WTO NOTICIAS: DISCURSOS — DG PASCAL LAMY

Intervención de Pascal Lamy en la sesión inaugural de la conferencia sobre Ayuda para el Comercio en Dar es Salaam, Tanzania

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Bienvenidos a este primer examen regional de la Ayuda para el Comercio en África. Organizar un acontecimiento de este alcance especialmente cuando se trata de un acontecimiento tan novedoso- requiere un gran esfuerzo por parte de un gran número de personas. Quisiera en primer lugar expresar mi agradecimiento a nuestros dos asociados en este examen, el Banco Africano de Desarrollo y la Comisión Económica para África. El Presidente, Sr. Kaberuka, el Secretario Ejecutivo, Sr. Janneh, y sus equipos han trabajado literalmente día y noche para hacer realidad este acontecimiento, asegurando la coordinación entre Túnez, Addis Abeba y Ginebra, y es admirable que hayan logrado llevarlo a cabo con resultados tan impresionantes.

Deseo también dar las gracias al CCI por haberse encargado de un aspecto fundamental de este acontecimiento, como es la participación del sector privado en los actos, incluida la mesa redonda de ayer, y a la OCDE por haber organizado la sesión igualmente importante sobre seguimiento que tendrá lugar esta tarde y a la que les recomiendo que asistan. Estas dos organizaciones han prestado una valiosa colaboración en todos los aspectos de la iniciativa de la OMC en favor de la Ayuda para el Comercio, por lo que les estamos agradecidos.

Quisiera asimismo expresar mi gratitud a tres países -Dinamarca, Noruega y el Reino Unido- cuyas generosas contribuciones han hecho posible este acontecimiento. No sólo han apoyado constantemente esta iniciativa, sino que lo han hecho de una forma eficiente, coordinada y con un mínimo de papeleo. Estos países constituyen un modelo de cómo debe y puede funcionar la asistencia para el desarrollo, y no sólo la Ayuda para el Comercio.

Y finalmente, pero no por ello menos importante, deseo dar también las gracias a nuestro anfitrión, el Gobierno de Tanzanía, que ha mostrado su firme apoyo a la Ayuda para el Comercio. Agradecemos sinceramente los enormes esfuerzos que ha desplegado para dispensar a todos nosotros esta excelente acogida y para que nuestra reunión resulte fructífera.

Este acontecimiento no podría ser más oportuno. Cuando miramos hoy a África, vemos un continente dispuesto a transformarse. El crecimiento económico ha superado el 5 por ciento en los tres últimos años. En muchos países africanos, el crecimiento del comercio ha sido aún mayor: más del 8 por ciento. En todo el continente hay ambiciosos planes de integración regional y mundial. Es cierto que no todos los países africanos, ni todos los africanos, participan de este éxito, pero es igualmente cierto que están surgiendo luces que alumbran el camino en todo el continente. Estoy convencido de que en unos años podremos hablar del dinamismo de las economías africanas con la misma admiración con que hablamos hoy de China y la India. Esto no será obra de los representantes internacionales reunidos hoy en esta sala. Sucederá, y está sucediendo, porque los africanos se están transformando. Reconocen una sencilla realidad: que este continente tiene mucho que ganar si saca provecho de la globalización, y que tiene mucho que perder si continúa marginado.

De eso trata nuestra reunión de un día y medio que hoy comienza. Esta reunión tiene un único objetivo: ayudar a los países de África a crear la capacidad que necesitan, y que desean, para ampliar su comercio e integrarse en la economía mundial. Forma parte de una amplia iniciativa que se puso en marcha en la Conferencia Ministerial de la OMC celebrada en Hong Kong en 2005 con el fin de aumentar la asistencia financiera internacional a la creación de capacidad comercial en los países en desarrollo.

La conferencia de Dar es Salaam, última de una serie de tres conferencias regionales, tras las organizadas en Lima los días 13 y 14 de septiembre y en Manila los días 19 y 20, aportará la perspectiva africana sobre la Ayuda para el Comercio; estas conferencias culminarán en el “Examen global” que tendrá lugar en Ginebra los días 21 y 22 de noviembre.

Creo que esta iniciativa es crucial, tanto para la región como para el sistema mundial de comercio. La economía mundial actual está modificando profundamente la dinámica del desarrollo y creando inmensas posibilidades para que los países en desarrollo hagan del comercio un motor de su crecimiento. Pero para aprovechar esta oportunidad también necesitan tener acceso a la infraestructura básica que impulsa la globalización: corredores de transporte y redes de telecomunicaciones propias del siglo XXI, capaces de conectar a los exportadores con los mercados mundiales; instalaciones aduaneras modernas que hagan más rápido y eficiente el tránsito de los productos a través de las fronteras; laboratorios de pruebas para asegurar que las exportaciones cumplan las normas internacionales; “redes de seguridad” financieras que alivien las preocupaciones relativas a las crisis y los ajustes económicos; y los sofisticados conocimientos técnicos e instituciones indispensables para orientarse en un sistema mundial de comercio de suma complejidad.

Algunos de estos elementos ya están presentes en África, pero muchos otros no lo están; y los países africanos por sí solos no pueden proporcionar las inversiones necesarias. La Ayuda para el Comercio tiene por objeto colmar estas “lagunas”, mediante la movilización y multiplicación de los recursos financieros necesarios, y actuar como catalizador para acrecentar los intercambios, la inversión y el crecimiento. El incremento de la Ayuda para el Comercio no forma parte de la ronda de negociaciones multilaterales de Doha, cuyo objetivo es reequilibrar las normas de la OMC de una forma más favorable al desarrollo, y que debe tener éxito si realmente deseamos que el comercio fomente el desarrollo. En resumen, la Ayuda para el Comercio no es un sucedáneo de mejores normas para el comercio, pero es un complemento importante de un sistema comercial más justo. Se trata de ayudar a los países en desarrollo a que se beneficien de este sistema. Pero también se trata de fortalecer el propio sistema, asegurando que las oportunidades que brinda se distribuyan de manera más amplia.

Estos son problemas importantes y contamos con poco tiempo para abordarlos. Permítanme, por tanto, sugerir tres asuntos fundamentales:

En primer lugar, dirección, perspectiva y compromiso nacionales, con el respaldo de una estrategia global para alcanzar las metas. Nadie puede decir a los países africanos cómo deben comerciar o hacerse más competitivos. La única estrategia de crecimiento impulsado por las exportaciones que podrá tener éxito será la que ustedes mismos deseen, la que formulen y apliquen, sin cambiar de rumbo a lo largo del tiempo. El comercio, y la creación de capacidad comercial, han de ser un objetivo nacional. Debe haber un acuerdo, que no es fácil de alcanzar, sobre las prioridades fundamentales de las políticas que harán realidad el crecimiento del comercio. Y estas prioridades deben ser compartidas por toda la administración, no sólo por el ministerio de comercio, sino también por los de finanzas, planificación, agricultura y otros.

Y, puesto que el comercio atraviesa las fronteras, a menudo es necesario que estas prioridades tengan un alcance regional, lo que significa encontrar nuevas formas de coordinar y acordar objetivos transfronterizos comunes. Espero que en el próximo día y medio podamos dedicar tiempo a escuchar sus estrategias, incluidas las regionales, y la manera en que tienen previsto ejecutarlas.

En segundo lugar, debemos centrarnos en la financiación necesaria, y en la forma de movilizarla y de suministrarla con mayor eficiencia y eficacia. Ayer tuvieron ustedes la oportunidad de debatir uno de los actuales programas de Ayuda para el Comercio en la esfera de las normas. Este programa conjunto ilustra cómo la ayuda específica a los países en desarrollo para cumplir las normas alimentarias puede facilitarles el acceso a los mercados mundiales. Espero que tengamos ocasión de debatir un amplio abanico de programas y proyectos, y analizar qué tipo de recursos, tanto en forma de asistencia al desarrollo como de préstamos multilaterales, se precisan para llevarlos adelante. En esta jornada y media no vamos a colmar la laguna de la financiación, pero sí determinaremos las medidas inmediatas y de largo plazo necesarias para ello.

En tercer lugar, debemos centrarnos en el papel esencial del sector privado, por la simple razón de que quienes comercian son los agricultores, empresas y sociedades, y no los gobiernos. Considero alentador que estén con nosotros tantos representantes del sector privado. Queremos que nos hablen de los obstáculos con que tropiezan y de las medidas prioritarias que hace falta adoptar. Y, puesto que la inversión privada, tanto externa como interna, debe ser parte fundamental de la solución en materia de creación de capacidad e infraestructura, es necesario que nos hablen de los incentivos que se requieren para movilizar recursos privados.

La tarea que estamos emprendiendo es ambiciosa. Creo que la ambición es buena; es lo que permite obtener resultados. Pero así como las mejoras en la capacidad y la infraestructura para el comercio no se darán de la noche a la mañana, tampoco podemos esperar, ni pretender, que todas las respuestas se encuentren en Dar es Salaam. Hemos de recordar que ésta es una labor en curso, y que estamos al principio de lo que será un largo camino. Lo importante es ponerla en marcha; y lo estamos haciendo.

También hemos de ser conscientes de que no hay una única solución mágica para todas las dificultades que he descrito, sino muchas soluciones, y que la respuesta no es crear un nuevo mecanismo, sino hacer que los muchos mecanismos ya existentes colaboren de forma más eficaz. El éxito dependerá fundamentalmente de la “coherencia”: la cooperación con todos los presentes en esta sala, con sus colegas en las capitales y con los profesionales que actúan sobre el terreno. En esta reunión no se trata de imponer soluciones “desde arriba”, sino de crear conciencia, intercambiar información y generar incentivos, poniendo el problema en primer plano a fin de que todos nosotros trabajemos juntos para encontrar y aplicar soluciones.

He empezado diciendo que nuestra meta es una Ayuda para el Comercio mayor y mejor, orientada a ayudar a los países africanos a aprovechar la apertura comercial y el sistema de comercio. La eficacia es el criterio con el que habrán de medirse nuestros éxitos o nuestros fracasos, y estoy dispuesto a afrontar este desafío. Pero en ese desafío está implícita la importancia de cambiar mentalidades y no solamente construir más caminos y puentes. Confío en que esta conferencia nos anime a centrarnos en los profundos cambios económicos que nos rodean, en cómo adaptarnos a estos cambios y sacar partido de ellos y en cómo puede el comercio llegar a ser una parte más importante de las perspectivas económicas de África.

Gracias.

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