WTO NOTICIAS: DISCURSOS — DG PASCAL LAMY


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24ª sesión: Declaración final

Al comienzo de la semana mencioné algunas cifras: 1.400 personas inscritas, 54 sesiones plenarias y actividades paralelas y 800 páginas de análisis.

Al clausurar estos tres días de actos, permítanme que les dé algunas cifras más. Han asistido al examen más de 40 ministros y representantes de organismos; más de 300 de ustedes han participado como oradores; se ha firmado un Memorándum de Entendimiento entre la OMC y la Comisión Económica para África; un país — las Comoras — ha anunciado su Memorándum sobre el régimen de comercio exterior, lo cual es un paso más hacia su adhesión a la OMC; 27 asociados para el desarrollo han firmado un compromiso de apoyar la creación de capacidad en la esfera de la facilitación del comercio; hemos consumido 3.000 botellines de cerveza en la actividad “Fabricar el desarrollo”; he tomado tres tazas de café etíope y espero consumir al menos dos cuencos de arroz camboyano para comer; he asistido a un desfile de modelos y, lo que sin duda ha sido el momento culminante, he cantado una canción en el escenario con el Ministro de Cultura de Cabo Verde, Mário Lúcio Matias De Sousa Mendes.

No sólo han sido tres días de cifras, informes y análisis, sino también de experiencias. De cualquier forma que se mida, a lo largo de estos tres días hemos logrado los objetivos que nos fijamos. Y todo con un propósito in mente: poner el comercio al servicio del desarrollo. Les agradezco sinceramente a todos su participación en este Cuarto Examen Global.

He sacado de este examen cuatro impresiones claras: participación, asociación, convergencia y resultados. Permítanme que me refiera más ampliamente a cada una de ellas.

 

Participación creciente

El mandato sobre la ayuda para el comercio dado por los Miembros en Hong Kong en 2005 iba dirigido al Director General de la OMC. Tanto Valentine Rugwabiza como yo hemos sido desde entonces las caras visibles de la iniciativa de Ayuda para el Comercio. Pero el trabajo, tanto en lo que respecta a la planificación como a la ejecución, lo han hecho muchos otros.

Nuestras principales tareas han tenido una doble vertiente: promover la ayuda para el comercio y examinarla periódicamente, y ello en colaboración con un número cada vez mayor de socios, sobre todo con la OCDE.

Reunir a la amplia comunidad que participa en la política y la ejecución de la ayuda para el comercio ha sido difícil pero sumamente gratificante. Gratificante porque los resultados han sido notables, pero también debido al amplio alcance geográfico y la elevada participación. No sólo hay participación aquí en Ginebra, sino también sobre el terreno en los diferentes países y regiones en que es necesaria. Este Cuarto Examen Global ha puesto de manifiesto lo profundamente enraizada que está ya la ayuda para el comercio en las realidades cotidianas. Y la participación va en aumento. Los países asociados tienen mayor elección porque hay nuevos interlocutores, especialmente porque hay una participación cada vez mayor de interlocutores Sur-Sur. Y, como pone de relieve el informe conjunto con la Confederación de la Industria India, el sector privado está comenzando a desempeñar un papel decisivo.

La participación del sector privado en este Examen Global ha sido una revelación. La contribución de las empresas ha resultado una experiencia guiada por lo que son las prioridades y expectativas sobre el terreno y centrada en ellas. Como dijo uno de los oradores, “en esencia, el que sabe dónde residen las dificultades es el sector privado”, y nosotros nos hemos beneficiado de ese punto de vista en cada sesión que ha tenido lugar a lo largo de los tres días.

 

Asociación

El valor de la iniciativa de Ayuda para el Comercio en 2013 ha superado las expectativas que teníamos cuando ésta se puso en marcha en 2005. Uno de los ejemplos más concretos de ello es la solidez y amplitud de las asociaciones sostenibles que se han formado. La ayuda para el comercio ha sido un instrumento de coherencia. Los organismos de las Naciones Unidas, las instituciones de Bretton Woods y los bancos regionales de desarrollo han colaborado en torno a la ayuda para el comercio como plataforma para el crecimiento en los países en desarrollo. Hemos hecho avanzar la coherencia en la gobernanza económica mundial de una manera muy práctica.

Esta misma cooperación se ha observado claramente a todos los niveles — mundial, regional y nacional-entre las autoridades públicas y el sector privado, entre países y comunidades económicas regionales y entre organismos dentro del mismo país, como los grupos de intereses en materia de comercio, desarrollo y finanzas. Ha servido de modelo para la asociación y ha confirmado lo valioso que es establecer mecanismos nacionales, regionales y mundiales de consulta centrados en conectar la realidad sobre el terreno con las políticas a nivel nacional, regional e internacional.

Dos ejemplos de esta asociación son el Marco Integrado mejorado y el Centro de Comercio Internacional. Bastaba con dar una vuelta por la exposición del MIM o asistir a la actividad del ITC sobre pequeñas y medianas empresas (PyME) para comprender que la ayuda para el comercio ocupa un lugar central en su labor. El MIM es la puerta de acceso a la ayuda para el comercio de los países menos adelantados (PMA). Es una incubadora que ayuda a crear la capacidad institucional y la confianza necesarias para que los PMA puedan identificar y establecer mejor sus prioridades relacionadas con el comercio. Desde los mangos y los anacardos hasta los textiles, la música y la miel, el MIM ha sido el principal interlocutor de los PMA en la esfera de la ayuda para el comercio. La colaboración del ITC con el sector privado, en particular con las PyME, que las ayuda a identificar y superar los obstáculos al comercio y a desarrollar nuevos y fascinantes mercados para sus productos y servicios, es verdaderamente la ayuda para el comercio en acción.

 

Convergencia

La otra impresión que saco de esta actividad es que hay convergencia. Convergencia en los retos: los retos que afrontan las empresas de los países en desarrollo para conectarse a las cadenas de valor o añadir valor, los retos de crear un entorno normativo adecuado, del desarrollo sostenible, de la cooperación regional.

También he constatado que hay convergencia en las oportunidades. La oportunidad que la ayuda para el comercio ofrece a las empresas de conectarse a las cadenas de valor nacionales, regionales y mundiales; la que ofrece el creciente comercio Sur-Sur de establecer nuevas conexiones comerciales; la que ofrecen los servicios de añadir valor; la que el comercio puede ofrecer de empoderamiento económico de las mujeres; y la que el déficit de infraestructura ofrece de hacer participar al sector privado.

Si se mira el reto de la conectividad a través del prisma de las cadenas de valor la ayuda para el comercio cobra más relevancia, no menos. La ayuda para el comercio también ha generado una convergencia entre el comercio y el desarrollo; el comercio y la ayuda; las cuestiones nacionales y las internacionales; y ha ayudado a hacer frente a la desconexión entre las empresas y los responsables de la formulación de políticas. Esta difuminación de las fronteras entre estos conceptos y el valor de conectarlos unos con otros no puede subestimarse: no ha conducido a ninguna teoría o interpretación dominante del comercio, el desarrollo o la política económica, sino a un enfoque más dinámico y global que permite poner el comercio al servicio del crecimiento, la creación de empleo y la reducción de la pobreza.

Los mejores ejemplos de ello los he encontrado sobre el terreno cuando he visitado países, tanto desarrollados como en desarrollo y PMA. Los países desarrollados están incorporando mejor el comercio a su cooperación al desarrollo; los países en desarrollo y los países menos adelantados cada vez comprenden mejor el valor que tiene engastar el comercio en las prioridades nacionales y regionales, y una impresión común que he sacado de todas mis interacciones en los países es que la ayuda para el comercio ha contribuido a establecer la legitimidad sobre el terreno del programa de coherencia. La ayuda para el comercio tal vez haya partido de un enfoque “descendente”, pero ahora el enfoque que la guía es “ascendente”: se ha convertido en una iniciativa verdaderamente impulsada por la demanda.

 

Resultados

¿Y los resultados? ¿Qué hemos logrado durante este período?

A los economistas les gustan las hipótesis, así que vamos a aplicar a la ayuda para el comercio lo que en el lenguaje corriente se denomina la “hipótesis alternativa”: ¿qué habría sucedido si no hubiéramos puesto en marcha la iniciativa en 2005? ¿Si las cosas hubieran quedado como estaban? ¿Cuál habría sido el resultado?

  • En cuanto a la movilización de recursos, se habrían movilizado menos recursos. El gasto en ayuda para el comercio en 2011 habría sido de 26.500 millones de dólares EE.UU. (la cifra correspondiente al período de base), no de 41.500 millones de dólares EE.UU., es decir, habría sido un 57% menor. Ello significa que durante el período 2006-2011 los fondos comprometidos habrían ascendido a 77.500 millones de dólares EE.UU. menos, y los desembolsados a 42.000 millones de dólares EE.UU. menos. Eso quizás habría significado que muchos corredores Norte-Sur, muchas carreteras mesoamericanas y gran parte de la infraestructura de la subregión del Gran Mekong no se habrían construido. ¿Se habrían construido de todas maneras? Tal vez. Aunque creo firmemente que facilitamos las cosas al defender la necesidad de que los gobiernos aprobaran los recursos.
  • En lo que respecta a la incorporación, hemos catalogado los progresos realizados en conseguir que los países en desarrollo integren el comercio en sus planes nacionales de desarrollo con cada sucesiva edición de “La Ayuda para el Comercio en síntesis”. De las escasas 80 páginas que tenía su primera edición en 2007, esta publicación ha pasado a tener más de 400. En 2007, respondieron al primer cuestionario de vigilancia siete países asociados; en 2013 han respondido 80, 36 de los cuales son PMA. No sólo ha mejorado la calidad de las respuestas, sino también los resultados. Esta vigilancia muestra claramente que el comercio se está incorporando a los planes, políticas y actividades generales de desarrollo. La incorporación requiere voluntad política, y cuando me pregunto qué ha funcionado y en qué países, veo que ha sido en aquellos en que el compromiso político de poner el comercio al servicio del desarrollo ha sido más constante; en que ha habido una participación ministerial más sostenida; en que se ha conseguido la intervención del sector privado; y en que hay identificación nacional con la ayuda para el comercio.
  • La Unión Africana ha adoptado un plan de acción para promover el comercio intrarregional. El Caribe ha puesto en marcha una estrategia de ayuda para el comercio, al igual que el COMESA, el África Central y algunas otras regiones. El valor de la ayuda para el comercio destinada a proyectos regionales se ha triplicado, ascendiendo a 7.700 millones de dólares EE.UU. en 2011. El BID tiene previsto otorgar préstamos para programas regionales. ¿Todo esto habría sucedido en cualquier caso? Tal vez. Aunque nuevamente creo que la iniciativa lo ha hecho más fácil.
  • El sector privado nos ha dicho claramente que abordar muchos de los problemas que la ayuda para el comercio está destinada a resolver es un objetivo común. La iniciativa “Grow Africa” y la Alianza Africana del Anacardo son ejemplos de cómo la ayuda y la inversión pueden hacer que los fondos den más de sí y sean más sostenibles. El sector empresarial no sólo debe ser visto como un proveedor de servicios en el contexto del desarrollo, sino que también se debe reconocer su potencial como actor independiente, como asesor e interlocutor y como socio en materia de inversiones. Basta pensar en la labor para mejorar la calidad del algodón.
  • En lo referente a la vigilancia y la evaluación, ahora hemos reunido abundantes pruebas de que las grandes sumas que se han destinado a la ayuda para el comercio se están utilizando bien, ya que han permitido reducir los costos del comercio y mejorar sus resultados.

Puedo decir con confianza y convencimiento que hemos hecho operativa la ayuda para el comercio. Hemos logrado mucho más de lo que esperábamos cuando pusimos en marcha la iniciativa en 2005. Puedo decir con certeza que las recomendaciones que el Equipo de Trabajo sobre la Ayuda para el Comercio hizo al Consejo General en 2006 se han aplicado plenamente. Sobre la base de los resultados y las repercusiones que la iniciativa ha tenido desde su puesta en marcha, es evidente que hemos creado un formidable arsenal de oportunidades.

Uno de los resultados más importantes ha sido ver que los países transforman sus problemas en oportunidades; que establecen vínculos con otros en vez de encerrarse en sí mismos; que hacen de la vulnerabilidad un acicate para buscar mayor estabilidad; que utilizan la cultura y los conocimientos tradicionales como productos y servicios exportables; que hacen de los problemas una plataforma para las oportunidades. Este es sin duda uno de los resultados más importantes de este proceso.

 

El camino a seguir

¿Cuáles son los próximos pasos?

Sobre la base de lo que he escuchado a lo largo de estos tres días, quiero proponer que nos centremos en apoyar el progreso con dos metas principales: reducir los costos del comercio y añadir valor al comercio de los países en desarrollo.

Uno, apoyar el progreso.

Como muchos de ustedes han dicho esta mañana, ha habido buen número de logros desde la puesta en marcha de la iniciativa en 2005. No podemos permitir que se pierda el impulso que tanto esfuerzo nos ha costado. Así pues, debemos seguir centrándonos en los compromisos y las corrientes de ayuda. Se ha prometido financiación en el futuro. Tenemos que seguir vigilando esos compromisos y defendiendo la necesidad de movilizar recursos. Y a ese respecto, creo que nuestro mejor argumento es sencillo: la ayuda para el comercio no es caridad, sino una inversión en futuros intercambios e interlocutores comerciales que beneficia a unos y otros.

Como ha dicho Anabel González esta mañana, también tenemos que situar más la ayuda para el comercio en el contexto de otras corrientes de financiación para el desarrollo, a fin de asegurarnos de que atraiga inversión y nuevas fuentes de financiación. Análogamente, debemos seguir centrando nuestra atención en el sector privado.

Tampoco podemos cejar en nuestro empeño de mejorar el clima empresarial, ya que tanto el comercio como la inversión florecen en un entorno empresarial propicio. En suma, debemos seguir haciendo en mayor medida lo que con tanto éxito hemos hecho en los últimos ocho años. Y debemos defender mejor y de forma más inteligente la necesidad de hacerlo.

Dos, reducir los costos del comercio.

La segunda cuestión en la que querría hacer hincapié también se deriva de lo que hemos escuchado en las diferentes sesiones; de lo que ha dicho el sector privado en nuestro ejercicio de vigilancia y, especialmente, de lo que han dicho los Miembros esta mañana. Los debates han situado algunas esferas clave en primer plano:

  • acceso a financiación y, en particular, a financiación del comercio
  • facilitación del comercio
  • elaboración y cumplimiento de las normas
  • entorno empresarial y de inversión
  • competencia técnica, como claramente puso de manifiesto mi debate con el Director General de la OIT, Guy Ryder
  • infraestructura

El elemento común a todas estas cuestiones es la influencia que tienen en los costos del comercio. El hecho de que los ingresos de un país sean bajos no significa que sus costos también lo sean. Los costos del comercio pueden ser muy elevados y, cuando lo son, impiden que las empresas puedan acceder a las cadenas de valor, aun cuando el producto o servicio tenga un precio competitivo.

En los próximos años debemos centrarnos en reducir esos costos, especialmente para las PyME, mediante una ayuda para el comercio eficaz y bien orientada.

Tres, añadir valor al comercio de los países en desarrollo.

También, debemos mejorar las exportaciones de los países en desarrollo, asegurándonos de que éstos puedan seguir aumentando su participación en las cadenas de valor y de que ello les permita añadir valor a sus productos y servicios. Dónde se puede añadir valor es a veces ilógico. ¿Dónde reside exactamente la ventaja comparativa? ¿Cómo puede potenciarse? Hay que disponer de herramientas analíticas adecuadas, y esta es probablemente una esfera en la que la asistencia técnica puede mejorarse.

También debemos enmarcar nuestra labor en el contexto del programa posterior a 2015, de manera que sea medible y localizable y que todos seamos responsables. El programa para el desarrollo posterior a 2015 ofrece una oportunidad de convertir la iniciativa de Ayuda para el Comercio en una iniciativa mundial que todos compartamos y con la que todos nos comprometamos.

Al clausurar este Cuarto Examen Global de la Ayuda para el Comercio, tengo que decir que, aunque ésta fue una iniciativa que se me encomendó dirigir a mí en 2005 como un complemento de la apertura del acceso a los mercados, en 2013, puedo decir que la ayuda para el comercio es en realidad mérito de ustedes. Son ustedes, los Miembros y los asociados, quienes han aportado la energía, la dedicación y el compromiso. Lo que comenzó como una iniciativa “descendente” realmente ha pasado a ser un programa “ascendente” y orientado a los resultados. La ayuda para el comercio forma verdaderamente parte de la arquitectura mundial del comercio y el desarrollo y, al escuchar sus declaraciones esta mañana y a lo largo de los tres últimos días, me ha parecido evidente que la inversión que han hecho en la ayuda para el comercio continuará. Su petición de que en la Novena Conferencia Ministerial se renueve el mandato sobre la ayuda para el comercio y se establezca un nuevo programa de trabajo que refleje la realidad de la manera en que se comercia hoy en día y las nuevas esferas prioritarias para el futuro se ha escuchado con claridad. La voluntad política ha sido y seguirá siendo fundamental para el éxito de la iniciativa de Ayuda para el Comercio, y estoy seguro de que los Miembros volverán a manifestar esa voluntad política en Bali.

Para concluir, quisiera agradecer a la Secretaría de la OMC la forma en que ha ayudado a mantener y ampliar los parámetros de la labor sobre la ayuda para el comercio. Deseo referirme especialmente a todo el personal de la Secretaría que ha hecho que esta actividad haya tenido tanto éxito y también ha mantenido alejada la lluvia (¡creo que esta proeza tal vez se la debamos a Arancha, mi Jefa de Gabinete!). Valentine Rugwabiza, mi Adjunta, me ha acompañado a lo largo de todo este proceso. La ayuda para el comercio es también su legado, como suya es la mayor parte del mérito que muchos de ustedes me han atribuido desde el lunes. Asimismo, doy las gracias al equipo de la Ayuda para el Comercio — en todas sus diversas configuraciones, siempre bajo la batuta de Shishir Priyadarshi, Director de la División de Desarrollo-, en especial a Michael Roberts, Debbie Barker, Aime Murigande y los miembros de la División de Desarrollo. Y también doy las gracias al personal de mi gabinete.

Ha sido un verdadero esfuerzo de colaboración.

Por último, quisiera darles las gracias a ustedes, a los Miembros de la OMC. Agradecerles su compromiso. La ayuda para el comercio es una inversión en las personas, en los sistemas, en la gobernanza y en las asociaciones. La OMC es una Organización dirigida por sus Miembros. La Ayuda para el Comercio se ha convertido en una iniciativa dirigida por los socios. Creo que este es nuestro mayor logro. Espero que en el futuro esta iniciativa siga contribuyendo a actualizar el programa de la OMC.

 

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