WTO NOTICIAS: DISCURSOS — DG PASCAL LAMY


MÁS INFORMACIÓN:
> Discursos: Pascal Lamy

  

Secretario General Panitchpakdi Supachai,
Señores Ministros,
Embajador Seilenthal,
Embajadores,
Señoras y señores,

Es una gran satisfacción para mí dirigirme a la Junta de Comercio y Desarrollo en su 59º período de sesiones para hablar sobre la “Evolución del sistema internacional de comercio y sus tendencias desde una perspectiva del desarrollo”.

La economía mundial sigue frágil.  La recuperación de la crisis financiera y económica continúa siendo lenta y aún hay riesgos de empeoramiento en el futuro cercano.  Es más, la semana pasada la OMC revisó sus proyecciones sobre el crecimiento del comercio en volumen, rebajando al 2,5 por ciento la previsión del 3,7 por ciento hecha en primavera:  una reducción mayor de la esperada.  Incluso la situación del comercio Sur-Sur es menos pujante que antes.  Si la crisis se agrava, no cabe duda de que se pondrán en peligro algunos de los beneficios en materia de desarrollo obtenidos en los últimos años.

Las altas y persistentes tasas de desempleo están poniendo a prueba la voluntad de muchos gobiernos de mantener abiertos los mercados.  Se están acumulando pequeñas restricciones comerciales como se acumula el colesterol malo, y se corre peligro de que se mermen poco a poco los beneficios de la apertura del comercio.  La vigilancia de las medidas restrictivas del comercio que se lleva a cabo en la OMC y la UNCTAD es útil para que los Miembros puedan controlar sus niveles de colesterol.  Los aliento en el marco de este foro de la UNCTAD a que presten atención a estos hechos.

¿Qué puede hacer la comunidad internacional para ayudar en la situación actual?

En primer lugar, debemos seguir centrándonos en nuestro objetivo fundamental, común a la OMC y la UNCTAD:  ayudar a los países en desarrollo a beneficiarse de la economía globalizada para que puedan aumentar su nivel de vida.  Básicamente, utilizar el comercio como un medio para lograr un desarrollo que sea sostenido y sostenible.

Las turbulencias de la economía mundial no han modificado esta prioridad, aunque la naturaleza del comercio está cambiando.  Hay cada vez más comercio de tareas y de valor añadido, que se realiza mediante cadenas de valor cuyo alcance e importancia están aumentando.  La forma en que se producen y son objeto de comercio las mercancías y los servicios incide en cómo podemos optimizar la contribución del comercio al crecimiento y al desarrollo.

Por supuesto, las cadenas de valor mundiales y regionales no son nuevas.  El periodista Nayan Chanda nos dice que, ya en el siglo XI d.C., el comercio había evolucionado de tal forma que el marfil africano se exportaba a la India donde era tallado por artesanos que lo transformaban en joyas para su exportación a Europa.  Esto es una cadena de valor mundial.  Las fábricas textiles de Manchester en el siglo XIX procesaban algodón de la India, los Estados Unidos y otros países, y las telas que se producían se exportaban a todo el mundo.

El fenómeno en sí mismo no es una novedad, pero sí lo son su escala, su alcance, su complejidad y su rapidez, que no tienen precedente.  Hoy en día, el comercio de productos intermedios representa más de la mitad de las exportaciones mundiales de mercancías.  La reducción de los costos de transporte y comunicación, asociada a un entorno de políticas comerciales más predecible, han permitido la fragmentación de la producción industrial entre diferentes regiones como nunca había sucedido antes.  Las cadenas de valor mundiales benefician en particular a los pequeños países en desarrollo, pero también a las pequeñas y medianas empresas.  ¿La razón?  Estas cadenas facilitan la entrada a la economía mundial, puesto que no se necesita contar con una industria integrada verticalmente bien consolidada para poder introducirse en la cadena de valor.  Y esto no se aplica exclusivamente a los productos de alta tecnología.  La sustitución del “comercio de mercancías” por el “comercio de tareas” tiene importantes repercusiones en nuestra forma de concebir el comercio.

También debe cambiar la forma en que medimos el comercio.  El método tradicional atribuye el valor comercial total de un producto importado a un solo país de origen.  Cuando se aplica a productos “hechos en el mundo”, este método puede exagerar las balanzas comerciales bilaterales — y, de hecho las exagera si observamos las estimaciones preliminares del comercio en valor añadido — y subestima el lugar en que se añadió el valor, que es lo importante para el empleo.

Las cifras comerciales bilaterales que están infladas pueden alimentar sentimientos anticomerciales.  Aún peor, pueden hacer que los países evalúen incorrectamente sus intereses comerciales, y las evaluaciones erróneas suelen llevar a la adopción de malas políticas.  La OMC está trabajando con instituciones nacionales e internacionales como la UNCTAD, la OCDE, el Banco Mundial y redes de académicos y estadísticos para elaborar estadísticas comerciales que reflejen mejor la realidad actual del comercio.  Como se dijo en el seminario sobre las cadenas de valor mundiales celebrado recientemente en Beijing, los primeros cálculos sobre el comercio medido en función del valor añadido estarán listos a fin de año.

Hay un segundo conjunto de cambios que son aún más pertinentes para nuestro análisis de hoy:  la aparición de las cadenas de valor mundiales exige que los gobiernos se replanteen cuál es la mejor forma de lograr que el comercio impulse el crecimiento.  Las políticas gubernamentales pueden contribuir a crear un círculo virtuoso de corrientes comerciales y competitividad cada vez mayores a nivel internacional, que arroje constantes dividendos en materia de desarrollo.  La cooperación entre los sectores público y privado puede fomentar la inversión extranjera directa, que a menudo conlleva mejoras tecnológicas.  Las inversiones en infraestructura, junto con la prestación eficiente de servicios a las empresas y servicios de apoyo, pueden ayudar a estrechar las relaciones entre los países, lo que facilita la fragmentación regional de la producción.  La reducción de los costos de las transacciones aumenta aún más la competitividad de las empresas nacionales.  A todo esto hay que añadir políticas dinámicas en los ámbitos del empleo, la educación y la innovación.

En síntesis, para aprovechar las oportunidades que ofrecen las cadenas de valor mundiales se necesitan intervenciones atinadas de los gobiernos, que es preciso repensar en vista de esta nueva situación.

Y también necesitamos cambiar la concepción del comercio.  El enfoque tradicional del comercio era “las exportaciones son buenas, las importaciones, malas”.  La economía política en que se basa la formulación de políticas comerciales en muchos países refleja este punto de vista:  los gobiernos trabajan instintivamente para aumentar el acceso a los mercados a los exportadores mientras tratan de proteger a los sectores que compiten con las importaciones, independientemente de cuál haya sido la eficacia de este enfoque hace unos decenios.  Esto no es apropiado en un mundo en que el contenido de elementos importados en las exportaciones es del 40 por ciento, el doble que hace 20 años atrás, y puede llegar a ser del 60 por ciento dentro de otros 20 años.  Es necesario cambiar de mentalidad y pasar de la antigua noción de que es necesario exportar para cubrir las importaciones a una nueva línea de pensamiento que reconoce la necesidad de importar para cubrir las exportaciones.

¿Qué puede hacer el sistema multilateral de comercio para facilitar la integración en la economía mundial?  ¿Cómo podemos fomentar el desarrollo de nuevas corrientes comerciales?  ¿Y cómo se puede ayudar a los países en desarrollo a ascender en la cadena de valor para que aumente su crecimiento y se multipliquen sus puestos de trabajo?  Todas estas son preguntas pertinentes que vale la pena examinar, y es lo que hicimos la semana pasada en un seminario organizado conjuntamente por el MOFCOM, la UNCTAD, la OCDE y la OMC en Beijing.

El próximo mes de julio, examinaremos los aspectos de estas cuestiones que están relacionados con la creación de capacidad en el Cuarto Examen Global de la Ayuda para el Comercio, en el que se estudiará cómo podemos aprovechar la Ayuda para el Comercio para liberar el potencial que ofrecen las cadenas de valor mundiales.  Hay consecuencias para la Ayuda para el Comercio como las hay para la formulación de políticas comerciales y el ajuste de la política nacional a este modelo.

La Ayuda para el Comercio puede ayudar a estos países a desarrollar sectores competitivos y bien reglamentados de logística y servicios de conectividad, que pueden ser tan importantes para su competitividad comercial como la infraestructura física.  Los proyectos de Ayuda para el Comercio también pueden ayudar a los productores de países en desarrollo a modernizar el equipo, mejorar las actividades de comercialización y ajustarse a las normas internacionales y otras prescripciones no arancelarias, contribuyendo así a que suban posiciones en sus respectivas cadenas de valor.  El Marco Integrado mejorado puede desempeñar esta función en los países menos adelantados, para los que el costo de conectarse a las cadenas de valor siguen siendo relativamente alto en comparación con los países emergentes.  Lo hemos comprobado en casos como los del ron en el Caribe, las flores en África Oriental, los anacardos en Mozambique y los mangos en Malí.

La facilitación del comercio es otra esfera que puede ayudar a liberar el potencial de las cadenas de valor mundiales.  Mediante la supresión de trámites burocráticos en los puntos aduaneros y la mejora de la transparencia y la previsibilidad en las fronteras, se lograría un ahorro considerable de tiempo y costos en las transacciones comerciales.

Las acciones regionales para facilitar el comercio también podrían contribuir en gran medida al desarrollo de cadenas de valor regionales y mundiales.  Esto es particularmente cierto en África, donde los fabricantes a menudo tropiezan con deficientes infraestructuras viarias, ferroviarias y portuarias, costos de transporte elevados e impredecibles, aranceles y medidas no arancelarias, y la burocracia.  Según las encuestas realizadas por la Comisión Económica de las Naciones Unidas para África, una transacción aduanera ordinaria en África involucra un conjunto de 20 a 30 partes diferentes, 40 documentos y 200 datos (muchos de los cuales se repiten en múltiples ocasiones).  Éste no es el camino hacia “África Fábrica del Mundo”.

La Unión Africana está tomando medidas para corregir esta situación.  Los gobiernos africanos aprobaron este año una declaración para el “fomento del comercio entre países africanos”, en la que se comprometían a mejorar las infraestructuras y a reducir los obstáculos al comercio, lo cual está en consonancia con el programa de facilitación del comercio.  Yo lo considero como un paso muy esperanzador.

Se ha enviado también este mismo mensaje desde la reciente Conferencia Ministerial de Países en Desarrollo sin litoral celebrada en Almaty.

Por consiguiente, estoy convencido de que la conclusión de un acuerdo sobre facilitación del comercio en el marco de la OMC, más bien pronto que tarde, puede llevar a una reducción significativa de los costos actuales del comercio.

Para finalizar, permítanme que plantee otro factor importante en las cadenas de producción internacionales:  las medidas no arancelarias.  El considerable descenso de los niveles arancelarios ha supuesto que las medidas no arancelarias — tales como las normas técnicas, las prescripciones en materia de salud y seguridad, y la reglamentación sobre los servicios — ocupen ahora un lugar más destacado en el comercio internacional.  La edición de este año del Informe sobre el Comercio Mundial de la OMC se centra en este tema.  Hemos constatado que la naturaleza de las medidas no arancelarias ha cambiado:  se ha pasado de los tradicionales contingentes y salvaguardias cuyo objetivo es la protección a hacer cada vez más énfasis, con fines preventivos, en la salud, la seguridad, la calidad ambiental y otras consideraciones sociales.  Estas inquietudes son absolutamente legítimas y no pueden ni deben pasarse por alto porque se quiera mantener el comercio totalmente libre de obstáculos.  En el universo de los aranceles, el objetivo de las negociaciones comerciales ha sido avanzar hacia el logro de aranceles nulos, con las medidas no arancelarias no puede hacerse lo mismo.  El objetivo debe ser establecer una situación de igualdad de condiciones en lo que respecta a las medidas no arancelarias, aunque políticamente esto sea un desafío mayor.  En las próximas décadas, la prioridad será probablemente cómo abordar los obstáculos que pretenden proteger no a los productores, sino a los consumidores.

Dicho esto, la naturaleza de las medidas adoptadas para tratar de alcanzar objetivos de política pública y el modo en que éstas se administran pueden tener efectos muy diversos en el comercio, tanto positivos como negativos.  Podemos estar de acuerdo en que es conveniente asegurarse de que las medidas no arancelarias no incrementen los costos del comercio más de lo estrictamente necesario para alcanzar su objetivo.  Igualmente, es razonable argumentar que las medidas no arancelarias no deberían concebirse de manera que favorezcan indebidamente los intereses nacionales.  Sin embargo, dada la complejidad de los objetivos y las políticas que están en juego en conexión con las medidas no arancelarias, la cooperación y el diálogo serán fundamentales para encontrar el equilibrio adecuado.

Podemos comenzar por mejorar la transparencia de las medidas no arancelarias existentes.  En la OMC hemos creado un Portal Integrado de Información Comercial (I-TIP), una ventanilla única para acceder a toda la información que los Miembros notifican a la OMC, incluidas las medidas no arancelarias, los aranceles, las medidas comerciales correctivas y las estadísticas sobre comercio.  Por primera vez, será posible acceder al universo completo del régimen comercial de un país.  Tenemos la intención de seguir trabajando con la UNCTAD para arrojar más luz sobre las medidas no arancelarias y explorar vías para preservar las ganancias procedentes del comercio sin sacrificar los objetivos de política pública, un debate cuya intensidad es probable que aumente en los próximos años.

En relación con las medidas no arancelarias, hay también una cuestión que es prácticamente indiscutible:  la importancia de la creación de capacidad, ya sea para ayudar a los exportadores de países en desarrollo a cumplir las medidas no arancelarias en mercados importantes o para ayudar a los gobiernos a participar en el establecimiento de normas.  Animo a la UNCTAD, cuya labor se centra específicamente en el desarrollo, a mirar más de cerca y de forma más amplia y profunda el ámbito de la elaboración de normas y los lugares en que esto se hace, incluidas las normas privadas, así como lo que la comunidad del desarrollo puede hacer para que los países en desarrollo contribuyan a este debate y se reequilibre la concepción de estas medidas no arancelarias.  Propongo que centren sus reflexiones sobre el comercio en las repercusiones de estas cuestiones en el futuro.

En conclusión, quiero reiterar que, aunque el Programa de Doha para el Desarrollo sigue en un punto muerto, se pueden tomar medidas concretas y realistas a corto plazo para dinamizar el crecimiento y el desarrollo impulsados por el comercio, que facilitan las cadenas de valor mundiales.  La reciente decisión sobre la adhesión a la OMC de países menos adelantados (PMA) y la labor acerca del Acuerdo sobre Tecnología de la Información, el Acuerdo sobre Contratación Pública e incluso el acuerdo sobre bienes ambientales del APEC muestran que, cuando existe la voluntad entre los Miembros de la OMC, somos capaces de lograr resultados de forma colectiva.  Se necesita esta misma voluntad en la facilitación del comercio y en otros ámbitos de relevancia para los Miembros de la OMC, en particular para los PMA.  Esto incluye la parte de la Ronda de Doha relativa al trato especial y diferenciado, un resultado que está al alcance de la mano y que podemos conseguir trabajando juntos.

Espero que sus deliberaciones durante este período contribuyan a crear esa voluntad, mientras continuamos fomentando un sistema multilateral de comercio basado en la premisa del comercio como aporte fundamental para alcanzar el desarrollo.

Muchas gracias.

Servicio de noticias RSS

> Si tiene problemas para visualizar esta página,
sírvase ponerse en contacto con [email protected], y proporcionar detalles sobre el sistema operativo y el navegador que está utilizando.