WTO NOTICIAS: DISCURSOS — DG PASCAL LAMY

26-29 de marzo de 2006

Segmento Ministerial — Grupo Especial sobre Diversidad Biológica y Comercio

Convenio sobre la Diversidad Biológica
8a Reunión de la Conferencia de las Partes
(Cop-8)

Señoras y señores:

Agradezco la oportunidad de hablarles hoy sobre la relación entre la diversidad biológica y el comercio. No me cabe duda de que las políticas comerciales y las relativas a la diversidad biológica pueden fortalecerse mutuamente. Sin embargo, para que este fortalecimiento mutuo se produzca realmente, los encargados de la elaboración de políticas en las esferas del comercio y el medio ambiente deben continuar buscando el equilibrio adecuado entre ambos conjuntos de objetivos de política.

El Convenio sobre la Diversidad Biológica y la OMC ocupan actualmente posiciones paralelas en el espectro de normas que la comunidad internacional ha estado elaborando para que el mundo sea un lugar más ordenado. Aunque estas normas no agotan todas las facetas de la relación entre la diversidad biológica y el comercio, es fundamental que ambos constituyan una interfaz.

Hoy más que nunca, somos conscientes del hecho de que no nos limitamos a vivir en un planeta, sino que vivimos en lo que es de por sí un “planeta viviente”. Hay muchas razones para mantener vivo ese planeta. En primer lugar, está el bienestar de la raza humana, que no puede prosperar en un ecosistema insalubre. Pero, en segundo lugar, se encuentra nuestra responsabilidad moral y ética de conservar la flora y la fauna cuyos hábitats invadimos al construir el nuestro. La conservación de nuestra diversidad biológica es una responsabilidad que tenemos no sólo ante esta generación, sino también ante las generaciones futuras.

Desde una perspectiva darwiniana, la extinción es el destino de las especies que no logran sobrevivir. No obstante, en la actualidad es un hecho ampliamente reconocido que, además del proceso de extinción natural, la intervención humana ha acelerado la desaparición de especies valiosas, que no serán sustituidas. Depende de nosotros examinar nuestro papel en la pérdida de diversidad biológica y hacer todo lo posible por preservar la composición genética de nuestro planeta, su diversidad de especies y la variedad de sus ecosistemas. La OMC está dispuesta a colaborar.

No hay duda de que un comercio completamente desreglamentado puede resultar perjudicial para la diversidad biológica. La apertura del comercio debe ir acompañada de un conjunto adecuado de políticas nacionales —ambientales y de otro tipo— a fin de poder cumplir su promesa de aumentar el bienestar. No obstante, en la gestión de la diversidad biológica, observo que el comercio ha demostrado en repetidas ocasiones ser una herramienta importante para los encargados de la elaboración de políticas medioambientales. Puede crear valor para los recursos biológicos, dando a las personas un incentivo para la conservación.

La historia del elefante africano y la experiencia de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas a la hora de conservarlo lo dicen todo. Mientras que el comercio completamente desordenado de marfil había llevado a un grave declive de la población de elefantes africanos, un comercio más ordenado bajo los auspicios de la CITES sirve actualmente de incentivo para que las comunidades locales protejan al elefante. Con el comercio ordenado, en algunas partes de África el elefante ya no se considera una amenaza, un animal que pisa las cosechas y destruye las tierras agrícolas, sino como un recurso valioso. Este es sólo un ejemplo del logro de sinergias que podemos obtener entre el comercio y la conservación de nuestro conjunto finito de recursos biológicos.

La destrucción de hábitats y la extinción de especies pueden detenerse realmente cuando el comercio se convierte en un instrumento para la conservación.

Hay varios conjuntos de normas, debates y negociaciones en la OMC que tienen repercusión directa en la diversidad biológica. Las negociaciones en curso sobre la agricultura en la Ronda de Doha son, comprensiblemente, por supuesto, vitales desde su punto de vista. Sé que muchos de nuestros colegas en el CDB las están siguiendo de cerca. Aunque las negociaciones pretenden ampliar el acceso a los mercados agrícolas mediante la reducción de los aranceles, también tienen por finalidad la reducción de las subvenciones que distorsionan el comercio. Muchas de estas subvenciones han resultado destructivas para el medio ambiente, alentando un ritmo más rápido de conversión de tierras y una pérdida de bosques y de diversidad biológica. Es importante que los Miembros de la OMC perseveren en la eliminación de estas subvenciones.

Deseo señalar a la atención de este público lo que se conoce como las medidas del “compartimento verde” dentro del Acuerdo sobre la Agricultura de la OMC. Ese compartimento verde autoriza explícitamente a los países a utilizar subvenciones para determinados objetivos específicos, entre ellos la conservación del medio ambiente. El compartimento verde también es objeto de debate en la Ronda de Doha, y espero que ustedes —la comunidad medioambiental— continúen proporcionándonos nuevas ideas sobre la mejor forma en que puede ayudarles.

El debate en la OMC sobre la relación entre el Acuerdo sobre los ADPIC y el Convenio sobre la Diversidad Biológica ha resultado igualmente importante para ustedes. Es claramente importante reconocer desde el principio que los miembros de los distintos acuerdos internacionales son rara vez idénticos. En este caso, tampoco lo son.

Dicho esto, está claro que la OMC no es un sistema jurídico que opera de manera aislada —simplemente no puede hacerlo, como tampoco puede el CDB—. En una diferencia tras otra, el Órgano de Apelación de la OMC ha confirmado que la OMC es capaz de tener en cuenta otros cuerpos de derecho internacional. El objetivo de los debates en curso es garantizar una coexistencia armoniosa entre los distintos regímenes jurídicos que hemos creado a nivel internacional.

Las cuestiones del acceso a los recursos genéticos, el consentimiento fundamentado previo y la participación en los beneficios se están estudiando en la OMC. También están siendo examinadas en la OMPI, otro interlocutor importante en la esfera de la propiedad intelectual. Nuestros Miembros continúan divididos en cuanto a la mejor forma de abordar estas cuestiones, ya que algunos de ellos defienden una enmienda del Acuerdo sobre los ADPIC y otros dicen que no existe un conflicto entre la OMC y el CDB que justifique esa enmienda. Los debates deben aún proseguir.

Sea cual sea su resultado, es responsabilidad de todos los países utilizar los derechos de propiedad intelectual de forma que se fomente la diversidad biológica —todos los países son responsables—. Basta observar las selvas tropicales —a menudo denominadas nuestra “reserva medicinal”— para darse cuenta de que los derechos de propiedad intelectual deben emplearse juiciosamente. Debemos recompensar a quienes contribuyen a mantener nuestra diversidad genética y debemos recompensar a los innovadores, ya sean comunidades indígenas, empresas farmacéuticas, u otros.

En la Ronda de Doha, la OMC también está examinando la relación entre sus normas y las obligaciones comerciales específicas contenidas en los acuerdos multilaterales sobre el medio ambiente. Esto puede proporcionar otra vía para consagrar una coexistencia armoniosa entre la OMC y otros regímenes jurídicos. La CITES ha sido objeto de debate repetidas veces en estas negociaciones.

Señoras y señores, para terminar, permítanme decir que no veo ningún conflicto entre el comercio y el medio ambiente. Los países y las instituciones internacionales deben simplemente asegurarse de que persiguen sus diversas políticas de manera coherente.

Con este mensaje, les deseo éxito en sus deliberaciones en este Segmento Ministerial del CDB. Les dejo en las capaces manos de mi adjunto, el Sr. Harsha Singh, que me representará.

Gracias por su atención.