WTO NOTICIAS: DISCURSOS DG PASCAL LAMY
Reunión del Comité Monetario y Financiero Internacional (IMFC), Washington
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Pascal Lamy
Señor Presidente,
Mi mensaje de hoy no debe sorprender a nadie.
La decisión de reanudar las negociaciones comerciales de Doha en todas
las esferas, que los Miembros de la OMC adoptaron en febrero, aún no ha
conducido al avance profundo y decisivo que es necesario para llevar la
Ronda a una conclusión satisfactoria a finales del presente año. Pese a
que ese objetivo se ha reafirmado hace tan sólo dos días en la reunión
de ministros del G-4 celebrada en Delhi, si la situación no cambia
pronto los gobiernos se verán obligados a encarar la desagradable
realidad del fracaso. Fracaso para consolidar el muy significativo
paquete de que disponemos en materia de liberalización del comercio y
elaboración de normas. Fracaso para cumplir los objetivos básicos en
materia de desarrollo en el marco de esa negociación. Fracaso, en
definitiva, de la primera Ronda comercial de la OMC y de uno de los
ejercicios más importantes de cooperación económica multilateral del
pasado decenio.
Esta mañana quiero pedirles que reflexionen con seriedad sobre lo que
eso significaría.
En primer lugar, la pérdida de los beneficios de un nuevo decenio de
apertura del comercio mundial que esta Ronda tiene el potencial de
generar. La Ronda Uruguay dio inicio a un proceso sostenido de
integración económica y descenso de los precios de importación que
contribuyó de manera fundamental a un crecimiento firme y no
inflacionario en todo el mundo. Hay, desde luego, iniciativas
comerciales en curso en los planos bilateral y regional. Sin embargo, se
limitan a un grupo relativamente reducido de países, y sólo abarcan
parcialmente el programa de liberalización e integración. No pueden
compararse con el potencial de la Ronda de Doha para generar una
apertura comercial a escala mundial y abordar las esferas más
problemáticas donde aún prevalecen medidas que restringen y distorsionan
el comercio. El fracaso de la Ronda privaría a la economía mundial de
una de sus fuentes más poderosas y duraderas de fortaleza y estabilidad.
En segundo lugar, la mejora de las oportunidades comerciales para los
países en desarrollo está en el centro de nuestra estrategia
internacional de promoción del desarrollo y alivio de la pobreza. Las
restricciones del comercio que siguen penalizando las exportaciones y
perjudicando el crecimiento económico de esos países, en particular los
más pobres, son una parodia de justicia y una negación de nuestro
compromiso de cumplir los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
Necesitamos un mejor acceso a los mercados y normas más equilibradas que
permitan a los países en desarrollo cosechar los beneficios de la
globalización.
Esto debe complementarse con la prestación de ayuda a esos países para
que creen su capacidad de comerciar. La Ayuda para el Comercio no es
parte de la Ronda de Doha formalmente, pero es, en mi opinión, un
complemento necesario de una apertura comercial más amplia. La OMC está
colaborando estrechamente con las instituciones financieras y de
desarrollo internacionales, así como con distintos donantes, a fin de
aumentar la eficacia de la Ayuda para el Comercio y de aplicar el Marco
Integrado mejorado para los países menos adelantados. El apoyo de
ustedes, en su calidad de ministros de finanzas y de desarrollo, será
crucial para el éxito de nuestro empeño, y les pido que presten a él
toda su atención, ya que tiene un papel decisivo en el cumplimiento de
los objetivos de desarrollo de la Ronda de Doha.
En tercer lugar, les pido que reflexionen sobre lo que supondría que no
consolidáramos ni fortaleciéramos el sistema multilateral de comercio.
La base de la cooperación económica internacional no puede darse nunca
por sentada. La complejidad del proceso de globalización presenta un
constante desafío político a la hora de hacer frente a los críticos y de
gestionar el ajuste económico, particularmente en el plano nacional.
Tenemos un sistema multilateral de comercio basado en normas del que
pueden servirse los gobiernos para afrontar ese desafío. Transmitir el
mensaje de que la Ronda de Doha no puede completarse menoscabaría el
sistema y debilitaría la capacidad de los gobiernos de los Miembros de
resistir con firmeza, en forma individual y colectiva, la tendencia al
proteccionismo comercial. Es un riesgo que no podemos permitirnos tomar
a la ligera.
En los próximos meses, un avance decisivo en las negociaciones
transmitiría un mensaje muy necesario de confianza, en el sentido de que
mantenemos nuestro compromiso con los mercados abiertos y las normas
multilaterales, y de que los cimientos de la economía mundial se han
reforzado. No intentamos lo imposible, comoquiera que el éxito está a
nuestro alcance. El desafío es menos técnico que político: tiene que ver
con el liderazgo y el compromiso, y con el reconocimiento por los países
de su interés común en el éxito, así como de los costos colectivos que
acarrearía el fracaso. Al igual que en otras Rondas, el liderazgo de los
Estados Unidos y la Unión Europea es indispensable. A diferencia de las
Rondas anteriores, ahora son igualmente importantes el liderazgo de los
actores emergentes clave y la identificación de los países en desarrollo
con el proceso.
Insto a todos ustedes a que dediquen su energía y compromiso a concluir
la Ronda de Doha. En esta coyuntura decisiva de las negociaciones, la
OMC necesita urgentemente su pleno apoyo.
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