DISCURSOS — DG ROBERTO AZEVÊDO

Más información

  

Observaciones del Director General Roberto Azevêdo

Philippe Le Houérou, Director General de la Corporación Financiera Internacional,
Señoras y señores,

Buenos días, y bienvenidos a la presentación de esta nueva publicación sobre la financiación del comercio, que es una iniciativa conjunta de la OMC y la Corporación Financiera Internacional. Así pues, es un gran placer contar hoy aquí con la presencia de Philippe.

También quiero dar las gracias a todas las personas que han participado en esta iniciativa, en particular a Marc Auboin, que ha estado al frente de la labor en representación de la OMC.

Hace unos años nuestras organizaciones decidieron intensificar su colaboración en ese ámbito. Esta publicación es un paso muy importante en ese empeño, ya que ayuda a poner de relieve la importancia de la financiación del comercio.

Hoy día, el 80% del comercio mundial requiere un crédito o una garantía, en general a corto plazo.

Eso significa que, para financiar corrientes comerciales por valor de más de USD 19 billones anuales, es necesario que exista un mercado de financiación del comercio que funcione bien y permita apoyar intercambios comerciales por valor de aproximadamente USD 15 billones.

No obstante, sigue habiendo grandes déficits de financiación. Según un estudio realizado por el Banco Asiático de Desarrollo, actualmente la diferencia entre la oferta y la demanda de financiación del comercio se cifra en USD 1,5 billones a nivel mundial, es decir, el 10% del mercado potencial. Eso es muchísimo.

La mitad de ese déficit lo padecen los países en desarrollo de Asia y África y las empresas más pequeñas son las más afectadas.

Esto es muy preocupante. Sin financiación o garantías, muchos emprendedores sencillamente no pueden comerciar.

Se trata de un obstáculo muy serio que impide ayudar a las personas a acceder a los mercados mundiales y asegurar que el comercio desempeñe plenamente su papel para potenciar el crecimiento, el desarrollo y la creación de empleo.

Según el Foro Económico Mundial, para la mitad de los países del mundo, la falta de financiación del comercio es uno de los tres principales obstáculos a la exportación.

El ejercicio de vigilancia y evaluación llevado a cabo para el actual Examen Global de la Ayuda para el Comercio también confirma ese diagnóstico. Más de dos tercios de los participantes en el ejercicio indicaron que la falta de acceso a la financiación del comercio es una de las principales limitaciones para la diversificación económica. Una quinta parte de los participantes en el ejercicio, en su mayoría de África, el hemisferio occidental y el Pacífico, describieron la situación como grave.

Está claro, pues, que es necesario actuar. Y en los últimos años hemos creado una coalición con ese fin.

Philippe y yo aunamos fuerzas y empezamos a ponernos en contacto con los directores de los bancos regionales de desarrollo, el Presidente de la Junta de Estabilidad Financiera y muchos otros.

Una de las esferas prioritarias que identificamos fue la necesidad de intensificar el diálogo con los organismos de reglamentación, y ello por una razón muy importante.

Desde que acabó la crisis financiera, el riesgo reglamentario percibido, unido a la escasa capacidad del sector financiero de algunos países, ha aumentado el déficit en la oferta de financiación del comercio. Esta práctica de reducción del riesgo ha afectado principalmente a los bancos de los países en desarrollo y de los países menos adelantados.

Aunque también repercute en otros niveles. Los bancos pequeños se muestran menos dispuestos a proporcionar financiación del comercio a los comerciantes locales, porque temen que, si acceden a financiar a clientes menos asentados, los bancos internacionales dejen de aceptar las transacciones que les proponen.

Además, esa práctica de reducción del riesgo también significa que los bancos internacionales a menudo son reacios a hacer negocios en países en desarrollo a causa de las nuevas reglamentaciones sobre el blanqueo de dinero o la financiación del terrorismo, por ejemplo.

Y si bien se solicita a los bancos de los países en desarrollo que pongan en aplicación controles más estrictos para el blanqueo de dinero y otros problemas conexos, los nuevos requisitos a menudo no están plenamente armonizados.

Por consiguiente, un renovado diálogo sobre la reglamentación podría ser útil para hacer frente a esos problemas al ayudar a reforzar la capacidad de los bancos nacionales más pequeños. Podría contribuir asimismo a alentar a los bancos más grandes a volver a los mercados de los que se retiraron después de la crisis financiera.

Cuando Philippe y yo coincidimos en las reuniones anuales del FMI y el Banco Mundial en Bali en otoño del año pasado, junto con representantes de alto nivel de los bancos regionales de desarrollo, convinimos en que nuestras organizaciones deben trabajar juntas para encontrar la forma de abordar algunos de esos aspectos relacionados con el cumplimiento de la reglamentación.

Hemos entablado un nuevo diálogo con los diferentes socios para comprender mejor los problemas y buscar posibles soluciones.

También hemos intensificado nuestra labor de creación de capacidad en la esfera de la financiación del comercio.

Los resultados de esa asociación se exponen en la publicación que presentamos hoy.

En ella se ponen de relieve las actividades de creación de capacidad que emprendimos junto con la Corporación Financiera Internacional en Rwanda, Madagascar, Zimbabwe y Zambia y se indican las cuestiones abordadas, las ideas de los participantes y las enseñanzas extraídas.

La publicación muestra también actividades de creación de capacidad similares que han llevado a cabo:

  • el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo en Marruecos y Belarús,
  • el Banco Asiático de Desarrollo en Fiji,
  • y la Corporación Internacional Islámica para la Financiación del Comercio en Uzbekistán.

La OMC está dispuesta a hacer aportaciones a actividades como estas, como ya lo ha hecho en el caso de actividades organizadas por el BERD y el Afreximbank.

Gracias a nuestra asociación con la Corporación Financiera Internacional y otras organizaciones, la OMC ya ha contribuido a la formación de más de 400 profesionales.

Tenemos la intención de proseguir esa positiva labor.

Es probable que cerca de 1.000 participantes puedan beneficiarse del programa de 2019 de seminarios in situ y formación en línea para los bancos multilaterales de desarrollo.

Esa movilización es fundamental para ayudar a los comerciantes y a sus instituciones financieras a adaptarse al nuevo entorno normativo. Tenemos que hacer todo lo posible para que los flujos de financiación del comercio se vuelvan a dirigir hacia los países que han sido desatendidos, o considerados de riesgo, en los últimos años.

Para concluir, creo que se trata de un ejemplo muy ilustrativo de cooperación internacional en acción que ha permitido lograr resultados prácticos reales.

Por supuesto, nos queda un largo camino por recorrer. Los déficits que he mencionado no desaparecerán de la noche a la mañana. Para corregirlos, nuestras organizaciones y otras entidades deben aunar esfuerzos y trabajar juntas continuamente.

Pienso que, en último extremo, todos queremos que el comercio mundial sea más abierto e inclusivo, a fin de que sus beneficios se extiendan lo más posible. Eso sencillamente no podemos conseguirlo sin la debida inclusión financiera.

Mantengamos, pues, el impulso.

Muchas gracias. Les deseo un fructífero debate en el día de hoy.

Compartir


Compartir


Si tiene problemas para visualizar esta página,
sírvase ponerse en contacto con [email protected], y proporcionar detalles sobre el sistema operativo y el navegador que está utilizando.