WTO NOTICIAS: DISCURSOS — DG ROBERTO AZEVÊDO

Observaciones introductorias del Director General Roberto Azevêdo


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Discursos: Roberto Azevêdo

  

Buenos días a todos.
Bienvenidos a la Organización Mundial del Comercio, y bienvenidos al Foro Público de 2016.

Este es el decimoquinto Foro Público. El Foro ha sido, y sigue siendo, un punto culminante en el calendario de la OMC.

En los últimos 15 años, este encuentro ha congregado a unos 20.000 participantes y suscitado más de 4.000 horas de debate.

Cada vez hay más interés, más solicitudes de celebración de encuentros y más interesados en participar en ellos. Este año se han inscrito más de 2.000 personas, una cifra récord.

Siempre es un placer darles la bienvenida y escuchar sus opiniones sobre las grandes cuestiones de actualidad.

Y este año las cuestiones parecen ser más importantes que nunca.

El comercio es actualmente tema de los titulares de prensa.

El rechazo de que son objeto el comercio y la globalización está en boca de todos.

La historia parece indicar que esto suele suceder en períodos prolongados de bajo crecimiento, pero la historia muestra también las graves consecuencias que puede tener esa clase de reacción. Y, en algunos lugares, el debate parece estar tomando un sesgo peligroso.

Por tanto, debemos hablar de estas cuestiones y asegurarnos de que se adopten políticas adecuadas.

Porque es evidente que hace falta tomar medidas.

Hoy por la mañana anunciamos nuevas cifras que muestran una marcada desaceleración del crecimiento del comercio, y se prevé que, este año, se registrará la tasa de crecimiento más baja desde la crisis financiera.

Este es un toque de atención.

Durante años el libre comercio cobró impulso a nivel mundial, pero ahora ese impulso ha perdido fuerza y el crecimiento se está viendo afectado.

Por tanto, debemos reorientar el debate, lo que supone rectificar algunos conceptos erróneos y recordar lo que está en juego.

El comercio ha sido uno de los instrumentos más poderosos de la historia en la lucha contra la pobreza.

En los últimos decenios, el comercio ha contribuido a sacar de la pobreza a 1.000 millones de personas en los países en desarrollo, y ha mejorado las condiciones y los medios de vida en los países desarrollados.

Suele responsabilizarse al comercio de la relocalización de empleos en el exterior. En realidad, el comercio es una causa relativamente menor de la pérdida de puestos de trabajo.

Está probado que, en más del 80% de los casos, los puestos de trabajo en las economías avanzadas no se han perdido por causa del comercio, sino del incremento de la productividad resultante de los adelantos tecnológicos y la innovación.

Es más, está probado que el comercio genera empleos de alta calidad y un crecimiento económico sostenido. Los empleos relacionados con el comercio están mejor remunerados. Las empresas que comercian son más competitivas.

Por todo ello, y por mucho más, el comercio es necesario.

Pero también es importante reconocer que existen problemas. El debate debe ser ecuánime.

Hablar de los beneficios generales que reporta el comercio no sirve de consuelo a quien ha perdido el empleo o vive en la pobreza.

Por tanto, debemos reconocer que el comercio puede ocasionar trastornos y sembrar la incertidumbre en algunos sectores y comunidades.

Debemos reconocer que los beneficios del comercio no llegan a tantas personas como deberían.

Y deberíamos tomar medidas, no atacando el comercio, sino haciendo que funcione mejor.

Una economía más cerrada no protegerá los puestos de trabajo, sino que los destruirá. Los salarios serán más bajos y los precios, más altos. Habrá menos opciones. Habrá menos crecimiento económico. Los más pobres saldrán peor parados. Y es probable que se acentúe la tensión entre las naciones.

En definitiva, no se trata de suprimir el comercio, sino de redoblar los esfuerzos para que sea verdaderamente inclusivo.

Eso significa crear un sistema en el que los beneficios se distribuyan más ampliamente:

  • Un sistema que atienda a los necesitados.
  • Un sistema capaz de abrir nuevas sendas de crecimiento y desarrollo.
  • Un sistema que ayude en mayor medida a los países más pobres, así como a los empresarios, las pymes, las mujeres y los grupos marginados de todas las economías, a participar en el comercio y aprovechar los beneficios que reporta.

Al mismo tiempo, debemos también reconocer los efectos de la innovación y la tecnología.

Como en el caso del comercio, esos factores son indispensables para el crecimiento y el desarrollo sostenidos, por lo que, en vez de rechazarlos, debemos aprender a adaptarnos.

Debemos preguntarnos cómo será la economía dentro de 20 años y cómo nos prepararemos para ello.

Por ejemplo, si la tecnología de automóviles autónomos lleva a la eliminación de los puestos de trabajo de los conductores de camiones y los taxistas, ¿cómo nos adaptaremos a ello? En la actualidad, esas son fuentes de trabajo muy importantes.

Los estudios indican que, en algunas economías desarrolladas, casi el 50% de los empleos corren el riesgo de ser automatizados. Los gobiernos deben estar preparados para ello. Dentro de 10 o 20 años, nadie podrá alegar que no sabía lo que se avecinaba.

La tecnología ya ha afectado a la forma de comerciar. El año pasado, el valor del comercio electrónico fue de unos 22 billones de dólares.

¿Qué significa esa cifra para la inclusión cuando, aun hoy, menos del 50% de la población mundial tiene conexión a Internet?

Debemos ayudar a la gente y, sobre todo, a las pymes, a aprovechar la tecnología para que en el mercado no operen únicamente los poderosos.

Se trata de grandes temas y grandes cambios, y la respuesta a ellos debe ser adecuada.

A nivel nacional, se necesitarán políticas nuevas para que las fuerzas mundiales asuman una escala más humana, así como para que los gobiernos puedan ayudar a la población a adaptarse a una economía mundial en evolución.

La respuesta debe proceder de todos los niveles del gobierno, y no únicamente de los ministerios de comercio. Y debe integrar la política financiera y la educación a nivel teórico y práctico, y ayudar a los desempleados a adaptarse a las nuevas condiciones. Hay muchos estudios de casos interesantes de los que se puede aprender, como el apoyo salarial prestado en Singapur durante la crisis financiera, o las obras de renovación en Pittsburgh tras el declive de la industria del acero.

Y debe también haber una respuesta a escala mundial.

En primer lugar, mediante iniciativas que ayuden a incrementar la capacidad para comerciar de los países en desarrollo y los países menos adelantados, como la iniciativa de Ayuda para el Comercio.

En segundo lugar, mediante la introducción de nuevas reformas en el comercio aquí, en la OMC, a fin de eliminar obstáculos y ayudar a todos a competir, especialmente a los más pequeños.

Un sistema verdaderamente inclusivo sería todo eso y mucho más. Y este es el tema que queremos examinar esta semana.

No es el momento de aislarse.

Tenemos que aprender de la historia, renovar nuestro compromiso con la apertura del comercio, y lograr que todos se beneficien del comercio.

Por tanto, que empiece el debate.

En primer lugar, el Ministro Oke Enelamah de Nigeria pronunciará un discurso en nombre del Excelentísimo Señor Presidente Buhari.

Luego escucharemos a la Comisaria Malmström de la UE.

Después, nuestra moderadora Liu Xin dirigirá el debate y atenderá preguntas de los asistentes.

Les agradezco su atención. Y espero que los próximos días sean estimulantes y muy inclusivos.

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