WTO NOTICIAS: DISCURSOS — DG ROBERTO AZEVÊDO


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Discursos: Roberto Azevêdo
Seminario de los Amigos del Comercio Electrónico para el Desarrollo sobre el sistema de pagos electrónicos y la inclusión financiera

  

Ministro Mora,
Excelencias,
Señoras y señores:

Buenos días y bienvenidos a la OMC.

Permítanme comenzar dando las gracias al grupo de los Amigos del Comercio Electrónico para el Desarrollo por organizar esta actividad, en particular a la Argentina, Chile, Colombia, Costa Rica, Kenya, México, Nigeria, el Pakistán, Sri Lanka y el Uruguay.

Esta es otra de las importantes iniciativas promovidas por el grupo para que los Miembros entiendan mejor las cuestiones relativas al comercio electrónico.

Es evidente que estas cuestiones son de interés para muchos Miembros, sea cual sea su nivel de desarrollo. Aunque no todos los países tengan los mismos problemas, oportunidades o perspectivas, para mí está claro que muchos de ustedes quieren entender mejor este fenómeno.

Desde luego, esto no es sorprendente. El comercio electrónico ofrece oportunidades importantes para el crecimiento, el desarrollo y la creación de empleo, y ya ha permitido reducir los obstáculos al comercio a que hacen frente las empresas y los consumidores.

Al reducir los costos debidos a la distancia, el comercio electrónico permite a las empresas acceder a nuevas oportunidades de mercado y a las cadenas de valor mundiales. Esto es especialmente importante para las pequeñas empresas y las empresas situadas en zonas rurales, así como para los países sin litoral y otros países con condiciones geográficas difíciles.

Para los consumidores, significa el acceso a más productos y proveedores de servicios, a precios más competitivos.

Sin embargo, todavía hay 4.000 millones de personas que no tienen conexión a Internet, por lo que muchos siguen sin tener acceso a las oportunidades que ofrece el comercio electrónico, y la distribución de los beneficios que se derivan de él es desigual. Si bien algunos países han avanzado mucho en los últimos años, otros tienen dificultades para seguir el ritmo.

Si queremos que el comercio electrónico impulse un crecimiento y un desarrollo inclusivos, tenemos que comprender las dificultades que plantea y resolverlas de manera que puedan mejorar el acceso y las oportunidades, sobre todo para los más rezagados.

Una de estas dificultades son los sistemas financieros y de pago poco desarrollados. No cabe duda de que en muchos casos los métodos de banca y de pago tradicionales no son adecuados para el entorno digital.

No se podrán aprovechar plenamente las ventajas que ofrece el comercio electrónico si muchos siguen sin tener acceso a servicios financieros. Se ha avanzado hacia la inclusión financiera, pero sigue habiendo grandes dificultades. Como ustedes sabrán, se calcula que 2.000 millones de adultos en el mundo no tienen una cuenta bancaria básica.

La exclusión financiera afecta tanto a las personas como a las empresas y, por lo tanto, al comercio.

El Banco Mundial calcula que más de 200 millones de microempresas y pymes de los sectores estructurado y no estructurado de economías emergentes no tienen acceso a servicios financieros básicos para prosperar y crecer. Por lo tanto no es de extrañar que la inclusión financiera se esté convirtiendo en una cuestión prioritaria para los encargados de la formulación de políticas, los órganos de reglamentación y los organismos de desarrollo en general. De hecho se considera un facilitador en 7 de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Los pagos digitales son un punto de entrada hacia la inclusión financiera. Es fundamental integrar los pagos digitales en las economías de las naciones en desarrollo para lograr un amplio crecimiento económico y la autonomía financiera de las personas.

Los progresos tecnológicos, en particular en la tecnología móvil, han permitido encontrar soluciones alternativas, y los avances se han producido a una velocidad vertiginosa.

Todos hemos oído hablar de M-PESA, que se ha convertido en el líder mundial del dinero móvil y ha demostrado las posibilidades que ofrecen estas soluciones y el potencial para que los países en desarrollo progresen en el uso de las tecnologías.

Hace un par de años era más fácil pagar un taxi con el teléfono en Nairobi que en Nueva York o en Ginebra. Ahora el mundo desarrollado ha recuperado terreno. El dinero móvil se utiliza en todas partes.

Seguirán surgiendo nuevas ideas y nuevas soluciones, que se propagarán a toda velocidad, y no hay ninguna razón para que los países en desarrollo no estén en primera fila.

Pero también tenemos que ser conscientes de que las facilidades de pago no son facilidades crediticias, y esto es especialmente importante en lo que concierne a las transacciones transfronterizas.

Normalmente, en las transacciones comerciales el exportador recibe el pago en el momento de la expedición y el importador paga cuando recibe las mercancías y comprueba que están en buen estado. La financiación del comercio sirve para colmar la brecha entre ambos puntos.

En cambio, en el caso del comercio electrónico el importador paga por adelantado y simplemente tiene que esperar y confiar en que los bienes lleguen a su debido tiempo y funcionen debidamente.

Obviamente para muchas pymes esto conlleva graves problemas. Para ellas que tienen poco flujo de efectivo y márgenes ajustados este tipo de arreglo financiero resulta caro cuando los insumos proceden de proveedores extranjeros. Además, los consumidores suelen preferir los proveedores tradicionales, más conocidos, en detrimento de las pymes, incluso cuando sus precios son competitivos. Por lo tanto, las pymes tropiezan con dificultades considerables, como compradores y como proveedores.

Algunas plataformas electrónicas ofrecen soluciones, pero a veces imponen condiciones como la obligación de vender exclusivamente en la plataforma de que se trate. El sector emergente de las “FinTech” también está ganando terreno. Pero por ahora solo las pueden aprovechar las pymes del segmento superior, las que tienen cuentas certificadas y están registradas, entre otras condiciones. Son pasos hacia delante, pero se puede hacer más.

Otro problema es la falta de información de las compañías más pequeñas. Según un estudio reciente del Banco Asiático de Desarrollo, el 70% de las pymes no han oído hablar de los servicios financieros digitales.

De nuevo, la dificultad está en lograr que estas tecnologías en evolución contribuyan a la inclusión financiera y a cerrar la brecha digital, no a agrandarla aún más.

Y esto nos lleva a la cuestión más amplia, e incluso más importante, de la conectividad.

Para muchas economías los problemas vienen de la falta de infraestructuras fiables, la falta de acceso a Internet y su costo y otros muchos obstáculos económicos y de reglamentación, por ejemplo, marcos jurídicos y de reglamentación deficientes, protección insuficiente de la privacidad y del consumidor, escasa confianza de los consumidores y falta de conocimientos sobre tecnologías de la información.

En conversaciones celebradas aquí en la OMC los Miembros han planteado muchas de estas cuestiones, pero está claro que aún hay opiniones divergentes sobre cómo avanzar en el debate sobre el comercio electrónico. También preocupa que la brecha digital y la falta de conocimientos limite la participación de algunos Miembros en las conversaciones. Hay que resolver las preocupaciones manifestadas para que se pueda mantener un debate significativo e inclusivo.

Creo que hay amplio acuerdo sobre la necesidad de incluir la dimensión de desarrollo del comercio electrónico en nuestras conversaciones. Esto será indispensable para que todos los Miembros de la OMC participen de manera constructiva y para lograr que el comercio electrónico contribuya a un crecimiento y un desarrollo inclusivos.

Sin embargo, también es importante reconocer que el comercio electrónico plantea numerosas y complejas dificultades que no guardan todas relación con el comercio. Para resolverlas, los distintos actores deberán dialogar y cooperar, ya que se trata de cuestiones que afectan a distintas áreas de conocimiento.

Por eso se acogen con tanto agrado actividades como el seminario de hoy. Estas iniciativas permiten a los Miembros intercambiar información, aprender de las experiencias de los países, relacionarse con diferentes partes interesadas y buscar maneras de participar más eficazmente en los debates. Creo que actividades como esta favorecen también que el debate sea más dinámico y más inclusivo. Y en este sentido son un complemento importante al trabajo que hacemos aquí.

La OMC no solo participa en iniciativas y talleres impulsados por los Miembros, sino que sigue colaborando con otras organizaciones internacionales como la UNCTAD, el ITC, el Banco Mundial y los bancos regionales de desarrollo.

Las distintas organizaciones internacionales tienen conocimientos en ámbitos diferentes, que son complementarios. Así que tenemos que reforzar la coordinación para encontrar respuestas eficaces y coherentes a las dificultades con que tropiezan los Miembros. También el sector privado, tanto las pequeñas como las grandes compañías en países desarrollados y países en desarrollo, está mostrando un gran interés en este ámbito.

Habrá varias oportunidades para profundizar en estos debates en los próximos meses, en particular el Sexto Examen Global de la Ayuda para el Comercio que se celebrará en julio.

El comercio electrónico ha estado en el programa de trabajo de la OMC desde 1998. Aún así, muchos siguen pensando que tenemos que profundizar mucho más en este tema, para comprender mejor las dificultades, las oportunidades y las consecuencias más amplias que plantea.

Espero que el debate de hoy permita aclarar en mayor medida todas estas cuestiones y alimentar las conversaciones en curso sobre el comercio electrónico. Les deseo un seminario muy productivo.

Muchas gracias.

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