WTO NOTICIAS: DISCURSOS — DG ROBERTO AZEVÊDO


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Discursos: Roberto Azevêdo

> Taller sobre comercio e inversiones

Embajadora Lisson,
Excelencias,
Señoras y señores:

Buenos días, y bienvenidos. Es un placer ver que este acto ha tenido una acogida tan excelente.

El interés de los Miembros por este tema es un reflejo del intenso debate que está teniendo lugar aquí en la OMC, no solo sobre esta cuestión, sino también sobre muchas otras.

Felicito al grupo MIKTA por haber tomado la iniciativa de organizar este taller. De hecho, creo que el propio grupo MIKTA es una prueba de lo mucho que puede lograrse cuando los países en desarrollo y los países desarrollados encuentran puntos de confluencia y deciden trabajar unidos.

Hoy han reunido ustedes aquí a un amplio y variado grupo de expertos, que abarca representantes de los gobiernos, la industria, la universidad y destacadas organizaciones internacionales. Muchas gracias a todos por participar.

A mi juicio, tres grandes retos de la economía mundial nos invitan a examinar desde una nueva perspectiva la relación entre el comercio y la inversión.

El primero es el rápido auge de los países en desarrollo, y la manera en que han aprovechado el refuerzo mutuo de las corrientes de comercio y de inversión para acelerar su crecimiento, su desarrollo y su integración en la economía mundial.

Entre 1990 y 2015, la participación de los países en desarrollo en las exportaciones mundiales ha pasado de un tercio a casi la mitad; la proporción de las inversiones extranjeras directas ha aumentado del 17% a cerca del 40%.

Aún más notable es la manera en que los países en desarrollo están demostrando ser también grandes inversores en el extranjero: actualmente representan más del 35% de las salidas mundiales de inversión extranjera directa, frente a solo el 8% al cambiar el siglo.

Por supuesto, China es un ejemplo destacado a este respecto. En la actualidad, China es el mayor exportador mundial y el segundo inversor en el extranjero. Hace 30 años, ocupaba el puesto 32º en el comercio mundial y apenas figuraba como inversor en el extranjero. Al mismo tiempo, la UNCTAD nos recuerda que los países en desarrollo necesitarán 2,5 billones de dólares al año adicionales en inversión extranjera e interna, si hemos de cumplir nuestros Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030.

Por lo tanto, lo que quiero decir es muy sencillo: el comercio y la inversión son ahora cuestiones importantes en relación con el desarrollo, y su expansión interesa cada vez más a todos los Miembros de la OMC, no solo a los más adelantados. También debemos asegurarnos de que en ese crecimiento de los países en desarrollo ninguno quede rezagado, de que todos los países en desarrollo se beneficien de esta tendencia.

El segundo gran reto es la creciente interconexión entre el comercio y la inversión en la economía real.

Las cadenas de valor mundiales han hecho que el diseño, la fabricación y el montaje traspasen las fronteras y lleguen hasta los lugares donde se maximiza la eficiencia en relación al costo o donde abundan los trabajadores cualificados. Con el auge de esas “fábricas mundiales”, las empresas multinacionales ven el comercio y la inversión como las dos caras de una misma moneda: son elementos interdependientes de una única estrategia.

Algunas cadenas de valor mundiales se centran en la producción de bienes de consumo, otras en la de bienes de capital, otras en las de servicios, productos agrícolas o recursos naturales. Pero todas se apoyan en avanzadas redes de comercio e inversión, para que cada eslabón de la cadena engarce con el siguiente “justo a tiempo”. Todo ello tiene lugar ante el trasfondo de la omnipresente digitalización de nuestras economías, que difumina aún más la distinción entre el comercio y la inversión.

Insisto, lo que quiero decir es muy sencillo: como las corrientes de comercio e inversión están tan entrelazadas, los esfuerzos por ampliar el comercio mundial están cada vez más relacionados con los destinados a ampliar también las inversiones mundiales. Por lo tanto, es cada vez más importante elaborar un enfoque de reglamentación coherente en ambas esferas. Y también a este respecto la situación está cambiando.

Este es el tercer cambio al que me quería referir: cómo abordar estos retos desde la perspectiva de las políticas.

Hace tres semanas entró en vigor el Acuerdo sobre Facilitación del Comercio.

El Acuerdo sobre Facilitación del Comercio ha abierto nuevas vías para la OMC al menos en dos sentidos.

En el Acuerdo se reconoce que, en un mundo en el que la producción está cada vez más integrada, los esfuerzos por simplificar y acelerar el comercio transfronterizo son tan importantes como los esfuerzos por reducir los aranceles y los obstáculos no arancelarios. Cuando se aplique plenamente, el AFC podría reducir los costos del comercio en un 14%; su efecto sería mayor que el de eliminar todos los aranceles que aún existen.

Y, lo que no es menos importante, el AFC muestra la manera en que podrían abordarse en el futuro los retos comerciales, en especial las cuestiones de reglamentación.

Una de las características más destacadas de las negociaciones fue la manera en que se llevaron a cabo. Más que lograr un trueque de derechos de acceso a los mercados, el objetivo era buscar soluciones conjuntas a problemas comunes, como la uniformización de los procedimientos aduaneros, la armonización de los requisitos de documentación o la agilización del intercambio de información.

Gracias a ese enfoque, las negociaciones del AFC han sido las más incluyentes de la historia del sistema, y por eso el AFC es el primer Acuerdo de la OMC cuya aplicación por los Miembros está vinculada expresamente a la capacidad respectiva de cada uno de ellos.

Como todos los Miembros tienen el interés común de facilitar el comercio de los demás, también tienen el interés común de ayudarse a cumplir el Acuerdo. No es sorprendente que muchas de las ideas y enfoques aplicados por primera vez en la facilitación del comercio se estén trasladando ahora a otros ámbitos, y que los Miembros estén debatiendo ideas para facilitar los servicios y facilitar las inversiones.

A mi juicio, en la economía mundial actual — abierta, integrada y multipolar — , el multilateralismo es más importante que nunca.

Ninguno de los retos económicos mundiales que afrontamos puede abordarse de manera eficaz e incluyente sin enfoques mundiales y sin una cooperación mundial. Creo que lo estamos comprobando en cada uno de los distintos debates que tienen lugar en la Organización, ya se trate, por ejemplo, de inversiones o de subvenciones a la agricultura.

Sin embargo, un primer paso imprescindible para lograr soluciones adecuadas es entablar un diálogo abierto y fundamentado sobre qué retos afrontamos, cuáles son las mejores prácticas actuales, y si la OMC puede o no tener un papel constructivo.

Hasta ahora, se han celebrado debates sobre la relación cada vez más estrecha entre el comercio y la inversión en casi todos los foros económicos internacionales — el G-20, la UNCTAD, la OCDE, el APEC — , pero no en la OMC.

Si los Miembros desean dedicar más atención a estas cuestiones en la OMC, es útil entablar un diálogo abierto y fundamentado.

Por eso son bienvenidas iniciativas como la presente. Les deseo un fructífero debate.

Muchas gracias.

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