Sr. Secretario General Supachai,
Sra. Directora Ejecutiva, Patricia Francis,
Sr. Embajador Francisco Pírez Gordillo,
Señoras y señores,

Gracias por invitarme a pronunciar unas palabras ante el GCM.

Con frecuencia he dicho que la OMC y la UNCTAD son los padres del ITC. Ahora que el ITC ha ido madurando como organización que produce resultados para los países en desarrollo, quizá deba modificar esa afirmación y asignarles el papel de hermanas mayores. Independientemente de los vínculos familiares, el ITC es uno de los principales asociados de la OMC en materia de creación de capacidad relacionada con el comercio. Todos sabemos que el principal motor que hace que el comercio contribuya al desarrollo es la creación de capacidad comercial, más que la flexibilidad o las preferencias.

Así pues, nos interesa conseguir que el ITC tenga éxito como organización, tanto en lo que se refiere a sus actividades internas como al suministro de sus productos y servicios.

Permítanme insistir en cuatro esferas prioritarias en las que creo que el ITC puede desempeñar un papel fundamental en los próximos años.

En primer lugar, la facilitación del comercio. Se reconoce ampliamente que un pacto multilateral que simplifique las medidas aduaneras y las medidas en frontera sería beneficioso para todos. Mejoraría la rentabilidad de la actividad empresarial. Y por ello muchos países — desarrollados y en desarrollo por igual — ya están adoptando iniciativas en ese sentido. Aumentar la productividad aduanera mejora la recaudación de los impuestos al comercio y permite atraer inversión extranjera directa. Según un estudio reciente, la aplicación del Acuerdo sobre Facilitación del Comercio de la OMC reduciría a la mitad los costos totales del comercio, que hoy ascienden al 10 por ciento del comercio mundial y constituyen un obstáculo especialmente importante para los países pequeños y los pequeños comerciantes.

El ITC puede cumplir una función valiosa ayudando a las PYME a comprender mejor los obstáculos relacionados con la facilitación del comercio que pueden encontrar en la exportación y la importación y a afrontarlos mejor. Eso es fundamental para ayudar a estos pequeños agentes a integrarse en las cadenas de producción regionales y mundiales. La labor del ITC en la esfera del conocimiento de los mercados, por ejemplo con sus estudios, es importante para que los encargados de la formulación de políticas conozcan los obstáculos con que tropiezan realmente las empresas. Esos obstáculos no se limitan a la facilitación del comercio ni tampoco guardan necesariamente relación con los obstáculos arancelarios. En la actualidad, los obstáculos al comercio que se identifican con más frecuencia son los no arancelarios. Por eso el Informe sobre el Comercio Mundial 2012 de la OMC se dedicará a las medidas no arancelarias.

La segunda esfera es la Ayuda para el Comercio y las cadenas de valor mundiales y regionales.

El concepto de cadena de valor mundial no es nuevo. Los países en desarrollo centran su atención y su imaginación en ver cómo pueden utilizar las cadenas de suministro para avanzar hacia una producción con más valor añadido y generar crecimiento económico y empleo.

El potencial de África es inmenso. Lo mismo se aplica a las pequeñas economías de Centroamérica, del Pacífico y el Caribe, donde el buen funcionamiento de las cadenas de suministro regionales podría ser una gran solución para el problema de las economías de escala.

La ventaja comparativa del ITC con su amplia red de productores, proveedores y empresarios, podría utilizarse para reunir más información y de mejor calidad sobre las limitaciones con que tropiezan las PYME y las medidas prioritarias que es necesario adoptar para mejorar su inserción en las cadenas de suministro.

En cuanto a la Ayuda para el Comercio, puede ayudar a las empresas de los países en desarrollo a captar el potencial económico de las cadenas de valor diversificándose y especializándose en sectores en los que pueden tener alguna ventaja comparativa o un nicho de mercado. Este es el punto en que el ITC puede ser más útil, aunque los gobiernos también tienen un papel que desempeñar: para que las cadenas de valor regionales o mundiales prosperen y para atraer a los inversores, es preciso resolver las lagunas en lo que se refiere a infraestructura, logística y entorno comercial.

El Cuarto Examen Global de la Ayuda para el Comercio, que se realizará en 2013, se centrará en las cadenas de valor mundiales y el sector privado. Esto encaja con la labor que esta haciendo el ITC y les sugiero que sigan colaborando estrechamente con la OMC para hacer la mayor contribución posible al proceso preparatorio del Examen.

La tercera esfera prioritaria es la de las cuestiones relativas a los PMA. En la Octava Conferencia Ministerial de la OMC se adoptaron varias decisiones para seguir ayudando a los países menos adelantados (PMA) a integrarse mejor en el sistema multilateral de comercio. Hay tres ámbitos en que el ITC debe seguir trabajando de forma prioritaria. En primer lugar, las adhesiones. Hace poco, cuando fui a Etiopía, pude ver la labor que lleva a cabo el ITC con la Cámara de Comercio y la Bolsa Etíope de Productos para reforzar la capacidad institucional de esos organismos a fin de que puedan aprovechar mejor las oportunidades que les reportaría la adhesión a la OMC. También pude observar los impresionantes resultados que ya se han obtenido en la floricultura. Una labor similar se realiza en varios PMA que están en proceso de adhesión o considerando la posibilidad de adherirse a la OMC. Esos programas deberían intensificarse.

El ITC también puede ayudar a los PMA a aprovechar la flexibilidad que ofrece la exención en la esfera de los servicios. Ustedes disponen de una gran cantidad de información y de muchos trabajos de investigación sobre los sectores de servicios prioritarios de varios PMA, tanto los sectores bien establecidos como los que podrían llegar a ser competitivos a nivel regional o mundial. Se trata de una esfera en que el ITC puede marcar la diferencia.

El MIM está logrando convertirse en una plataforma en que los PMA podrían definir sus necesidades y prioridades, e identificar los proyectos y las intervenciones que mejor podrían responder a esas prioridades. La participación del ITC en la ejecución de proyectos del Tipo 2 debe ser una prioridad en los dos próximos años.

La última esfera de la que querría hablar es la de la integración regional. Las posibilidades de integración regional en África, Asia Sudoriental, Oriente Medio, el Caribe, el Pacífico o Centroamérica no se han concretado del todo y no han estimulado a la diversificación tanto como se esperaba. Esto se debe a un sinfín de razones, desde la falta de infraestructura regional —física o no física — hasta la falta de una voluntad política sostenida.

En África, gran parte del comercio transfronterizo sigue siendo principalmente informal, sobre todo por el elevado costo que supone. En algunos países africanos, las corrientes comerciales regionales de carácter informal representan hasta el 90 por ciento de las corrientes oficiales. Mientras que fletar un contenedor desde el Asia Sudoriental cuesta unos 900 dólares, fletar el mismo contenedor desde África cuesta casi 2.000 dólares. Los obstáculos, arancelarios y no arancelarios, siguen dominando el panorama del comercio regional africano. Los países del África subsahariana interponen más obstáculos no arancelarios al comercio entre sí que al comercio con terceros países.

Un efecto evidente de la falta de integración de estas economías es la limitada participación de empresas de esos países en las cadenas de valor mundiales. La gran fragmentación de los mercados, el elevado costo de las transacciones y la complejidad de los sistemas reglamentarios no propician una integración de esa naturaleza.

No obstante, hay cada vez más indicios de un creciente apoyo político en favor de un enfoque de la integración regional más centrado.

Las iniciativas tomadas en el Caribe para elaborar una estrategia regional de Ayuda para el Comercio e identificar prioridades y proyectos regionales demuestran que las pequeñas economías de la región empiezan a darse cuenta de la importancia de la cohesión regional.

En África, a raíz de la decisión adoptada recientemente por la Unión Africana para promover el comercio entre países de África, se ha puesto en marcha toda una serie de trabajos para que esa decisión sea operacional. El ITC tiene un papel decisivo que desempeñar en ese contexto. No se trata de determinar por qué es necesaria la integración regional — hay un entendimiento común al respecto — ni de crear nuevas estructuras o mecanismos para aplicar la decisión. Se trata de que el ITC — junto con otros asociados para el desarrollo, como la OMC, el Banco Mundial, el Banco Africano de Desarrollo y la Comisión Económica para África de las Naciones Unidas — puede ayudar a los países africanos a utilizar mejor los marcos existentes de las Comunidades Económicas Regionales (CER) a fin de mejorar y supervisar la aplicación de la decisión adoptada por sus dirigentes. Para eso, habrá que identificar los obstáculos que impiden una integración regional más estrecha, y además habrá que evaluar las opciones políticas para superarlos.

Apoyando una mayor integración de los mercados se ayuda a las PYME a prepararse para producir y comerciar a nivel internacional. Las prepara para que cumplan las normas, utilicen los sistemas de distribución y afronten las obligaciones jurídicas y reglamentarias. Así pues, se debe dar prioridad a la labor del ITC con las CER en esta esfera.

Antes de terminar mi intervención, permítanme que me refiera brevemente a dos cuestiones que, a mi juicio, son de carácter transversal.

El ITC sigue realizando una labor ejemplar en lo que respecta a la mujer y el comercio internacional, cuestión que se plantea en todas las actividades del Centro. Inspirándonos en las iniciativas relativas a la mujer y la microfinanciación, ahora debemos ocuparnos de la mujer y las cadenas de valor regionales y mundiales; las repercusiones de los procedimientos de facilitación del comercio eficaces para las mujeres comerciantes, en particular en el sector no estructurado; y las oportunidades que puede ofrecer a la mujer una mayor integración regional en términos de medios de subsistencia. A través de su extensa red, el ITC puede efectuar una serie de análisis basados en datos que tendrán un alto valor añadido.

También quiero felicitar al ITC por la labor que viene realizando a nivel interno para mejorar el establecimiento de prioridades y la ejecución de los programas. En un momento en que hay informes que indican que la asistencia oficial para el desarrollo disminuye y los donantes evalúan su apoyo a diversas iniciativas multilaterales, pero en que aumenta la demanda de los países en desarrollo, en especial los PMA, de los servicios prestados, hay que hacer un esfuerzo palpable por demostrar la optimización del uso de los recursos. Es indispensable mostrar los efectos y los resultados.

La aplicación de una gestión basada en los resultados, con inclusión del desarrollo del marco conceptual y el marco lógico corporativo, permitirá al ITC vigilar y evaluar los efectos de sus proyectos sobre el terreno en los países en desarrollo, así como su propia eficacia. Ese es el argumento más convincente que pueden utilizar para recaudar fondos en el marco de la crisis actual: deben demostrar que los programas y proyectos del ITC dan resultados y que el ITC, como organización, funciona.

Patricia, la evaluación de mitad de período del ITC ha demostrado lo que funciona y lo que hay que modificar. Es una buena base para entablar un diálogo entre los donantes y los asociados, para empezar a concebir proyectos futuros y para lograr que esos proyectos cuenten con la financiación adecuada. Confío en que durante el año próximo dedicarán sus energías a lograrlo.

Muchas gracias por su atención.