WTO NOTICIAS: DISCURSOS DG PASCAL LAMY
25 de septiembre de 2006
Foro público: “¿Qué OMC queremos para el siglo XXI?”
Discurso inaugural del Director General Pascal Lamy
El 25 de septiembre de 2006, en el discurso inaugural que pronunció ante el Foro público de la OMC, el Director General Pascal Lamy observó la “frustración y pesar” de los Miembros de la OMC, los círculos académicos y la sociedad civil con respecto al riesgo de “perder una oportunidad fundamental — quizá única — de integrar a las economías más vulnerables en el comercio internacional, y de menoscabar sus posibilidades de contribuir al crecimiento sostenido y la reducción de la probreza”. El Director General dijo lo siguiente:
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Pascal Lamy
Excelentísimo señor, Sr. Turner, Sr. Burgmans, señoras y señores:
¡Bienvenidos al Foro Público de la OMC 2006!
Este Foro nos proporciona una buena oportunidad para celebrar un debate
sobre el comercio y su contribución al crecimiento y al desarrollo. El
lema de este año, “¿Qué OMC queremos para el siglo XXI?” nos invita a
compartir nuestras reflexiones e ideas sobre la forma y la dirección que
debe tomar la Organización Mundial del Comercio del futuro.
Todos los oradores que hablarán hoy comparten una firme creencia en un
sistema internacional fuerte y basado en normas, por lo que espero que
su mensaje resonará en las actuaciones del Foro. Quisiera mencionar que
el Secretario General de las Naciones Unidas, Sr. Kofi Annan, me ha
pedido que les presente sus excusas por no poder unirse a nosotros en
persona, aunque desea compartir sus opiniones en un mensaje.
Reunir en la OMC a más de 1.000 personas no habría sido posible sin el
generoso apoyo del Gobierno noruego y de la Comisión Europea, a los que
deseo expresar mi gratitud.
Algunos pueden decir que no es una sorpresa que asista tanta gente al
Foro de este año, cuando se han estrellado las conversaciones
multilaterales. Los accidentes atraen muchos espectadores y, con
demasiada frecuencia, preferimos mirar en lugar de ayudar a poner de
nuevo el coche en la carretera.
Es cierto que el impulso y el título de este Foro parecen sumamente
oportunos, puesto que se trata de un debate público sobre el futuro de
esta Organización cuando se han suspendido las negociaciones de Doha y
su futuro no está claro. Agreguemos a esto que el período de reflexión
que hemos iniciado — después de 11 años de existencia — está señalado
por las crecientes dudas acerca de la función y el éxito de la
cooperación internacional y las disciplinas multilaterales y por el
aumento del pensamiento político a corto plazo y encerrado en sí mismo.
Por lo tanto, éste parece el momento perfecto para asestar el golpe
final, puesto que estamos a la espera de la ambulancia pero no sabemos
cuándo llegará a la escena del accidente ni si está provista de los
instrumentos y la medicación adecuados. Los que se oponen a la OMC y a
todo lo que representa ven ahora una oportunidad única de terminar la
tarea que creen haber iniciado hace años: impedir el funcionamiento de
la OMC. Sólo falta darle el empujón definitivo desde el acantilado y
bailar sobre sus cenizas.
Yo no estoy de acuerdo. Es cierto que han venido ustedes a la OMC en un
momento muy difícil y que indudablemente formularán preguntas decisivas
acerca de su futuro. Siempre lo han hecho, lo cual ha beneficiado mucho
a esta Organización, y les aliento a hacerlo de nuevo hoy y mañana.
Muchos de ustedes han impugnado las funciones de la OMC, sus
imperfecciones y el carácter problemático de su mecanismo de
realización. Estos son los desafíos que requieren un debate contínuo y
orientado a la búsqueda de soluciones, en particular durante este Foro.
Pero estoy convencido de que la mayor parte de ustedes han acudido aquí
porque creen en las virtudes del sistema multilateral de comercio y les
interesa verlo fortalecido y no debilitado. Un sistema que parte de los
cimientos del GATT para establecer una base más justa y transparente
para el comercio internacional. Un sistema en el que 149 Miembros,
grandes o pequeños, tienen la misma voz. Un sistema que se esfuerza por
lograr que las normas comerciales sean más favorables al desarrollo. En
resumen, una contribución clave para hacer trabajar la globalización en
beneficio de todos. Éste es el mandato que todos adoptamos en Doha en
2001 y con arreglo al cual me comprometí a actuar cuando fui elegido
Director General el pasado año.
Déjenme recordarles que, en sus 11 años, la OMC ha servido con éxito de
foro en el que los Miembros pueden examinar sus relaciones y políticas
comerciales, solucionar sus diferencias comerciales y acordar la
negociación de normas comerciales nuevas o mejoradas. Aunque es cierto
que la OMC nació de negociaciones y que todo lo que hace la OMC es
resultado de negociaciones, la Organización tiene también otros papeles
y funciones que a menudo se olvidan.
La OMC es un conjunto de normas vinculantes contenidas en los numerosos
Acuerdos firmados por la gran mayoría de las naciones comerciantes del
mundo. Esas normas vinculantes son las reglas fundamentales del comercio
internacional y la base de la interacción entre los Miembros de la OMC
que tiene lugar en los numerosos consejos, comités y grupos de trabajo
con que ésta cuenta. La OMC es un foro para los intercambios y las
interacciones y, cuando es necesario, para el planteamiento y la
solución de las diferencias comerciales. Los principios más
fundamentales del sistema — el principio de la nación más favorecida y
el del trato nacional — están sometidos a una supervisión permanente,
como salvaguardias de la transparencia, la previsibilidad y la promoción
de la justa competencia. Y al defender el libre comercio, la OMC
contribuye al desarrollo económico.
Esto no quiere decir que la apertura del comercio cree bienestar por sí
misma. Ni que la creación de bienestar reduzca por sí misma la pobreza.
Todos sabemos que los mecanismos por los que la apertura del comercio se
traduce en la reducción de la pobreza son complejos y requieren el
contexto de políticas apropiado. Pero lo que también sabemos es que, si
el comercio no es suficiente, es indudablemente un ingrediente
necesario. Esto es el núcleo de lo que he denominado el “Consenso de
Ginebra”.
Hay defectos en el sistema — he dicho en repetidas ocasiones que la OMC
está muy lejos de ser un instrumento perfecto — pero los 10 últimos años
de cooperación comercial multilateral han demostrado que necesitamos
este instrumento internacional, aunque sea imperfecto, y que nuestro
objetivo común debe ser trabajar juntos para lograr que la OMC refleje
mejor nuestras aspiraciones.
En este sentido, la OMC es como un niño de 11 años. Con frecuencia se
espera demasiado de él y no se aprecia en lo que vale lo que ya ha
conseguido. Lo que la OMC necesita hoy es una combinación de valor
político y visión para mejorar lo que hace bien y cambiar algunas de sus
imperfecciones.
Habría preferido comparecer ante ustedes en circunstancias distintas y
más alentadoras, ya que siempre es más fácil hallar el camino hacia la
puerta cuando las luces están encendidas. En julio, perdimos una
importante oportunidad de hacer avanzar nuestro alegato en favor de un
sistema multilateral de comercio más fuerte. No es esta la primera
ocasión en que no cumplimos un plazo. Pero, en las actuales
circunstancias económicas y geopolíticas, el fracaso de las
negociaciones de Doha sería simplemente demasiado grave.
No obstante, me siento alentado al ver que, desde julio, todos los
Miembros de la OMC, los círculos académicos y la sociedad civil han
expresado por igual su frustración y su pesar ante el peligro que
corremos de perder una oportunidad importante — quizá única — de
integrar las economías más vulnerables en el comercio internacional y de
minar sus posibilidades de contribuir al crecimiento sostenible y el
alivio de la pobreza. Éste es el primer paso para sacar el coche de la
OMC del taller de reparaciones en que se encuentra. Ahora hemos de dar
respuesta a la pregunta de cuándo y cómo podemos sacarlo de él. Espero
que los Miembros dediquen las próximas semanas a los intercambios
diplomáticos tranquilos, el tendido discreto de puentes y la mejor
comprensión de sus respectivas posiciones que son necesarios para
concluir las negociaciones.
Su aportación durante este Foro constituirá una valiosa contribución: no
sólo se acogerá con satisfacción sino que es urgentemente necesaria. Sin
sus ideas, será imposible determinar qué OMC queremos para el siglo XXI.
El sistema multilateral de comercio les pertenece y, por lo tanto, deben
ustedes contribuir a darle forma. Según creo, ésa es la razón de que
hayan acudido al Foro Público en tan gran número. La presencia de tantos
representantes de los Miembros de la OMC, la sociedad civil, los
parlamentos, los medios de comunicación y el mundo académico refuerza mi
convicción de que el único camino hacia delante parte de la voluntad de
cooperación internacional y multilateralismo.
¡Les deseo un Foro agradable y fructífero!