WTO NOTICIAS: DISCURSOS — DG PASCAL LAMY

Los ALC como plataformas para el comercio y la creación de empleo


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Directora Ejecutiva del CCI, Sra. Patricia Francis
Director Ejecutivo de la Dirección de Qatar para el Desarrollo de las Exportaciones, Sr. Hassan Khalifa Al Mansoori
Embajador Badr, Representante Permanente de la República Árabe de Egipto en Ginebra
Damas y caballeros,

Les agradezco que me hayan invitado para pronunciar el discurso introductorio en el día de hoy sobre una cuestión de extrema importancia y oportunidad. Los acontecimientos sin precedentes que se han registrado en la región árabe en 2011 han sido de una magnitud y un alcance realmente transformativos. Esta “primavera árabe” nos ha recordado la importancia de establecer un entorno económico propicio para el desarrollo de variables económicas fundamentales, como el empleo. En la región árabe en particular, el desempleo, especialmente entre los jóvenes, constituye un grave problema socioeconómico.  Ello suscita también cada vez mayor preocupación en muchas partes de África en que la base de población es cada vez más joven.

Lamentablemente, es una realidad que los Estados árabes están a la zaga de la mayor parte de las demás regiones en la creación de empleo pleno, productivo y decente, particularmente para las mujeres y los jóvenes. En los dos últimos decenios, la relación entre empleo y población y la tasa de participación en la fuerza de trabajo de la región han estado entre las más bajas del mundo. Según un informe reciente publicado por la Organización Internacional del Trabajo, uno de cada cuatro jóvenes árabes está desempleado. En una región en que los índices de desempleo ya son muy altos y crecen con rapidez, la Organización Árabe del Trabajo llegó en un estudio reciente a la conclusión de que el número de desempleados, sobre todo jóvenes, sería de unos 20 millones de personas. Según estimaciones del PNUD, la región árabe tiene que crear alrededor de 51 millones de nuevos puestos de trabajo para 2020 simplemente para que el índice de desempleo no siga aumentando. El desempleo entre los jóvenes es particularmente elevado y llega en algunos países a un nivel de 30 a 40 por ciento. La situación es particularmente grave para las jóvenes, como queda de manifiesto en la relación de 2:3 entre los índices de desempleo de los jóvenes y las jóvenes.

Además, en esta región la educación no es garantía contra el desempleo. De hecho, el desempleo tiende a aumentar con el nivel de estudios y excede del 15 por ciento en el caso de los diplomados universitarios en Egipto, Jordania y Túnez. Suscita igual preocupación el hecho de que el crecimiento económico en muchos casos no se haya concretado en la creación de empleo decente. Los índices de desempleo elevados no sólo afectan al ingreso familiar, sino que pueden también ser factor de inestabilidad política.

En estas circunstancias, existe la necesidad apremiante de mejorar la situación en materia de empleo en la región árabe creando más y mejores puestos de trabajo. Es también urgente promover el espíritu empresarial y los negocios en la región árabe. Al igual que en la mayoría de los países en desarrollo, la pequeña y mediana empresa puede desempeñar una importante función en la creación de empleo y, en consecuencia, aportar una contribución al desarrollo en general. Las estadísticas indican que las PYME constituyen el 90 por ciento de las empresas en la gran mayoría de las economías de todo el mundo y ofrecen entre el 40 y el 80 por ciento de los puestos de trabajo; aportan además una importante contribución al PIB de muchos países. En la región árabe, la situación es similar y las PYME aportan entre el 25 y el 40 por ciento del PIB de Egipto. En países como los Emiratos Árabes Unidos, les corresponde el 94,3 por ciento de los proyectos económicos en el país, dan empleo a alrededor del 62 por ciento de la fuerza de trabajo y representan alrededor del 75 por ciento del PIB. La pequeña y mediana empresa aporta el 96 por ciento del PIB en el Yemen, el 77 por ciento en Argelia y el 59 por ciento en Palestina.

Muchos países árabes reconocen la importante función que desempeñan las PYME en su economía y han establecido medidas de política para promoverlas con miras a alcanzar el desarrollo económico y social. Según la Corporación Financiera Internacional (CFI), existe una relación positiva entre el nivel general de ingresos de un país y el número de PYME por cada 1.000 habitantes. Los informes Doing Business del Banco Mundial indican que, cuando el sector de las PYME es dinámico, menor es el número de actividades informales o en “negro”.

A pesar de que se reconoce la importancia de las PYME en la región árabe, estas siguen haciendo frente a un gran número de problemas, como barreras arancelarias y no arancelarias que les impiden participar en industrias más prósperas orientadas hacia la exportación y subir en la escala de valor. De hecho, estas empresas, en razón de su pequeño tamaño, son más vulnerables que otras a las variaciones repentinas en los aranceles. Por este motivo, la certeza y previsibilidad que ofrece el sistema de comercio multilateral reviste extrema importancia para ellas. Las negociaciones multilaterales no son sólo maquinaciones esotéricas, sino que se traducen en dólares y en realidades concretas. Cuando se abren las fronteras, se reducen los obstáculos al comercio y las barreras arancelarias y se da mayor transparencia a los procedimientos de facilitación del comercio se da a las PYME la posibilidad de ingresar en nuevos mercados y hacerse más competitivas.

Sumada a la subsistencia de barreras arancelarias y no arancelarias, otra razón fundamental por la cual las PYME exportadoras de la región árabe no pueden aprovechar las oportunidades comerciales consiste en que no tienen una oferta de exportación que sea competitiva en los mercados internacionales. Los problemas incluyen la escasa capacidad de producción, deficiencias en el entorno para los negocios a nivel nacional, la falta de apoyo institucional y las limitaciones en aspectos fundamentales de la competitividad comercial, como el embalaje, las marcas, la calidad, la certificación y la comercialización. La Ayuda para el Comercio puede desempeñar una función esencial en este campo contribuyendo a desarrollar la oferta y la capacidad productiva de estas empresas. Cabe a la región un papel mucho más prominente en el planteamiento de la Ayuda para el Comercio a nivel mundial tanto en lo que atañe a ayudar a los países de la región a fijar sus prioridades relacionadas con el comercio como a reforzar la asistencia relacionada con el comercio que ofrecen los donantes tradicionales. Hay muchos países en la región que desde hace tiempo aportan Ayuda para el Comercio, pero queda margen para mejorar.

Los acuerdos comerciales preferenciales pueden complementar el sistema multilateral sirviendo de plataforma para superar esos obstáculos al comercio y ofreciendo oportunidades de compartir la asistencia y los conocimientos relacionados con el comercio, especialmente a nivel regional. La investigación que ha hecho la propia OMC sobre estos acuerdos, que fueron el tema central de nuestro Informe sobre el Comercio Mundial 2011, indica que pueden ser instrumentos válidos para crear comercio si apuntan realmente a levantar los obstáculos al comercio y no a crear nuevos. Así ocurre en particular en el campo de los marcos reguladores. Existe el peligro de que los acuerdos comerciales preferenciales terminen creando una red de marcos reguladores que se superpongan y ello no es bueno para establecer reglas del juego uniformes en todo el mundo ni es bueno para los negocios, ni para las grandes empresas multinacionales ni para las PYME. Sin embargo, si se conciben en forma adecuada, estos acuerdos pueden crear un entorno propicio para los negocios mediante la eliminación de cargas administrativas, controles en frontera y barreras arancelarias.

En el caso de los países árabes, sin embargo, la integración comercial no ha llegado muy lejos, a pesar de los grandes recortes en los aranceles, y ello se debe en gran medida a los obstáculos al comercio, incluidas las barreras no arancelarias que constituyen un gran impedimento para aprovechar las oportunidades que ofrecen los acuerdos comerciales vigentes. A mi juicio, este elemento de las barreras no arancelarias es tan importante que será el tema central de nuestro Informe sobre el Comercio Mundial 2012.

De los varios acuerdos preferenciales que han firmado los Estados miembros de la Liga de los Estados Árabes, el más notable es la Gran Zona Árabe de Libre Comercio, que comprende 17 países de la región. Estos acuerdos han servido para que se reduzcan los aranceles desde mediados de los años noventa; de hecho, mientras que el arancel medio aplicado por los Estados Miembros de la Liga de los Estados Árabes es del 0,4 por ciento, los competidores que no forman parte de la Liga se encuentran con aranceles medios del orden del 5 al 6 por ciento. A pesar de los esfuerzos por reducir los aranceles y firmar y poner en práctica acuerdos preferenciales, la integración comercial regional entre los Estados miembros de la Liga es moderada en comparación con otros mercados comunes, como la Unión Europea y la Asociación de Naciones del Asia Sudoriental (ASEAN). En la práctica, el porcentaje del comercio total que tiene lugar dentro de la Liga de los Estados Árabes no supera un 11 por ciento y representa solo una fracción del comercio con los 27 Estados miembros de la UE. Como ya he mencionado, los demás obstáculos van mucho más allá de las medidas arancelarias tradicionales. Se trata de un problema que también observo en el continente africano. Me complace que los líderes africanos hayan tomado en la Cumbre de la Unión Africana celebrada en enero la iniciativa de aprobar un plan para impulsar el comercio intraafricano que se centra en identificar y desmantelar los obstáculos al acceso regional. Tal vez convendría que los líderes de esta región contrajeran un compromiso similar.

Los datos empíricos indican que la integración regional puede surtir grandes efectos, directos e indirectos, de creación de empleo en la economía. Cabe entonces preguntarse por qué los países que integran la Liga de los Estados Árabes no pueden aprovechar las oportunidades de integración regional. Tomo nota del útil análisis que figura en el documento de antecedentes preparado por el CCI para este debate, que ofrece importantes datos acerca de los posibles beneficios de la integración comercial en la región y los posibles efectos que tendría en el empleo, especialmente para los jóvenes y las mujeres. Indica también que el hecho de levantar los obstáculos al comercio en la región podría incidir positivamente en el bienestar, incluida la creación de empleo. En el documento se identifican los sectores de exportación en que hay mayor margen para crear empleos y poner en juego el espíritu empresarial de los jóvenes.

En una región en que, en promedio, un 27 por ciento de la población activa no tiene trabajo y se calcula que un 60 por ciento de los desempleados son jóvenes, es preciso adoptar con urgencia medidas para levantar los obstáculos al comercio regional. Ello servirá también para dar rienda suelta al espíritu empresarial de los jóvenes y crear trabajo para un número cada vez mayor de jóvenes muy preparados.

¿Qué medidas hay que tomar para estimular una mayor integración regional y convertir al sector privado en poderoso motor del crecimiento económico, la productividad, la innovación y el empleo y para que pueda contribuir al comercio y al empleo?

En primer lugar, es indispensable que este proceso esté impulsado por el sector privado y que este participe plenamente en la configuración de las políticas y de las negociaciones comerciales. La celebración entre el gobierno y las empresas de consultas abiertas, equilibradas y transparentes y en el marco del proceso de formulación de la política comercial redundaría en beneficio de la pequeña y mediana empresa.

En segundo lugar, es apremiante que la Ayuda para el Comercio se convierta en un elemento más institucionalizado de lo que se haga en la región en materia de comercio y desarrollo. La Ayuda para el Comercio puede contribuir a aumentar la productividad y a que las empresas aprovechen las oportunidades de acceso a los mercados, incluidas las cadenas de abastecimiento regionales y mundiales.

En tercer lugar, los gobiernos tienen que crear entornos propicios para que el sector privado haga negocios y compita en el mercado mundial. Una de las formas más eficaces de hacerlo consiste en invertir en la facilitación del comercio. El apoyo a las negociaciones sobre facilitación de comercio en la OMC constituye una clara señal de que los países de la región quieren realmente reducir su costo.

En cuarto lugar, el comercio debe efectivamente formar parte integrante de la política de desarrollo, incluida la política de creación de empleo. Al reconocer la relación entre comercio y empleo e institucionalizar los diálogos a nivel nacional y regional se logrará que los dos elementos se respalden entre sí.

Tengo entendido que, en el debate de hoy, los panelistas expondrán algunos problemas fundamentales relacionados con la competitividad a que han tenido que hacer frente y relatarán su experiencia acerca de la forma en que superaron esos problemas e hicieron crecer sus empresas. Les deseo un productivo debate y les agradezco una vez más por haber invitado a la OMC a dirigirse hoy a ustedes.

Muchas gracias.



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