de países en desarrollo, una de las cuales era disponer de la flexibilidad necesaria para designar ellos mismos un número de productos especiales, basándose en criterios relativos a la seguridad alimentaria, seguridad de los medios de subsistencia y desarrollo rural, a fin de que reciban trato especial. Los países en desarrollo también podrán activar una salvaguardia especial para protegerse de las importaciones, sobre la base de la cantidad y los precios de éstas, salvaguardia que requieren para hacer frente a la volatilidad de los productos agrícolas en los mercados internacionales.

En la importante esfera del algodón, que muchos consideraban una prueba decisiva, los países ricos acordaron eliminar todas las subvenciones a la exportación en 2006. También acordaron efectuar recortes más profundos y más rápidos de las subvenciones internas al algodón causantes de distorsión del comercio que los acordados en virtud de la fórmula general. Por último, los países ricos y los países en desarrollo que así lo desearan acordaron conceder acceso libre de derechos y de contingentes a las exportaciones de algodón originarias de los PMA.

En la esfera de los productos industriales (AMNA en nuestra jerga), los Miembros reafirmaron el objetivo de reducir los obstáculos al comercio mundial de productos industriales, que actualmente representa más del 80 por ciento del comercio mundial de mercancías, previendo nuevas oportunidades de mercado y asegurándose al mismo tiempo de que los intereses y necesidades de los países en desarrollo se tengan en cuenta. Este es el caso sobre todo de las crestas arancelarias y la progresividad arancelaria que hoy en día afectan a las exportaciones de muchos países en desarrollo. Actualmente, todo el mundo admite que el coeficiente que se utilizará para reducir los aranceles será más favorable a los países en desarrollo que a los países desarrollados.

En Hong Kong también abordamos una antigua demanda de los 32 países más pobres del mundo (los países menos adelantados-PMA). Los países ricos acordaron conceder acceso a sus mercados libre de derechos y de contingentes con carácter perdurable a todos los productos originarios de los PMA, con un período de transición, si bien se concede cierta flexibilidad en caso de dificultades.

En materia de servicios, Hong Kong abrió la puerta a las negociaciones plurilaterales. Establece un equilibrio importante entre la apertura del comercio de servicios, que es una pieza clave y creciente de las economías de los Miembros de la OMC, y el mantenimiento de la flexibilidad para los países en desarrollo, incluido su derecho a reglamentar este sector de la economía que actualmente representa el 70 por ciento del PIB de Sudáfrica. Soy consciente de que este es un tema sensible para algunos de ustedes y quiero reiterarles que ningún compromiso en materia de servicios es obligatorio en el marco de las negociaciones. Cada país tiene el derecho de elegir los sectores que abrirá a los proveedores extranjeros de servicios. Sin embargo, dado el perfil de la economía sudafricana, donde los servicios representan el 70 por ciento del PIB, 68 por ciento del empleo y 74 por ciento de la formación de capital y han sido la fuente principal de crecimiento de la economía durante más de una década, Sudáfrica claramente tiene intereses ofensivos en este sector. También soy consciente de que Sudáfrica aún no ha presentado su oferta y yo los alentaría a que actuaran con rapidez.

Por último, también acordamos garantizar un paquete de ayuda para el comercio sólido que contribuya a que los países en desarrollo creen la capacidad de oferta y de comercio que les ayude a convertir el potencial del PDD en realidad. Esta misma semana he creado un equipo de trabajo para que me ayude a elaborar recomendaciones sobre la forma en que la ayuda para el comercio puede contribuir de manera efectiva a la dimensión de desarrollo de la Ronda. Con este fin, también he iniciado amplias consultas con nuestros interlocutores, el Banco Mundial, el FMI, el PNUD, la UNCTAD y el Centro de Comercio Internacional y con bancos de desarrollo regional, incluido el Banco Africano de Desarrollo. Pero que quede claro, la ayuda para el comercio no sustituye a una ambiciosa ronda de desarrollo. Es un complemento esencial para ayudar a los países en desarrollo a cosechar los beneficios de las nuevas oportunidades comerciales que ofrece el Programa de Doha. La ayuda para el comercio cobrará particular relevancia en el contexto de las negociaciones en curso sobre la facilitación del comercio, que es el nombre que se da a las medidas orientadas a simplificar los procedimientos de importación, exportación y aduaneros y reducir sus consecuencias. Numerosos estudios muestran que el costo de los procedimientos comerciales puede ir del 2 al 15 por ciento del valor de las mercancías objeto de comercio. Reducir a la mitad el costo de los procedimientos comerciales podría significar un ahorro anual de 300 mil millones de euros. Pero para que eso se haga realidad, la asistencia técnica y la creación de capacidad será esencial para los países en desarrollo.

Consideremos ahora lo que nos queda por delante y lo que se necesitará para llegar a una conclusión satisfactoria de la Ronda en los próximos 12 meses.

En las últimas semanas en Ginebra, durante mi reciente viaje a América Latina y ahora aquí he recibido tres mensajes claros: uno, que existe un compromiso generalizado de cumplir lo acordado en Hong Kong; dos, que existe una intención compartida de sacar adelante la totalidad del PDD, avanzando en todas las cuestiones, y tres, que todos los interlocutores comprenden que tendrán que superar sus posiciones actuales y están dispuestos a hacerlo avanzando “de manera concertada”.

Es evidente que la agricultura y los aranceles industriales siguen siendo los buques insignia de nuestro convoy puesto que los ministros han acordado definir las modalidades para abril. Pero nadie duda de que este convoy es grande. Estas dos cuestiones son importantes para llevar el convoy a puerto, pero todos sabemos que los componentes del convoy deben llegar juntos. Más allá de la agricultura (con inclusión del algodón) y los aranceles industriales tenemos también los servicios, donde para que las negociaciones avancen realmente en las próximas semanas, es necesario intensificar las negociaciones basadas en peticiones y ofertas. Y también tenemos las normas, el medio ambiente, la facilitación del comercio, sin olvidar cuestiones como las pequeñas economías el trato de los productos básicos y la erosión de las preferencias.

En materia de agricultura, en los próximos tres meses los Miembros tendrán que acordar las fórmulas específicas para reducir los aranceles y las subvenciones y completar los detalles del acuerdo definitivo sobre productos especiales, el mecanismo de salvaguardia especial y la ayuda alimentaria.

Como todos sabemos, las exportaciones de cereales de Sudáfrica compiten con las de países desarrollados que otorgan ayudas causantes de distorsión y por lo tanto una reducción sustancial de esa ayuda mejorará el acceso a los mercados para estos productos sudafricanos.

En cuanto a los aranceles industriales, nuestra labor se concentrará en acordar rápidamente las modalidades, es decir, en cuánto reduciremos los aranceles, cuáles serán las flexibilidades y para qué productos buscaremos iniciativas sectoriales más allá de las reducciones generales.

Si queremos concluir la Ronda a finales de 2006 es esencial por lo tanto que a lo largo de los próximos meses las prioridades de los Miembros converjan. El tiempo es muy corto y la labor que realicemos en estos primeros tres a cuatro meses facilitará la adopción de las decisiones más difíciles en el futuro.

Permítanme contarles el secreto más sabido en Ginebra: todos los países saben que tendrán que avanzar. La Unión Europea tendrá que avanzar en lo relativo al acceso a los mercados. Como he dicho a menudo, la mejor forma de abordar esta cuestión del acceso a los mercados es que los Miembros tanteen el terreno, jueguen con las cifras como medio para empezar a cerrar las brechas existentes. Los Estados Unidos también tendrán que avanzar más en lo relativo a las subvenciones internas a la agricultura. Los grandes países en desarrollo, entre ellos el Brasil y la India, también deben prestar su energía al tren. Tienen que avanzar en el acceso a los mercados para los productos industriales y de servicios. Y como dije antes, será útil revisar las cifras y probar hipótesis para desbloquear los debates también en esta área, y entonces los pasos se condicionarán entre sí.

La buena noticia es que ya resolvimos la pregunta “quién dará el primer paso”. Todos los Miembros están de acuerdo en que deben avanzar de manera concertada.

¿Y dónde está Sudáfrica en todo esto? El papel de liderazgo de Sudáfrica, sobre todo en África, será crucial para asegurar que los principales actores avanzan significativamente en la agricultura, los aranceles industriales y los servicios para desbloquear las negociaciones y dar seguimiento a las decisiones adoptadas en Hong Kong. Sudáfrica tiene mucho qué ganar de la eliminación de las distorsiones del comercio mundial de productos agrícolas, de la reducción de las crestas y la progresividad arancelarias para los productos industriales en los mercados de los países desarrollados, de una mayor apertura comercial de los servicios y de las nuevas normas de facilitación del comercio. Por lo tanto es claro que la recompensa final merece la participación de Sudáfrica, que naturalmente debería ser proporcional a su desarrollo. La mayor participación de Sudáfrica en las negociaciones sobre los servicios y en la reducción de los aranceles aplicados a los productos industriales valdrá la pena por el provecho que puede obtener. Por supuesto, ello implicará cambios y ajustes en el tejido económico y social de Sudáfrica. Pero yo creo que esto es coherente con la Iniciativa para el crecimiento acelerado y compartido de Sudáfrica.

Coincidirán conmigo en que nos espera una tarea enorme en los próximos 12 meses. Pero no es insuperable.

La historia nos ha enseñado que las negociaciones comerciales son difíciles por definición. Tratar de equilibrar los intereses de 14 miembros de la SADC durante las negociaciones de un protocolo comercial fue un dolor de cabeza, de lo que la mayoría de ustedes puede dar testimonio. ¿Qué pasará con 149 países que tienen ambiciones y niveles de desarrollo muy distintos?

En Hong Kong, los Ministros enviaron una clara señal no sólo de que su compromiso para concluir la Ronda de Doha en 2006 se mantiene intacto, sino también de que emplearán todo su peso político para alcanzar ese objetivo. Ha llegado el momento de que convirtamos ese compromiso en realidad y estoy seguro de que tendremos éxito.

Gracias.