DISCURSOS — DG ROBERTO AZEVÊDO

Observaciones del Director General Azevêdo

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Sr. Presidente,
distinguidos invitados,
señoras y señores:

Buenos días. Es un gran placer para mí regresar al Japón y mantener un nuevo encuentro con la JETRO. Muchas gracias por su amable invitación.

El Japón ha sido miembro del sistema multilateral de normas comerciales durante más de seis decenios. Es Miembro fundador de la OMC y ha participado siempre de manera sumamente activa en nuestra labor, de muy diversas formas.

El representante del Japón ante la OMC, el Embajador Junichi Ihara, es actualmente el Presidente del Órgano de Solución de Diferencias, uno de los cargos más relevantes de la Organización. Pero, de igual modo, la intervención diaria del Japón en los debates y diálogos de la OMC también es esencial, y muy influyente.

La JETRO cumple a este respecto un papel muy importante, contribuyendo a definir las posiciones gubernamentales con respecto a las cuestiones comerciales y apoyando el comercio y la inversión en el país.

En realidad, la destacada posición del Japón en la OMC no tiene nada de sorprendente, dada la importancia del comercio en su economía.

El año pasado, el Japón fue el cuarto mayor exportador y quinto mayor importador mundial de mercancías.

Uno de cada 10 empleos está ligado a las exportaciones.

De cara al futuro, debemos asegurarnos de que el comercio siga teniendo un papel positivo en el Japón y ayude a superar los retos económicos que encontraremos en el camino. Porque vemos retos en el horizonte.

A escala mundial, estamos viviendo un largo período de crecimiento económico moderado.

Las perspectivas de crecimiento del comercio y de aflujo de inversión extranjera directa tampoco son prometedoras.

Nuestros datos más recientes, publicados hace apenas dos semanas, indican que en 2016 el comercio mundial creció un 1,3%: el ritmo más lento desde la crisis financiera. Y aunque hay signos de que las cifras podrían repuntar este año, parece bastante probable que 2017 sea el sexto año consecutivo con un crecimiento del comercio inferior al 3%.

Todo esto coincide con una ola de opinión contraria a la globalización.

Son muchos los que creen que la globalización ha beneficiado a unos a costa de otros. Se suele señalar al comercio como uno de los factores a este respecto. En muchos casos el comercio se relaciona -debo decir que erróneamente- con el desempleo estructural.

Aunque es posible que el comercio tenga una incidencia, lo cierto es que la tecnología y la innovación están teniendo una repercusión mucho mayor. De hecho, hay estudios independientes que indican que las nuevas tecnologías y la mayor productividad perturban los mercados laborales cuatro veces más que el comercio.

Por lo tanto, si consideramos que las perturbaciones del mercado laboral están relacionadas únicamente con el comercio, estaremos respondiendo solo a una parte del problema, y la más pequeña. De esa manera estaríamos perjudicando las perspectivas económicas, sin hacer frente a las fuerzas que más perturban el mercado laboral.

La realidad es que tanto el comercio como la tecnología son indispensables para un crecimiento y un desarrollo sostenibles. Necesitamos lograr que ambos elementos operen como fuerzas positivas.

Creo que el Japón es muy consciente de las oportunidades que existen a este respecto. El Japón tiene más patentes de inteligencia artificial que ningún otro país del mundo, y ha establecido una estrategia para multiplicar por más de cuatro la industria nacional de robótica para 2020. Este planteamiento dará buenos frutos al Japón en el futuro.

A mi juicio, para aprovechar las oportunidades y superar los desafíos que afrontamos, necesitaremos más, no menos, cooperación económica mundial. Fortalecer el sistema multilateral de comercio será un elemento muy importante a este respecto.

El sistema mundial de comercio, que emana de la OMC, proporciona un marco estable y basado en normas para garantizar que los intercambios comerciales tengan lugar de la forma más fluida y previsible posible. También garantiza que las diferencias comerciales no degeneren en conflictos de mayor envergadura.

Actualmente, cuando los países discrepan sobre derechos antidumping, subvenciones, obstáculos técnicos o derechos de propiedad intelectual, en lugar de dirimir sus diferencias en una guerra comercial destructiva, con ganadores y perdedores, recurren al sistema de solución de diferencias de la OMC. Y lo hacen con arreglo a normas que ambas partes han convenido y han contribuido a formular.

El Japón es un usuario asiduo de ese sistema.

De hecho, el ritmo de trabajo del sistema de solución de diferencias es muy notable. Ha tramitado más de 500 asuntos en poco más de dos decenios, más que ningún otro órgano resolutorio en el ámbito mundial.

De esta manera, entre otras, el sistema multilateral de comercio contribuye a proporcionar una estabilidad que es vital para las relaciones económicas a escala mundial y, en consecuencia, también para las empresas.

Y hemos constatado que el sistema funciona.

La crisis financiera de 2008 puso a prueba a la OMC, y la Organización superó la prueba. No hemos presenciado un aumento significativo del proteccionismo. El porcentaje de las importaciones mundiales afectadas por medidas de restricción de las importaciones aplicadas desde octubre de 2008 es tan solo del 5%. No hay duda de que ese porcentaje podría ser aun inferior, pero demuestra que la OMC cumplió su cometido.

También demuestra que, aunque el sistema no es perfecto, es esencial.

Por lo tanto, creo que debemos seguir fortaleciendo, mejorando y reformando el sistema, oponiéndonos a la creación de nuevos obstáculos al comercio y asegurándonos de que los beneficios del comercio puedan distribuirse de forma más amplia.

Durante muchos años se consideró que la OMC era un lugar en que no se podían cerrar tratos. Sin embargo, hemos vuelto esa situación del revés.

En menos de tres años, hemos logrado una serie de acuerdos muy importantes.

En 2013 concertamos el Acuerdo sobre Facilitación del Comercio, que es el primer acuerdo mundial de la OMC y el mayor acuerdo comercial mundial de este siglo.

El objetivo de este Acuerdo es agilizar, simplificar y normalizar los procedimientos aduaneros, lo que ayudará a reducir los costos del comercio en todo el mundo.

El Japón fue uno de los primeros países en ratificarlo. Se estima que en el Japón su aplicación podría reducir los costos comerciales hasta un 12,2%.

Los efectos acumulativos del Acuerdo son impresionantes. Para 2030, el Acuerdo sobre Facilitación del Comercio podría suponer la adición de un 2,7% anual al crecimiento del comercio mundial y de más de un 0,5% anual al crecimiento del PIB mundial.

Y, en la estela de este Acuerdo, ha habido otros logros.

En 2015 los Miembros de la OMC acordaron la mayor reforma del comercio mundial de productos agropecuarios de los últimos 20 años, al eliminar las subvenciones a la exportación de productos agropecuarios.

Además, un grupo de Miembros, entre ellos el Japón, llegó a un acuerdo destinado a eliminar los aranceles que gravan toda una nueva generación de productos de tecnología de la información. El valor del comercio de esos productos asciende a unos 1,3 billones de dólares anuales y es superior al valor del comercio mundial de los productos de la industria del automóvil. Me ha complacido saber que el Japón ha iniciado el procedimiento interno para actualizar sus líneas arancelarias de conformidad con el Acuerdo.

Estos importantes avances constituyen las mayores reformas del comercio mundial logradas en una generación.

Y, al tiempo que reportan beneficios económicos importantes, también demuestran que los Miembros de la OMC pueden trabajar en provechosa colaboración para resolver los complejos problemas a que se enfrentan.

Naturalmente, estos avances no fueron fruto de la casualidad.

Uno de mis objetivos al venir al Japón era conocer más a fondo la expresión japonesa ganbaru, que significa lograr resultados trabajando intensamente y con perseverancia.

Eso es lo que hizo falta para conseguir todo lo que hemos logrado: trabajo intenso, entrega, dedicación.

No se alinearon los astros; nosotros hicimos que se alinearan.

Los acuerdos se lograron por la voluntad de los Miembros de hacer las cosas de otra manera, y son la prueba de que la OMC consigue lo que se propone.

Ahora los Miembros están considerando la manera de avanzar en ámbitos muy diversos.

Muchos de los debates se centran en las cuestiones de larga data que forman parte de la Ronda de Doha.

Se está dialogando, por ejemplo, en la esfera de la agricultura, en la que se presta gran atención a la ayuda interna y las cuestiones relacionadas con la seguridad alimentaria, como la constitución de existencias públicas en los países en desarrollo. Los Miembros también están considerando un acuerdo para limitar las subvenciones que dan lugar a sobrepesca.

Hay un interés cada vez mayor en debatir en la OMC algunas otras cuestiones, como el comercio electrónico o la manera de ayudar a las pequeñas y medianas empresas a comerciar.

Nuestra próxima Conferencia Ministerial tendrá lugar en Buenos Aires al final del año y podría ser otra importante oportunidad para hacer progresos.

Tenemos poco tiempo, no cabe duda; pero confío en que en las próximas semanas nuestros preparativos para Buenos Aires avancen con una claridad y una determinación mucho mayores. Será esencial un compromiso político permanente.

Por supuesto, nuestra labor no se acaba ahí. También tenemos que preparar el terreno para seguir logrando resultados en el futuro.

Este último año, los debates en la OMC han sido muy dinámicos. De hecho, la participación en la OMC de los distintos colectivos interesados ha sido mayor que nunca.

Hay un gran interés en lo que podamos hacer en el futuro, y voluntad de mantener vivo el diálogo.

Hemos establecido una serie de "Diálogos sobre el comercio" que se celebrarán en Ginebra para reunir las opiniones de las empresas, los trabajadores, los consumidores y otros colectivos interesados.

La comunidad empresarial tiene una participación muy activa en este diálogo, y ha presentado una serie de recomendaciones.

Este tipo de aportaciones puede ser útil en las reflexiones de los Miembros de la OMC.

Sin embargo, proponer ideas es la parte fácil. El verdadero trabajo comienza después. En calidad de empresas, tienen ustedes que argumentar su posición ante los Gobiernos. Tienen que convencerlos de que defiendan sus ideas.

Para ello es necesario participar día a día, todo el año. Sin embargo, como todos sabemos, las mejoras y beneficios que podrían lograrse son enormes.

La OMC seguirá ofreciendo a sus Miembros una plataforma en la que perseguir sus objetivos de perfeccionamiento del sistema, y dando a los demás colectivos interesados la oportunidad de expresar su opinión. De hecho, coincidiendo con nuestra Conferencia Ministerial de Buenos Aires se celebrará un importante encuentro empresarial.

Por lo tanto, confío en que sigan participando en este diálogo.

Para finalizar, permítanme mencionar brevemente otras iniciativas relacionadas con el comercio.

A mi modo de ver, los progresos en la OMC avanzan en paralelo a los logrados en otros ámbitos.

El respaldo al sistema multilateral de comercio no tiene por qué ocurrir a expensas del programa de negociaciones bilaterales y multilaterales.

La región de Asia y el Pacífico es un ejemplo de que las iniciativas comerciales de ámbito regional pueden tener una gran repercusión, también en el sistema multilateral de comercio.

Sin embargo, aun en el caso de que todos los acuerdos regionales se concertaran mañana, seguiríamos necesitando una OMC eficaz y que funcione correctamente.

Prácticamente ninguno de los retos del comercio mundial que afrontamos hoy en día podría resolverse con mayor facilidad al margen del sistema multilateral.

La cooperación a escala mundial seguirá siendo esencial. Nos interesa a todos defender y salvaguardar este importante pilar de la gobernanza económica.

Por lo tanto, de cara al futuro, les pido que mantengan su apoyo e implicación.

En primer lugar, para seguir participando en el debate y trabajando por avanzar en Buenos Aires y después de Buenos Aires.

Y, en segundo lugar, para ayudar a defender el comercio y el multilateralismo.

Deseo instar a todos los que creen en el comercio y en el valor de las normas mundiales a que alcen su voz y ayuden a explicar por qué son tan importantes.

El liderazgo del Japón será más importante que nunca.

Sigamos trabajando juntos para fortalecer el sistema de comercio y asegurarnos de que genere más empleos y más crecimiento, en el Japón y en el resto del mundo.

Muchas gracias.

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