WTO NOTICIAS: DISCURSOS — DG PASCAL LAMY

Promoción del desarrollo industrial a través del PDD

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Señor Presidente,

Excelentísimos señores, señoras y señores:

Ante todo, quiero unir mi voz a la de los oradores que me han precedido para felicitar al Embajador Zniber por su elección como Presidente de esta importante reunión. También quiero decir que me siento muy honrado por la oportunidad de dirigirme a ustedes esta mañana, en una ocasión tan importante. En particular, quiero dar las gracias a mi amigo Kandeh por haberme invitado y por el constante apoyo de la ONUDI a la labor de la OMC.

Habida cuenta del tema de la presente conferencia, deseo dedicar mi intervención de esta mañana a poner de relieve lo que, en mi opinión, son elementos esenciales del Programa de Doha para el Desarrollo de la OMC y la forma en que pueden contribuir a la elaboración y adopción de estrategias de desarrollo industrial bien fundadas y sostenibles para los países en desarrollo.

Para empezar, permítanme recordar que, en mi opinión, la OMC y la ONUDI son dos caras de la misma moneda. El mandato básico de la OMC es propiciar la apertura del comercio de una manera que apoye las prioridades de desarrollo de los países en desarrollo, y el mandato de la ONUDI consiste en ayudar a los países en desarrollo a crear la capacidad industrial y productiva que necesitan para aprovechar las ventajas potenciales de la apertura del comercio.

También conviene señalar que un número significativo de ministros aquí presentes son responsables de las políticas tanto industriales como comerciales de sus países, lo que facilita mi tarea, ya que todos ustedes conocen perfectamente en qué consiste la interacción de las políticas de comercio e industria y, lo que es más importante, saben lo que está en juego ahora.

Asimismo, debo aprovechar esta oportunidad para felicitar a la ONUDI por el éxito de la conferencia de países menos adelantados celebrada aquí la semana pasada. En particular, me complace que los ministros hayan reconocido la contribución potencial del Programa de Doha para el Desarrollo a la expansión económica de los países menos adelantados.

Para la OMC, el logro de ese objetivo de impulsar el crecimiento y contribuir al desarrollo de los países en desarrollo nunca ha sido tan importante como ahora. Actualmente existe una conciencia creciente de que muchos países pobres, en particular del África Subsahariana, no participan plenamente en los beneficios y oportunidades de la globalización.

Mucho antes de establecerse la OMC en 1995, el desarrollo industrial se consideraba ya esencial para las aspiraciones de crecimiento económico de los países en desarrollo en el marco del sistema multilateral de comercio. Los vigentes Acuerdos de la OMC, en particular el Acuerdo sobre Subvenciones y Medidas Compensatorias, el Acuerdo sobre las Medidas en materia de Inversiones relacionadas con el Comercio, el Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio, el Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios y las diversas normas sobre trato especial y diferenciado, contienen todos ellos disposiciones que favorecen el desarrollo industrial de los países en desarrollo.

Una de las numerosas formas de evaluar el cumplimiento satisfactorio del mandato de desarrollo de la Ronda de Doha consistirá en determinar si los resultados finales son favorables para las aspiraciones industriales de los países en desarrollo. En nuestra opinión, ese resultado sólo se logrará si las negociaciones sirven para establecer, por ejemplo, normas comerciales revisadas entre las que figuren las relativas a las subvenciones a la pesca o la mejora del acceso a los mercados, no sólo para los productos básicos en su fase primaria, sino también para la producción con valor añadido, mediante la eliminación de las crestas y la progresividad arancelarias y, lo que es más importante, mediante la asunción de compromisos más amplios en el sector de los servicios.

Mientras me dirijo a ustedes, los negociadores siguen muy ocupados, tratando de elaborar textos de compromiso en todas las esferas, y en particular en las esferas esenciales de la agricultura y los productos industriales.

Permítanme destacar algunos elementos de las propuestas que están ya sobre la mesa.

En lo que respecta al sector de la agricultura, las propuestas que ya han presentado son muy importantes. En nuestra última Conferencia Ministerial, celebrada en diciembre de 2005 en Hong Kong, los países desarrollados Miembros convinieron en adoptar un importante paquete de reformas, entre ellas la reducción sustancial de las subvenciones agrícolas con efectos de distorsión del comercio, la eliminación de las subvenciones a la exportación, el acceso a los mercados libre de derechos y de contingentes para las exportaciones agrícolas de los países menos adelantados y medidas específicas para el algodón. Ni que decir tiene que ese paquete de reformas está vinculado a la conclusión satisfactoria de la ronda de negociaciones en su conjunto.

También hay consenso en reducir los aranceles aplicables a los productos agropecuarios y, de ese modo, crear nuevas oportunidades de mercado. No obstante, los países en desarrollo podrán designar como productos especiales los comprendidos en varias de sus líneas arancelarias agrícolas, y protegerlos así de reducciones arancelarias drásticas. Al mismo tiempo, los países menos adelantados no estarán obligados a asumir compromisos de reducción, lo que les dejará margen para aplicar sus estrategias de desarrollo industrial.

Recordemos que dos tercios de las líneas arancelarias que son objeto de negociación en el marco del PDD corresponden a productos agropecuarios elaborados. En cierto modo, la apertura del comercio de productos agropecuarios conlleva en gran medida la del comercio de productos agroindustriales, contrariamente a la idea extendida de que esta negociación se relaciona exclusivamente con la agricultura.

Otro sector fundamental que se beneficiará de las reformas del sector agrícola en los países desarrollados es el del algodón, que sé que es importante para las economías de muchos de los países representados hoy aquí. Además de las negociaciones para eliminar las subvenciones causantes de distorsión del comercio y reducir los aranceles de los países desarrollados que siguen perjudicando al sector algodonero africano, nos hallamos también inmersos en un proceso paralelo de movilización de la asistencia para el desarrollo, y a este respecto quiero reconocer el liderazgo ejercido por la ONUDI en la formulación de estrategias y la movilización de recursos en apoyo de los programas de reforma del sector del algodón en África. Su amplia representación sobre el terreno y su capacidad institucional en África convierten a la ONUDI en el líder natural de esta iniciativa.

Las negociaciones que se llevan a cabo en relación con los productos industriales son también decisivas para las estrategias de industrialización de los países en desarrollo. De hecho, más del 70 por ciento de las exportaciones totales de los países en desarrollo consisten actualmente en productos manufacturados. Es más, la mayor parte de los derechos pagados por los países en desarrollo corresponden al comercio con otros países en desarrollo. La reducción resultante de la Ronda de Doha podría contribuir al desarrollo industrial.

En cambio, la mayoría de los países en desarrollo no llevarán a cabo reducciones arancelarias efectivas; sólo estarán obligados a aplicar reducciones modestas y, por consiguiente, podrán disponer del margen que necesitan para preservar sus estrategias de desarrollo industrial.

Otro ámbito esencial de las negociaciones que, lamentablemente y a pesar de su importancia en aumento como motor del crecimiento económico en la mayoría de los países en desarrollo, no tenemos muy en cuenta al referirnos a la política industrial es el comercio de servicios.

El hecho es que, tradicionalmente, los debates sobre política industrial han solido centrarse exclusivamente en el sector manufacturero, dejando al margen el sector de los servicios, entre otras actividades. Sin embargo, el crecimiento de la producción y las exportaciones industriales de los países en desarrollo seguirá sujeto a graves limitaciones si no se concede a la supresión de las restricciones al comercio de servicios una prioridad política similar a la otorgada a la capacidad manufacturera.

Para poner de relieve este aspecto, fijémonos en los casos de la India, Costa Rica, Egipto o Mauricio, que han logrado situar los servicios en el centro de sus estrategias de crecimiento económico. En general, se reconoce que esas reformas de política, al propiciar una mayor apertura, más competencia y una mejor reglamentación estatal, han estimulado el impresionante crecimiento de sus industrias. Especial interés tienen las repercusiones en el desarrollo industrial de determinadas políticas gubernamentales destinadas a promover las inversiones en los sectores de las telecomunicaciones, la tecnología de la información, el turismo y el transporte.

Por consiguiente, les pido encarecidamente que no desatiendan al sector de servicios en sus planes de crecimiento económico.

La conclusión satisfactoria de las actuales negociaciones sobre los servicios dará por resultado mejores compromisos en materia de acceso a los mercados en sectores básicos, como los de servicios financieros, telecomunicaciones, servicios ambientales y una amplia variedad de servicios prestados a las empresas, todos ellos de importancia fundamental para cualquier estrategia de desarrollo industrial.

Mi intervención quedaría incompleta si no me refiriese a un aspecto esencial al que, conjuntamente con la ONUDI y los demás organismos asociados, estamos dedicando considerables energías. Se trata de la ayuda para el comercio, que, como ustedes saben, fue el tema de la reciente conferencia ministerial de la ONUDI sobre los PMA.

La ayuda para el comercio no es un tema de negociación de la OMC, pero se considera un complemento importante de la conclusión satisfactoria de la Ronda.

La razón de ser de la ayuda para el comercio es muy clara: los países en desarrollo necesitan recursos adicionales que les permitan aumentar su capacidad para aprovechar las ventajas potenciales de la apertura del comercio, es decir, deben crear una capacidad productiva suficiente, hacer frente a los costos del ajuste y cumplir las normas y prescripciones aplicables a los productos en los mercados de exportación, entre otros requisitos.

La ONUDI está bien situada para ejercer el liderazgo en la formulación y aplicación de estrategias nacionales y regionales de ayuda para el comercio en cooperación con las instituciones regionales, incluidos los bancos regionales de desarrollo. Por ese motivo, me complace especialmente que Kandeh haya desempeñado una función activa para asegurar que la ONUDI tome la iniciativa en la formulación de una estrategia de ayuda para el comercio en los países africanos.

Acabamos de celebrar nuestro primer examen mundial de la ayuda para el comercio, en el que la ONUDI ha estado acertadamente representada, y estamos empezando a estudiar la siguiente fase de nuestro trabajo en ese terreno.

Para terminar, desearía observar que la aplicación eficaz de cualquier estrategia de desarrollo industrial depende en gran medida de la relación de intercambio predominante. Como hemos dicho, las actuales normas comerciales multilaterales siguen siendo significativamente desfavorables para los países en desarrollo, y sólo pueden mejorarse mediante la conclusión global del PDD.

Por consiguiente, me despido con esta sencilla petición: den instrucciones a sus negociadores de Ginebra para que redoblen sus esfuerzos y aprovechen los progresos realizados en las últimas semanas. Si no se llega a un final satisfactorio se habrá perdido la oportunidad de dar respuesta a los desafíos de desarrollo económico a los que se enfrentan todos los países en desarrollo, en particular los de África.

Gracias.

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