WTO NOTICIAS: DISCURSOS — DG ROBERTO AZEVÊDO


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Gracias, señora Presidenta, Embajadora Salleh,

Secretario General Kituyi,

Directora Ejecutiva González,

Excelencias, señoras y señores:

Es para mí un placer darles la bienvenida a todos y tener ocasión de conmemorar el Cincuentenario del Centro de Comercio Internacional.

50 años es mucho tiempo, y las cosas eran bien diferentes en esa época.

En 1964, cuando el ITC inició sus actividades, el Centro sólo tenía cinco funcionarios.

Estaban instalados un poco más arriba, en la Villa Le Bocage, que entonces era parte de la sede del GATT.

Y el contexto operacional también era bastante diferente.

Poco más o menos por entonces se había iniciado la Ronda Kennedy de negociaciones.

Las exportaciones mundiales ascendían a 176.000 millones de dólares al año, en comparación con más de 18 billones de dólares, actualmente.

El tráfico de contenedores, tal y como lo conocemos actualmente, era incipiente.

Bill Gates y Steve Jobs estaban en la escuela primaria ...

Da la impresión de que era otro mundo, y es indudable que nuestras dos Organizaciones han recorrido un largo camino desde entonces.

Sin embargo, hay cosas que no han cambiado.

Una de las cosas de la que tal vez se hayan percatado es que en 1964 el Brasil fue campeón del mundo de fútbol. Y estoy seguro de que dentro de unas semanas volverá a serlo ... ¡Esperanza no nos falta!

Bromas aparte, lo que no ha cambiado desde 1964 ha sido nuestra relación.

En cada uno de estos 50 años, el ITC ha sido un valioso colaborador del sistema multilateral de comercio, porque la razón por la que se creó el ITC sigue siendo válida.

Es más importante que nunca que sigamos apoyando el desarrollo a través del comercio, y que sigamos ayudando a las empresas de las economías más pobres a abrirse a los mercados mundiales, con el respaldo del sistema multilateral de comercio.

Sabemos que el comercio puede ser un motor del desarrollo.

Las empresas que participan en el comercio internacional suelen tener una productividad mayor y salarios más altos que las que producen bienes y servicios no exportables.

Es esencial alentar la inversión en esos sectores más productivos para generar más empleos y de mejor calidad, así como un desarrollo y un crecimiento sostenidos.

En las últimas décadas hemos visto cómo gran parte del mundo en desarrollo ha utilizado el crecimiento generado por el comercio para sacar de la pobreza a millones de personas.

Hemos recorrido un largo camino. Pero es evidente que aún queda mucho por hacer.

Para seguir progresando será indispensable crear nuevas oportunidades comerciales mediante una actualización de las normas del sistema multilateral.

El pasado mes de diciembre los Miembros de la OMC dieron un gran paso al pactar el Paquete de Bali, obteniendo importantes beneficios para los países en desarrollo.

A su vez, ese éxito ha generado la oportunidad de lograr mucho más. Ahora tenemos que aprovechar esa oportunidad formulando un programa de trabajo bien definido para la conclusión del Programa de Doha para el Desarrollo.

Seguir avanzando en esta esfera es esencial para lograr el desarrollo a través del comercio, aunque éste no es, evidentemente, el único elemento que hay que tener en cuenta.

También es imprescindible apoyar la creación de capacidad y la competitividad. Y esa es la principal tarea del ITC.

Desde su creación el ITC colabora con el sector privado y los gobiernos de los países en desarrollo para mejorar el entorno institucional en favor de los posibles exportadores.

En este sentido, el ITC ha sido un colaborador fundamental de la iniciativa de Ayuda para el Comercio de la OMC. De hecho, ha integrado la Ayuda para el Comercio en su estructura institucional y en su prestación de servicios, y ahora el propio ITC se define como una “organización dedicada al 100% a la Ayuda para el Comercio”.

El ITC ha sido fiel al espíritu de la propuesta que dio lugar a su creación en 1962.

En ese documento se decía que los exportadores de los países en desarrollo estaban en situación de especial desventaja al tratar de entrar en los mercados mundiales, ya que la información de que disponían y el apoyo al fomento del comercio no eran suficientes.

Varios productos del ITC, como Trade Map, Market Access Map y Standards Map han pasado a ser fuentes populares de información útil y oportuna sobre la situación de los mercados para los países en desarrollo.

También hay otras esferas en las que se ha hecho un trabajo excelente, con resultados a veces muy tangibles. Los oradores que me han precedido han citado ya muchos ejemplos, por lo que no insistiré en este punto. Además, estoy seguro de que en los dos próximos días se hablará más de este tema.

Pero no estamos aquí sólo para celebrar el pasado y hablar de los progresos que se han hecho hasta ahora. También tenemos que prepararnos para los desafíos que afrontaremos juntos en los próximos años.

Creo que hay varias esferas en las que nuestra asociación seguirá fortaleciéndose y desarrollándose; sin embargo, como disponemos de poco tiempo, esta mañana sólo me referiré a algunas de ellas.

El desarrollo fue el elemento central del acuerdo a que llegamos en Bali el año pasado. El ITC tiene una función que cumplir en la puesta en práctica de todas las decisiones adoptadas por los Miembros de la OMC, en particular, las que se aplican específicamente a los PMA, incluido el Acuerdo sobre Facilitación del Comercio.

Ese Acuerdo ha introducido un cambio sin precedentes en beneficio de los países en desarrollo en lo que respecta a la manera en que se aplicará. Por primera vez en la historia de la OMC, la aplicación de un acuerdo guarda relación directa con la capacidad de cada país para ponerlo en práctica.

Antes, fundamentalmente se fijaba un plazo. Los países desarrollados aplicaban un acuerdo inmediatamente, y los países menos adelantados y en desarrollo tenían unos cuantos años más para hacerlo.

Nunca se consideró si, una vez terminado el plazo, esos países tendrían la capacidad de aplicar las disposiciones acordadas.

Así que ahora, por primera vez, tenemos algo más: hemos adoptado un enfoque más dinámico.

En virtud del Acuerdo sobre Facilitación del Comercio, un país no sólo ha de tener la capacidad necesaria antes de que se le pida que aplique las disposiciones del acuerdo, sino que también debe recibir asistencia y ayuda para adquirir esa capacidad.

Se han de dar esas dos condiciones para que la obligación se haga efectiva.

Esto no ha sucedido nunca antes y no ha sucedido por casualidad. Fueron los Miembros de la OMC quienes, juntos, tomaron la decisión.

Por lo tanto, debemos cumplir esta promesa.

Con ese objetivo, el Comité Preparatorio ha realizado una intensa labor aquí en la OMC.

Y los donantes y las organizaciones internacionales, así como la Secretaría de la OMC, también han realizado importantes esfuerzos por movilizar el apoyo adicional necesario previsto en la Sección II del Acuerdo sobre Facilitación del Comercio.

Ayer mismo, por ejemplo, el Banco Mundial anunció un nuevo programa de apoyo a la facilitación del comercio, que cuenta con el respaldo de los Estados Unidos, el Canadá, Suiza, Noruega, Australia y la Unión Europea.

Todo ello es, por supuesto, muy positivo y muy encomiable.

Sin embargo, sé que a los países en desarrollo y los países menos adelantados Miembros les sigue preocupando cómo acceder a la ayuda necesaria.

Por lo tanto, tenemos que ver qué más podemos hacer.

Lo cierto es que el Acuerdo sobre Facilitación del Comercio modifica el papel de la OMC y el carácter del apoyo que hemos de prestar en algunas esferas.

Tenemos que reconocer que, tal y como están las cosas, puede que la OMC no esté totalmente equipada para responder a lo exigido en la Sección II. Esa es la realidad. Por eso tenemos que pensar cómo podemos adaptarnos, y tenemos que pensarlo juntos.

Creo que la Secretaría de la OMC podría tener un papel aún más positivo y complementario a este respecto. Actualmente estamos analizando opciones con ese objetivo.

Es evidente que nuestros asociados también tendrán un papel importante que cumplir.

Sé que el ITC ya se está ocupando de esta esfera: por ejemplo, ayudando a los países a clasificar sus compromisos en materia de facilitación del comercio o sensibilizando a las empresas privadas acerca de la importancia de la creación de capacidad.

Dos semanas después de la Conferencia de Bali, el ITC ya había publicado una guía en la que se explicaba cómo podían las empresas de los países en desarrollo comprender el Acuerdo sobre Facilitación del Comercio y beneficiarse de él, y cómo podían los dirigentes políticos identificar la asistencia técnica que necesitarían para aplicar esas decisiones.

Es evidente que las pymes a las que el ITC presta servicios se beneficiarían enormemente del establecimiento de procedimientos aduaneros y de control en frontera más sencillos y previsibles.

Por lo tanto, espero con interés poder colaborar con ustedes para hacer avanzar esa labor y obtener esos beneficios.

Otra prioridad para la OMC, como ya he dicho, es aprovechar el éxito de la Conferencia de Bali a fin de redactar un programa de trabajo para concluir el PDD.

Esto crearía nuevas oportunidades comerciales para todos los Miembros de la OMC, y en particular para los países en desarrollo.

Y también en este caso el ITC puede ayudarnos con su labor. En primer lugar, contribuyendo a que se reconozca el valor del sistema multilateral de comercio y que se apoyen en nuestros esfuerzos. Y en segundo lugar, asegurándose de que los clientes del ITC en el sector privado sean capaces de aprovechar esas oportunidades cuando se materialicen.

La última esfera prioritaria en que deseo insistir es el debate que se está celebrando en Nueva York respecto de la agenda para el desarrollo después de 2015.

Creo que la OMC, el ITC, la UNCTAD y otros organismos deben aunar sus esfuerzos para lograr que el comercio sea un elemento esencial de esa agenda.

Todos los países que han conseguido mantener una alta tasa de crecimiento durante una o varias generaciones -el período imprescindible para transformar verdaderamente las perspectivas de desarrollo humano de una sociedad- han participado activamente en la economía mundial abierta.

Como dijo la Comisión de Comercio y Desarrollo, y cito textualmente, esos países “importaban lo que el resto del mundo sabía, y exportaban lo que el resto del mundo necesitaba”.

Ya sabemos cuál fue el papel del comercio en la lucha contra la pobreza en el pasado.

Lo que tenemos que hacer ahora es asegurarnos de que el comercio pueda seguir cumpliendo ese papel en el futuro de la manera más eficaz posible.

Así pues, esto debe ser una prioridad para todos nosotros en las próximas semanas y en los próximos meses.

Para terminar, debo decir que ha sido un placer para la OMC acoger al Grupo Consultivo del ITC, así como las celebraciones del aniversario.

En los dos próximos días tendrán ustedes ocasión de discutir las cuestiones a que me he referido esta mañana, entre otras, y de examinar la manera en que podemos trabajar juntos para ayudar al ITC a ser aún más eficaz en el futuro.

También tendrán ocasión de evaluar la labor reciente del ITC, expuesta en el Informe Anual, y de iniciar los debates sobre su Plan estratégico para 2015-2017.

Estoy seguro de que habrá un vivo diálogo.

Sin embargo, frente a los desafíos que nos esperan, dejemos que los logros de los últimos 50 años nos sirvan de aliciente.

Desde 1964 nuestras Organizaciones han trabajado unidas para que sea el comercio el que esté al servicio del desarrollo, y no al revés.

Durante medio siglo hemos trabajado unidos para mejorar las condiciones de vida de la gente. Asegurémonos de que en los próximos 50 años obtengamos resultados aún mejores.

Muchas gracias. Y mi enhorabuena al ITC.

 

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