DISCURSOS — DG ROBERTO AZEVÊDO

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Palabras de apertura del Director General Roberto Azevêdo

Bienvenidos al Foro Público de la OMC.

Soy Roberto Azevêdo, Director General de la OMC y su anfitrión esta semana.

En nombre de la Secretaría de la OMC, me gustaría darles las gracias a todos por acompañarnos, tanto a los que están aquí en Ginebra como a los que participan a través de Internet.

El comercio a veces puede parecer un poco abstracto, si bien no lo es en absoluto. El vídeo que acabamos de ver nos lo recuerda.

El comercio forma parte de nuestras vidas. Abarca los bienes y servicios que compramos y vendemos, pero también las expectativas que tenemos para nuestras familias, nuestros negocios y nuestras sociedades.

Como hemos escuchado, y como podemos constatar todos los días, el comercio está evolucionando.

Las nuevas tecnologías, los riesgos ambientales y las presiones sociales están cambiando nuestra manera de hacer negocios, tanto a nivel nacional como internacional.

El Foro del año pasado se centró en estos cambios. Es posible que muchos de ustedes recuerden el excelente intercambio de ideas sobre la forma que adoptará el comercio en el futuro.

El tema de este año nos concierne más directamente. Se trata de cómo debemos cambiar, y con "debemos" me refiero también a la OMC.

Tenemos que evolucionar. Tenemos que cambiar, porque las tecnologías avanzan, cada vez más servicios se pueden comercializar y hay nuevas generaciones incorporándose a la población activa.

Pero, naturalmente, algunas cosas no cambian. Los ciudadanos aún quieren trabajos dignos. Quieren tener una sensación de seguridad con respecto a sus propias expectativas y las de sus hijos. Quieren sentirse incluidos en un progreso económico más amplio. Quieren agua limpia y aire respirable. Estas aspiraciones son bastante legítimas y básicas.

Para que el comercio y la tecnología sigan permitiendo cumplir estas aspiraciones, los Gobiernos, las empresas y el sistema de comercio tendrán que adaptarse.

Durante los próximos cuatro días, en lugar de limitarnos a leer los titulares de actualidad, nos vamos a preguntar sobre el futuro.

  • Cómo debería responder el sistema de comercio ante los cambios que se están produciendo en el entorno?
  • ¿A qué cambios normativos e institucionales se tendrán que adaptar los países?
  • ¿Qué deben cambiar las empresas en su manera de proceder? ¿Qué reglas del juego necesitarán?

En otras épocas de grandes avances tecnológicos surgieron interrogantes similares.

En el siglo XIX, con la aparición de la energía de vapor y las primeras máquinas, la Primera Revolución Industrial trastocó completamente los modos de vida tradicionales.

El ferrocarril y los barcos de vapor aumentaron las posibilidades de comercialización de las mercancías. El telégrafo redujo drásticamente los plazos de comunicación. Se creó un verdadero mercado mundial para un número creciente de productos.

A comienzos del siglo XX, la Segunda Revolución Industrial potenció el uso de la electricidad. Fue la época de las líneas de montaje y la fabricación en serie.

Estas innovaciones terminarían transformando las condiciones de vida en las actuales economías desarrolladas.

Pero antes, los países -y los mercados de trabajo- tuvieron que adaptarse, y, aunque el proceso no fue nada fácil, con el tiempo las nuevas políticas, prácticas e instituciones les permitieron conseguirlo.

A nivel nacional, los Gobiernos instauraron la protección social, la educación universal y nuevos derechos para los trabajadores. Los sindicatos consiguieron que los salarios y las prestaciones fueran mayores.

A nivel internacional, los países procuraron abrir sus puertas a los productos de los demás. También experimentaron con el proteccionismo, con menos éxito. Por último, tras la segunda guerra mundial establecieron el sistema multilateral de comercio, que sentó las bases de un comercio previsible y basado en normas y del auge del comercio mundial.

Varios decenios después, en medio de la Tercera Revolución Industrial -la de los ordenadores y las telecomunicaciones-, los Gobiernos reestructuraron el sistema de comercio y crearon la OMC que conocemos hoy. Elaboramos normas vinculantes para las mercancías, los servicios y la propiedad intelectual. Junto con las nuevas tecnologías, el sistema de comercio basado en normas ayudó a impulsar una enorme expansión del comercio y la inversión. Las cadenas de valor mundiales se generalizaron, y las tasas de pobreza cayeron en picado.

El reto al que nos enfrentamos ahora es adaptarnos a la Cuarta Revolución Industrial.

Adaptarnos al mundo de la inteligencia artificial, el aprendizaje automático y los activos intangibles.

Un mundo en el que los flujos transfronterizos de mercancías, servicios y datos hacen posible la aparición de dispositivos en red y plataformas digitales.

Un mundo en el que dos tercios de la población han nacido después de 1980.

Las nuevas tecnologías tienen el potencial de ampliar las capacidades humanas y permitir una prosperidad inclusiva. O podrían propiciar el desempleo y la desigualdad y traer consigo años de inestabilidad y tensión.

Nuestro futuro dependerá de las políticas que elijamos hoy, en los planos nacional e internacional.

Los debates en curso sobre la reforma de la OMC forman parte de esta respuesta. Ofrecen a los Miembros la oportunidad de definir conjuntamente normas "de suma positiva" para la economía del siglo XXI.

Sin embargo, los Miembros no pueden encontrar las respuestas solos. La interacción con representantes de la sociedad civil, el mundo académico y el sector privado esta semana les ayudará a dilucidar cuestiones, riesgos y oportunidades. Las conversaciones que mantengan aquí incidirán en la labor relativa a la reforma de la OMC.

El Foro Público de este año es, con diferencia, el más grande de los celebrados hasta la fecha. Se han inscrito más de 3.200 personas, aproximadamente un 30% más que el año pasado, cuando ya se alcanzó una cifra récord. El origen de los participantes y ponentes es más diverso que nunca.

El número de solicitudes de celebración de sesiones ha sido tan elevado que hemos añadido un cuarto día, e incluso así hemos tenido que rechazar algunas por falta de espacio. De aquí al viernes se celebrarán 140 sesiones que permitirán abordar el debate desde todos los ángulos. Todas las salas de la OMC estarán ocupadas, salvo la mía.

El entusiasmo ha sido tranquilizador. Demuestra que nos estamos haciendo las preguntas adecuadas y que estamos trabajando juntos para encontrar respuestas.

Para empezar esta mañana, les hemos traído a un excelente grupo de expertos. De izquierda -su izquierda- a derecha, tenemos a:

  • Tina Fordham, Directora Gerente y Analista en Jefe de Política Mundial en Citi. Tina explica la evolución de la situación macropolítica, socioeconómica y de seguridad a inversores y juntas empresariales. Dirige la labor de investigación sobre economía de género de Citi y formó parte del primer Grupo de Alto Nivel sobre el Empoderamiento Económico de las Mujeres de las Naciones Unidas.
  • A continuación tenemos a Jeffrey Sachs, Catedrático y Director del Centro de Desarrollo Sostenible de la Universidad de Columbia. Jeff ha sido asesor de tres directores de las Naciones Unidas, y en la actualidad es Promotor de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Se encuentra en los primeros puestos de todas las listas de economistas influyentes y es autor de varios libros.
  • A su lado está Melanie Kreis, Directora Financiera del Grupo Deutsche Post DHL, una empresa líder del sector logístico internacional. Anteriormente, trabajó en McKinsey y en fondos de inversión privados.
  • Por último tenemos a Adebola Williams, Director Ejecutivo y cofundador de RED | For Africa, la mayor cartera de empresas de comunicación orientadas a los jóvenes del continente. En su Nigeria natal, Adebola trabajó como consultor de medios de comunicación para el Presidente Buhari, y está tan comprometido con la idea de realizar operaciones transfronterizas que también trabajó para una campaña presidencial en Ghana que resultó exitosa.

Démosles una cálida bienvenida a todos ellos.

Unas cuantas cuestiones de organización interna. Como saben, la OMC defiende firmemente la no discriminación y la igualdad de condiciones. Por ello, cuando llegue el momento de hacer preguntas al grupo de expertos, tanto si están en esta sala como si nos siguen por Internet, les ruego que transmitan sus preguntas a través de las redes sociales o la aplicación Slide-O.

En las redes sociales, encontrarán a la OMC en Facebook, Twitter o Instagram, y podrán enviar preguntas utilizando el hashtag #AskPF19. Encontrarán instrucciones de cómo utilizar Slide-O en el folleto que tienen frente a ustedes, o justo debajo de la ventana del reproductor de retransmisiones por Internet. Si están aquí y no disponen de un dispositivo con acceso a Internet, permitimos cierta flexibilidad: pueden escribir su pregunta en un papel y entregárselo a los ujieres.

Yo recibiré las preguntas en mi tableta, y prometo transmitir tantas como me sea posible. Daré la máxima prioridad a las preguntas que guarden relación con los temas que se estén debatiendo.

Empecemos pues.

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