DISCURSOS — DG ROBERTO AZEVÊDO

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Reunión del Consejo de Ministros de la OCDE
Novena sesión: “Comercio e inversiones internacionales en beneficio de todos”

Distinguidos Ministros,
Excelencias,
Señoras y señores,
Buenos días.

Una consideración fundamental de los gobiernos de todo el mundo ha sido siempre que los beneficios del comercio y las inversiones internacionales lleguen a un mayor número de personas.

Esta aspiración se refleja ya en el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio de 1947, en el que se especifica el objetivo de elevar los niveles de vida, lograr el pleno empleo y aumentar los ingresos reales.

También se refleja en los documentos fundacionales de la OMC, en particular en la Declaración de Marrakech.

En ella, los Ministros declararon que la OMC anunciaría “una nueva era de cooperación económica mundial, que responde al deseo generalizado de actuar en un sistema multilateral de comercio más justo y más abierto en beneficio y por el bienestar de los pueblos”.

No hay duda de que se ha avanzado mucho en este sentido a lo largo de los años. El comercio ha transformado las perspectivas de las comunidades de todo el mundo.

Pero el sistema de comercio sigue siendo una labor en curso.

Cuando miramos a nuestro alrededor hoy en día, vemos claramente que el panorama económico y político está cambiando. En consecuencia, tenemos que examinar estas cuestiones desde una nueva perspectiva.

En muchos países se están produciendo claras muestras de oposición a la globalización entre importantes segmentos de la población.

En estas circunstancias, se suele identificar al comercio como una fuente de distorsión del mercado laboral. Naturalmente, estas inquietudes son legítimas y merecen una respuesta.

Aunque es posible que el comercio tenga una incidencia, debemos dejar claro que, en realidad, es solo uno de los distintos factores que intervienen.

De hecho, diversos estudios independientes han revelado que las nuevas tecnologías y la mayor productividad perturban los mercados laborales cuatro veces más que el comercio.

Sin duda, al igual que el comercio, la innovación y las nuevas tecnologías son fundamentales para el crecimiento económico y el desarrollo social. Por tanto, debemos aceptar e impulsar estas fuerzas, aunque también hemos de estar preparados para responder a los retos que trae consigo esta transformación.

A este respecto será importante, entre otras cosas, que se adopten políticas en materia de inclusión y se proporcione formación técnica y apoyo a los trabajadores; pero estos son asuntos internos. Son sus gobiernos los que deben determinar la fórmula normativa adecuada, según las circunstancias particulares de cada uno de sus países.

A escala mundial, sin embargo, creo que también podemos hacer mucho para promover el crecimiento y el desarrollo; y podemos aportar más estabilidad al comercio mundial, lo cual es fundamental para el progreso económico.

Está claro que el comercio no ha crecido tanto como hubiera debido en los últimos años.

Nuestras estadísticas más recientes muestran que, en 2016, el comercio mundial creció tan solo un 1,3%. Se trata de la tasa de crecimiento del comercio más baja desde el comienzo de la crisis financiera. Los flujos de inversión extranjera directa no han vuelto a alcanzar los niveles anteriores a la crisis.

A pesar de que en el primer trimestre de este año hubo indicios de una aceleración del crecimiento del comercio, es probable que 2017 sea el sexto año consecutivo con un crecimiento del comercio inferior al 3%.

En los 70 años de historia del sistema multilateral de comercio, la única vez que hemos vivido algo similar fue a principios de la década de 1980.

Aquel período de bajo crecimiento se debió a diversos factores, entre ellos las crisis del petróleo y las recesiones sufridas en los países desarrollados, pero el proteccionismo también influyó considerablemente.

Al contrario de lo que ocurrió en aquel período, la creación de nuevos obstáculos al comercio no es el factor determinante en el escenario actual.

El porcentaje de las importaciones mundiales afectadas por medidas de restricción de las importaciones aplicadas desde octubre de 2008 es tan solo del 5%. No hay duda de que ese porcentaje podría ser aún inferior, pero demuestra que la OMC cumplió su cometido. Confiemos en que siga siendo así.

La verdadera causa del débil crecimiento del comercio registrado en los últimos años es el bajo nivel de crecimiento económico, unido no necesariamente al proteccionismo, sino a una falta de liberalización.

Los últimos avances en la OMC ayudarán a corregir esta situación, a medida que empiecen a materializarse.

Actualmente estamos trabajando en la aplicación del Acuerdo sobre Facilitación del Comercio de la OMC, que entró en vigor a principios de este año.

Como saben, la finalidad de este Acuerdo es reducir los costos del comercio simplificando y armonizando los trámites en las fronteras. Más que lograr un trueque de derechos de acceso a los mercados, el objetivo es buscar soluciones conjuntas a problemas comunes, como la uniformización de los procedimientos aduaneros, la armonización de los requisitos de documentación o la agilización del intercambio de información.

Con ello, se prevé que el Acuerdo genere importantes beneficios económicos, mayores de los que supondría la eliminación de todos los aranceles de importación aún vigentes en el mundo.

Este éxito en la OMC se suma a otros como la ampliación del Acuerdo sobre Tecnología de la Información y la eliminación de las subvenciones a la exportación de productos agropecuarios.

Todos estos acuerdos se lograron por la voluntad de los Miembros de hacer las cosas de otra manera, y son la prueba de que la OMC consigue lo que se propone.

Nuestra tarea ahora es mantener esta tendencia. Creo que en nuestros debates estamos observando más pragmatismo, realismo y flexibilidad que nunca.

Solo quedan unos meses para que se celebre la Conferencia Ministerial de Buenos Aires, que representará otra excelente oportunidad para avanzar.

He de insistir en que los avances en la OMC deben ser complementarios a los avances en los demás frentes.

Hay otras muchas iniciativas regionales, plurilaterales y bilaterales en marcha que pueden servir como complemento y piedra angular del sistema mundial.

Sin embargo, aun en el caso de que todos los acuerdos regionales se concertaran mañana, seguiríamos necesitando una OMC eficaz y que funcione correctamente.

Prácticamente ninguno de los retos del comercio mundial que afrontamos hoy en día podría resolverse con mayor facilidad al margen del sistema multilateral.

Lograr resultados desde una perspectiva multilateral contribuiría sin duda a que los beneficios del comercio lleguen a un número de personas cada vez mayor en todo el mundo.

Así pues, está claro que la cooperación a escala mundial va a seguir siendo esencial.

Pero, sin duda, el sistema puede mejorarse, y puede ofrecer más.

El Acuerdo sobre Facilitación del Comercio fue un logro encomiable, no solo por ser el primer gran acuerdo concluido en la OMC.

Desde entonces, hemos aprovechado el impulso para alcanzar nuevos acuerdos, como he descrito previamente. Esto debería ser la norma, no la excepción.

Confío en que estos últimos años de éxitos marquen el comienzo de la “nueva era” a la que apelaban los Ministros en 1994; una en la que puedan extenderse los beneficios del comercio en la forma que todos queremos.

Debemos asegurarnos de que el comercio forma parte de la solución al sinfín de problemas a que se enfrentan actualmente los líderes. No me cabe la menor duda de que puede contribuir todavía más a la creación de empleo y al crecimiento y el desarrollo.

Por supuesto, ninguno de los retos a los que nos enfrentamos en la actualidad es fácil de resolver, pero con el comercio como ingrediente principal de cualquier receta que decidan aplicar, estoy convencido de que nuestras probabilidades de éxito aumentarán radicalmente.

Muchas gracias. Estoy deseando escuchar sus puntos de vista.

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