WTO NOTICIAS: DISCURSOS — DG ROBERTO AZEVÊDO

Observaciones del Director General Roberto Azevêdo


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Embajador Paparizov,
Excelencias,
Señoras y señores:

Buenos días. Es para mí un placer estar hoy aquí, en esta reunión del Grupo de Trabajo sobre Comercio, Deuda y Finanzas.

Me gustaría felicitar al Embajador Atanas Paparizov por asumir la presidencia y estoy seguro de que todos nosotros le deseamos toda suerte de éxitos en este cometido.

Para contar con un sistema de comercio sólido, es fundamental que los niveles de financiación del comercio sean apropiados. No obstante, muchos comerciantes de todo el mundo, tanto en países en desarrollo como en países desarrollados, siguen teniendo dificultades para acceder a financiación. Y, como es natural, son las empresas más pequeñas las que se enfrentan a los mayores obstáculos.

Me complace que los Miembros de la OMC sean cada vez más conscientes de este problema, y pienso que en este último año hemos tenido varias oportunidades de debatir cuál debe ser nuestra respuesta.

Ya el verano pasado puse de relieve el déficit de financiación del comercio en la Tercera Conferencia sobre la Financiación para el Desarrollo de las Naciones Unidas en Addis Abeba, así como en varias reuniones de alto nivel celebradas posteriormente.

Precisamente ayer, en el acto “Diálogos sobre el Comercio”, unos cuantos empresarios participantes subrayaron que la financiación del comercio era un problema acuciante que exigía la adopción de medidas.

Para seguir adelante con este debate y proponer posibles medidas, elaboramos un informe titulado “Trade Finance and SMEs: Bridging the gaps in provision” (La financiación del comercio y las pymes: subsanar las deficiencias), que se ha publicado este mismo mes.

Desearía dar las gracias a todos los que participaron en la redacción de este informe, en particular a Marc Auboin, de la División de Estudios Económicos y Estadística de la OMC.

Hemos distribuido el informe entre muy diversos asociados, por ejemplo, los directivos de los bancos multilaterales de desarrollo, y confiamos en seguir colaborando con ellos para hacer frente a esta cuestión.

Pienso que algunas constataciones del informe pueden ser útiles para nuestra reunión de hoy. Permítanme, pues, ofrecerles una visión general de las principales conclusiones.

En el informe se pone de relieve que la financiación del comercio sigue siendo una esfera en la que escasean las estadísticas internacionales oficiales. Sabemos, no obstante, que se trata de un mercado muy amplio. Se calcula que hasta el 80% del comercio mundial se apoya en algún tipo de financiación o de seguro de crédito.

Con todo, la cobertura no es uniforme. Conforme a la encuesta mundial realizada por la Cámara de Comercio Internacional (CCI) la liquidez se concentra, de hecho, en un pequeño número de grandes comerciantes.

Además, según el Banco de Pagos Internacionales, la financiación del comercio está dominada por los grandes bancos.

Asimismo, se observan señales de que los mercados son incluso más selectivos desde la crisis de 2008. A raíz de la creciente vigilancia reglamentaria a la que se encuentran sometidas, muchas instituciones han reducido su propensión al riesgo y han centrado en mayor medida su atención en sus clientes más consolidados. Algunas instituciones están reduciendo de forma deliberada su número de clientes, una práctica que se conoce como “huida hacia la calidad”.

Muchos comerciantes tienen, pues, más dificultades para conseguir financiación, y ha surgido un gran déficit de disponibilidad.

En África, por ejemplo, los bancos rechazan casi un tercio de las solicitudes de financiación para el comercio. En Asia, se calcula que la cantidad de solicitudes de financiación para el comercio rechazadas se acerca al billón de dólares. Se calcula que, en total, el déficit de financiación del comercio a nivel mundial es de aproximadamente 1,4 billones de dólares al año. Y cuanto más pobre es el país, mayores son las dificultades.

En los países en desarrollo, es muy posible que determinadas alternativas a la financiación bancaria, como son los préstamos entre empresas y el factoring, sencillamente no existan. Es muy posible asimismo que no se pueda disponer de seguros de crédito comercial, y que no se disponga del marco jurídico necesario para el factoring.

En este contexto, las más afectadas son las pequeñas y medianas empresas. Las pymes que comercian afrontan dificultades mucho mayores que las empresas más grandes, incluso en los países desarrollados.

A nivel mundial, se rechaza el 52% de las solicitudes de financiación del comercio presentadas por pymes, frente al 7% de las que presentan empresas multinacionales.

A mi modo de ver, el contraste es llamativo, y resulta más preocupante aún si tenemos en cuenta que las pymes son uno de los principales impulsores del comercio y el empleo. Estas empresas son las que más oportunidades de empleo crean en la mayoría de las economías. En algunos países en desarrollo, dan trabajo al 90% de la mano de obra.

Por consiguiente, la falta de financiación del comercio puede ser un impedimento para que se integren en el sistema de comercio y accedan a nuevas oportunidades comerciales.

En consecuencia, puede ser un impedimento para la función del comercio como importante fuente de desarrollo, crecimiento y creación de empleo.

Tenemos, pues, que dar una respuesta adecuada.

No cabe duda de que es un problema complejo: el resultado de una combinación de factores estructurales y relacionados con el desarrollo.

Una respuesta contundente exige que diversas organizaciones aúnen sus esfuerzos colectivos.

Teniendo esto presente, considero que tenemos al alcance varias medidas.

En primer lugar, creo que podemos colaborar con nuestros asociados para aumentar los actuales programas de facilitación de la financiación del comercio y reducir así el déficit de financiación.

Ya se ha establecido una red de programas de esta índole entre bancos multilaterales de desarrollo, entre ellos la Corporación Financiera Internacional, el Banco Asiático de Desarrollo, el Banco Africano de Desarrollo, el Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco Islámico de Desarrollo y el Banco Europeo de Reconstrucción y Fomento.

En conjunto, esta red respalda un volumen de comercio en pequeñas transacciones comerciales que ronda los 30.000 millones de dólares EE.UU., en especial en algunos de los países más pobres del mundo. Y estos planes están cobrando cada vez mayor importancia.

En un momento en que las instituciones financieras mundiales están reduciendo las líneas de crédito para el comercio, sobre todo en los países en desarrollo, los bancos multilaterales de desarrollo han registrado un aumento de las solicitudes de apoyo a la financiación del comercio.

En consecuencia, en el informe se propone que los bancos multilaterales de desarrollo examinen las limitaciones de los programas de facilitación del comercio disponibles y, siempre que sea posible, aumenten el alcance de esos programas.

Un objetivo realista, pero ambicioso, sería aumentar de 30.000 millones a 50.000 millones de dólares EE.UU. anuales el volumen del comercio que actualmente recibe apoyo del conjunto de programas de facilitación de la financiación del comercio.

Según nuestras conversaciones con los bancos multilaterales de desarrollo, creemos que es factible, pero se necesitará un impulso colectivo para hacerlo realidad.

Tendría que ser un esfuerzo concertado de todos los organismos competentes, y, por supuesto, serían los bancos multilaterales de desarrollo quienes determinarían la forma en que se distribuiría ese aumento.

Los Miembros de la OMC podrían desempeñar un papel determinante con un llamamiento a la acción unificado.

En segundo lugar, podríamos subsanar las lagunas de conocimientos de las instituciones financieras locales.

A medida que aumente la capacidad de los sectores financieros locales de prestar apoyo a los pequeños y medianos comerciantes, las economías podrán prescindir de los programas de facilitación de la financiación del comercio.

Debemos, pues, tratar de que haya más asistencia técnica para crear capacidad en los sectores bancarios nacionales, lo que implica, entre otras cosas, formar a una nueva generación de especialistas en financiación del comercio.

Desde esta perspectiva, el nuevo programa de estudios de la Academia de la CCI sobre financiación del comercio será un importante complemento de los portales de formación electrónica de las instituciones multilaterales, entre ellas la OMC.

Un objetivo realista sería que, en los próximos cinco años, todos estos asociados formen a 5.000 profesionales de todo el mundo sobre los principios básicos de la financiación del comercio.

En tercer lugar, se puede impulsar el diálogo con los organismos reguladores.

El resultado de esa medida podría ser un aumento de los conocimientos y la experiencia de todas las partes, y la garantía de que las consideraciones relativas al comercio y el desarrollo se tienen plenamente en cuenta en la aplicación de las reglamentaciones.

En esta esfera, el Grupo de Trabajo se ha mostrado dispuesto a facilitar el diálogo.

Para hacer frente a estas cuestiones, será indispensable mantener un canal permanente de comunicación entre las organizaciones, los organismos reguladores y los agentes.

Por último, es importante mejorar la vigilancia del acceso a la financiación del comercio.

Las perturbaciones en los mercados de financiación del comercio suelen ser repentinas, y no se dispone de suficiente información.

Con una mayor cooperación entre las organizaciones, podríamos estar mejor informados sobre los mercados y, en consecuencia, tener mayor capacidad de reacción ante los problemas que vayan surgiendo.

A mi juicio, es indispensable que mejoremos los indicadores analíticos y la alerta inmediata relativos a la financiación del comercio antes de que estalle una nueva crisis financiera.

Deseo concluir diciendo que me complace enormemente que la financiación del comercio siga ocupando un lugar prioritario en el programa de trabajo.

A mi modo de ver, las ideas y las propuestas de este Grupo de Trabajo pueden propiciar avances en este frente y otros.

Espero, por tanto, que este último informe, y las cuestiones que he puesto de relieve hoy, proporcione materia de reflexión para sus debates.

Como en otras esferas de nuestra labor, pienso que ahora debemos pasar de la reflexión a la acción.

Les deseo el mayor éxito en las deliberaciones de esta mañana.

Muchas gracias por su atención.

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