Buenos días a todos.

Permítanme comenzar deseándoles un feliz Día Internacional de la Mujer.

Me congratula poder celebrar este acontecimiento en la OMC con ustedes.

El 8 de marzo es, en efecto, un día de celebración. Hoy rendimos homenaje a la influencia positiva que ejercen las mujeres y las niñas en todas las esferas de nuestra vida y, por supuesto, a su enorme contribución a la labor de esta Organización.

Aunque todos los días tendríamos que promover la igualdad de género, las jornadas especiales como esta tienen gran importancia, pues brindan una oportunidad para sensibilizar sobre las cuestiones de género, hacer balance del progreso realizado, definir los retos futuros y fomentar una mayor inclusión.

Dicho esto, este año contamos en la OMC con un programa muy completo para el Día Internacional de la Mujer.

Quiero dar las gracias a todas las personas que han participado en su organización, especialmente a la Red de la OMC para cuestiones de género.

Esta mañana tenemos dos debates de mesa redonda sobre cuestiones de género, así como una exposición fotográfica en el atrio dedicada a las madres trabajadoras. También presentaremos un informe en el que se analiza la igualdad de género en la Secretaría y en los órganos de la OMC en los últimos 20 años, y cuya preparación hay que agradecer en particular a la División del Consejo y del Comité de Negociaciones Comerciales y a la División de Recursos Humanos.

En ese informe, que será de gran utilidad, se estudia la evolución de la igualdad de género aquí en la OMC, poniendo de relieve no solo los logros, sino también las oportunidades para seguir avanzando.

Este tema también figura entre las preocupaciones de nuestros Miembros. En el Consejo General celebrado la semana pasada mantuvimos un debate acerca del futuro de la Organización, y la cuestión de la representación equilibrada de hombres y mujeres en la Secretaría de la OMC se planteó dos veces.

Esto demuestra que es una cuestión que también preocupa a los Miembros.

En la Secretaría de la OMC, hombres y mujeres tienen las mismas oportunidades de participar en la labor de la Organización, a todos los niveles.

Sin embargo, actualmente todavía tenemos que salvar algunas diferencias para lograr la igualdad de género en todas las esferas de nuestra labor.

Conscientes de esa situación, a lo largo de los años nos hemos esforzado por ir avanzando hacia la paridad entre hombres y mujeres. Es más, procuramos garantizar que las cuestiones de género siempre formen parte integrante de nuestras normas y procedimientos administrativos.

Eso se ha visto reflejado en las prácticas y políticas de personal recientes, como la nueva política de mediación y contratación. Nuestros dos puestos de mediador -el interno y el externo- están ocupados por mujeres. Y no es por casualidad. En nuestras actividades de contratación tenemos muy en cuenta las cuestiones de género y nos esforzamos por mejorar el equilibrio geográfico y de género del personal profesional.

La igualdad de género también constituye un elemento importante de nuestra política de ascensos.

El año pasado se concedieron en total 63 ascensos: 37 a mujeres y 26 a hombres.

De los 30 ascensos basados en la actuación profesional que se concedieron en 2016, 18 correspondieron a mujeres y 12 a hombres. Si consideramos únicamente la categoría profesional, hubo 8 ascensos de mujeres y 7 de hombres.

Por lo que respecta a los grados superiores, los dos ascensos basados en la actuación profesional de grado 10 disponibles en 2016 se concedieron a mujeres, lo que demuestra que las cosas están cambiando.  

En este momento, las mujeres representan casi el 54% de nuestro personal. Las mujeres superan en número a los hombres en la categoría de personal de apoyo, mientras que en la categoría profesional estamos casi en situación de paridad. Además, se están registrando progresos importantes.

Cuando asumí el cargo en 2013, el 42% de nuestro personal profesional eran mujeres. Actualmente, las mujeres representan el 45% de esa categoría. Ha habido, pues, un avance, y estoy convencido de que, si seguimos esforzándonos, podremos lograr la igualdad de género en un futuro cercano.

Sin embargo, las mujeres están insuficientemente representadas en los cargos directivos superiores. Es un hecho que no debemos perder de vista.

En los dos últimos meses, hemos iniciado cuatro procesos de contratación de directores. Las solicitudes de mujeres solo representaron el 23% del total de solicitudes.

Ese dato me pareció un tanto desconcertante, pero en realidad encaja con nuestra experiencia.

A lo largo de los años he hablado a menudo con mujeres de esta Organización -y de otras- en relación con vacantes concretas, y muchas veces me ha sorprendido descubrir que no se habían postulado para ellas, a pesar de reunir claramente los requisitos básicos y tener la competencia técnica para hacerlo.

Parece que necesitamos un cambio de actitud respecto al acceso de las mujeres a los puestos de dirección, tanto en nuestras comunidades como de forma individual, y ese cambio se refiere también a las percepciones de las propias mujeres.

Hay que empoderar a las mujeres y alentarlas a que asuman funciones de dirección.

Un cambio cultural de estas características llevará tiempo, pero me complace constatar que la Secretaría está organizando talleres y sesiones de formación individual sobre el liderazgo de las mujeres, así como sobre igualdad de género y cultura organizativa.

Además, creo que es preciso garantizar que el entorno institucional preste apoyo a las funcionarias, de modo que no se vean obligadas a optar entre su carrera profesional y su vida familiar.

Esto significa que necesitamos aplicar políticas justas e inteligentes en el lugar de trabajo. Cuando los empleadores ofrecen apoyo, los empleados pueden mantener un sano equilibrio entre su vida profesional y personal/familiar. No debería plantearse una disyuntiva.

Entre las medidas de apoyo destacan una baja por maternidad adecuada, la baja por paternidad y las prestaciones para cónyuges dependientes, pero también son importantes factores menos tangibles, como una actitud de comprensión y flexibilidad por parte de los superiores y colegas en el lugar de trabajo.

Creo que el desempeño de nuestra Organización en este ámbito es razonablemente bueno. Pero, obviamente, podemos mejorar, y la evaluación continua es fundamental para asegurarnos de que vamos por buen camino.

Aunque sea el Día Internacional de la Mujer, es importante detenerse un momento a reflexionar sobre el papel de los hombres en estas cuestiones.

Contrariamente a lo que parece ser una creencia generalizada, el concepto de "género" no se refiere exclusivamente a las "mujeres". Los debates sobre género deben involucrar por igual a hombres y mujeres.

Deseo expresar mi apoyo a la participación de los hombres en los debates sobre cuestiones de género, tanto aquí en la Secretaría de la OMC como en cualquier otro lugar.

No hemos de rehuir las cuestiones de igualdad de género, sino involucrarnos en ellas. Yo me he unido a la iniciativa "Geneva Gender Champions", cuyo objetivo es hacer de la perspectiva de género una prioridad de la Ginebra internacional, y creo que he aprendido mucho en este proceso.

Los llamamientos a la igualdad de género en el lugar de trabajo no constituyen "discriminación inversa", y no deben interpretarse en ese sentido. Es preciso seguir sensibilizando a la opinión pública, luchando contra los estereotipos de género y prejuicios inconscientes, y proporcionando al mismo tiempo una plataforma para el diálogo y la comprensión mutua.

El logro de la paridad de género y la inclusión exige un esfuerzo constante.

Como sugiere el título de esta mesa redonda, todavía nos queda margen de mejora. La OMC está avanzando hacia la igualdad de género y seguiremos por ese camino. Estoy convencido de que alcanzaremos nuestra meta. Los debates como este que estamos manteniendo son un paso importante para conseguirlo.