DISCURSOS — DG ROBERTO AZEVÊDO

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Directora Ejecutiva Sra. González,
Sra. Pamela Coke-Hamilton (Directora, División de Comercio Internacional y Productos Básicos, UNCTAD).
Excelencias,
Señoras y señores,

Buenos días, y bienvenidos a este taller sobre comercio digital y género. Es magnífico tenerlos a todos hoy aquí con nosotros.

Para empezar, deseo dar las gracias a la Unión Europea, el Senegal y Trinidad y Tabago por organizar este evento, así como a todos los oradores que nos acompañan en este importante debate.

El taller de hoy es el quinto de una serie de debates que se puso en marcha a raíz de la Declaración de Buenos Aires sobre las Mujeres y el Comercio.

El objetivo sigue siendo promover el empoderamiento económico de las mujeres eliminando los obstáculos que impiden su participación en el comercio mundial.

Como parte de estos esfuerzos, los Miembros han estado trabajando para comprender mejor estas cuestiones. Tras Buenos Aires se han celebrado talleres temáticos sobre diversos asuntos concretos para compartir las mejores prácticas y las experiencias nacionales al respecto.

Hoy vamos a proseguir ese debate, examinando específicamente cómo el comercio digital puede brindar nuevas oportunidades a las mujeres.

Sin duda esta conversación está en sintonía con el debate mundial más amplio.

Acabo de volver de la reunión de los líderes del G-20 en Osaka, donde estas cuestiones ocuparon un lugar destacado en el orden del día. Puede que hayan visto la Declaración de Osaka sobre la Economía Digital, suscrita por 24 líderes mundiales, en apoyo de la elaboración de normas internacionales en esta esfera y de nuevos progresos en la OMC.

En la Cumbre, los líderes del G-20 se comprometieron también a prestar un firme apoyo al empoderamiento de las mujeres. Está claro que la economía digital y el empoderamiento económico de las mujeres se refuerzan mutuamente.

Eso resulta muy alentador, y pienso que debemos reconocer la magnitud de las oportunidades que la economía digital ofrece, sobre todo a las mujeres, las pequeñas y medianas empresas y otros grupos más excluidos, como las comunidades rurales de los países en desarrollo y los países menos adelantados.

La economía digital puede tener un efecto transformador en el esfuerzo de reducir los costos del comercio y ayudar a otros muchos a incorporarse a las corrientes comerciales mundiales.

Gracias a las plataformas de comercio electrónico, ya es más fácil conectar a los compradores y vendedores de todo el mundo, proporcionando nuevas oportunidades a las empresas para acceder a los mercados mundiales.

También estamos siendo testigos de la incorporación de estas nuevas tecnologías a las normas comerciales. La digitalización de los procedimientos aduaneros es una disposición fundamental del Acuerdo sobre Facilitación del Comercio. Análogamente, el Acuerdo sobre Contratación Pública fomenta la utilización de herramientas de contratación electrónica.

Acompañadas de políticas complementarias adecuadas, las posibilidades de estas nuevas tecnologías para generar beneficios económicos son indudables.

Pero, por otro lado, esas posibilidades solo pueden materializarse plenamente si estamos dispuestos a acordar nuevas normas y prácticas para la economía digital. Si no lo hacemos, el resultado podría ser la fragmentación y la proliferación de las reglamentaciones tecnológicas.

Eso implicaría mayores costos y mayores obstáculos a la entrada. Implicaría asimismo que muchos, entre ellos las mujeres empresarias, podrían quedar excluidos de las oportunidades que brinda la economía digital.

No podemos permitir que eso ocurra.

Además, debemos partir de una buena base y garantizar un acceso equitativo a la conectividad.

En la actualidad, sigue habiendo grandes brechas. Según la Unión Internacional de Telecomunicaciones, la proporción de mujeres que utilizan Internet es un 12% inferior a la de hombres. Esta brecha de género se eleva a aproximadamente un 33% en los países menos adelantados.

Los estudios realizados indican también que en África más del 40% de las mujeres no pueden utilizar eficazmente herramientas digitales para sus actividades personales y profesionales.

Este es un hecho muy preocupante. Debemos velar por que todos puedan beneficiarse de esta revolución digital. Nos consta que salvar esas brechas podría generar grandes posibilidades.

Por ejemplo, según un informe de McKinsey, en Indonesia está en auge el mercado del comercio electrónico. Se prevé que este se multiplique por ocho entre 2017 y 2022, pasando de 8.000 millones de dólares a 65.000 millones de dólares. Eso puede generar muchas oportunidades para el empoderamiento económico de las mujeres. Las empresas dirigidas por mujeres generan hasta el 35% de los ingresos del comercio en línea, frente al 15% del comercio al por menor que se lleva a cabo fuera de línea.

A nivel mundial, según estimaciones de algunos informes, facilitar el acceso a Internet a 150 millones de mujeres aportaría un monto estimado de 13.000-18.000 millones de dólares al PIB anual de 144 países en desarrollo.

Eso es sin duda muy positivo. Pero aquí no se trata solo de cuestiones económicas. Se trata también de crear ese mundo más inclusivo que todos deseamos.

El objetivo del taller de hoy es arrojar luz sobre todas estas cuestiones y estudiar cómo puede el comercio digital brindar esas oportunidades a las mujeres y a las empresas dirigidas por mujeres.

A lo largo del día examinarán ustedes varias cuestiones y esferas en las que intensificar los trabajos puede tener grandes efectos.

Eso incluye las iniciativas de creación de capacidad. Estas pueden ser una herramienta importante para contribuir a salvar las brechas de género en materia de alfabetización digital.

Ya se han puesto en marcha varias iniciativas excelentes. Por ejemplo, el MIM y la CESPAP están colaborando para proporcionar esa formación a las mujeres en Asia Meridional.

El objetivo del programa es mejorar los conocimientos de las mujeres empresarias, ampliar sus empresas a través de la exportación y hacer que participen en las cadenas de valor mediante la utilización de las plataformas de comercio electrónico.

El papel de la Iniciativa de Ayuda para el Comercio en la eliminación de los obstáculos a los que se enfrentan las mujeres en la esfera del comercio es otro tema que merece un examen mucho más profundoy al que se prestará gran atención en el transcurso de la semana, durante el Examen Global.

Por supuesto, hay otros muchos más aspectos en los que podríamos actuar. Me produce gran satisfacción que durante este taller tengamos la oportunidad de escuchar directamente a algunas mujeres empresarias, que nos hablarán sobre sus experiencias, los desafíos a los que se enfrentan y las formas de superarlos.

El mundo está cambiando a un ritmo extraordinario, eso es innegable.

No me cabe duda de que la cooperación internacional tiene un papel importante que desempeñar en el esfuerzo de lograr que el auge de la economía digital siga siendo un motor del desarrollo económico inclusivo.

Sigamos, pues, trabajando con ese fin. Muchas gracias por su atención. Les deseo un debate muy productivo.

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