DISCURSOS — DG ROBERTO AZEVÊDO

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Buenos días a todos:

Es siempre un placer tenerles entre nosotros con motivo de la Semana en Ginebra, aunque me gustaría poder verles más a menudo.

Antes de nada permítanme dar las gracias a todos los que han participado en la organización de esta iniciativa, especialmente a la División de Desarrollo.

Tengo entendido que han tenido una semana muy ajetreada; nuestros colegas me han ido informando en detalle de diversos asuntos. Por eso hoy deseo aprovechar esta sesión para compartir con ustedes mis pensamientos sobre cómo están avanzando las cosas. Luego me gustaría dedicar tiempo suficiente para interactuar con ustedes, y responder a sus preguntas.

El año 2018 ya ha resultado ser un año cargado de acontecimientos en lo que respecta al comercio.

Sin duda todos ustedes estarán al corriente de la escalada de tensión entre los principales interlocutores comerciales, lo que nos preocupa seriamente a todos. Sin embargo, aunque debemos responder a esta situación -y lo estamos haciendo-, no significa que nuestra labor en otros ámbitos deba detenerse. Antes de referirme a la situación actual, quisiera decir unas palabras sobre el trabajo que se está realizando en Ginebra.

Ya han escuchado ustedes relatos detallados de lo que se logró en la Undécima Conferencia Ministerial.

Desde entonces, se han nombrado Presidentes para todos los Grupos de Negociación y se ha reanudado la labor en esos órganos. En la actualidad los Miembros celebran reuniones e interactúan en todas las esferas.

De cara al futuro, considero que debemos mantener un sentido de urgencia en todas las cuestiones.

Por supuesto, la agricultura y el desarrollo son los ámbitos más importantes, pero también son los más difíciles. Creo que se necesita un diálogo más constructivo en ambas esferas. También debemos ocuparnos urgentemente de cuestiones como la constitución de existencias públicas, en las que el plazo fijado por los Miembros ya ha pasado.

En lo que respecta al trato especial y diferenciado, todos ustedes están al corriente de los debates sobre el desarrollo que tuvieron lugar en la Undécima Conferencia Ministerial, y de las divisiones que se hicieron patentes.

Desde entonces el Presidente se ha reunido con las partes interesadas en diversos formatos.

Tengo entendido que los Miembros han mostrado interés en seguir examinando algunas de las ideas útiles que se han presentado en el marco de las consultas celebradas recientemente por el Presidente. Esta es una buena oportunidad para entablar un diálogo constructivo, basado en las conversaciones iniciadas en Buenos Aires. Deberíamos aprovechar ese impulso.

En otros frentes, el Grupo de Negociación sobre las Normas sigue destacando positivamente. El Grupo está impulsando su programa de trabajo para hacer avanzar los debates sobre las subvenciones a la pesca, teniendo presente el plazo de 2020 fijado para la consecución de la sexta meta del Objetivo de Desarrollo Sostenible 14.

También quisiera referirme a las iniciativas que se están emprendiendo fuera del marco de los Grupos de Negociación, entre las que cabe señalar las iniciativas iniciadas en el marco de la Undécima Conferencia Ministerial en relación con el comercio electrónico, la facilitación de las inversiones, las MIPYME y el empoderamiento económico de las mujeres.

Si bien debemos reconocer que algunos no apoyan estas iniciativas, su evolución es evidente.

Cualquiera que sea el tema, creo que para poder avanzar tenemos que reconocer que sigue habiendo mucho por hacer. Y tenemos que reconocer que afrontamos algunos desafíos fundamentales.

En la Undécima Conferencia Ministerial, quedó patente que hay profundas divisiones y frustraciones entre los Miembros con respecto a cuestiones tanto de fondo como de procedimiento.

Todo el mundo está de acuerdo en que deberían abordarse las cuestiones de Doha, pero algunos opinan que no debería tratarse ninguna otra hasta que se haya completado esa labor.

Puede que sea una aspiración legítima, pero nos lleva inevitablemente a un callejón sin salida:

  • en primer lugar, porque sabemos que estamos lejos de completar el Programa de Trabajo de Doha, y
  • en segundo lugar, porque otras partes (aunque siguen muy interesadas en avanzar en las cuestiones de Doha) también desean claramente abordar otros asuntos.

Ahora se trata de encontrar maneras viables de seguir avanzando.

Necesitamos encontrar un marco para nuestras conversaciones que sea suficientemente abierto y creativo para que surjan nuevas perspectivas y se estudien nuevos caminos.

Esas conversaciones están en marcha.

Al mismo tiempo, se está realizando una labor importante en otros ámbitos para ayudar a los Miembros más vulnerables a integrarse con éxito en el sistema de comercio.

La graduación de los PMA es un tema que ha cobrado importancia en los últimos años.

Está previsto que en un futuro próximo un buen número de países dejen de tener la condición de PMA, y esto incluye a algunos de ustedes.

La comunidad internacional pone un énfasis especial en que la transición se haga de manera fluida, de modo que no haya interrupciones repentinas del apoyo prestado a los PMA graduados. Estoy totalmente de acuerdo en que los PMA que están en proceso de graduación necesitan recibir una atención especial y que ese proceso debe prepararse correctamente.

Se están manteniendo conversaciones a este respecto. En junio se celebró una reunión de reflexión sobre los PMA aquí en la OMC. También se ha presentado una propuesta concreta sobre la manera de abordar algunas cuestiones específicas relacionadas con la graduación en el contexto del Acuerdo SMC.

Esto es sin duda muy positivo.

Además, los Miembros de la OMC han iniciado un diálogo sobre la manera en que las políticas y prácticas comerciales pueden ayudar a hacer frente a catástrofes naturales, en particular en los países vulnerables. De hecho, su participación en la Semana en Ginebra ha permitido colocar este tema en el primer plano del debate. Es un magnífico ejemplo de la importancia de esta actividad.

Y hay mucho más en marcha. En los próximos meses, también vamos a publicar un informe elaborado conjuntamente con el Banco Mundial sobre el papel del comercio en la erradicación de la pobreza.

Asimismo, en octubre acogeremos el Foro Público de la OMC, que girará en torno al tema "El comercio en 2030", y se centrará claramente en los Objetivos de Desarrollo Sostenible y el plazo de 2030 fijado para alcanzarlos. En este evento pondremos en marcha estudios sobre la función del comercio en la consecución de los ODS y sobre cómo pueden complementarse las políticas comerciales y ambientales. Por último, publicaremos el Informe sobre el Comercio Mundial de este año, que se centra en la manera en que las tecnologías digitales están transformando el comercio mundial.

Estoy convencido de que todos estos asuntos son de gran interés para ustedes, así que permanezcan atentos.

Considero que toda esta actividad es muy positiva.

Muestra que, pese a sus diferencias, los Miembros consideran que la OMC es una plataforma útil para abordar cuestiones importantes para ellos.

En las circunstancias actuales, este apoyo nunca ha sido tan importante.

Las tensiones van en aumento. Están proliferando las medidas de restricción del comercio entre los Miembros, con el anuncio de nuevos aranceles que podrían representar muchos miles de millones de dólares de comercio.

El riesgo de que las tensiones sigan aumentando supone un desafío importante para el sistema. De hecho, ya estamos observando sus efectos.

Recientemente, la OMC ha señalado un repunte de nuevas medidas restrictivas del comercio entre las economías del G-20, ya que el número de medidas nuevas al mes se ha duplicado, y el valor estimado del comercio abarcado por ellas ha aumentado más del 50%.

Esta situación es sumamente preocupante. Si el sistema de comercio fallara, las consecuencias podrían ser dramáticas. Todo el mundo pierde en una guerra comercial, pero las economías más pequeñas las que más, puesto que carecen de los recursos necesarios para afrontar el caos que se produciría.

Por lo tanto, insto a todos los Miembros de la OMC -en particular a los más pequeños- a que defiendan un sistema multilateral de comercio sólido.

Otro desafío importante a que hacemos frente en la actualidad es el sistema de solución de diferencias de la OMC y, más concretamente, la situación de los nombramientos para el Órgano de Apelación.

La función de solución de diferencias sustenta todo el sistema de comercio, de modo que los problemas en este ámbito son, de nuevo, sumamente graves y urgentes. Estoy instando a los dirigentes a que actúen con mesura, colaboren de forma constructiva para dar respuesta a sus preocupaciones y fortalezcan el sistema.

Debo señalar que, pese a esta situación, vemos que Miembros de todos los lados presentan más casos ante la OMC, lo que demuestra claramente que siguen confiando en el sistema de solución de diferencias como instrumento para atender sus preocupaciones, aunque pueda mejorarse.

Todas estas cuestiones fundamentales han sido objeto de debate en Ginebra, y en muchas conversaciones que he mantenido con dirigentes de todo el mundo. Se han abordado en distintos órganos de la OMC, entre otros en el Consejo General, y podrían abordarse también en las reuniones de todos los Miembros la semana próxima.

Deberíamos acoger con agrado el análisis minucioso del sistema de comercio. Deberíamos esforzarnos siempre por ser más eficientes y eficaces, y atender mejor las preocupaciones de nuestros Miembros.

El sistema ha estado sometido a presión en otras ocasiones, y siempre ha salido reforzado. En 2008, cuando se desató la crisis económica, el sistema demostró ser útil, al evitar que proliferaran las medidas proteccionistas. En 2013, después de años de estancamiento, fuimos capaces de demostrar que podíamos obtener resultados negociados.

Sin embargo, la situación actual parece diferente. Algunas de las políticas comerciales recientes y la retórica parecen activamente opuestas a algunos de los objetivos y principios básicos del propio sistema de comercio.

Así pues, si queremos que el sistema prospere, los Miembros deben actuar y luchar por ello. No debemos dar por sentado que el sistema existirá siempre. Es tan resiliente como nuestra voluntad para defenderlo y reforzarlo.

El desafío que tenemos ante nosotros hoy consiste en responder urgentemente a estas difíciles cuestiones sistémicas, y encontrar al mismo tiempo cauces positivos para avanzar en nuestras deliberaciones. Cuento con todos ustedes para lograrlo.

Sabemos que la OMC puede obtener resultados, de modo que utilicemos nuestra experiencia para encontrar soluciones nuevas y reforzar el sistema de cara al futuro.

Como siempre, estoy dispuesto a trabajar con ustedes para velar por que avancemos y progresemos de forma que propicie la consecución de sus objetivos de desarrollo.

Muchas gracias a todos por su atención. Ahora tendré sumo gusto en escuchar sus opiniones.

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