WTO NOTICIAS: DISCURSOS DG PASCAL LAMY
Foro Público de la OMC 2007
“¿Cómo puede contribuir la OMC a encauzar la globalización?”
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Señoras y señores:
Es para mí un placer darles la bienvenida al 7º Foro Público de la OMC,
actividad anual que, en su presente edición, trata sobre el tema “¿Cómo
puede contribuir la OMC a encauzar la globalización?”. El título de este
año, señoras y señores, es una pregunta que la OMC les plantea para
conocer sus opiniones y puntos de vista. Si hoy abrimos nuestras puertas
al público es porque los Miembros de la OMC desean sondear un repertorio
más amplio de ideas (de nuevas ideas) sobre la forma en que la OMC puede
contribuir más eficazmente a orientar las fuerzas de la globalización.
Pero, antes de nada, permítanme presentarles a los distinguidos
invitados que abrirán los grupos de debate. En primer lugar, la
Excelentísima Sra. Tarja Halonen, Presidenta de la República de
Finlandia. En segundo lugar, la Excelentísima Sra. Olubanke King-Akerele,
Ministra de Relaciones Exteriores de la República de Liberia. Y en
tercer lugar, el profesor Kishore Mahbubani, Decano de la Escuela de
Política Pública Lee Kuan Yew de la Universidad Nacional de Singapur.
En nombre de todos los Miembros de la Organización, y de esta audiencia
en general, permítanme darles la bienvenida a la OMC y expresarles
nuestro agradecimiento por haber aceptado nuestra invitación.
La OMC puso en marcha su primer Foro Público en 2001, al abrir sus
puertas al público para entablar un diálogo sobre las cuestiones a las
que se enfrentaba entonces el sistema mundial del comercio. A ese primer
Foro Público asistieron 400 participantes. En aquellos momentos
consideramos que era una cifra excepcional. Hoy, puedo anunciar con
orgullo que, en el presente Foro, se han inscrito 1.750 participantes de
todo el mundo, lo que es por sí mismo un indicador de la amplitud de la
globalización.
Ese número da fe de la importancia de esta Organización para el mundo en
general, razón por la que la OMC debe seguir manteniendo consultas con
ese mundo para atender mejor sus necesidades y aspiraciones. Entre los
participantes inscritos, figuran organizaciones gubernamentales de
diversos tipos —desde ecologistas hasta defensoras de los derechos
humanos o los derechos de los trabajadores—, numerosos parlamentarios,
diversas instituciones académicas, miembros del mundo empresarial,
periodistas, abogados, representantes de otras organizaciones
internacionales y estudiantes. Es precisamente ese amplio espectro
social lo que la OMC espera aprovechar. Por consiguiente, gracias a
todos por acudir en tan gran número y por contribuir al éxito de la
presente actividad.
Este año, el Foro se ha organizado mediante un proceso “ascendente”, o
lo que podríamos llamar un proceso que parte de la base. En otras
palabras, los Miembros de la OMC no han impuesto los asuntos o temas que
desean examinar con la sociedad civil, sino que han preferido que la
propia sociedad civil exprese sus prioridades mediante la organización
de sus reuniones y talleres. Tras haber probado tal enfoque en varios
foros anteriores, los Miembros de la OMC han considerado ahora que es
ése, precisamente, el tipo de enfoque que les permitirá determinar
cuáles son las prioridades sociales en relación con el comercio y las
cuestiones relacionadas con el comercio. Y, como pueden observar en el
programa que tienen ante ustedes, ese enfoque de abajo arriba nos ha
permitido seleccionar una variada y amplia lista de cuestiones para su
debate durante los dos días en los que trabajaremos juntos.
En términos muy generales, hemos clasificado los temas propuestos por la
sociedad civil en cuatro grupos: buen gobierno a nivel mundial;
coherencia entre los niveles nacional e internacional de formulación de
políticas y entre las diferentes instituciones multilaterales;
crecimiento económico y función del comercio como instrumento de
desarrollo; y, por último, desarrollo sostenible.
Lo que la OMC no previó al optar por este modelo concreto para organizar
sus foros es una observación que acabo de oír a varios miembros de la
sociedad civil. Al tener ustedes que organizar sus propias sesiones en
el Foro Público de la OMC, el foro anual se ha convertido en una
plataforma para establecer nuevas alianzas entre los diferentes
participantes en las cuestiones que más preocupan. La sociedad civil ha
comprendido que, a veces, el poder puede residir en el número y en la
puesta en común de los recursos intelectuales y de otro tipo. Ese
enfoque puede apreciarse en el programa de hoy y el gran número de
actividades “conjuntas” que ustedes han decidido organizar. Es para mí
una satisfacción comprobar su disposición a trabajar en común con miras
a mejorar la labor de la OMC.
Se lo diré francamente: la OMC necesita la colaboración y la ayuda de
todos ustedes para formular su programa.
Pero, ¿está teniendo lugar esa colaboración? ¿Será nuestro Foro Público
un mero ejercicio de relaciones públicas, una simple charla sobre temas
de interés común? ¿O tal vez una forma ingeniosa y sutil de ofrecer a
una sociedad civil reticente nuestro principal producto, que es la
apertura del comercio? En pocas palabras, ¿ha influido la sociedad civil
alguna vez en el programa de la OMC?
La respuesta es que sí. En realidad, es lo que ha ocurrido en numerosas
ocasiones.
En primer lugar podemos mencionar la cuestión de los derechos de
propiedad intelectual y el acceso a los medicamentos. Gracias en gran
parte al haz de luz que la sociedad civil arrojó sobre esa cuestión, en
agosto de 2003, la OMC llegó a un acuerdo sobre la utilización de
licencias obligatorias por los países en desarrollo sin capacidad de
fabricación, con objeto de facilitarles el acceso a los medicamentos
necesarios para la vida. Ese acuerdo se incluyó como modificación en el
Acuerdo sobre los ADPIC de la OMC poco antes de celebrarse la
Conferencia Ministerial de Hong Kong en diciembre de 2005. Ni qué decir
tiene que la cuestión del acceso a los medicamentos a precios asequibles
preocupa sobremanera a muchos países en desarrollo cuyos sistemas
asistenciales se ven con frecuencia desbordados por la incidencia del
VIH/SIDA y otras enfermedades infecciosas.
Para algunos países en desarrollo, el Acuerdo sobre los ADPIC es un
obstáculo en su empeño por hacer frente a las emergencias de salud
pública. Desde su punto de vista, el Acuerdo restringe la disponibilidad
de medicamentos. En cambio, en el mundo desarrollado, las industrias
farmacéuticas consideran que el Acuerdo sobre los ADPIC es esencial para
fomentar la innovación y asegurar al sector farmacéutico la adecuada
compensación internacional por sus trabajos de investigación, desarrollo
y creatividad. Según ha explicado la industria, si no existiese tal
compensación sería imposible recuperar los elevados costos del
desarrollo de nuevos medicamentos que salvan vidas. La Decisión adoptada
finalmente por los Miembros de la OMC de modificar el Acuerdo sobre los
ADPIC representó un compromiso importante que permitió a los países en
desarrollo acceder más fácilmente a los medicamentos esenciales en los
casos de emergencia nacional, pero sin menoscabar el régimen de derechos
de propiedad intelectual. Para el mundo en desarrollo, la cuestión de
las licencias obligatorias fue una prueba importante de la capacidad de
la OMC para atender sus necesidades de desarrollo. Debido a los
incansables esfuerzos de la sociedad civil —y de numerosas ONG—, la OMC
superó satisfactoriamente esa prueba.
Pero, mientras hablamos, las cosas están cambiando de nuevo en la OMC
gracias a los esfuerzos de la sociedad civil. Me refiero a las
negociaciones de la Ronda de Doha sobre las subvenciones a la pesca.
Durante largo tiempo, muchos consideraron que la estructura de
subvenciones de la OMC era estática e inamovible. Pero la sociedad civil
vino enseguida a llamar a nuestra puerta y señalar a nuestra atención la
peligrosa situación de gran parte de los recursos pesqueros mundiales.
El mensaje fue claro: la OMC tenía que desempeñar una función esencial
de protección de esos recursos y evitar su agotamiento.
Los números presentados por los centros de estudios y las ONG no dejan
lugar para la ambigüedad ni requieren más explicaciones. Las
subvenciones a la pesca, que en el mundo suman cada año de 14 mil a 20
mil millones de dólares EE.UU., han sido una de las causas del
agotamiento de los recursos pesqueros y contribuido a que cada vez haya
“más pescadores para menos peces”. La flota pesquera mundial, que
comprende 25.000 grandes buques con cubierta y más de 2 millones de
embarcaciones comerciales más pequeñas, extrae 80 millones o más de
toneladas de pescado de los océanos, cifra cuatro veces superior a las
capturas totales de 1950. La situación es alarmante, y los Miembros de
la OMC han estado, una vez más, a la altura de las circunstancias.
Actualmente, las negociaciones sobre las subvenciones a la pesca llevan
buen ritmo en la OMC y están tomándose muy en serio. Los Miembros
comprenden la magnitud de lo que está en juego si esas negociaciones
fracasan. Y para que no lo olviden, ustedes han colocado por toda
Ginebra carteles en los que nos recuerdan que es necesario llegar a un
acuerdo. Pero, en este caso concreto, la sociedad civil no se limita a
la labor de sensibilización, sino que ha presentado propuestas técnicas
sobre la forma en la que la OMC podría elaborar nuevas disciplinas; y,
con ello, ha hecho una verdadera contribución al proceso. De hecho, para
varios participantes de la sociedad civil, esta experiencia concreta ha
servido para demostrar hasta qué punto la colaboración estrecha con los
Miembros de la OMC puede, a veces, ser fundamental para el logro de sus
fines.
Podría citar otros muchos ejemplos; los éxitos no acaban aquí. Sin duda,
todos ustedes conocen bien el capítulo de la Ronda de Doha de
negociaciones comerciales relativo al medio ambiente. El hecho de que la
relación entre el comercio y el medio ambiente, que durante muchos años
ha sido objeto de debates en el GATT y la OMC, haya adquirido finalmente
rango de elemento de negociación se debe también en gran medida a la
sociedad civil. Ahora es fundamental que se mantenga el interés mostrado
por la sociedad civil al respecto. Por primera vez en la historia del
sistema multilateral de comercio se han emprendido negociaciones sobre
el medio ambiente. Es preciso que los Miembros de la OMC lleven a buen
término esas negociaciones para que los gobiernos se decidan a abordar
empresas aun más ambiciosas en el futuro.
En parte, el objetivo de estas negociaciones es favorecer la apertura de
los mercados a las tecnologías limpias, ya sea en relación con los
“bienes” o con los “servicios”. Es un objetivo muy legítimo, en
particular si se tiene en cuenta la enorme amenaza que el cambio
climático representa para todos nosotros. De hecho, me sorprende que en
la trayectoria de este Foro se hayan organizado cuatro sesiones
distintas sobre el cambio climático, hecho que pone de manifiesto hasta
qué punto esta cuestión interesa a la sociedad civil, y a los Miembros y
la Secretaría de la OMC. Señora Presidenta, he leído con gran interés su
reciente intervención ante la Asamblea General de las Naciones Unidas,
en la que reitera el compromiso de Finlandia con el desarrollo
sostenible y afirma que la tercera parte de las exportaciones
finlandesas consisten en tecnologías favorables para el medio ambiente.
Ahora es preciso que esas tecnologías puedan cruzar las fronteras y ser
más accesibles para los pobres. En lugar de imponer aranceles que frenen
el comercio de bienes ambientales, lo que debemos hacer es promover ese
comercio. Y lo mismo cabe decir de los servicios ambientales. Si debemos
penalizar alguna actividad, que sea el comercio de bienes y servicios
nocivos para el medio ambiente.
En las actuales negociaciones sobre la agricultura se abordan muchos
problemas cuya inclusión ha sido también fruto del intenso trabajo de la
sociedad civil, como por ejemplo la “ayuda alimentaria”, y a los que
ahora habrá que dar también solución. Estas negociaciones requieren
mucho tacto y deben culminar en un sutil equilibrio. No se debe permitir
que la ayuda alimentaria actúe como subvención encubierta a las
exportaciones agrícolas, ni que la ayuda alimentaria de un país desplace
a las exportaciones de otro país, pero es preciso que esa ayuda siga
estando disponible para quienes la necesitan. Debemos ser capaces de dar
respuesta a los problemas humanitarios. Pido encarecidamente a la
sociedad civil que nos ayude a alcanzar el equilibrio justo en estas
negociaciones, y a mantenerlo bajo vigilancia en la pantalla de su
radar.
Señoras y señores, como pueden deducir de las cuestiones que acabo de
plantear, es mucho lo que está en juego para el mundo en la Ronda de
Doha de negociaciones comerciales. Las subvenciones a la pesca, los
bienes y servicios ambientales y la ayuda alimentaria son sólo algunos
de los aspectos en los que podemos lograr avances sustanciales de
bienestar mediante las negociaciones en curso. Pero existen muchos más.
De hecho, un objetivo esencial de la Ronda de Doha cuando ésta se puso
en marcha —permítanme recordar su nombre original: Programa de Doha para
el “Desarrollo” — fue el reequilibrio de las normas del sistema
multilateral de comercio para favorecer a los pobres del mundo.
Por lo tanto, no es sorprendente que la agricultura, sector económico de
gran importancia para algunas de las naciones más pobres del mundo,
ocupe el primer plano de las negociaciones. Éstas tratan también de dar
respuesta a las preocupaciones del mundo en desarrollo en otras muchas
esferas, tales como la supresión de las crestas arancelarias que afectan
a algunas de sus exportaciones industriales más importantes, por
ejemplo, los textiles. Por no mencionar otras muchas áreas de
negociación que encierran beneficios para el mundo en desarrollo, tales
como la apertura del comercio de servicios, que actualmente representa
más de dos terceras partes de nuestra economía; o la facilitación del
comercio, es decir, la reducción de los obstáculos burocráticos al
comercio.
Llegan ustedes a la OMC en un momento crucial en el que nuestros
Miembros acaban de iniciar un periodo de intensas negociaciones y en el
que empezamos a entrever el final de las negociaciones sobre los
productos agrícolas e industriales. Y, a medida que las posiciones sobre
estos temas esenciales se acercan, el ritmo de trabajo se acelera para
el resto del programa de Doha. Espero que pronto podamos ver cómo el
tren de las negociaciones llega a su destino final.
Por último, a medida que las negociaciones avanzan, también lo hace
nuestro programa paralelo sobre la Ayuda para el Comercio, que permitirá
a los países en desarrollo convertir las “ventajas teóricas” en
realidades comerciales mediante el fomento de su capacidad de oferta.
Pido a todos que, durante estos dos días, presten seria atención a la
magnitud del “programa” que se halla ahora en la mesa de negociaciones
de la OMC. Un programa que fortalecerá a la Organización y le permitirá
acoger a nuevos países en desarrollo Miembros, tales como Liberia.
Espero con interés sus opiniones y su participación activa en los
trabajos de estos dos días.
Gracias por su atención.
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