WTO NOTICIAS: DISCURSOS — DG PASCAL LAMY

Observaciones formuladas por el Director General en la inauguración de la Conferencia sobre la multilateralización del regionalismo

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Buenos días. Quisiera darles la bienvenida a esta conferencia de dos días y medio de duración, organizada conjuntamente por la Secretaría de la OMC y por nuestros vecinos cercanos, el Instituto Universitario de Altos Estudios Internacionales. Deseo en especial dar la bienvenida al Sr. Philippe Burrin, Director del Instituto, que dirá unas palabras a continuación, y al Profesor Richard Baldwin, quien ha desempeñado un papel muy importante para que este evento tenga lugar. Por último, aunque no por ello menos importante, deseo dar las gracias a todos aquellos que han hecho aportaciones financieras y de otro tipo a la conferencia. Creo que esta conferencia reúne todos los requisitos para despertar gran interés y me complace poder participar en ella.

En la actualidad se habla mucho del regionalismo, lo que no es sorprendente si se considera que hay más de 200 acuerdos de este tipo en vigor y varias docenas de ellos en curso de elaboración. En los últimos años los acuerdos comerciales regionales han sido objeto de una frenética actividad negociadora, y también ha habido gran número de estudios recientes sobre la cuestión, incluido el informe anual de la UNCTAD publicado la semana pasada.

Cabe preguntarse qué puede aportar otra conferencia más sobre este tema. La respuesta, en mi opinión, es que en esta conferencia se plantean una serie de cuestiones que no se han abordado anteriormente, a pesar de la proliferación de publicaciones especializadas.

Aquí no estamos tratando realmente de saber por qué han proliferado tantos acuerdos comerciales; esa pregunta ha sido el centro de muchos debates, y se han ofrecido muchas respuestas interesantes sobre la cuestión. Esta conferencia mira sobre todo al futuro, y se interroga sobre la forma en que los responsables de la formulación de las políticas y los círculos comerciales y empresariales perciben la explosión del regionalismo y reaccionan al respecto.

La pregunta es si estamos en un mundo en el que los acuerdos preferenciales seguirán multiplicándose hasta llegar finalmente a alcanzar un elevado número, tras lo cual nos encontraremos en una especie de equilibrio estable. Creo que la mayoría de la gente no piensa así. En mi opinión, sería justo decir que la proliferación suscita inquietud: inquietud por la incoherencia, la confusión, el aumento exponencial de los costos para las empresas, la falta de previsibilidad e, incluso, la falta de equidad en las relaciones comerciales.

No quiero que se me malinterprete. En modo alguno estoy diciendo que el regionalismo sólo tenga lados malos. Al contrario, creo que numerosas iniciativas regionales han hecho contribuciones importantes al bienestar económico y, qué duda cabe, a la estabilidad política también. A lo que me estoy refiriendo es a los aspectos negativos de un aumento exponencial de ACR. ¿A dónde nos está llevando esta proliferación por lo que al comercio y a las relaciones económicas internacionales en términos más generales se refiere? ¿Debemos replantear un poco nuestro enfoque de la cooperación comercial?

Una idea clave subyacente en esta conferencia es que la maraña de acuerdos comerciales que se superponen generará un interés creciente por multilateralizar y ampliar los acuerdos regionales — o, en otras palabras — integrarlos en agrupaciones de mayor envergadura, lo que nos acerca mucho más al sistema multilateral de acuerdos comerciales. Así pues, la cuestión que se plantea es qué fuerzas e intereses pueden impulsar las relaciones comerciales en la dirección de la multilateralización.

Y qué fuerzas e intereses pueden impulsarlos en la dirección contraria, cuando la discriminación inherente a los acuerdos regionales es considerada favorablemente por los grupos de interés que se benefician de ella. Si se imponen estos últimos intereses, podemos esperar que se siga presionando a los gobiernos para que concluyan más ACR o, como mínimo, para que defiendan los acuerdos existentes contra una mayor inclusión. Espero que esta conferencia arroje nueva luz sobre estas cuestiones fascinantes.

Como ya he dicho antes, la cuestión de si el regionalismo es algo bueno o malo me parece un debate estéril. Esa no es la cuestión. Debemos examinar la forma en que funcionan los ACR y los efectos que tienen en la apertura del comercio y en la creación de nuevas oportunidades económicas. Esto se aplica tanto a los acuerdos comerciales regionales Norte-Sur como a los Sur-Sur. También debemos reflexionar acerca de si el regionalismo está causando daño a las relaciones comerciales basadas en el multilateralismo. Sabemos que existen muchas clases distintas de acuerdos, y mucho dependerá de su formulación y finalidad. Estas mismas preguntas también serán pertinentes cuando examinemos las perspectivas de multilateralización del regionalismo.

Con frecuencia reflexionamos y hablamos sobre el modo en que el regionalismo podría estar causando daño al multilateralismo, ya sea fomentando intereses discriminatorios, o alentando una posición desfavorable a la apertura del comercio, si se considera el regionalismo como una forma de establecer estructuras proteccionistas que sustenten unos mercados ampliados cerrados. También podemos preocuparnos por la forma en que la importancia prestada a la constitución de una diversidad de ACR puede desviar la atención del proceso multilateral.

Ahora bien, quisiera por último dar la vuelta a la cuestión y preguntar qué podría hacer la OMC para poder evitar una situación en la que prevalezcan estos aspectos negativos de los acuerdos regionales y, en definitiva, promover la multilateralización.

No les sorprenderá escuchar que la conclusión de la Ronda de Doha es mi prioridad. El éxito de la Ronda de Doha permitiría centrar de nuevo la atención de los gobiernos en sus intereses comerciales más amplios a nivel mundial. Permitiría asimismo reducir más las posibilidades de aplicar políticas comerciales discriminatorias, sin olvidar todas las demás ventajas derivadas de la cooperación comercial que inducen a los gobiernos a entablar este tipo de negociaciones.

En segundo lugar, pienso que la decisión de acelerar el procedimiento relativo a la decisión sobre la transparencia negociada en el marco de la Ronda de Doha y a su aplicación con carácter provisional puede ayudarnos considerablemente a entender cómo funcionan realmente tantos ACR diferentes. Pienso igualmente que la decisión de hacer avanzar el mecanismo de transparencia refleja lo que decía antes acerca de la preocupación creciente que suscitan las consecuencias de la proliferación de los ACR.

En tercer lugar, no debemos olvidar que en virtud del mandato de negociación de Doha tenemos que examinar las normas de la OMC por las que se rige el regionalismo. Ahora bien, sé que venimos realizando esta tarea desde hace tiempo en diferentes contextos y con muy pocos resultados, por lo que mi razonamiento aquí sería que, si nos preocupan los efectos del auge del regionalismo, redoblemos también nuestros esfuerzos a este respecto.

Mi última observación se deriva de la anterior. Pienso que sería útil examinar sistemáticamente las características y la formulación de los ACR, no solamente por lo que se refiere a las cuestiones de cumplimiento de las normas, sino también para determinar si es más o menos probable que su estructura favorezca la multilateralización en el futuro. Tal vez podríamos pensar en elaborar prácticas óptimas a este respecto.

Les deseo el mayor éxito en esta conferencia a lo largo de los dos próximos días y me complace participar en el grupo de debate de clausura que tendrá lugar el miércoles por la mañana. Muchas gracias.

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