WTO NOTICIAS: DISCURSOS — DG ROBERTO AZEVÊDO


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Observaciones del Director General Azevêdo

Excelencias,
Señoras y señores,
Buenos días.

Aunque con cierto retraso, permítanme darles la bienvenida a Ginebra y la OMC. Es para mí un gran placer tenerlos a todos aquí con nosotros en esta ocasión.

Pienso que la "Semana en Ginebra" se ha convertido en un acontecimiento de la mayor importancia en el calendario de la OMC.

En primer lugar, les permite recibir información actualizada de todas las actividades que se desarrollan en la Organización.

En segundo lugar, supone una ayuda a nuestra labor aquí en Ginebra. Es una ocasión para hacer balance de lo ocurrido desde que nos reunimos por última vez. Pero, más importante aún, es una oportunidad para escuchar sus opiniones sobre los temas que se están debatiendo. Así, a mi juicio, este acontecimiento enriquece el debate, y confío en que ustedes lo consideren tan útil como nosotros.

He examinado detenidamente su programa de trabajo, y veo que han celebrado ya sesiones de gran interés, y todavía les quedan algunas más.

Deseo, pues, dar las gracias a todos los que han intervenido — en especial a la División de Desarrollo — por elaborar este exhaustivo programa.

Nos reunimos por última vez un par de semanas antes de nuestra Conferencia Ministerial de Nairobi.

En aquella ocasión les dije que, para alcanzar el éxito en la Conferencia, sería necesario que todas las delegaciones desplegaran un gran esfuerzo.

Y, en efecto, requirió un gran esfuerzo. Fue una tarea ciertamente ardua. Pero, contra todo pronóstico, vencimos las dificultades y, por segunda vez consecutiva, la Conferencia Ministerial se vio coronada por el éxito.

Distintas personas de la Secretaría les han informado ya acerca de las decisiones adoptadas en Nairobi. Pero permítanme que ponga de relieve la importancia de esas decisiones.

En Nairobi, los Miembros adoptaron la decisión histórica de eliminar las subvenciones a la exportación de productos agropecuarios. Se trata de la mayor reforma del comercio mundial de estos productos en los últimos 20 años.

Al suprimir ese apoyo causante de distorsión del comercio, este acuerdo ayudará a crear condiciones de igualdad en los mercados agropecuarios, lo que beneficiará a los agricultores y exportadores de los países en desarrollo y los países menos adelantados.

Huelga decir que aún queda mucho por hacer para reducir las distorsiones en los mercados agropecuarios, pero este es un avance considerable.

De hecho, la eliminación de estas subvenciones constituía un elemento de los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, de modo que es un gran logro haber obtenido ese resultado tan solo tres meses después de que se hubieran acordado los objetivos.

Además, los Miembros acordaron buscar una solución permanente para la cuestión de la constitución de existencias públicas con fines de seguridad alimentaria y desarrollar un mecanismo de salvaguardia especial, que ayudaría a hacer frente a los incrementos súbitos de las importaciones de productos alimenticios, que pueden perjudicar la producción nacional.

En Nairobi, los Miembros también adoptaron decisiones importantes en favor de los PMA.

Como ya han oído antes esta misma semana, una de las decisiones incluidas en el paquete para los PMA establece directrices sobre las normas de origen preferenciales con la finalidad de facilitar las exportaciones de mercancías de los PMA.

Esta decisión proporciona orientaciones detalladas sobre cuestiones específicas. Por ejemplo, establece los métodos para determinar cuándo un producto puede considerarse "fabricado en un PMA", y qué debe entenderse cuando se combinan insumos procedentes de otras fuentes.

También se pide a los Miembros que otorguen las preferencias que consideren la posibilidad de simplificar las prescripciones sobre documentación y procedimiento relacionadas con el origen.

Otra decisión adoptada en favor de los PMA en Nairobi afecta a la importantísima cuestión del acceso preferencial a los mercados en la esfera de los servicios. Los Ministros prorrogaron el período de validez de una decisión anterior que permitía a los Miembros de la OMC otorgar acceso preferencial a sus mercados a los proveedores de servicios de los PMA durante 15 años.

Se adoptaron asimismo medidas significativas sobre la cuestión del algodón, para abrir los mercados extranjeros a los productores más vulnerables.

Cada una de estas decisiones incluye mecanismos de seguimiento que nos permiten introducir nuevas mejoras. Y, naturalmente, seguimos trabajando en estas esferas.

Por último, en Nairobi, un grupo de Miembros convino en eliminar los aranceles aplicables a numerosos productos de tecnología de la información de nueva generación. El comercio de estos productos se ha valorado en unos 1,3 billones de dólares anuales, valor superior al del comercio mundial de productos de la industria automotriz.

Este fue el primer acuerdo de reducción arancelaria alcanzado en la OMC desde hacía 19 años. Contribuirá a reducir los precios (lo que repercutirá positivamente en muchos otros sectores que utilizan como insumos productos de la tecnología de la información) y ayudará a crear empleo.

Estos son resultados muy importantes para la economía mundial, y envían un claro mensaje sobre la salud del propio sistema mundial de comercio.

Después de un prolongado período en el que se registraron escasos avances en las negociaciones sobre el comercio mundial, estos resultados están despertando interés.

Este año he visitado muchas capitales, y he asistido a varias reuniones con ministros de comercio de distintas regiones y en distintas configuraciones. En todos estos encuentros he observado un resurgimiento del interés en nuestra labor. La gente, expectante, se pregunta qué haremos a continuación.

Esto es muy positivo. Debemos aprovechar este impulso y revitalizar nuestra labor.

Por tanto, mirando al futuro, pienso que tenemos por delante dos importantes tareas.

En primer lugar, necesitamos poner en aplicación lo ya acordado y hacer un seguimiento de los compromisos asumidos.

Eso incluye todos los elementos que ya he mencionado, más el Acuerdo sobre Facilitación del Comercio.

Este Acuerdo puede reportar enormes beneficios mediante la reducción de los costos del comercio, como ya he explicado en reuniones anteriores, y eso es aplicable sobre todo a los países en desarrollo y los países menos adelantados.

Pero los beneficios, y el apoyo a la creación de capacidad que suponen, no pueden concretarse hasta que se ratifique el Acuerdo. Por consiguiente, los insto a todos a que examinen posibles maneras de avanzar en sus procesos de ratificación. La Secretaría está a su disposición para responder a cualquier pregunta que puedan tener al respecto.

Hasta el momento, más de 80 Miembros han ratificado este Acuerdo. El ritmo de las ratificaciones se ha acelerado, y los exhorto a que hablen con sus capitales y concluyan estos procedimientos cuanto antes.

Otra acción que también está a nuestro alcance es poner en vigor la enmienda del Acuerdo sobre los ADPIC y la Salud Pública.

Esta enmienda permitirá a los Miembros exportar medicamentos asequibles a los países pobres que no pueden producirlos ellos mismos.

Estamos a un paso de lograr que entre en vigor esta enmienda y solo necesitamos unas cuantas aceptaciones más. Me complace mucho señalar que esta misma semana hemos recibido de Papua Nueva Guinea la aceptación del Protocolo por el que se enmienda el Acuerdo sobre los ADPIC.

Esto es muy positivo, y los animo a acelerar su proceso interno en relación con esta cuestión si no lo han hecho ya.

Quiero recalcar que esa modificación no impone nuevas obligaciones a los Miembros, precisamente porque guarda relación con una nueva flexibilidad y no una nueva obligación.

Eso es, pues, lo primero que debemos hacer.

Lo segundo es seguir concertando nuevos acuerdos comerciales.

Está claro que todos los Miembros de la OMC quieren obtener resultados respecto de las cuestiones básicas de negociación de Doha, como las subvenciones internas en el sector de la agricultura, y la mejora del acceso a los mercados para los productos agropecuarios, los productos industriales y los servicios.

Sin embargo, como ustedes ya saben, los Miembros no están de acuerdo sobre cómo tratar estas cuestiones.

Hemos probado muchos enfoques en estos últimos dos años, pero los avances han sido escasos. Debemos, pues, seguir intentándolo. Tenemos que redoblar nuestros esfuerzos y tratar de aumentar la voluntad política en que se sustentan estos debates. Y me alegra comunicarles que algunos Miembros están proponiendo ideas y conceptos nuevos con el objetivo de hacer avanzar esas conversaciones.

Además, los Miembros han planteado otras cuestiones que también les gustaría examinar.

Algunas de ellas también son cuestiones de Doha. Las subvenciones a la pesca es una de las esferas que se plantean con frecuencia.

Se han planteado asimismo otras cuestiones que incluyen medidas de apoyo a las microempresas y pequeñas y medianas empresas, el comercio electrónico, la facilitación de las inversiones y las normas privadas, por citar solo unas pocas.

Con respecto a estas esferas, los Miembros no han entrado aún en el detalle acerca de lo que desean debatir en el marco de cada uno de esos temas generales. Necesitamos un grado de especificidad mucho mayor del que hay en la actualidad respecto de cada uno de ellos.

Pero debe considerarse positivo que los Miembros estén implicándose en estos debates.

Los insto a que procuren participar en ellos lo más posible.

Esto nos brinda la oportunidad de asegurarnos de que las cuestiones que más les preocupan a ustedes se incluyan en nuestra labor de negociación.

Esta es otra razón por la que las actividades que llevarán a cabo esta semana revisten tanta importancia.

Debo señalar asimismo que el interés en nuestra labor se extiende también a otros colectivos.

En respuesta a las solicitudes, hemos organizado reuniones con el sector privado y la comunidad académica en estas últimas semanas.

Unos 60 directivos de empresas asistieron al debate del sector privado, en el que participaron representantes de grandes y pequeñas empresas, de países desarrollados y en desarrollo, y de muy diversos sectores.

Analizaron los desafíos con que se enfrentan al llevar a cabo operaciones comerciales y la forma en que la OMC puede ayudarles a abordarlos.

Dedicaron mucha atención al comercio electrónico, la facilitación de las inversiones y las microempresas y pequeñas y medianas empresas, intentando aportar algo de la claridad y el nivel de detalle que en la actualidad faltan en el debate.

También debatieron sobre la necesidad de analizar la proliferación de normas y reglamentaciones superpuestas debido al aumento del número de acuerdos comerciales regionales.

En el debate con la comunidad académica se plantearon cuestiones similares.

Y deseo hacer hincapié en una cuestión en particular.

En estos debates quedó patente que la necesidad de cumplir un conjunto heterogéneo de normas diferentes en distintas jurisdicciones puede plantear dificultades a las empresas, en especial a las empresas más pequeñas.

De hecho, a veces se considera que el comercio es una actividad económica que solo favorece a las grandes empresas.

Aunque eso obviamente no es cierto, no podemos negar que a los actores más pequeños les resulta más difícil hacer frente a los costos y superar los obstáculos que puede representar el comercio internacional.

Por consiguiente, es importante examinar cómo podemos ampliar la participación de estas empresas en el sistema comercial, para asegurarnos de que todos tengan acceso a los beneficios del comercio.

Tengo entendido que han podido asistir esta misma semana al taller organizado por Filipinas junto con un grupo de Miembros y el Centro de Comercio Internacional. Confío en que los debates de esa índole ayuden a los Miembros a determinar medidas positivas que les sea posible adoptar sobre estas cuestiones.

Así pues, se está entablando aquí en Ginebra un importante diálogo, que podría contribuir a configurar nuestra labor de negociación de los años venideros.

Y pese a unas cuantas discrepancias manifiestas entre las posiciones de los Miembros, existen importantes puntos de convergencia.

Hay, por ejemplo, un marcado deseo de mantener el desarrollo en el centro de nuestra labor.

También es evidente que los Miembros quieren seguir realizando esfuerzos positivos para que los países en desarrollo y los países menos adelantados se integren mejor en las corrientes comerciales.

Pienso que debemos trabajar sobre la base de estos elementos de consenso — y sacar conclusiones de nuestros éxitos recientes — para seguir logrando resultados.

La creatividad y la flexibilidad serán de vital importancia en este sentido. Las futuras negociaciones dependerán de nuestra capacidad de reconocer plenamente la diversidad de circunstancias de nuestros Miembros. También es necesario que hagamos más para ayudar a quienes necesitan asistencia para poner en aplicación sus compromisos y mejorar su capacidad comercial.

En el futuro, su voz será tan importante como siempre lo ha sido.

Y quiero asegurarme de que se oiga. ¡Empecemos, pues, ahora mismo!

Ahora les toca hablar a ustedes. Tienen ustedes la palabra.

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