Buenas tardes a todos y bienvenidos.  Por diversos motivos me complace que se haya publicado ahora esta nueva obra OMC-Cambridge tan interesante, publicada bajo la dirección de Sue Arrowsmith, de la Facultad de Derecho de la Universidad de Nottingham, y por Rob Anderson, de la Secretaría de la OMC.

Ante todo, me parece que, después de la crisis económica mundial y en vista del rápido e impresionante crecimiento registrado últimamente por las economías emergentes, que la opinión pública es mucho más consciente de la importancia de la contratación pública, en particular, en el caso de la inversión en infraestructura pública, como factor determinante de la actividad económica, el crecimiento y el bienestar de los ciudadanos.  En esta nueva obra publicada bajo la dirección de la Profesora Arrowsmith y de Rob se tiene expresamente en cuenta este contexto.

En segundo lugar, creo que hoy en día se comprende mejor la importancia de la buena gobernanza como puntal del desarrollo económico y social e ingrediente indispensable para que la globalización beneficie a los ciudadanos del mundo.  Aunque la buena gobernanza tiene muchos aspectos y requiere el apoyo de diversas fuentes, como la sociedad civil, los gobiernos, los círculos empresariales, los medios de comunicación y otros, me parece que el Acuerdo de la OMC sobre Contratación Pública puede aportar una contribución muy importante en esta esfera.  Permítanme mencionar en particular,

• las disposiciones generales del Acuerdo sobre la transparencia,
• la prescripción prevista en el Acuerdo de que cada Parte instituya procedimientos de examen nacional independiente o “de recurso”,
• la nueva prescripción explícita, en el texto revisado del Acuerdo, de evitar los conflictos de interés y prevenir las prácticas corruptas.

Todas estas disposiciones son importantes instrumentos prácticos para asegurar la integridad de la contratación pública.  En esta obra se presta gran atención a estos asuntos, y por ejemplo, a la experiencia adquirida con la aplicación de los mecanismos de revisión del Acuerdo sobre Contratación Pública en las economías en desarrollo de Asia.

En tercer lugar y como se subraya con todo acierto en los capítulos pertinentes del libro, parece que la composición del Acuerdo va a ser objeto de una expansión significativa.  Aparte del importantísimo aumento del número de Miembros que se ha producido en el último decenio, como resultado de la expansión de la Unión Europea, en julio de 2009 se hizo efectiva la adhesión del Taipei Chino.  Esto por sí solo hizo que se sometieran a las disciplinas del Acuerdo actividades de contratación que se han valorado en 20.000 millones de dólares al año.  En otoño pasado terminaron las negociaciones sustantivas sobre la adhesión de Armenia, adhesión que se espera concluya formalmente en las próximas semanas.  También está muy avanzada la labor relativa a la adhesión de Jordania al Acuerdo, que es de esperar termine este año.  Más importante aún, avanza el proceso de adhesión de China al Acuerdo, gracias a los esfuerzos concertados de China y de las actuales Partes.  China prometió para el otoño de este año una oferta revisada y mejorada de cobertura, con inclusión de entidades de los gobiernos subcentrales.

Además, y en parte a raíz de los factores que acabo de mencionar, hay otros países en desarrollo y Miembros emergentes de la OMC, en distintas partes del mundo, que han iniciado un proceso para informarse del contenido del Acuerdo y de los posibles costos y beneficios que les reportaría la adhesión.  En consecuencia, en el libro que tenemos ante nosotros se presta gran atención, con todo acierto, a la adhesión al Acuerdo sobre la Contratación Pública, en particular por parte de las economías en desarrollo y las economías emergentes.  Espero que pasará a ser la principal obra académica de referencia sobre este tema.

En cuarto lugar, y como saben perfectamente los representantes de las Partes en el Acuerdo que están aquí presentes, la negociación del texto y de la cobertura del Acuerdo existente ha avanzado mucho y podría terminarse este año.  En realidad, la labor de renegociación del texto del Acuerdo ya casi está terminada;  lo que queda por terminar son las negociaciones paralelas sobre la cobertura del Acuerdo revisado.  Me parece que la conclusión de las negociaciones aportará grandes beneficios a todas las Partes en el Acuerdo, en particular en lo relativo al acceso a los mercados y a la facilitación de las futuras adhesiones al Acuerdo.  En tales circunstancias, estoy plenamente de acuerdo con la Profesora Arrowsmith, que en su capítulo sobre el texto revisado del Acuerdo dice que:  “Es de esperar que las Partes adopten rápidamente el texto revisado, para que pueda ser utilizado por las Partes actuales y pueda constituir la base de toda nueva adhesión.”.

¡Muy bien dicho, Sue!  Ahora corresponde al Comité de Contratación Pública, bajo la dirección de su hábil Presidente, Nicholas Niggli, y con apoyo de la Secretaría, concluir las negociaciones y lograr que el texto revisado entre en vigor.  Nicholas, confío en tí y en el Comité para completar la misión este año.

Por último, es para mí un gran placer que esta importante nueva obra de la serie OMC-Cambridge se haya publicado bajo la dirección conjunta de la principal especialista en esta esfera y de un funcionario de la Secretaría, Rob Anderson, en estrecha colaboración.  Esto ilustra la capacidad de la Secretaría para contribuir al debate intelectual de gran altura y demuestra los grandes beneficios y las sinergias que producen esas colaboraciones.

Este tipo de cooperación entre la Secretaría de la OMC y académicos de reconocido renombre es precisamente lo que yo quería cuando se inició el Programa de Cátedras OMC en los países en desarrollo, o la razón por la que hemos aceptado contribuciones electrónicas al Informe sobre el Comercio Mundial, que es nuestra principal publicación científica anual.  Habrá más que notificar en el futuro a medida que la Secretaría de la OMC mejore su capacidad para agregar valor al acervo de información y de experiencia que ya tiene en su haber.  Como es natural, esto supone una seria remodelación y un perfeccionamiento de nuestros sistemas de información, bases de datos y capacidades de consulta.  Nos está llevando bastante tiempo debido a las graves limitaciones presupuestarias, pero lo conseguiremos.  Podría ser una gran recompensa para nuestros Miembros, para los académicos y para los funcionarios de la OMC, que se la han ganado con su profesionalismo y su experiencia.  En última instancia, un mejor conocimiento de las cuestiones comerciales propicia mejores decisiones sobre las normas comerciales y, esperemos —aunque eso no se vea tan claro hoy en día si se piensa en la Ronda de Doha— una mejor política en lo comercial.

Sue y Rob, felicidades por publicar este libro tan impresionante en un momento tan oportuno.  Espero que otros sigan vuestro ejemplo.