WTO NOTICIAS: DISCURSOS — DG ROBERTO AZEVÊDO

Observaciones del Director General Roberto Azevêdo


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Señoras y señores:

Es un gran placer para mí estar hoy aquí en Sudáfrica y, en particular, en la Universidad de Ciudad del Cabo.

Deseo dar las gracias a los organizadores, entre los que se encuentra mi viejo amigo y colega Faisal Ismail, por brindarme esta oportunidad de intercambiar opiniones con ustedes.

Hace ya mucho tiempo que Sudáfrica forma parte del sistema multilateral de comercio. El país se adhirió a la organización que precedió a la OMC, el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio, en 1948, año de su fundación.

Medio siglo después el Presidente Nelson Mandela vino a Ginebra para participar en una conferencia en conmemoración del 50º aniversario del sistema.

En un discurso que todavía hoy se recuerda en Ginebra, dijo que la OMC “sienta los cimientos sobre los que pueden apoyarse nuestras deliberaciones para progresar. Somos, no obstante, conscientes de que para hacer realidad las aspiraciones de todos se requiere un trabajo prudente”.

Esa labor dirigida a progresar sigue adelante y hoy, más que nunca, se hace patente la necesidad de llevarla a cabo con prudencia.

Me complace, pues, que Sudáfrica siga teniendo un papel destacado en el sistema: como uno de los principales protagonistas del Grupo Africano de Miembros de la OMC y en todos los aspectos de nuestra labor.

De hecho, el actual representante de Sudáfrica en Ginebra, el Embajador Xavier Carim, ha sido nombrado recientemente Presidente del Órgano de Solución de Diferencias de la OMC: uno de los cargos más destacados de la Organización que Sudáfrica ocupa por primera vez.

Sin duda, un momento importante para el país que da testimonio del liderazgo de Sudáfrica en el debate actual sobre el comercio.

Pienso que la OMC puede hacer mucho para ayudar a Sudáfrica a alcanzar sus objetivos.

El seminario que hoy celebramos está dedicado a las negociaciones de la OMC en el marco de la Ronda de Doha y la integración regional de África.

Se trata de cuestiones de gran importancia a las que desearía referirme brevemente, empezando por la integración regional.

A mi entender, determinadas personas tienen la idea equivocada de que la OMC es un obstáculo para la integración regional. Una de tantas ideas erróneas que no se corresponde con la realidad, como la percepción de que la OMC es "cosa de ricos".

La OMC cuenta hoy en día con 162 Miembros en todas las etapas de desarrollo, número que va en aumento, y, de esos Miembros, 43 son países africanos, y el número sigue creciendo.

La Organización abarca en estos momentos aproximadamente el 98% del comercio mundial, lo que hace de ella una Organización verdaderamente mundial, en la que todos participan en pie de igualdad.

Pero además es una Organización que apoya la integración regional aquí en África.

Diría, de hecho, que la necesidad de mejorar la integración en todo el continente es indiscutible.

Clara prueba de ello es el hecho de que el comercio intraafricano siga representando apenas una décima parte del comercio total de África o que el costo del movimiento de mercancías en África duplique el promedio mundial.

O el hecho de que una empresa africana esté sujeta a un arancel promedio del 8,7% en las ventas realizadas dentro de África cuando en otros sitios es del 2,5%.

Debemos eliminar esos obstáculos.

Me atrevería a decir que eso impulsará la integración de África en el mundo. Los datos estadísticos que acabo de dar muestran que África comercia en su mayor parte con el resto del mundo. En cuanto a Sudáfrica, su principal interlocutor comercial es la Unión Europea. Por consiguiente, la intensificación del comercio en la región sería algo muy positivo por sí mismo, pero también podría hacer que el continente fuera más competitivo en el contexto de la economía mundial.

Las normas de que dispone la OMC dan a los Miembros gran flexibilidad para establecer acuerdos regionales, como lo demuestra la proliferación de estos acuerdos en los últimos años.

Con todo, no se trata de un fenómeno nuevo.

Algunas iniciativas regionales, como la Unión Aduanera del África Meridional, se fraguaron varios decenios antes que el sistema multilateral, y siempre han coexistido con este sistema iniciativas comerciales de todo tipo: lo importante es que todas ellas sean coherentes y compatibles, porque solo así pueden ayudar a que los beneficios del comercio se difundan.

El actual mapa económico de África está configurado por estos esfuerzos: desde la SADC, el COMESA, la CEDEAO y la CAO hasta la zona de libre comercio tripartita pasando, a su debido tiempo, por el Acuerdo de Libre Comercio Continental.

La OMC apoya estos esfuerzos, y el Acuerdo sobre Facilitación del Comercio ofrece un mecanismo sumamente práctico para llevarlos adelante.

Este Acuerdo, concluido en 2013, tiene por objeto simplificar y normalizar los procedimientos aduaneros, para reducir así la duración y el costo del movimiento transfronterizo de mercancías.

Prevemos que, una vez que el Acuerdo se aplique plenamente, los costos del comercio se reduzcan en un 14,5% por término medio.

La mayor parte de esas ganancias irá a parar a los países en desarrollo, donde los costos comerciales tienden a ser mucho más elevados y, de hecho, el valor de las exportaciones de los países en desarrollo podría aumentar en casi 730.000 millones de dólares EE.UU. al año.

La Comunidad del África Oriental ya ha aplicado diversas reformas en materia de facilitación del comercio, que han reducido notablemente el tiempo y los costos del movimiento transfronterizo de mercancías.

La difusión de esta clase de medidas liberaría el potencial de muchos comerciantes, en particular las pymes, a lo largo y ancho del continente.

No obstante, para poder beneficiarse del Acuerdo, antes es necesario ratificarlo. He sentido una gran satisfacción cuando el Ministro de Comercio e Industria, Rob Davies, ha dicho que ayer la Asamblea Nacional aprobó la ratificación del Acuerdo, con lo que ahora el proceso pasará a la siguiente fase. Sudáfrica está a punto de sumarse a los 10 países africanos que ya han concluido el proceso.

El Acuerdo sobre Facilitación del Comercio se distingue por los beneficios que reportará, pero también porque se trata del primer acuerdo concertado a nivel multilateral en la historia de la OMC.

Pero la labor de los Miembros no terminó ahí.

En diciembre del año pasado celebramos en Nairobi otra Conferencia Ministerial, la primera que la OMC organizaba en África.

Sudáfrica desempeñó un papel fundamental en los debates previos a la Conferencia y, una vez más, los Miembros lograron algunos resultados muy importantes.

Acordaron, por ejemplo, la eliminación de las subvenciones a la exportación de productos agropecuarios, lo que allana el terreno para que los agricultores de los países en desarrollo puedan competir en mejores condiciones.

Desde luego, sigue habiendo subvenciones internas, por lo que queda aún mucho por hacer; pero no por eso la eliminación de las subvenciones a la exportación deja de ser un gran paso adelante.

Es un objetivo por el que los países en desarrollo, entre ellos Sudáfrica, han luchado durante muchos años.

De hecho, es la mayor reforma de los últimos 20 años de las normas que rigen el comercio agropecuario, además de ser una meta fundamental de los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, que se ha alcanzado tan solo tres meses después de acordarse dichos objetivos.

En el contexto de la integración regional, es importante reconocer que resultados como este solo pueden lograrse a nivel mundial. Por eso es necesario que las iniciativas comerciales, a todos los niveles, funcionen bien.

Y esto me lleva al otro tema que hoy nos interesa: la Ronda de Doha.

La medida relativa a la competencia de las exportaciones, al igual que otros elementos alcanzados en Nairobi en relación con la seguridad alimentaria y los PMA, es parte de la Ronda de Doha.

Exceptuando estos resultados, no cabe duda de que la Ronda en su conjunto ha avanzado demasiado despacio. No ha dado los frutos que esperábamos cuando se inició en 2001.

El futuro de la Ronda de Doha fue un tema destacado de los debates de Nairobi y, al final, los Miembros no pudieron acordar una posición común.

Los Miembros tienen el firme propósito de que el desarrollo siga ocupando un lugar central en nuestra labor.

Asimismo están resueltos a abordar las cuestiones pendientes del Programa de Doha, por ejemplo, la agricultura (en particular las subvenciones internas) y el acceso a los mercados para los productos industriales y los servicios.

Pero hay divergencias sobre la manera de abordar estos temas y, al mismo tiempo, algunos Miembros querrían empezar a debatir otras cuestiones, además de las que quedan pendientes de Doha.

Los Miembros, prudentemente, han decidido reflexionar sobre la manera de salvar estas diferencias y llevar adelante el programa colectivamente.

Nos hallamos, pues, ante un momento de gran importancia.

Los Miembros están entablando conversaciones sobre la forma de lograr avances en las cuestiones de Doha y, de ser posible, sobre cómo avanzar también en otras cuestiones.

Para Sudáfrica, puede ser una oportunidad para alcanzar sus objetivos de desarrollo, que tal vez exija la adopción de medidas sobre las subvenciones internas a la agricultura y la pesca o la celebración de debates sobre cómo apoyar a las pymes del país para que empiecen a exportar.

Es una oportunidad para formular el programa de trabajo de la manera que más convenga a sus intereses.

Es ahora cuando se está llevando a cabo ese debate sobre la futura labor de la OMC, y no me cabe duda de que harán oír su voz.

En estos momentos el panorama económico es seguramente poco halagüeño, en particular por la caída de los precios de los productos básicos, pero Sudáfrica sigue ocupando una posición sólida.

Frente a sus homólogos del resto del mundo, el país ofrece un entorno propicio: es la segunda mayor economía de África y una de las más diversificadas, tiene un potencial enorme y, dado el actual tipo de cambio, sus exportaciones son bastante competitivas.

Por tanto, tiene ante sí oportunidades, y el comercio puede contribuir al crecimiento y el desarrollo de Sudáfrica.

Recordando las palabras de Nelson Mandela, queda mucho “trabajo prudente” por hacer.

Espero con interés nuestro debate.

Gracias.

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