DISCURSOS — DG ROBERTO AZEVÊDO

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Gracias Señor Presidente,
Excelencias,
Señoras y señores:
Buenas tardes.

Me complace estar aquí con ustedes en esta última reunión de 2019. Gracias por su amable invitación.

Este ha sido un año intenso para la Iniciativa Conjunta sobre la Reglamentación Nacional en la Esfera de los Servicios.

La Declaración Ministerial formulada en París el pasado mes de mayo ha dado un gran impulso a sus esfuerzos. Han estado ustedes trabajando con gran empeño, de manera abierta, inclusiva y transparente. Su labor ha dado frutos: según tengo entendido, consideran que están en situación de lograr un resultado significativo en nuestra próxima Conferencia Ministerial, que se celebrará en el mes de junio de 2020 en Kazajstán.

Les doy, pues, mi enhorabuena a todos, en especial al Presidente, el Sr. Jaime Coghi, por su liderazgo.

Resulta muy alentador ver avanzar esta labor, y eso por diversas razones.

En primer lugar, sus debates están claramente en sintonía con la evolución general de la economía mundial.

Hace solo unas semanas, Corea, en nombre del grupo MIKTA, organizó un taller sobre esta misma cuestión. En la reunión, representantes de empresas, Gobiernos y organizaciones internacionales subrayaron la importancia de disponer de una reglamentación transparente y previsible para el comercio de servicios.

Sin un marco de reglamentación que funcione correctamente, no puede haber mercados de servicios competitivos y dinámicos.

De hecho, este año nuestro propio Informe sobre el comercio mundial señaló que los costos asociados al comercio de servicios ascienden aproximadamente al doble de los costos derivados del comercio de mercancías. Y buena parte de estos costos guarda relación con las reglamentaciones nacionales.

Cuando las empresas evalúan las posibilidades de exportación de los mercados de servicios, necesitan saber con claridad cuáles son los procesos de reglamentación, cuáles son los plazos correspondientes y cuáles son los derechos aplicables.

También deben tener la posibilidad de pedir aclaraciones a las autoridades y confiar en que las decisiones en materia de reglamentación sean independientes e imparciales.

El taller del grupo MIKTA contribuyó a ilustrar algunas de estas necesidades, y entiendo que la labor que ustedes realizan también va en esa dirección. Esta capacidad de respuesta a los usuarios del sistema de comercio por fuerza ha de ser positiva.

Análogamente, ustedes, en su empeño, también han procurado tomar en consideración la labor llevada a cabo en otros foros a fin de promover sinergias. Esta es la segunda cuestión que deseo abordar.

Las disciplinas que está elaborando este grupo no solo se basan en los esfuerzos del Grupo de Trabajo sobre la Reglamentación Nacional, sino que, además, están en consonancia con otros instrumentos internacionales relacionados con las buenas prácticas de reglamentación.

De hecho, muchos Miembros, tanto países en desarrollo como países desarrollados, ya han utilizado estos instrumentos para orientar las reformas de sus propias reglamentaciones.

En última instancia, el objetivo es mejorar la calidad de la reglamentación y facilitar el comercio de servicios, no limitar las opciones de política.

Todos pueden beneficiarse de esta labor, lo cual da fe de la diversidad de los miembros de este grupo, que comprende países de todos los niveles de desarrollo. Las disciplinas sobre buenas prácticas de reglamentación son compatibles con diversos sistemas y enfoques reglamentarios.

Para acabar, diré que este grupo ha avanzado con actitud pragmática. Los insto a mantener ese talante.

Ya han presentado proyectos de listas de carácter indicativo 51 Miembros participantes.

Los próximos meses tendrán una importancia crucial para alcanzar el objetivo que ustedes se fijaron en la Declaración Ministerial de París del pasado mes de mayo. Espero que utilicen la pausa de Navidad para recuperar fuerzas y volver preparados para ponerse a trabajar de inmediato en 2020.

Y, naturalmente, insto al grupo a que continúe siendo abierto, a que siga comunicándose con todos los Miembros y a que, al proceder, tome en consideración las preocupaciones de los demás.

Este carácter inclusivo es esencial para asegurar que esta labor apoye al sistema de comercio.

En definitiva, los Miembros pueden decidir libremente si participan o no. Ningún Miembro debe verse obligado a sumarse a una iniciativa en contra de su voluntad.

Al mismo tiempo, los Miembros deben poder abordar las cuestiones que consideren importantes para sus economías. Eso es fundamental para garantizar que la OMC mantenga su capacidad de respuesta y su pertinencia en el mundo actual.

En esencia, en eso consiste este trabajo. Mantengan, pues, ese impulso: sigan avanzando de manera transparente e inclusiva.

Gracias por su atención. Espero con interés escuchar los resultados de sus deliberaciones.

 

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